Seamos manos ayudadoras

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Manos ayudadoras

Efesios 3.14–16 RVR60
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
Reflexión:

Estamos intercediendo

Personas enfermas en el mundo
Que las personas reconozcan que somos frágiles
Que la pandemia del coronavirus se detenga
Por las autoridades para que tomen decisiones correctas
Para que nuestra fe crezca
Por aquellas personas que están en necesidad

Con seguridad, el clamor de muchos en este momento es:

Romanos 15.30 RVR60
30 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios,
clases de personas que componen la comunidad. Personas que,
debido a su posición o falta de ella, exceso o carencia de bienes,
todavía no sintieron la necesidad de Dios. Al mismo tiempo que
un rico en su autosuficiencia no siente que necesita a Dios, el
pobre en su situación puede sentir que Dios no se preocupa por
él y por eso lo rechaza.
Por más que no siempre oremos o nos preocupemos con la
salvación del rico, generalmente lo tratamos mejor que a los pobres.
Debemos entender cómo ve Dios a los pobres:

Tenemos un llamado especial

“Los pobres debieran tratarse con tanto interés y atención como los ricos. La práctica de honrar a los ricos y despreciar y descuidar a los pobres es un delito a la vista de Dios” (Consejos sobre la salud, pág. 226).
debieran tratarse con tanto interés y atención como los ricos. La
práctica de honrar a los ricos y despreciar y descuidar a los pobres
es un delito a la vista de Dios” (Consejos sobre la salud, pág. 226).
y descuidar a alguien por ser pobre. Es por eso que durante el
ministerio de Cristo vemos claramente que él no hacía distinción
de personas. Él participaba de las fiestas promovidas por personas
ricas e importantes, pero la mayor parte de su tiempo la dedicaba
a la clase más pobre y rechazada de la sociedad. Cristo conocía
los corazones y sabía que era más fácil que una persona que tenía
necesidades recibiera a Dios en su vida, que alguien a quien no le
hacía falta nada.
“Los pobres necesitan consuelo y simpatía, pues hay quienes, sin una mano ayudadora, nunca se restaurarán. Al trabajar para estos, los discípulos de Cristo cumplirán su comisión. Esta es la más elevada credencial del ministerio evangélico” (El ministerio de 56 la bondad, pág. 179).
sin una mano ayudadora, nunca se restaurarán. Al trabajar para
estos, los discípulos de Cristo cumplirán su comisión. Esta es la
más elevada credencial del ministerio evangélico” (El ministerio de
56
la bondad, pág. 179).

Jesús sabía que muchos de los necesitados jamás se levantarían de esa condición a menos que alguien les extendiera la mano.

de esa condición a menos que alguien les extendiera la mano.
mano.
Eso fue exactamente lo que quiso ilustrar con la parábola
del Buen samaritano. Con esta parábola Jesús reveló al mundo la
esencia de su propia misión. Él es el único que realmente es bueno,
invirtió todo en el planeta más oscuro y perdido del universo,
que sin depender de él jamás podría alcanzar la salvación. Con
una comparación entre la pobreza física y espiritual, Jesús nos
enseña que debemos imitarlo al tratar de llevar la salvación a los
que están completamente sin esperanza.
Cuando encontró al hombre moribundo, el buen samaritano
se detuvo, lo atendió, trató sus heridas y suplió sus necesidades.
Después, lo llevó a una posada y lo dejó a los cuidados del posadero,
y el buen samaritano prometió recompensarlo por todos los
gastos que tuviera. Con este incidente sencillo, Jesús demostró su
parte y la nuestra en la obra de atender a los necesitados, nosotros
somos los posaderos, no debemos temer ayudar al pobre por
miedo que algo nos faltará. Si ayudamos a las personas con todo
lo que tenemos, Jesús promete recompensarnos con lo que falta
y mucho más.

Es nuestro deber aliviar el dolor y el sufrimiento de los que están a nuestro alrededor

alrededor
es un trabajo muchas veces rechazado y hasta
menospreciado, dejado para que unos pocos lo realicen, pero a los
ojos de Dios es la más alta credencial para los que son parte del
ministerio evangélico. ¡Qué inversión de valores en la visión del
mundo! El Dios de toda la riqueza considera el trabajo con los
humildes el de mayor valor.
Jesús era amigo de los pobres y desea que sus seguidores
aprendan de su ejemplo, para que a través de esa experiencia vivan
una vida de abnegación como la que él vivió.
“Un verdadero cristiano es amigo de los pobres. Trata con su hermano perplejo y desdichado como quien trataría a una planta delicada y sensible” (El ministerio de la bondad, pág. 176).
hermano perplejo y desdichado como quien trataría a una planta
delicada y sensible” (El ministerio de la bondad, pág. 176).

Que Dios nos de sensibilidad

para tratar con las personas carentes
de la comunidad, no porque así tendremos más estrellas
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en nuestra corona, sino porque su mano y la mía pueden ser las
únicas que esas personas tendrán la oportunidad de sostener para
levantarse de la pobreza física y espiritual.
Colosenses 4.2 RVR60
2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;

Hay algo que cada uno podemos hacer

Pidamos a Dios para que nos muestre lo que podemos hacer para ayudar a una persona en necesidad

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