Conoce la Salvación de un Dios de amor

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Dios testifica de su salvación a Jerusalem

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Introducción

La historia de la era del Espíritu Santo en la Iglesia continua. Dios sigue obrando de acuerdo a su plan perfecto para llevar el evangelio a toda persona que escuche con fe.
Durante 21 capítulos hemos sido testigos como es realidad que “las puertas del hades” no prevalecen contra la Iglesia, y si vemos el mosaico de la historia de la Iglesia, nada, ni nadie han podido detener que la palabra de Dios siga siendo anunciada, ni siquiera el pecado dentro de la misma Iglesia.
Vemos en tiempos como éste que hemos escuchado infinidad de conjeturas de por qué esta sucediendo esto; y creo que algunas no merecen que sean despreciadas; podemos decir que el arrepentimiento debe ser un estilo de vida de la Iglesia. Pero independientemente de eso debemos fijarnos como la palabra sigue y seguirá siendo anunciada hasta que Cristo regrese.
Durante la narrativa del libro de los hechos Lucas siempre toma el momento para preparar y dejarnos ver los mensajes con los cuales los apóstoles compartieron el evangelio, y no debemos pasarlos por alto con una actitud condesendiente que supone ya estar mas allá del evangelio.
Precisamente que ahora Pablo va a Roma dice:
Romanos 1.16 RVR60
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Ahora escuchemos con atención el mensaje de Salvación que El Espíritu Santo movió en Pablo en una de las últimas oportunidades de Jerusalem de arrepentirse, y quizás la tuya también.
Hechos de los Apóstoles 21.37–22.16 RVR60
37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? 38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? 39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. 40 Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo: 1 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. 2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: 3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

1. El prepara situaciones para que tu escuches.

a) Llamó a Pablo a regresar

Hechos de los Apóstoles 19.21 RVR60
21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.

b) Lo preparó para hablar

Galatas
Gálatas 1.15 RVR60
15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
Hechos de los Apóstoles 21.37–40 RVR60
37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? 38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? 39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. 40 Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:

2. El prepara el mensaje que escucharás

Pablo estaba siendo enjuiciado por los judíos aquí, pero su valentía no derivaba de su preparación o ser una persona arrojada como algunos presumen.
Es evidente que al hablar aquí menciona algo mas importante.

a) El Juicio mas importante

I. Nuestras obras piadosas

Hechos de los Apóstoles 22.3 RVR60
3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.
Hechos 22:

II. Nuestros pecados

Hechos de los Apóstoles 22.4–5 RVR60
4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.

III. La verdadera aprensión

Hechos de los Apóstoles 22.6–7 RVR60
6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Hechos de los Apóstoles 22.6 RVR60
6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;
Hechos de los Apóstoles 22.6–7 RVR60
6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Hechos de los Apóstoles 22.6 RVR60
6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;

IV. El veredicto

Hechos de los Apóstoles 22.8 RVR60
8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.
Hechos 22:7
Romanos 3.10 RVR60
10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
Isaías 53.6 RVR60
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

V. La respuesta del hombre

Hechos de los Apóstoles 22.9–10 RVR60
9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.
Hechos de los Apóstoles 22.9 RVR60
9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.
Hechos 22:9
Hechos de los Apóstoles 2.37 RVR60
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Hechos 2

b) El dicta una sentencia inesperada

Hechos de los Apóstoles 22.10–12 RVR60
10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,
Hechos 22:10

I. Te Levanta

II. Te guía

III. Te pone en familia

C) El te da una misión inesperada

Hechos de los Apóstoles 22.14 RVR60
14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.
Hechos de los Apóstoles 22.13–15 RVR60
13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.
Hechos 22:13
Hechos 22:1

I. Que le veas

II. Que conozcas su voluntad

III. Que escuches su voz

IV. Que seas testigo

d) El demanda una respuesta

Hechos de los Apóstoles 22.16 RVR60
16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
Hechos de los Apóstoles 22.15–16 RVR60
15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

I. Obediencia

II. Consagracion

III. Unión con Él

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