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El evangelio del Hijo de Dios
El evangelio del Hijo de Dios
Hoy damos inicio a una nueva serie de sermones, en esta ocasión en uno de los cuatro Evangelios que encontramos en el nuevo Testamento.
Marcos es un Evangelio especial y no me refiero a su brevedad, sino a la dinámica de su mensaje y la claridad con la que es transmitido. Los Evangelios aunque nos proveen de alguna información cronológica de la vida y obra de Jesús son mucho más que eso. Alguien diría que los Evangelios son Biografías Teológicas, en el sentido en que no solo presentan una perspectiva de la vida de Jesús, sino que su mensaje va encaminado a proveer un visón teológica del propósito de su vida, muerte y resurrección.
Algunos eruditos afirman que Marcos es el primer evangelio en escribirse. Fue la mano de Juan Marcos, un seguidor de Jesús muy cercano a Pedro y que habría estado también en los primeros viajes misioneros junto a Pablo y Bernabé.
Marcos es un evangelio rápido, dinámico y muy activo, hay mucho de los milagros de Jesús y m uy pocos discursos a diferencia de otros como Mateo o Juan, sin embargo, cada historia, relato o acontecimiento no está allí de manera arbitraria, la estructura de este evangelio es muy interesante y busca presentar a Jesús como un Mesías que vino con autoridad para servir siendo él mismo el Hijo de Dios.
De hecho, una de las declaraciones más importantes de este evangelio la encontramos adelante: Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y es prácticamente alrededor de esta declaración que gira todo el contenido del Evangelio.
Nosotros nos vamos a concentrar hoy en los aspectos preparatorios o introductorios a la actividad de Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios. Marcos entra rápidamente en materia, ignora genealogías y detalles del nacimiento de Cristo y se concentra inmediatamente en el ministerio de Jesús.
Marcos resume en el capítulo 1 treinta y tres años de vida del Señor y dedica el resto de capítulos a hablar de su última semana. Algo muy interesante.
Veremos entonces nuestro texto a la luz de tres encabezados: La declaración: Jesús el Mesías, el hijo de Dios (vv 1-3). (2) El Testimonio terrenal de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios (vv 4-8) (3) El Testimonio celestial de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios (9-13)
La Declaración: Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
La Declaración: Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
Marcos comienza con una declaración clara, como si fuera el Génesis del nuevo Testamento, en el principio. En cierto sentido Marcos es la continuación de una historia pendiente desde Malquías, el último de los profetas, el libro termina con una declaración esperanzadora:
Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada…
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
Por terrible que parecieran los días en los que los sacerdotes habían abandonado los altares, y aunque el juicio contra la maldad era inminente, Dios promete enviar a alguien que alumbraría como el sol de Justicia y antes de él a quien prepararía el camino.
Este pasaje es la unión de los dos Testamentos como una sola historia, una que trata de la venida de un Mesías a quien Marcos identifica como Jesús, el Hijo de Dios.
Esta es una declaración importantísima en el Nuevo testamento y especialmente en este evangelio, tal como lo mencionamos. El resto del capítulo se trata de las pruebas de que esta declaración es verdadera.
¿Que dice este texto sobre el hijo?
El testimonio de la profecía
El testimonio de la profecía
Marcos identifica a Jesús no solo como el Mesías esperado sino que al mismo tiempo es El Hijo de Dios.
Para probar esto Marcos apela al testimonio del profeta Isaías quien en el capítulo 40 profetizó de este día, del día en que el Mesías aparecería precedido de uno que prepararía su camino.
Tal como un rey que enviaba a sus siervos para preparar el camino a fin de que al pasar él en su carroza no encontrara obstáculos en el camino, así es también enviado Juan el Bautista.
Los lectores judíos estaban claros en que una señal de que el Mesías aparecería era que antes de él vendría uno a preparar su camino y es a ese a quien precisamente apela Marcos como testigo terrenal de que ciertamente Jesús es el Mesías, el hijo de Dios.
¿Qué significa la profecía?
El Testimonio terrenal de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
El Testimonio terrenal de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
Esta introducción de Juan el Bautista aquí es importante. Como dijimos, Marcos quiere afirmar el hecho de que antes del Mesías vendría uno que prepararía su camino.
Juan había nacido unos 6 meses antes que Jesús, pero su ministerio se había desarrollado en el desierto. Era un profeta respetado. No había profetas de ese tipo de hecho, no habían visto a uno en siglos y su impacto era considerable.
Pero Marcos no quiere que haya dudas acerca de que él es de quién había hablado la profecía, así que provee unos detalles que lo muestran como el que vendría en el espíritu de Elías:
Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
Pero más importante que eso, Marcos llama la atención al testimonio mismo de Juan;
Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Juan era grande, un profeta como pocos en la biblia, pero él anunciaba la venida de uno mucho más grande que él, con mucha más honrra y con mucho mnás poder, uno que vendría en el poder del Espíritu de Dios.
Este era un testimonio veraz del Mesías y una gran espectativa al mismo tiempo.
En teérminmos prácticos, llam la atención la manera en que Juan no vivió para si mismo ni para su propia Gloria. Él entendió que por mas dones o virtudes o la grandeza de su llamado, él no podía gloriarse de nada. Toda su vida no consistía en optra cosa que dirigir a al agente a Jesús.
Esto e sun gran llamado para nosotros, los que hemos creído en el Señor. Nosotros no debemos buscar nuestra propia gloria, ni promover nuestro propio imperio. Nosotros nos debemos al único que merece toda la Gloria y la honrra, al único fiel y verdadero. Debemos vivir de tal manera que los que quien nos mire a nosotros vea un dedo señalando a Cristo, a quien realmente deben mirar.
¿cómo puedo mejorr mi relación con Dios?
¿Qué porpósito persigues en esta vida? ¿Cosas materiales, una carrera, uno auto, una casa, una buena familia? Puede que nada de esto sea malo en sí mismo, pero son menos que nada comparado con el Señor. Hermanos míos, ¿Qué buscas en esta vida que no sea vivir para la Gloria de Dios?
Finalmente, Marcos nos presentará un par de evidencias más, estas más de naturaleza celestial, de que Jesús sin duda es el Mesías, el Hijo de Dios. y esto nos lleva al tercer y último encabezado.
El Testimonio celestial de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
El Testimonio celestial de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios
¿como ete pasaje te ayuda?
Ya vimos que el testimonio de Juan el Bautista es una prueba de que Jesús es el Mesías anunciado desde el Antiguo testamento, pero ¿Cómo se puede probar que él es el hijo de Dios? Pues bien, Dios mismo da testimonio de eso, y este testimonio es dado en dos eventos particulares: El bautismo de Jesús y la Tentación en el desierto
El testimonio del Padre
El testimonio del Padre
El primer evento es uno muy conocido. Visto como un texto aislado a mucho que pudiéramos decir de este pasaje, pero si lo incrustamos en la narrativa de marcos y lo que él viene desarrollando vemos que no está ahí solo para rellenar un hueco en la historia, sino para reforzar lo que el autor viene tratando.
Aunque Jesús era más grande que el Bautista, era necesario que él se sometiera a toda autoridad, especialmente para identificarse con los pecadores en todo. Jesús no se bautizó porque tuviera algún pecado de que arrepentirse, pero sí para cumplir toda justicia, esto es, para identificarse en todo con aquellos que vendría a salvar.
Pero lo importante aquí es la declaración desde el cielo en el momento del Bautismo:
Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Son dos pasajes importantes aquí, en uno solo:
El primero es una referencia a , es el evento en el que Dios le pide a a Abraham que l entregue a su hijo, al que Ama. Nosotros sabemos que todo eso era una sombra de lo que Dios mismo haría pro nosotros. Recordemos que cuando Abraham estaba dispuesto a entregar en sacrificio a Isaac, un cordero apareció entre los arbustos. Isaac fue quitado y el cordero sacrificado en su lugar, El día había llegado, ahora el cordero estaba siendo presentado. El hijo amado del Padre puesto por el pago de nuestros pecados.
El segundo es aún más precioso y glorioso:
He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; (En quien mi alma se complace; LBLA) he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.
No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:
Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.
Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias. ()
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya, mil veces aleluya!
Él es el hijo de Dios, en quien se complace; nuestro salvador, el que traería salvación a su Pueblo, el redentor, el Mesías, el que traería justicia. Aleluya.
Tenemos todo lo necesario para confiar en nuestro Dios. Él no nos dejará, él no nos desamparará- Todas sus promesas se cumplieron en Cristo y podemos estar seguros que se cumplirán las que en Cristo son para nosotros.
No importa lo que sea que estés atravesando hoy. Tan solo mira a un Dios fiel que ha dado a su hijo por nosotros por su fidelidad y amor, ¿cómo no cuidará de ti ahora? ¡Confía en él, confía en él! Dios es confiable.
El testimonio de su Autoridad
El testimonio de su Autoridad
El otro episodio que vemos como testimonio aquí de que ciertamente él es el hijo de Dios, es la autoridad y señorío sobre las cosas creados.
Estando en el desierto, en debilidad voluntaria, allí los Ángeles le servían y las fieras del campo se le sometían.
He aquí al postrer Adán, el hijo de Dios, el primero como hijo de Dios perdió la autoridad y señorío de todo en un paraíso, pero este está ganándola en un desierto, desprovisto de toda fortaleza, he aquí al verdadero hijo de Dios.
No cabe duda entonces que estamos frente a la buena noticia de que Jesús, es el Mesías que cumple toda profecía de la Escritura y el hijo de Dios tal como lo testifica el Padre y como lo evidencia su autoridad y señorío.
Este hijo de Dios ha venido para servir, para dar su vida en rescate por muchos, para salvarnos de nuestro pecado y segura condenación.
Corramos a él confiadamente, corramos a los brazos de nuestro salvador poderoso hoy. Bendito sea su nombre por los siglos.
Amigo, como ves, Jesús es más que un personaje de la historia, niños que están aquí, Jesús no es un superhéroe entre los que ustedes conocen y ven en la televisión, él es el hijo de Dios, es el Salvador del mundo. Él es el que perdona nuestros pecados, el que nos rescata de nuestra maldad. Corre a él hoy, corre a él.