el mundo te pone precio, Dios te pone valor
el mundo te pone precio, pero Dios te pone valor...
Jóvenes. Los jóvenes en la plenitud de su vigor se cansan y extenúan; aun los muchachos en lo mejor de su vida llegan al punto de faltarles las fuerzas. Muchas luchas se pierden por causa de la debilidad del cuerpo o del espíritu, aun de parte de los más fuertes.
31. Esperan a Jehová. Esto es, buscar a Jehová con sinceridad y humildad para obtener sabiduría y fuerza, y luego aguardar con paciencia la dirección divina (ver com. cap. 30:21; cf. 57:15).
Tendrán nuevas fuerzas. La vida cristiana es un proceso constante de recibir de parte de Dios, y de dar a Dios. Se gastan fuerzas en el servicio del Maestro (cf. Mar. 5:30), pero siempre hay una nueva provisión de gracia y vitalidad que se puede recibir de Aquel que no conoce el cansancio. El que no recibe de continuo fuerza de Dios, pronto se hallará en una condición tal que no podrá servir a Dios (ver DTG 767).
Como las águilas. Uno de los espectáculos más asombrosos del mundo natural es el del águila que se remonta más y más sin aparente dificultad. Del mismo modo, el hijo de Dios que obtiene su fuerza de lo alto puede seguir siempre hacia adelante y hacia arriba, siempre alcanzando nuevas alturas (Sal. 103:5). Los cristianos tienen el privilegio de progresar continuamente de gracia en gracia y de victoria en victoria (1 Cor. 15:57; 2 Cor. 2:14; Ed 16; DTG 633–634). Se añade fuerza sobre fuerza, y el progreso es constante. Surgen metas siempre más elevadas, y finalmente el cristiano llega al “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:14).
Acerca de la pregunta ¿No has sabido …? V. el comentario del v. 21. Como Dios, a diferencia de los ídolos paganos, es eterno y es el creador, nunca desfallece (v. 28), sino que puede dar fuerzas a aquellos que están cansados y débiles (vv. 29–31). Entre los lectores originales de Isaías, aquéllos que esperan a Jehová eran los creyentes que permanecieron fieles a Dios y ellos serían restaurados. Es probable que Isaías escribiera a sus lectores en cautiverio acerca de una liberación nacional cuando se les permitiera regresar a su tierra. A pesar de que estaban fatigados del cautiverio, el Señor les ayudaría a resistir hasta el final y a levantar alas como las águilas y así ser restaurados espiritual y emocionalmente.