El Progreso del Evangelio
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· 847 viewsDios usa aún las circunstancias más difíciles para el progreso de Su Evangelio.
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El progreso del Evangelio
Serie: “El Poema del Evangelio”
21 de marzo de 2020
Pasaje:
El punto: Dios usa aún las circunstancias más difíciles para el progreso de Su Evangelio.
Intro:
Hablar de la contingencia “Coronavirus”.
¡Dios usa aún las circunstancias más difíciles para el progreso de Su Evangelio! Esto es lo que podemos observar en Filipenses Cap. 1:12-14.
Desarrollo:
“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,” (RV60)
Ya hemos dicho que Filipenses es una Carta de gratitud del apóstol Pablo a la iglesia de Filipos. Al inicio de su Carta Pablo dijo a la iglesia: “Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios; y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes; pues juntos hemos participado en la causa del evangelio, desde el primer día hasta hoy” ( DHH Versión católica)”. El apóstol está agradecido con la iglesia de Filipos porque desde el principio -cuando esta iglesia nació-, tuvieron parte, contribuyeron, participaron, ayudaron, acompañaron a Pablo en su misión de proclamar el evangelio. En otras palabras, se hicieron colaboradores de él.
Al final de la Carta a los Filipenses el apóstol Pablo les vuelve a decir: 4:“10Me alegro mucho en el Señor de que ustedes hayan vuelto a pensar en mí. No quiero decir que me hubieran olvidado, sino que no tenía oportunidad de ayudarme. 15 Cuando yo partí de Macedonia (recuerden que Filipos era la primera provincia de Macedonia), al comenzar a anunciar el mensaje de salvación, fueron ustedes, los de la iglesia de Filipos, los únicos que me enviaron ofrendas de gratitud por la ayuda espiritual que habían recibido 16 pues incluso estando yo en Tesalónica, (esto fue cuando tuvo que salir de Filipos después que haber fundado la iglesia) más de una vez ustedes me enviaron ofrendas para mis necesidades. 18b…con lo que me enviaron por medio de Epafrodito, tengo más que suficiente. Lo que me enviaron fue como una ofrenda de incienso perfumado, un sacrificio de olor agradable a Dios”. Entonces, el apóstol Pablo escribe esta carta para darles gracias por su colaboración en la causa del Evangelio desde el primer día, hasta ahora –cuando Pablo está en la cárcel-.
Pero Pablo no solo les escribió para darles gracias sino también aprovechó la visita de Epafrodito para comunicar a los hermanos el Avance del Evangelio gracias a su prisiones, para enviarles noticias de él, para ponerlos al día acerca de su situación ahora en la cárcel. La iglesia sabía de su encarcelamiento de Pablo en Roma, por eso le enviaron a Epafrodito con una ofrenda. Así que Pablo aprovechó esta visita para comunicar a los Filipos el Avance del Evangelio y así confortar y animar los corazones de los hermanos. Esta es la razón por la que Pablo inicia diciendo: Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio.
¿Qué cosas le había sucedido a Pablo y que redundó más bien para el progreso del evangelio? O como lo traduce la NVI “lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio” ¿Cuáles son esas cosas?
Podemos dividir las cosas que la habían sucedido a Pablo en TRES ETAPAS DE SU VIDA: 1) Su tercer viaje misionero, 2) Su estancia en Jerusalén y 3) Su estancia en Roma.
Primera etapa: SU TERCER VIAJE MISIONERO []
Sabemos que fue en su Segundo Viaje Misionero que Pablo fundó la iglesia de Filipos. Luego tuvo que partir y fue en el Tercer Viaje Misionero que los volvió a visitar, y esa fue la última vez que los hermanos de Filipos vieron a Pablo.
Desde el inicio de su Tercer Viaje Misionero, Pablo tuvo muy claro su agenda: “…visitar Macedonia (Allí estaba la ciudad de Filipos) y Acaya, y seguir su viaje hasta Jerusalén. Además decía que después de ir a Jerusalén tendría que ir también a Roma” (). De ida estuvo con ellos “…se fue a Macedonia. Visitó todos aquellos lugares animando mucho con sus palabras a los hermanos” (). Incluso, cuando Pablo regresó de su tercer Viaje Misionero, volvió a visitar a los filipenses “Nosotros, después de la fiesta en que se come el pan sin levadura, salimos de Filipos en barco…” ().
Continuando con su retorno de su Tercer Viaje Misionero, y estando en Mileto, Pablo mandó a llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso para aconsejarlos y despedirse de ellos porque estaba seguro que ya no los volvería a ver y les reveló lo que el Espíritu Santo le había dicho que le esperaba: “Y ahora voy a Jerusalén, obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. Lo único que sé es que, en todas las ciudades a donde voy, el Espíritu Santo me dice que me esperan la cárcel y muchos sufrimientos” ().
Luego Pablo llegó a Tiro, una ciudad cerca de Jerusalén. Igualmente los hermanos de allí le advirtieron que no fuera a Jerusalén. Pero Pablo debía continuar. Llegó a Cesarea y otra vez, un profeta llamado Agabo, con un cinturón que le pertenecía Pablo se sujetó las manos y los pies y dijo: “El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros” (). Por tanto, los hermanos le rogaban a Pablo que no fuera a Jerusalén. Pero Pablo contestó: “¿Por qué lloran y me ponen triste? Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús” ().
Segunda etapa: SU ESTANCIA EN JERUSALÉN []
Cuando Pablo finalmente llegó a Jerusalén, por siete días todo estuvo bien pero luego sucedió exactamente lo que ya se le había dicho que le pasaría: “Unos judíos alborotaron a la gente y se lanzaron contra Pablo” (). “Toda la ciudad se alborotó y la gente llegó corriendo y agarraron a Pablo” (), le hicieron acusaciones falsas, le gritaron, lo cuestionaron, lo golpearon, estuvieron a punto de matarlo, lo arrestaron, lo sujetaron con cadenas y por si fuera poco, toda la gente gritaba: ¡Muera!
Pablo intentó defenderse y demostrar su inocencia pero otra vez, la gente sacudiendo sus ropas y tirando polvo al aire le “comenzaron a gritar: ¡Ese hombre no debe vivir! ¡Bórralo de este mundo!” (). Y otra vez mandaban a encarcelarlo. En distintas ocasiones Pablo fue llamado para presentar su defensa pero la gente lo quería muerto, incluso corría el riesgo que la gente lo hiciera pedazos () y así que nuevamente lo encarcelaban. Incluso, unos cuarenta judíos tramaron un complot y se juraron que no comerían y beberían hasta que lograran matar a Pablo ().
Una noche, el Señor se la apareció a Pablo y le dijo: “Animo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma” (). Así encarcelado y con amenaza de muerte a Pablo lo trasladaron de Jerusalén a Cesarea y allí lo encarcelaron en el palacio de Herodes por un poco más de dos años. Aunque diferencia de los casos anteriores, aquí se dio la orden de que: “se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él” ( RV60).
[Esto es doloroso, días antes Pablo estuvo en Cesarea y los hermanos le rogaron que no fuera a Jerusalén porque sería atado de pies y manos, y ahora ya es una realidad. Pero como él mismo lo dijo: Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús] Pasado este tiempo y aun encarcelado, finalmente Pablo fue llevado a Roma.
Tercera etapa: SU ESTANCIA EN ROMA []
En camino a Roma, el viaje en medio del mar fue muy peligro. En un barco en el que viajaban doscientas setenta y seis personas en total, en dice: “20Un viento huracanado azotó el barco, y comenzó a arrastrarlo… por muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas, y con la gran tempestad que nos azotaba habíamos perdido ya toda esperanza de salvarnos”.
Finalmente llegaron a Roma aunque antes, el barco terminó hundiéndose. Y allí en Roma, “Permitieron que Pablo viviera aparte, vigilado solamente por una soldado” (). Y allí, “desde la mañana hasta la tarde, Pablo les habló del reino de Dios. Trataba de convencerlos acerca de Jesús, por medio de la ley de Moisés y los escritos de los profetas” (). Así termina el Libro de Hechos diciéndonos que Pablo “se quedó dos años completos en la casa que tenía alquilada, donde recibía a todos los que iban a verlo. Con toda libertad anunciaba el reino de Dios, y enseñaba acerca del Señor Jesucristo sin que nadie se lo estorbara” ().
Entonces, cuando Pablo dice a los Filipenses: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido…” está pensando en parte de su Tercer viaje Misionero, su estancia en Jerusalén y ahora su estancia en Roma. Si sumamos los tiempos que ya hemos mencionado, probablemente estamos hablando de unos 5 años desde la última vez que Pablo había estado con la iglesia de Filipos.
Pero Pablo enfatiza: “Todo lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio”. Esto es lo que Pablo quiere que los hermanos sepan, quiere que pongan sus ojos no solo en sus prisiones sino en cómo sus prisiones han contribuido al avance del evangelio. Al final de cuentas para Pablo sus prisiones ha sido una oportunidad más para anunciar a Jesucristo. Lo más importante no era cómo le estaba yendo, lo más importante era cómo estaba avanzando el Evangelio. Pablo entendía que sus prisiones eran menos importantes que lo que él hiciera con ellas. Miró sus prisiones como el instrumento que Dios usaría para que el evangelio sea predicado.
La razón por la que encarcelaron a Pablo, no fue por haber quebrantado alguna ley civil, sino por haber predicado el evangelio, y una vez que fue encarcelado siguió predicando el evangelio. Libre o encarcelado, para Pablo solo había una cosa que hacer: Anunciar las buenas noticias de que Jesucristo “Aunque era de naturaleza divina, no insistió en ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de siervo nació como hombre. Y al presentarse como hombre se humilló a sí mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte en la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que, al nombre de Jesús, doblen la rodilla todos los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para honra de Dios Padre” ().
Eso fue exactamente lo que sucedió con nuestro Señor Jesucristo, Dios usó el sacrificio de su Hijo para el progreso de su Evangelio.
· Cuando Cristo nació, nació en una condición humillante (en un pesebre), y eso no mostraba cómo Dios extendería su reino en la humanidad.
· Cuando Cristo ministró en esta tierra “se humilló a sí mismo”, y eso no es lo que se esperaba del Mesías,
· Cuando Cristo obedeció hasta la muerte, el pueblo creyó que el plan de redimir a Su pueblo había fracasado.
· Cuando Cristo murió en la cruz, Satanás creyó que lo había vencido…
Pero Dios levantó a su Hijo de entre los muertos y con ellos demostró que el sacrificio de su Hijo fue la mayor y mejor obra para que las buenas noticias del perdón de nuestros pecados fuera anunciado. Por eso a nuestro Salvador se le dio un nombre que es sobre todo nombre para que todos los reconozcamos como nuestro Señor.
Habiendo dicho Pablo que las cosas que le han sucedido han redundado más bien para el progreso del evangelio, inmediatamente menciona TRES ÁREAS en que el evangelio progresó gracias a sus prisiones:
“de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.”
La NVI lo traduce este texto así: “Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo.”. Y DHH lo traduce: “Toda la gente del palacio, y todos los demás, saben que estoy preso por seguir a Cristo”.
Así que una de la maneras en la que el Evangelio progresó gracias a las prisiones de Pablo fue en que: Todos los soldados que trabajaban en el palacio del emperador y a todos los demás (sin duda la ciudad misma), les fue evidente o supieron que la causa por la que Pablo estaba encarcelado fue por predicar a Cristo Jesús. Y sin duda, no solo escucharon la causa por la que Pablo estaba preso sino que escucharon a Pablo predicarles el Evangelio.
Pero el progreso del evangelio no solo fue con los soldados y las demás personas, sino también:
“Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor”
Debido a las prisiones de Pablo, la mayoría de los hermanos empezaron a confiar en el Señor y se atrevieron a hablar la palabra sin temor. Esto nos da a entender que antes de las prisiones de Pablo, los hermanos eran más tímidos, reservados o temerosos para predicar el Evangelio. Pero cuando vieron a Pablo que libre o encarcelado fue fiel para proclamar a Cristo, esto los llenó también de valor y confianza en el Señor, así que también ellos se sumaron a la causa de la predicación de Cristo Jesús. También debemos observar que no todos los hermanos se sumaron, pero sí la mayoría.
En resumen, otra de las maneras en que el evangelio progresó gracias a las prisiones de Pablo fue que la iglesia cobró valor y confiando en el Señor se atrevieron a predicar a Cristo. Esta es la razón por la que la NVI lo traduce:“14 Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios.” y la LBLA “14 y que la mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones, tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor.”
nosotros
¿Qué aprendemos de ?
¡Dios usa aún las circunstancias más difíciles para el progreso de Su Evangelio!
1.- ¿Cómo debe estar mi corazón y mis pensamientos en esta contingencia?
. “Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntelo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más gran de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos, porque ustedes están unidos a Cristo Jesús”. Amén.
2.- ¿Qué puedo hacer mientras dure esta contingencia?
“Mira estas circunstancias como una oportunidad para predicar el Evangelio”
· Elige una persona o una familia para hablarle de Cristo y su Evangelio. El sufrimiento y el temor siempre es una puerta de entrada. Las personas estarán más dispuestos a escucharte.
· Si estarás laborando con otras personas en este tiempo de contingencia, pon tu confianza en el Señor y atrévete a hablar de la Salvación que Cristo nos ofrece.
· Si estarás en casa, aprovecha esta oportunidad para meditar en el Evangelio. Leer el libro de Hechos será una excelente idea para estos días.
3.- ¿Qué hago si reconozco que no estoy bien Dios?
· dice “si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios hará lo que es justo: nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad”.
· “…crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo en él tengan vida”.
· “Les escribo esto a ustedes que creen en el Hijo de Dios, para que sepan que tiene vida eterna”.
¡Dios usa aún las circunstancias más difíciles para el progreso de Su Evangelio!