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The NT quotes Proverbs in: Rom. 3:15 (Prov. 1:16); Heb. 12:5–6 and Rev. 3:19 (Prov. 3:11–12); James 4:6 and 1 Peter 5:5 (Prov. 3:34); Rom. 12:20 (Prov. 25:21–22); and 2 Peter 2:22 (Prov. 26:11).

The aim of the book is to give the godly person skill in human relationships and endeavors. This begins with submission

Vosotros no podéis ir

Marzo 10, 2012

Juan 13:21–38

Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. Por eso Simón Pedro le hizo señas, y le dijo: Dinos de quién habla. El, recostándose de nuevo sobre el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Entonces Jesús respondió: Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar. Y después de mojar el bocado, lo tomó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban sentados a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Y Judas, después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche. Entonces, cuando salió, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en El. Si Dios es glorificado en El, Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida. Hijitos, estaré con vosotros un poco más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros. Simón Pedro le dijo: Señor, ¿adónde vas? Jesús respondió: Adonde yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después. Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por ti! Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces

La última vez que vimos el evangelio de Juan de Jesús acababa de lavar los pies de los discípulos. La Persona más grandiosa del universo acababa de hacer el rol de un sirviente. Y entonces dijo: “Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15). Por tanto, síganme, hagan lo que yo, un siervo no es mayor que su señor (verse 16).

Ahora, llegamos al final del texto del día de hoy y Jesús nos impacta con una nota diferente. No dijo: Ustedes debieran seguirme y hacer lo que yo; sino: Vosotros no podéis ir. Versículo 36: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir”. Y aunque aparentemente esto son malas noticias, en otro sentido, son noticias muy buenas.

A dónde vamos en cinco pasos

Pero antes de ir allá, permítanme darles una idea general de a dónde vamos en este mensaje. Daremos cinco pasos.

Primero, haremos una breve parada en los versículos 23–25 para preguntar por qué Juan incluye los detalles de quién se sentó dónde en la última cena y quién se inclinó dónde. Es importante para toda la historia.

Segundo, al final, versículos 33–38 (dejando los versículos 34–35 para la próxima semana), meditaremos en qué está detrás de las palabras de Jesús: Vosotros no podéis ir. ¿Por qué? ¿Es eso bueno? ¿O es malo? ¿O es las dos cosas?

Tercero, miraremos los versículos 27–30 y notaremos que la oscuridad y la noche no solo se tragan a la Luz del mundo, sino que también sirven para que brille.

Cuarto, miraremos los versículos 31 y 32, donde Jesús dice que en esta hora de tinieblas ha llegado para que Él resplandezca con más gloria.

Quinto y último, miraremos el versículo 21, donde Juan dice: “[Jesús] se angustió en espíritu”. Y preguntaremos: ¿Qué tiene esto que decir a nuestro propio espíritu angustiado hoy?

Y terminaremos aquí con una nota muy práctica, personal, y emocionalmente crítica, no solo porque es útil para que los sermones terminen con una aplicación personal, sino porque Juan relaciona el espíritu angustiado con el propósito supremo de este libro. Él dijo al final de su evangelio: “pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Así que el propósito del libro es ayudarnos a creer, y a tener vida.

Y justo al final de nuestro texto de hoy, en Juan 14:1, Jesús dice en Juan dice: “No se turbe vuestro corazón. Creed en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1). La palabra “turbe” es la misma que aparece en el versículo 21: “[Jesús] se angustió en espíritu”. Y Jesús nos dice: No se turben. Crean en mí, confíen en mí. Y lo que diré cuando lleguemos allí, al final, es que existe hay un espíritu angustiado que es pecaminoso y que debemos vencerlo confiando en las promesas de Jesús. Y existe un espíritu angustiado que no es pecaminoso, porque Jesús lo tenía, y tiene un lugar en la vida de Sus seguidores.

Así que este es el rumbo que estamos tomando. Hagamos estas cinco paradas en nuestro viaje hacia allá.

Primera parada, Juan 13:23–25 - ¿Por qué los detalles?

Jesús está en la última cena y acababa de decir, en el versículo 21, que uno de los discípulos le traicionaría. Ellos no sabían de quién estaba hablando (versículo 22). Entonces llega el versículo 23:

Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. Por eso Simón Pedro le hizo señas, y le dijo: Dinos de quién habla. El, recostándose de nuevo sobre el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?

Note los detalles. Los discípulos y Jesús estaban tendidos en el suelo alrededor de la mesa, típicamente inclinados sobre su codo izquierdo con una almohada, comiendo con su mano derecha. El discípulo a quien Jesús amaba (la evidencia sugiere que es Juan) está junto a Jesús, quizás a su derecha. Desde donde está Pedro, él hace señas a Juan para que le pregunte a Jesús. Juan, como dice el versículo 25, se inclina hacia atrás hacia Jesús, y le pregunta. Evidentemente, Jesús hablo en voz baja con Juan: “Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar” (versículo 26). Estoy pensando que lo dijo en voz baja, debido a que los otros discípulos no saben lo que dijo, porque cuando Judas se va, no saben por qué se va.

El testimonio de un testigo ocular

¿Qué nos da estos detalles? Estos detalles nos dicen que este es el testimonio de un testigo ocular. Juan, el discípulo amado, escribió este libro. Lo sabemos por lo que dice después. En Juan 21:24, refiriéndose al discípulo a quien Jesús amaba en el versículo 20, dice: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto, y sabemos que su testimonio es verdadero” (Juan 21:24). Y nuevamente, en Juan 19:35: “Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis”.

En otras palabras, la razón por la que el autor se llama a sí mismo “el discípulo a quien Jesús amaba” no es que Jesús no amara a los otros (Juan 13:1; 15:9), es mostrar el rol estrecho y personal tenía con Él, para que su testimonio como testigo ocular pudiera ser visto por lo que es. Lo que Juan quiere que sepamos cuando leamos estos detalles es: Yo estuve ahí. Sé de qué estoy hablando. Estas cosas realmente sucedieron.

No estamos lidiando con un mito o una ficción aquí. “Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero”. Dejemos que esa bandera vuele sobre nuestros corazones mientras leemos este evangelio y escuchamos este mensaje.

Próxima parada, Juan 13:33–38 - ¿Por qué dice Jesús: “vosotros no podéis ir”?

“Hijitos, estaré con vosotros un poco más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis ir.… Simón Pedro le dijo: Señor, ¿adónde vas? Jesús respondió: Adonde yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después. Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por ti! Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces

Hay dos razones por las que los discípulos no seguirían a Jesús en esta noche. Una era una mala noticia. Y otra era una noticia muy buena.

La mala noticia era esta: Ellos no podía seguirle porque eran moralmente incapaces de negarse a sí mismos y tomar su cruz y seguirle. ¿Pedro, crees que puedes seguirme? ¡Ni siquiera resistirás esta noche! Y no fue solo Pedro quien falló. Todos fallaron. Juan 16:32: “Mirad, la hora viene, y ya ha llegado, en que seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaréis solo” (vea Marcos 14:50). Esa es la mala noticia. No estaban listos para hacer los sacrificios necesarios para seguir a un Mesías crucificado. Necesitaban un poder mayor de parte del Espíritu Santo.

Pero había otra razón por la que no podían seguir a Jesús esa noche, y esta era una noticia muy buena. Jesús estaba a punto de hacer lo que sólo Él podía hacer. Y lo que haría sería morir, no solo como un ejemplo para inspirarles, sino como un sustituto para salvarles.

¿A dónde va Jesús?

Podemos verlo si seguimos leyendo el capítulo 14:2b–6. A dónde va Jesús que ellos no le pueden seguir:

Porque voy a preparar un lugar para vosotros.… Y conocéis el camino adonde voy. Tomás le dijo: Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”.

En otras palabras, no vamos al cielo, al Padre, junto a Jesús, ayudándole, o detrás de Jesús, imitándole. Vamos al Padre a través de Jesús, dependiendo de Él. ¿A dónde voy esta noche que ustedes no me pueden seguir? Voy a morir por ustedes, y así convertirme en el Camino hacia Dios. Ustedes no me pueden seguir. Solo Yo puedo hacerlo. Esta es una obra que debo hacer solo. Pero me seguirán después, porque haré un camino. Pagaré por sus pecados, por todas sus faltas. Entonces ustedes vendrán, a través de mí. Confíen en mí. Nadie viene al Padre sino es por mí. Eso es lo que estoy haciendo en esta noche. Estoy haciendo un camino para que los pecadores vengan al Padre. Y solo Yo puedo hacerlo. Vosotros no podéis ir. Y eso es una noticia muy buena para nosotros.

Tercer paso, Juan 13:27–30 - Las tinieblas absorven y sirven a la luz

No creo que la referencia a “noche” en el versículo 30 sea solo para decirnos qué hora del día es.

Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban sentados a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Y Judas, después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche.

Este evangelio comienza con las palabras triunfantes de Juan 1:5: “Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron”. Y Jesús dijo en Juan 9:4 “Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar”. Había una obra que podrían hacer juntos mientras era de día. Y la hicieron por tres años. Jesús completó esa obra. Y ahora la noche ha llegado. Nadie. Nadie, sino Jesús, puede hacer esta obra.

Y la hace no a pesar de la oscuridad, sino con la ayuda de la oscuridad, su ayuda involuntaria y determinada por Dios. Solo Jesús puede destruir la oscuridad al ser desarrollada por las tinieblas. Solo Jesús puede abolir la muerte al ser absorbido por la muerte, como Jonás en el pez. Solo Jesús puede desarmar a Satanás al rendirse a sus siervos.

Las limitaciones determinadas por Dios

¿Recuerda las Palabras del Señor, unas pocas horas después, en el jardín, cuando la multitud vino por Él? Dijo, en Lucas 22:53: “esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros”. Note las limitaciones impuestas a las tinieblas: Esta es la hora, no el siglo, o la década, o el año, o el mes, o la semana. Dios ha determinado las limitaciones de esa hora. Y durará hasta el domingo en la mañana.

Y entonces yo saldré. Quebraré las cadenas de la muerte. Disiparé las tinieblas. Y anularé el poder de Satanás. Y mi obra redentora será finalizada. Todos los pecados de mi pueblo serán pagados. Será satisfecha toda la ira de mi Padre contra los elegidos. Terminarán el juicio y la condenación de mi iglesia, y habré completado una vestidura de justicia, perfecta, hermosa para mi novia.

Esa es la gloria del Hijo de Dios y Su Padre, según se ve en el versículo 31 y 32, nuestro cuarto enfoque en el texto.

Cuarta parada, Juan 13:31–32 - Jesús resplandece con gloria en medio de la noche

“Entonces, cuando [Judas] salió, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en El. Si Dios es glorificado en El, Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida.

Recuerde, la manera principal en que Juan despierta y fortalece nuestra fe es mostrando la gloria de Jesús en este Evangelio. Juan 1:14: “Hemos visto su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Y la demostración más brillante de esta gloria, la gloria de esta gracia, fue en la hora más oscura del evangelio, cuando murió Jesús. Cuando hacía lo que nadie más podía hacer: disipar las tinieblas, abolir la muerte, desarmar a Satanás, pagar por el pecado, completar la justicia, absorber la ira, eliminar la condenación. Este fue su logro más glorioso. Y, en un sentido, su momento más brillante es la oscuridad más oscura.

Y Jesús dice, en el versículo 31, que Dios fue glorificado en Él. Y en el versículo 32 dice que Dios mismo fue quien glorificó al Hijo del Hombre. Y ese Hijo del Hombre sería glorificado en Dios. En medio del versículo 32: “Dios también le glorificará en sí mismo”. Así que el Hijo del Hombre es glorificado en Dios. Dios es glorificado en Él. Aquí ocurre algo más de lo que usted cree.

Evidencia de la deidad de Jesús

Regresemos a Juan 13:18–19. Jesús ya está prediciendo la traición de Judas. Solo que aquí, Jesús dice por qué está tan preocupado por hablar de esto antes de que suceda. Al final del versículo 18: “ “El que come mi pan ha levantado contra mí su calcañar.” Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy”.

Simplemente dice: “para que cuando suceda, creáis que yo soy”, tal como Juan 8:58: “antes que Abraham naciera, yo soy”. Jesús estaba diciendo que Su conocimiento y Su autoridad sobre Su propia traición por Judas, eran evidencia de Su deidad. “Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy”.

Así que cuando dice que el Hijo del Hombre y Dios son glorificados uno en el otro, debemos comprender que Dios el Padre estaba glorificando a Dios el Hijo, y que Dios el Hijo, estaba glorificando a Dios el Padre. Y la gloria de esa noche fue el triunfo de una salvación que habían planeado juntos, con el Espíritu Santo, desde antes de la creación del mundo.

Y sin embargo, a pesar de esa autoridad, del conocimiento previo, y de toda esa gloria, Jesús estaba angustiado en Su Espíritu.

Quinto paso, Juan 13:21 - Jesús está angustiado en Su Espíritu

Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.

Cada uno de nosotros en este salón ha tenido un espíritu angustiado de vez en cuando. La palabra significa agitado, o intranquilo, o sin completa paz. La razón por la cual voy de la agitación de Jesús a la nuestra es que Juan mismo hace ese movimiento en el párrafo siguiente. Juan 14:1: “No se turbe [la misma palabra que en el v. 21] vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.”. Así que en Juan 13:21 Jesús está turbado en Espíritu. Y en Juan 14:1 nos dice que no debemos turbarnos, sino creer.

Entonces, esto es lo más importante que quiero darles. Existe un espíritu pecaminoso y turbado, y existe un espíritu santo turbado. Jesús está experimentando algo como lo que nosotros experimentamos. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no se compadezca de nuestra debilidad, sino Uno que fue tentado [o probado] en todas las cosas que nosotros, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Hay una inquietud de corazón que no involucra al pecado. Hay una agitación del alma que no involucra al pecado. Hay una especie de confusión turbada en el espíritu que no es debido al pecado.

Dos tipos de almas turbadas

¿Cuál es la diferencia? Mencionaré cuál creo que es la diferencia en este texto. El alma pecaminosa está turbada debido a la incredulidad. Eso es lo que Juan 14:1 parece decir: “No se turbe vuestro corazón; creed… creed”. Pero el alma santa está turbada debido al amor. Jesús no está turbado por la perspectiva de su propia agonía. Esto ocurre, ciertamente, en Getsemaní mientras suda sangre. Pero aquí, en Juan 13:21, es por su amigo (Mateo 26:50), Judas: “Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará”. Ése es el dolor. Uno de ustedes, de los que han estado conmigo por tres años, me traicionará. Después de todo lo que hemos vivido. Después de todo lo que he hecho por ustedes. Después de toda la maravilla que hemos experimentado.

Así que quiero animarles con esto: parte de la vida cristiana, que imita a Cristo, es angustia del alma. No es una turbación pecaminosa que proviene de falta de confianza en as promesas de Dios, sino una turbación santa que proviene del amor por alguien que está a punto de destruirse a sí mismo y de calumniar a Dios (vea Romanos 9:2).

La vida de Jesús no fue arruinada o hecha miserable por esta santa inquietud. La misma fe en Dios que disipa la turbación pecaminosa, mantiene a la turbación santa en sus límites adecuados. No nos abruma. Puede ser subordinada a temporadas de gran gozo.

Resumen

1. Esta historia es verdadera.

2. Usted no puede seguir a Jesús en la noche cuando Él hace la obra salvadora que solo Él puede hacer. Y eso es realmente una buena noticia.

3. Las tinieblas de esa noche sí absorbieron la Luz, y fueron destruidas por ella.

4. El Padre y el Hijo fueron glorificados en esa hora, logrando Su más gloriosa obra de salvación por los pecadores.

5. Por tanto, confíe en el Padre. Confíe en El Hijo. Y triunfe sobre la angustia pecaminosa, y mantenga la angustia santa de su alma (la angustia del amor) en sus límites establecidos.

The NT quotes Proverbs in: Rom. 3:15 (Prov. 1:16); Heb. 12:5–6 and Rev. 3:19 (Prov. 3:11–12); James 4:6 and 1 Peter 5:5 (Prov. 3:34); Rom. 12:20 (Prov. 25:21–22); and 2 Peter 2:22 (Prov. 26:11).

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