2 Timoteo 1
CON RESPECTO A LA SANA DOCTRINA:
RETENLA Capítulo 1
ENSEÑALA Capítulo 2
PERSEVERA EN ELLA Capítulo 3
PREDICALA Capítulo 4
Capítulo 1: RETENLA
“Aviva el fuego del don de Dios” (v. 6)
“No te avergüences” (v. 8; cf. 12, 16)
“Retén … las sanas palabras” (v. 13)
“Esa cosa preciosa que te fue encargada, guárdala” (v. 14)
Capítulo 1: RETENLA “No te avergüences”
A. Como Loida y Eunice
B. Como yo, nunca avergonzado del evangelio.
C. Como Onesíforo, no avergonzado de mis cadenas.
las iglesias cristianas, casi sin excepción, han aceptado las epístolas pastorales como la genuina correspondencia del apóstol Pablo. Si se acepta que él fue liberado de la prisión de Roma después de Hechos 28
Además, no es probable que Nerón hubiera ordenado la ejecución de Pablo en 62 d.C., porque sus persecuciones empezaron después del famoso incendio de Roma en 64. Según Tácito, Nerón fue autor del incendio, pero para quitar de sí mismo la atención, echó la culpa a los cristianos. Así comenzó la época de persecuciones a los creyentes del primer siglo. Es mucho más probable que la muerte de Pablo por Nerón se haya efectuado en 66 o 67. Por lo tanto, muchos creen que Pablo escribió 2 Timoteo cerca del año 67 d.C.
Pablo se había propuesto ir a España (Romanos 15:24, Hechos 19:21) y existe una tradición antigua que dice que después que fue liberado de su primera prisión en Roma siguió su ministerio de evangelización en España.
Reténla “No te avergüences”
1:1–7 (Reténla) como Loida y Eunice. Los vv. 1 y 2 contienen el destinatario y la salutación.
1:8–14 Como yo, nunca avergonzado del evangelio.
1:15–18 Como Onesíforo, no avergonzado de mis cadenas. Al contrario de “todos los que están en Asia”, que me desampararon.
I. Reténla como Loida y Eunice. 1.1-7 (contiene destinatario y salutación).
Pablo se presenta como el representante oficial de Jesucristo. Tiene el derecho de decir “de Jesucristo”, porque fue separado por él para este elevado oficio. Pertenece a Cristo, y debe ejercer sus funciones en su servicio.
Ahora bien, este apostolado por la voluntad de Dios estaba “en armonía con (o era “según”) la promesa de vida”, esto es, era el resultado de la promesa en el sentido de que si no hubiera habido tal promesa, no habría habido un apóstol nombrado por voluntad divina para proclamar la promesa.
Esta promesa y seguridad es la que ya está implícita en Gn. 3:15 y se declara definidamente en Sal. 16:11; 138:7, 9; Jn. 3:16; 6:35, 48–59; 14:6. Era la promesa “de vida”, esto es, la promesa que tiene como contenido la vida eterna.
Pablo se está dirigiendo a “Timoteo (mi) amado hijo”. Cf. 2 Ti. 2:1; 3:14. Así como, en un sentido secundario, un hijo debe la vida natural a su padre terrenal, Timoteo debía su vida espiritual a Pablo (véase p. 43). Además, como el hijo sirve a su padre, así Timoteo servía a Pablo, y con Pablo, al evangelio. Véase Fil. 2:19–22, pasaje que también muestra por qué el apóstol llama a Timoteo su hijo amado o querido (cf. 1 Ti. 1:2, “genuino”). Además, la expresión de afecto es natural en los labios de uno que al enfrentar la muerte, en su mente y corazón recorre todo el tiempo que en el pasado ha estado asociado con el precioso amigo y joven ayudante cuya vida ha estado mezclada con la suya de tantas maneras.
Pablo saluda a este “hijo amado” diciendo gracia (perdón no merecido y favor que transforma), misericordia (afecto tierno, cordial, mostrado a quien está en una situación difícil), y aquella bendición que fluye de la gracia y la misericordia, como el arroyo viene de una fuente, a saber, la bendición de la paz (la conciencia de haber sido reconciliado con Dios por la obra mediadora consumada por Cristo).
Más bien, debemos considerar la situación de la siguiente manera: Sentado en la sombría celda y enfrentado con la muerte, lejos de quejarse, como muchos lo habrían hecho en condiciones similares, Pablo medita sobre las bendiciones pasadas y presentes, y desea sinceramente expresar su gratitud. Este es el trasfondo de las palabras:
Pablo dice que confiesa su gratitud a Dios. Aunque pronto sufrirá la muerte de un criminal, no tiene miedo de hablar acerca de servir a Dios, porque al proclamar el evangelio ha hecho lo que su conciencia purificada
Los “padres” de este pasaje son, con toda probabilidad, los “padres” del pasaje de Hechos. El servicio rendido es el mismo en ambos casos.
Por tanto, lo que Pablo enfatiza es que él no ha introducido una nueva religión. Esencialmente lo que ahora cree es lo que Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Isaías y todos los antepasados piadosos también creían. Hay continuidad entre la antigua y la nueva dispensación. Los antepasados creían en la resurrección; Pablo también. Esperaban la venida del Mesías; Pablo proclama el mismo Mesías que en forma real había hecho su aparición. Es Roma la que ha cambiado de actitud. Es el gobierno que, después del incendio de la capital en el año 64, ha empezado a perseguir a los cristianos. La conciencia de Pablo es pura. El prisionero goza de paz en el corazón y en la mente.
Literalmente, Pablo dice: “a quien yo desde mis antepasados sirvo”. Quiere decir, “a quien sirvo con una fe derivada de mis antepasados”
Pablo está diciendo que cada vez que se acuerda de Timoteo lo ve como a un hombre que de la misma manera sirve al Dios verdadero con una conciencia pura.
Estas suplicaciones son acompañadas por (y probablemente hasta cierto punto, provocadas por) un ardiente anhelo: “anhelando verte”.
La motivación desde el interior se declara con estas palabras: “al revivir en mi memoria (o: regresar a mi mente) tus lágrimas”.
motivación externa es algo oscura. Todo lo que Pablo dice es: “habiendo recibido un recordatorio de tu fe no fingida” (literalmente: sin hipocresía). No sabemos cómo llegó a Pablo este recordatorio exterior. Algunos intérpretes opinan que acababa de ocurrir algo en Roma que había hecho que el apóstol recordara la fe de Timoteo.
Los creyentes en Cristo debemos repasar las distintas formas en que Dios ha obrado en nuestras vidas para llevarnos a conocer a Cristo, para cultivar nuestro crecimiento espiritual y para capacitarnos para servirlo. ¿Se ha fijado en las circunstancias, aun los sufrimientos, que él ha usado para forjar su carácter? ¿Se ha dado cuenta de las personas claves que el Soberano Señor colocó en su camino para enseñarle, guiarle y apoyarle? Le recomiendo que se detenga para agradecerles a ellos y a Dios por todo lo que él ha hecho a través de las circunstancias y las personas que lo han rodeado.
Pablo está convencido que Timoteo no es un creyente sólo para cuando las cosas andan bien, sino que la fe de este “amado hijo” es de la clase (ἥτις) que primero habitó en su abuela Loida y en su madre Eunice.
El apóstol no dice que la abuela y la madre de Timoteo habían “servido a Dios con una conciencia pura”, sino que la fe había hecho morada en sus corazones primero; después en el corazón de Timoteo. ¿Qué quiere dar a entender por fe aquí? ¿Era solamente una fe israelita al estilo del Antiguo Testamento, o era fe en Cristo Jesús como el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento? Yo pienso que el segundo punto tiene todas las probabilidades de su parte:
Ese calificativo, “creyente”, es el que con una ligera modificación se usa en el mismo capítulo con respecto a Lidia (“fiel”, Hch. 16:15). Eso fue después del bautismo de Lidia. Antes de su conversión a la fe cristiana se la llama “una que adoraba a Dios” (Hch. 16:14).
(3) En la terminología de Pablo, son “creyentes” las personas de la antigua dispensación que confiaron en las promesas cristocéntricas
Por lo tanto, parece que la abuela Loida (viviendo, quizás, con su hija) y la madre Eunice se habían convertido en alguna fecha no posterior a la del primer viaje misionero de Pablo, de modo que habían visto en Cristo el cumplimiento de las promesas
También aprendemos el gran valor de criar a los hijos en las enseñanzas de la Palabra de Dios. Este es el caso de padres y abuelos que confían en Dios, no sólo para salvación, sino también para enfrentar las necesidades y pruebas de la vida. La fe en la familia de Timoteo no era fingida o “hipócrita” (1:5).
Pablo sabía que el fuego del carisma de Timoteo (el don de la gracia de Dios que capacitaba al joven para ser el representante escogido del apóstol) estaba bajo. Una vez, en la carta anterior, el apóstol había escrito: “No descuides el don que está en ti, que te fue concedido por profecía con la imposición de las manos del presbiterio”
Avivar es dar vida a algo que está muriendo. Un don se aviva poniéndolo a trabajar, como por ejemplo estar ocupado en la lectura, la exhortación y la enseñanza, así como tener cuidado de la doctrina, y de sí mismo (1 Ti. 4:13–16).
sino de un solemne acto de consagración de ciertas personas que Dios escoge (Hch. 13:2–3; 1 Ti. 4:14; 5:17, 22). Esta actitud es continuación de la del A.T., cuando Dios escogía a reyes, caudillos y sacerdotes, y se les ponía aceite sobre sus cabezas.14 Así, por ejemplo, ungió Moisés a Aarón para el sacerdocio (Lv. 8:12), y puso su mano sobre Josué para consagrarlo delante de todo el pueblo (Nm. 27:18–20).
a. Timoteo estaba limitado por frecuentes sufrimientos físicos (1 Ti. 5:23).
b. Era naturalmente tímido (“ahora, sí Timoteo viene, mirad que esté entre vosotros sin temor”, 1 Co. 16:10).
c. En un sentido era “joven” (1 Ti. 4:12; cf. 2 Ti. 2:22).
d. Los efesios que seguían el error, sus opositores, eran muy decididos (1 Ti. 1:3–7, 19, 20; 4:6, 7; 6:3–10; 2 Ti. 2:14–19, 23).
e. Los creyentes eran perseguidos por el estado. Piénsese en Pablo (1 Ti. 4:6).
La llama no se había apagado, pero estaba muy baja y había que avivarla para que fuese una llama viva. Los tiempos eran graves. Pablo estaba a punto de partir del escenario de la historia.
Entonces, la sustancia del argumento de Pablo sería la siguiente:
“Querido hijo Timoteo, combate esa tendencia tuya de tener temor. El Espíritu Santo que te ha sido dado a ti, a mí y a todo creyente, no es el Espíritu de timidez, sino de poder, amor y disciplina personal. Benefíciate de ese poder (δύναμις, cf. nuestra palabra “dinamita”) sin límites, que nunca falla, y proclamarás la verdad de Dios; de ese amor (ἀγάπη, véase C.N.T. sobre Juan 21:15, nota 306) inteligente y con propósito, y darás consuelo a los hijos de Dios hasta el punto de visitarme en la cárcel romana; además benefíciate de la siempre necesaria disciplina personal o autocontrol (σωφρονισμός, nótese el sufijo; de donde, la disposición de una mente sana en acción, palabra usada solamente en este lugar en el N.T.; véase nota 193), y librarás la batalla de Dios contra la cobardía, tomando tú la iniciativa”.
Si una persona teme el poder de Satanás de perseguir más de lo que confía en la capacidad y disposición de Dios para ayudar, ha perdido su equilibrio mental.
II. Reténla como Pablo. 1.8-14.
Este último pensamiento se enfatiza en esta sección (vv. 8–14) en que el apóstol se refiere a sí mismo en forma específica no menos de diez veces: su disposición de sufrir aflicciones por el evangelio, su designación divina, su confianza en Dios, su firmeza en la doctrina, y su método de proclamar el evangelio (“en fe y amor”). Pablo ha proporcionado el “patrón” o “boceto”. Timoteo debe llenar los detalles. Pero al hacerlo debe ser absolutamente fiel a ese “patrón”.
tres párrafos (vv. 8–11; v. 12; vv. 13, 14). En el primer párrafo, la mención del evangelio, por el cual Pablo sufre aflicciones y por el cual Timoteo debe estar dispuesto a sufrir aflicciones junto con él, lleva al apóstol a introducir su “hermosa digresión” con referencia a la obra de redención: su carácter, su motivación y su resultado.
Timoteo debe estar dispuesto a sufrir maltrato (cf. 2 Ti. 2:3) juntamente con Pablo. Debe estar dispuesto a recibir su parte de persecución; y esto no con su propio poder, lo cual sería imposible, sino “según (el) poder de Dios”. Este poder es infinito. Capacitará a una persona para soportar hasta la muerte. Es el poder de aquel Dios:
El resultado de la operación del poder divino en todos los creyentes (incluyendo a Pablo y a Timoteo) se caracteriza aquí según a. su naturaleza (“que nos salvó”), y b. su propósito (“y nos llamó con vocación santa”)
Por medio de toda la primera venida (desde su concepción hasta su coronación) se reveló la gracia de Dios. Lo que Cristo hizo por los pecadores en necesidad de gracia, se resume hermosamente con estas palabras: quien, por una parte, derrotó completamente la muerte, y, por la otra, sacó a la luz la vida y la incorrupción por medio del evangelio.
En conexión con su primera venida, derrotó completamente, puso fuera de acción, hizo inefectiva (véase C.N.T. sobre 2 Ts. 2:8) la muerte. Como resultado de la expiación de Cristo, ya no existe la muerte eterna para el creyente.
En conexión con su primera venida, derrotó completamente, puso fuera de acción, hizo inefectiva (véase C.N.T. sobre 2 Ts. 2:8) la muerte. Como resultado de la expiación de Cristo, ya no existe la muerte eterna para el creyente.
Como heraldo, Pablo debe anunciar y proclamar en voz alta ese evangelio. Como apóstol debe decir y hacer solamente lo que le ha sido ordenado decir y hacer. Y como maestro debe impartir instrucción cuidadosa en las cosas pertenecientes a la salvación y a la gloria de Dios, y debe amonestar para que sigan la fe y la obediencia. Para esta triple tarea evangélica, Pablo ha sido designado o comisionado divinamente.
Debido al cumplimiento de mi tarea de apóstol de Jesucristo, yo sufro aquí, en esta terrible prisión romana, una lúgubre mazmorra subterránea con un agujero en el techo para que entre luz y aire, con la perspectiva de ser ejecutado como criminal. Pero no me avergüenzo. Aunque Pablo ha estado sujeto a ignominia, no se siente desgraciado. Junto con otros, como José, Jeremías, Daniel, Juan el Bautista y Pedro, se ha unido a las filas de los prisioneros de la mejor de las causas. Después de todo, el lugar de deshonra puede ser el lugar del honor más elevado. ¿No fue crucificado Jesús entre dos malhechores? Cf. 1 P. 4:16.
Literalmente traducido, el apóstol dice: “… y yo estoy convencido que él es capaz de guardar mi depósito (τὴν παραθήκην μου) con miras (o hacia, εἰς) aquel día”. Esto conduce a la pregunta sobre la cual los comentaristas están divididos sin esperanzas de acuerdo: ¿Qué significa mi depósito? ¿Es el depósito que me ha sido confiado? o ¿es “ese depósito que yo le he confiado a él”? o, expresándolo en forma diferente, ¿es el evangelio o soy yo y mi completa salvación?
(1) Es claro que este depósito lo guarda (“él es capaz de guardar”) no Pablo, sino Dios (en Cristo). Por eso, el punto de vista de que es el depósito que Pablo ha confiado a Dios tiene las probabilidades de su parte. En el v. 14 (véase comentario sobre ese versículo) y también en 1 Ti. 6:20, no es Dios, sino es Timoteo quien debe hacer de custodio. Por eso, en ese caso es el depósito que Dios ha confiado a (Pablo y a) Timoteo.
(2) El contexto inmediato favorece esta interpretación. Pablo acaba de escribir: “yo sé a quien he creído”, que significa a la luz de la oración que sigue: “yo sé que este Dios en quien yo he confiado es digno de confianza, y ciertamente guardará en forma completamente segura lo que le he confiado para guardar y protejer”.
(4) La idea de un tesoro guardado por Dios se encuentra también en otros lugares; a veces con un sentido ligeramente diferente (1 P. 1:4).
(5) Cf. las palabras de nuestro Señor cuando murió en la cruz (Lc. 23:46; cf. Sal. 31:5; 1 P. 4:19). El espíritu de Cristo, habiendo sido encomendado al Padre, es reunido el tercer día con el cuerpo, ahora gloriosamente resucitado.
Y es exactamente la necesidad de permanecer sano y de transmitir sana doctrina lo que se enfatiza a través de la epístola y hasta cierto punto, en todas las Pastorales (cf. 1 Ti. 1:10; 6:3; 2 Ti. 4:3; Tit. 1:9, 13; 2:1, 2, 8).
La palabra forma significa que la enseñanza de Pablo era un estándar o modelo de buena doctrina. Es digno de notar que en esa época temprana de la iglesia los cristianos ya reconocían que existía un cuerpo de enseñanza cuya fuente era Dios y que era normativa para las iglesias. Para los creyentes, la doctrina de Pablo y de los otros apóstoles era la regla para aceptar o rechazar las doctrinas de otros. Así, la iglesia no se desviaría de la verdad.
La doctrina correcta es enseñanza sana porque imparte salud espiritual a los humanos y a la iglesia. La frase en la fe y amor indica que la comunicación efectiva del evangelio ha de ir respaldada por ciertas características personales: la confianza en Dios y en su Palabra y la preocupación y afecto por los oyentes. No es un ministerio frío y despersonalizado. El creyente depende de Dios para que el Espíritu Santo hable a través de la predicación.
El término “guardar” significa que se debe proteger la sana enseñanza con la misma dedicación que tienen los guardias que protegen un palacio o un tesoro. El evangelio es un tesoro hermoso, noble y valioso.
Para que la fe persevere limpia y sana, es necesario conservar la exactitud de las Escrituras tal como el Espíritu Santo las inspiró. Esto es lo que ahora Pablo pide a Timoteo. (Ver también 1 P. 4:11.)
La fe fue defendida por los apóstoles, luego por los líderes entrenados por ellos, después por los padres de la iglesia. Durante la Edad Media, la iglesia se alejó de la Biblia para refugiarse en la tradición y llevar al mundo al oscurantismo, pero Dios tuvo misericordia y en el siglo XVI surgieron los reformadores que desempolvaron la Biblia y sacaron otra vez a la luz la fe en Jesucristo. Hasta hoy continúa la lucha por mantener encendida la antorcha de la fe en Jesucristo. Nos toca a nosotros mantener esa fe limpia y no fingida, y hacerlo “en amor” para que lleve frutos.
¿Cómo se guarda el depósito? En el caso de Timoteo, conservando la forma de las sanas palabras (v. 13). Por la historia sabemos que por cientos de años la fe se fue diluyendo hasta que se perdió en el oscurantismo. Pablo posiblemente intuyó el peligro, e insistió en la petición de cuidar la doctrina.
COSAS QUE CUIDAR
1. El don (1:6)
2. El testimonio (1:8)
3. El evangelio (1:8)
4. La forma de las sanas palabras (1:13)
5. El buen depósito (1:14)
III. Retén como Onesíforo. 1:15-18.
Hay un patrón más que debiera seguir, a saber, el de Onesíforo. En todos los aspectos este maravilloso hombre era fiel al sentido de su nombre. Era realmente un “portador de beneficios”, un mensajero del valor y el gozo. La belleza de su carácter y la nobleza de sus acciones se destacan claramente en el oscuro trasfondo de la triste conducta de “todos los que están en Asia”.
Eso ocurrió con dos de ellos, a saber, Figelo y Hermógenes, conocidos por Timoteo, pero no por nosotros, puesto que no hay mayores referencias a ellos en las Escrituras. ¿Se mencionan estos dos porque era especialmente sorprendente su falta al no actuar como “amigos verdaderos que se muestran como tales en la adversidad”?
Sin embargo, parece que hubo una excepción significativa. Pero debe reconocerse, que ni siquiera es seguro que éste fuera una de las personas a quienes Pablo había apelado. Lo cierto es que acudió, sea por pedido expreso o sea por iniciativa propia.
Esto está de acuerdo con la norma establecida en Mt. 5:7. Pero, ¿por qué a la casa de Onesíforo (tanto aquí como en 2 Ti. 4:19), en vez de ser sencillamente “a Onesíforo”? Aquí sólo se puede suponer. Algunas de las posibilidades son las siguientes:
Pablo declara que Onesíforo lo ha confortado, que lo había, por decirlo así, hecho respirar más fácilmente. Y Onesíforo había hecho esto no solamente una vez, sino con frecuencia. No se dice en qué forma había realizado el visitante este ministerio tonificante y reconfortante.
Esto habla de la madurez espiritual de Onesíforo. Por otra parte, sus acciones habían tenido lugar repetidas veces. A menudo los “consuelos” que se dan a quienes sufren son de puro compromiso (visitas al hospital, asistir a un funeral, llevar flores, una llamada telefónica, etc.). Y en esos casos una sola visita se considera suficiente para “salir del paso” y poder decir “ya cumplí”.
El hecho de que Onesíforo no se había avergonzado de las cadenas de Pablo lo llenó de gratitud. Con toda probabilidad, esta cadena debe ser tomada literalmente; por lo menos debe incluir el sentido literal
En cuanto Onesíforo hubo llegado a Roma, empezó a buscar a Pablo. Pero, ¿por qué tenía que buscarlo? Se dan diversas respuestas, y en algunas de ellas hay indudablemente algún elemento de verdad. Por ejemplo: a. Onesíforo no había estado antes en Roma, por eso no sabía adónde tenía que ir. b. Parte de la ciudad había sido destruida por el gran incendio. Esto causaba confusión. c. Por algún tiempo el lugar del encarcelamiento de Pablo no era conocido ni siquiera por los creyentes en Roma. d. Los creyentes en Roma se habían visto grandemente disminuidos en número debido a la persecución y a la huida, y no todos los que quedaron deseaban dar a conocer “a un extraño” su afinidad espiritual con el “prisionero del Señor”. Y así uno podría seguir. Sin embargo, sea lo que fuere, requirió de una búsqueda diligente el encontrar a Pablo. Las palabras, “y me encontró” suenan como una exclamación.
El apóstol pronuncia el deseo sincero que en el gran día del juicio (véase v. 12; cf. 2 Ti. 4:8; 2 Ts. 1:10) el Señor (Jesucristo) conceda que el hombre que había tenido tantas dificultades para encontrar a Pablo, a su vez encuentre misericordia (nótese el juego de palabras), y esta del Señor, lo que probablemente signifique, “de Dios el Padre”
¡Cuánta gratitud habría en Pablo, que por segunda vez pide al Señor misericordia para Onesíforo, y ahora agrega, cerca del Señor en aquel día! Esta expresión nos recuerda cuando la madre de Jacobo y de Juan fue a Jesús a pedirle que en su reino sus hijos se sentaran a su derecha y a su izquierda (Mt. 20:21). Algo así podría ser lo que el apóstol pide para Onesíforo.
Aquel día es el día en que Cristo vuelva a la tierra, el día de la recompensa a los cristianos por las obras que hicieron en su Nombre.
Onesíforo hizo honor a su nombre, que significa “el que trae provecho”.
Y los servicios que prestó en Efeso, tú los conoces mejor (que yo). Aun antes que fuera en su misión a Roma, Onesíforo, estando todavía en Efeso, había prestado muchos servicios valiosos a la causa del evangelio. Este trabajo de amor había sido realizado ante los ojos mismos de Timoteo. Por eso Pablo dice: “tú los conoces mejor que yo”.
Entonces Timoteo debía mostrar una firmeza, lealtad y valor similares.