LA GRACIA DE DIOS

GRACIA INEFABLE  •  Sermon  •  Submitted
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AMOR

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La gracia de Dios es inefable.

10. Jehová quiso. Dios no se alegró de que su Siervo (ver com. cap. 52:13), el Mesías, tuviera que sufrir; pero por causa del bienestar eterno de los hombres y la seguridad del universo, era necesario que sufriera. Debe entenderse por esta frase que tal fue la voluntad de Dios. Unicamente así podría tener éxito el plan de salvación. Los sufrimientos de Cristo eran parte del plan eterno (; ).
Su vida. “Se da a sí mismo en expiación” (BJ). Cristo dio su vida en lugar de la nuestra (ver com. ; DTG 16).
Por causa del pecado, el hombre perdió su inocencia, la capacidad de amar y obedecer a Dios, su hogar, su dominio sobre la tierra y la vida misma. Cristo vino para restaurar todas estas cosas en forma permanente.
Expiación por el pecado. Heb. ’asham, palabra que se emplea para designar la “ofrenda de expiación” (). Esta ofrenda era presentada cuando se requería una restitución, ya fuera al hombre o a Dios. La muerte del Siervo de Dios proporcionó una expiación aceptable y efectiva del pecado que había ocasionado la pérdida. Ese sacrificio era esencial para la redención y la restauración del hombre (; ; ; ).
Linaje. Es decir, su “descendencia” (BJ), los que estuvieron dispuestos a recibirle, a creer “en su nombre” (), y a nacer “de nuevo” (). “Por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (). La frase que dice que Cristo vería su linaje alude a su resurrección.
Vivirá por largos días. Aquí se señala aún más claramente la resurrección (cf. , ; ).
La voluntad de Jehová. Cristo se deleitó en cumplir la voluntad de su Padre (, ; ; ; ), y por medio de él la voluntad de Dios prevalecería una vez más entre los hombres (; ; ). La misión del Mesías tendría éxito.
Nichol, F. D., & Rasi, H. M. (Eds.). (1995). Isaías a Malaquías. (V. E. A. Matta & N. W. de Vyhmeister, Trads.) (Vol. 4, p. 329). Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.

3. Te extenderás. Si tan sólo Israel se levantaba con fe para hacer frente a su destino como nación, el éxito sobrepasaría sus más acariciadas esperanzas. Así habrá de ser en nuestros días cuando el pueblo de Dios esté listo para recibir el poder que el Señor desea impartirle.

Heredará naciones. Es decir, “poseerá las naciones” (NC). Ver com. vers. 2.

4. La vergüenza de tu juventud. Jehová sacó a Israel de Egipto para que fuera su esposa, pero la nación había sido como una ramera que fue tras otros dioses (; ; ). Esta era su desgracia y vergüenza. Su triste pasado sería olvidado y perdonado, y la nación recibiría los privilegios y el honor que originalmente le habían sido prometidos (ver pp. 30–34).
Nichol, F. D., & Rasi, H. M. (Eds.). (1995). Isaías a Malaquías. (V. E. A. Matta & N. W. de Vyhmeister, Trads.) (Vol. 4, p. 332). Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
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