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Espíritu de Profecía • Sermon • Submitted
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Una iglesia naciente
Una iglesia naciente
Desde siempre Dios ha tenido a una iglesia un pueblo como suyo.
Dios nos creó para que seamos parte de su pueblo.
A) Es así que la primera familia humana es parte de la familia de Dios (Adán, Eva, Caín y Abel, y después Set en lugar de Abel).
Los capítulos 4 y 5 nos hablan de dos descendencias:
1.- La de Caín capítulo 4 - Gente mala, el linaje que se había revelado al plan de Dios.
2.- La de Set capítulo 5 - Gente buena, los grandes patriarcas antediluvianos, el linaje divino.
Debido a esto aconteció el diluvio en el año 600 de la vida de Noé (Gén. 7:11) en donde lamentablemente todos murieron.
B) Dios recomenzó la historia con un pequeño remanente la familia de Noé, quienes salieron del arca (Noé, su esposa, sus tres hijos: Sem, Cam y Jafet y sus esposas) quienes llegaron a ser ahora el pueblo de Dios.
La gente se volvió a rebelar, trataron de construir una torre que llegara hasta el cielo, en el lugar de Dios diciendo: “por si viene otro diluvio nosotros no muramos¨” según Gén. 11. Dios los tuvo que esparcir por toda la tierra, cambiándoles el lenguaje porque en aquel tiempo todos tenían el mismo lenguaje.
C) Por lo tanto, en el capítulo 12:1-3 Dios llama a Abram y su familia para que formen parte y sean iniciadores de una nación grande que Dios haría de ellos. Para que fueran benditos en ellos todas las familias de la tierra.
De Abraham nace Ismael, después Isaac el hijo de la promesa.
De Isaac nació Esau y Jacob siendo este último el que continuaría con la línea de descendencia.
Jacob tuvo 12 hijos/ conocidos como las 12 tribus de Israel.
De ellos descendieron 75 personas a Egipto con José para su supervivencia, allí vivieron, crecieron y los hicieron esclavos por 400 años.
Entonces Dios llamó a Moisés para que fuera el libertador del pueblo de Dios de Egipto, que ya por 400 años en una nación idólatra se habían olvidado de sus mandamientos.
Dios los sacó con mano poderosa y los llevó rumbo a Canaán, donde echando fuera a siete naciones Dios les dio herencia por mano de Josué.
Después como por 450 años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.
Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis de la tribu de Benjamín por 40 años.
Quitado éste les dio por rey a David. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel.
Ya en ese tiempo Juan el Bautista predicaba que no era él, sino que tras de él venía uno de quien no es digno de desatar el calzado de sus pies.
Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas, habían distorsionado los mandamientos de Dios, sin embargo cumplieron las palabras de los profetas al condenarle.
Pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro.
Más Dios le levantó de los muertos. Como también ya estaba escrito por los profetas.
D) Por cuanto habían pervertido las enseñanzas divinas, no habían escuchado a los profetas, peor los habían asesinado como a Juan el bautista y se habían apartado de los mandamientos de Dios. Este señor Jesús fue quién inició junto con sus seguidores, lo que conocemos como la Iglesia cristiana en el primer siglo.
De la cual Santiago estaba a la cabeza como presidente de la iglesia, Pedro, Juan, Pablo y otros más apoyando, liderando y levantando el movimiento.
Por los siguientes tres siglos los cristianos se mantuvieron fieles en las enseñanzas de los apóstoles. En medio de persecuciones pero fieles en la doctrina.
Hasta que llegó el Emperador Constantino por allá de comienzos del siglo cuarto.
Aparentemente se convirtió, se bautizó y comenzó a cambiar algunas cosas doctrinales y estructurales de la iglesia.
Por ejemplo, hasta este momento los cristianos seguían guardando el día de reposo, el sábado bíblico. Constantino por medio de un decreto obligó a todos a honrar el día domingo como día del Señor.
Fue Constantino también quien comenzó a construir templos para los cristianos, encajonándolos de esa manera entre cuatro paredes, con el fin de que ya no salieran a predicar.
El espíritu de paganismo dominó a la iglesia.
Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe.
Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalsándose a sí mismo sobre Dios.
A través de eso el apóstol Pablo predijo en su segunda carta a los Tesalonicenses la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal.
Ya desde el Antiguo Testamento el profeta Daniel en su libro en el capítulo 2, capítulo 7, 8, 11, 12 también había profetizado acerca del poder papal.
Una de las principales doctrinas del romanismo enseña que el papa es la cabeza visible de la iglesia universal de Cristo, y que es investido de suprema autoridad sobre obispos y pastores de todas partes del mundo.
Aún más al papa se le han dado títulos propios de la divinidad. Se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje.
1.- Cuando el papado llegó a tener autoridad total sobre la iglesia y el estado en el año 538 d.C. Ya la profecía en Daniel 7:25 había declarado que pensaría en “mudar los tiempos y la ley”.
Comenzando con el emperador Constantino y su decreto.
Continuando con el papado y la iglesia católica que han cambiado la solemnidad del sábado al domingo, cambiando en su catecismo católico los diez mandamientos bíblicos. Entre ellos el mandamiento que habla en contra de las imágenes y el mandamiento que habla de guardar el sábado.
Continuando también con los protestantes que enseñan ahora que la resurrección de Cristo en el día domingo convirtió a dicho día en el día del Señor. Y que con la muerte de Jesús se anuló el sábado bíblico. Pero las Santas Escrituras en nada confirman este modo de ver. Ni Cristo ni sus apóstoles confirieron semejante honor al día domingo.
2.- Cuando el papado llegó a tener autoridad total también empezaron a correr los 1.260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y Apocalipsis (Daniel 7:25; Apocalipsis 13: 5-7).
La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Fue el tiempo de las cruzadas, las inquisiciones, en el siglo trece conocido como el oscurantismo de la Edad Media.
Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días” (Apocalipsis 12:6).
Días azarosos fueron aquellos para la iglesia de Cristo. Pocos, en verdad eran los sostenedores de la fe. Aun cuando la verdad no quedó sin testigos, a veces parecía que el error y la superstición concluirían por prevalecer completamente y que la verdadera religión iba a ser desarraigada de la tierra.
Aunque sumida la tierra en tinieblas durante el largo período de la supremacía papal, la luz de la verdad no pudo apagarse por completo. En todas las edades hubo testigos de Dios, hombres que conservaron su fe en Cristo como único mediador entre Dios y los hombres, que reconocían la Biblia como única regla de su vida y santificaban el verdadero día de reposo.
En Gran Bretaña el cristianismo primitivo había echado raíces, esos fieles cristianos por medio de la persecución se extendieron a Inglaterra, a Escocia, después a Irlanda, y en todos esos países la verdad era recibida con gozo. Después a la Isla de Iona en donde establecieron una escuela y fue el centro de sus trabajos misioneros. De donde enviaron misioneros a Escocia, Inglaterra, Alemania, Suiza y aun Italia. También había fieles cristianos en África central y entre los armenios de Asia.
Entre los que resistieron las intrusiones del poder papal, los Valdenses fueron los que más sobresalieron. Estos Valdenses se contaron entre los primeros de todos los pueblos de Europa que poseyeron una traducción de las Santas Escrituras. Centenares de años antes de la Reforma tenían ya la Biblia manuscrita en su propio idioma. Los ejemplares de la Biblia eran raros: por eso se aprendían de memoria sus preciosas palabras. Muchos podían recitar grandes porciones del Antiguo Testamento y del Nuevo. Además, se ocupaban también en copiar en las oscuras cavernas de las montañas donde se escondían las Santas Escrituras. Algunos eran manuscritos con la Biblia completa, otros solamente con algunos fragmentos. Su ropa estaba confeccionada de tal modo que pudieran ocultar preciosos manuscritos de las Sagradas Escrituras para compartirlos con mucha cautela cuando vieran a alguien dispuesto a recibir la verdad. Normalmente se ocultaban a traves de un oficio, profesión o vocación. Generalmente escogían el oficio de comerciantes, traficando, seda, joyas, oro, entre otros artículos difíciles de conseguir en aquel tiempo. Pero consideraban un tesoro más precioso el que llevaban escondido para compartir, esto es, la Palabra de Dios.
Ya desde este tiempo el papado enseñaba a confiar en sus buenas obras para obtener salvación. En vano trataban de encontrar paz en repetidos ayunos, crueles azotes, vigilias, con largas peregrinaciones, con sacrificios humillantes y con horribles torturas. Los que sufrían con todo eso, los Valdenses les abrían las Escrituras para enseñarles que no era así. El papado los persiguió con odio satánico, encarcelándolos y matándolos.
Después de esto en el siglo catorce apareció “El lucero de la Reforma”, Juan Wiclef, en Inglaterra en un tiempo en el que no había muchos ejemplares de las Escrituras. Pero que ya llegaba el tiempo de traducirlas y entregarlas a gentes de diversas tierras en su propio idioma.
Después de éste vino Jeronimo y Juan Hus en Bohemia en el siglo Quince, muertos en la hoguera.
Después en el siglo XVI llegó quizás el que fuera el más distinguido de todos los que fueron llamados a guiar a la iglesia de las tinieblas del papado a la luz de una fe más pura, Martín Lutero, en Alemania. Celoso, ardiente y abnegado, sin más temor que el temor de Dios y sin reconocer otro fundamento de la fe religiosa que el de las Santas Escrituras. Las ventas de indulgencias le incitaron a escribir en contra de ello y otras cosas más. Al mismo tiempo la obra comenzó en Suiza y Holanda. Con la ayuda de la imprenta llegaron ejemplares de sus escritos a Francia, España, Inglaterra, en Bélgica e Italia y muchas otras partes más. Inclusive cruzaron los océanos.
Pocas semanas después que naciera Lutero nació Ulrico Zuinglio en la choza de un pastor de los Alpes, en Suiza. Quien llego a mismas conclusiones que Lutero sin que ambos se intercambiaran literatura o pensamientos.
Hubo varios reformadores más.
En Francia antes que el nombre de Lutero fuera conocido como el de un reformador, se encontraba el anciano Lefevre, hombre de extenso conocimiento, catedrático de la Universidad de París, y sincero y fiel partidario del papa, fue uno de los primeros en recibir la luz. Quien se encargó de traducir el Nuevo Testamento al francés, al mismo tiempo que Lutero en Alemania imprimía la Biblia sacó esta en Francia.
Cuando hicieron caer a Lefevre se levantó Luis de Berquin, más temido por los papistas que al mismo Lutero. Pudo ser un segundo Lutero sino hubiera sido por lo que lo llevaron a la hoguera.
Allí mismo en París, Francia, apareció otro prominente protestante, quien creían al inicio sería uno de los más capaces y más ilustres defensores de la iglesia, pero Dios tenía otros planes para él, aún cuando se encontraba en el escolasticismo y la superstición, este era Juan Calvino. Fue criado para ser sacerdote, a los doce años ya había sido nombrado capellán de una pequeña iglesia. Pero a través de su primo hermano quien se había unido con los reformadores ocasionó un eco en su vida, comenzó a ver la mediación de los santos, las buenas obras, las ceremonias de la iglesia, como ineficaz para expiar el pecado. Finalmente, cuando vio a un mártir morir en la hoguera y verlo con paz en su semblante, se decidió a estudiar la Biblia. Dios no dejaría sin luz a París, y Calvino se había propuesto que toda Francia se volviera a la Reforma.
Hubo reformadores también en España, en los países bajos, en Escandinavia, en Inglaterra y otros países. La mayoría de ellos siendo primero, monjes, frailes, sacerdotes, obispos, de la realeza inclusive pero apegados a la iglesia quienes se dieron cuenta de la corrupción y falta de apego a la Biblia y a los mandamientos de Dios que existía en ella y decidieron hacerle frente aún a costa de su propia vida, la mayoría de ellos sino es que todos murieron a manos de la iglesia católica, hombres extraordinarios que nos faltaría tiempo para hablar de las grandes hazañas de cada uno.
Durante este tiempo de Reforma la Biblia trató de entrar en todos los países de Europa, algunos países la recibieron muy bien, mientras que en otros el papado consiguió cerrarle la entrada.
En el tiempo de la Revolución Francesa se le hizo la guerra a la Biblia y a Dios, se exaltó a la diosa la razón y Francia se autodenomino atea, la única nación en la historia del mundo, que por decreto de su asamblea legislativa, declaró que no hay Dios.
Los “cuarenta y dos meses” y los “mil doscientos sesenta días” de Apocalipsis 12:6 designan el mismo plazo, o sea, el tiempo durante el cual la iglesia de Cristo iba a sufrir bajo la opresión de Roma. Los 1.260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 d. C. y debían terminar en 1.798, fecha en la cual entró en Roma un ejército francés que tomó preso al papa, el cual murió en el destierro.
Al predecir la “gran tribulación que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho: “Si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (S. Mateo 24:22). Las persecuciones cesaron antes del año 1.798.
Siendo los cristianos perseguidos en Europa, huyendo ellos de la persecución deseaban una tierra en la que hubiera libertad de conciencia. Huyendo de país en país, les pareció ver la mano de Dios señalándoles hacia más allá del mar una tierra en donde podrían fundar un estado, y dejar a sus hijos el precioso legado de la libertad religiosa, avanzaron sin miedo en el camino que la providencia les indicaba.
Y aquí es donde entra en todo su poder Apocalipsis 12, ya habíamos mencionado que en el tiempo de persecución de los 1.260 años la mujer que representa a la iglesia huiría al desierto según el verso 6. Mismas palabras que menciona el verso 14 que la mujer huiría delante de la serpiente al desierto por tiempo, tiempos y medio tiempo que es el mismo periodo que 1.260 años.
Desierto del verso 6 y del verso 14 es el mismo término de “tierra” del verso 16. Dice: Apocalipsis 12:16 “pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y se tragó el río (agua) que el dragón había echado de su boca”. En este texto el dragón es Satanás, la mujer es la iglesia, el agua significa muchedumbres de gentes que es igual a los que están persiguiendo a los cristianos, claro que ustedes saben todo esto de la profecía bíblica, sino los invito a ver mis seminarios sobre Daniel y Apocalipsis, y “tierra” en el verso 16 que es el término clave aquí significa algo inhabitado, inhóspito, desértico. Un Nuevo Mundo, fue así que de acuerdo a la profecía de Apocalipsis 12 los cristianos que huyen de la persecución que Satanás les mandó en Europa llegan a Estados Unidos, el Nuevo Mundo, lugar inhabitado, donde comienzan a formar las trece colonias americanas. En forma extraordinaria la profecía se cumple hasta en el más mínimo de los detalles.
11 años después de que se formó la primera colonia llegó un personaje llamado Rogelio Williams al Nuevo Mundo, él fue la primera persona que estableció el gobierno civil de acuerdo con la doctrina de libertad de conciencia. El principio fundamental de la colonia de Rogelio Williams, era “que cada hombre debía tener libertad para adorar a Dios según el dictado de su propia conciencia”. Su pequeño estado Rhode Island, vino a ser un lugar de refugio para los oprimidos, y siguió creciendo y prosperando hasta que su principio fundamental - la libertad civil y religiosa - llegó a ser la piedra angular de la república americana de los Estados Unidos.
Fue así que en la Declaración de Independencia declararon, que todos los hombres fueron
creados iguales,
con ciertos derechos inalienables; (entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad).
no se exigirá examen alguno religioso como calificación para obtener un puesto público de confianza en los Estados Unidos,
El Congreso no dictará leyes para establecer una religión,
reconocieron que su deber para con Dios era superior a los decretos de los hombres y que nadie podía ejercer autoridad sobre sus conciencias.
Congregassional Documents (E. U. A.), serie No. 200, documento No. 271.
Es entonces en este contexto geográfico de Apocalipsis 12 el capítulo que habla de la iglesia, del pueblo de Dios. Que en el verso 16 nos encontramos en la “tierra” inhabitada, en un Nuevo Mundo, en Estados Unidos de América, y es aquí, en este lugar donde debe surgir lo que dice Apocalipsis 12:17 “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. Es aquí que surge el último remanente, el último pueblo de Dios para el tiempo del fin, la última iglesia que predicara con poder que Jesús viene pronto.
De acuerdo a las profecías de Daniel y Apocalipsis como hemos visto pequeñamente. La Escritura Sagrada nos dice en qué tiempo nos encontramos en (1798) y en qué lugar (Estados Unidos de América) tiene que surgir el último pueblo, la última iglesia de Dios para este tiempo del fin. Eso es lo que abordaremos en los siguientes temas. Que Dios les bendiga.