La resurrección de Cristo y sus discípulos.

Introducción.

La demostración final del poder de Cristo sobre la muerte y, por lo tanto, una prueba de su deidad, fue su resurrección. También fue el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.

David escribió del Mesías, hablando proféticamente:

Salmo 16.10 RVR60

10 Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Pedro en su discurso después de la venida del Espíritu Santo, hace alusión a este salmo de David

Hechos de los Apóstoles 2.25–28 RVR60

25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia.

Pablo predicando en Antioquía, hace referencia de igual manera.

Hechos de los Apóstoles 13.35 RVR60

35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción.

Todo lo que debía pasar, el nacimiento, la muerte y resurrección del Señor había sido ya profetizado y escrito, el antiguo testamento, habla de Cristo, y nos lleva a Cristo.

El relato de Juan, nos enseña que , el primer día de la semana,el domingo, María Magdalena fue de mañana al sepulcro.

Juan 20.1 RVR60

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.

Los Evangelios Sinópicos registran a varias mujeres que fueron a la tumba esa mañana:

Mt. 28:1, dice María Magdalena y la otra María

Mr. 16:1; dice. María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé.

Lc. 24:1, 10), dice vinieron al Sepulcro,.... y algunas otras mujeres con ella,,,, eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las demás con ellas.

Evidentemente, las mujeres salieron juntas, pero María se adelantó a las demás y llegó primero a la tumba.

María al ver quitada la piedra del sepulcro, temió lo peor. Sin duda, supuso que se habían robado el cuerpo del Señor, por lo que el verso 2, nos dice que corrió al encuentro de Pedro y Juan.

Juan 20.2 RVR60

2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.

Al correr a buscar a Pedro y Juan, ella no estuvo presente en la tumba cuando los ángeles se aparecieron a las otras y anunciaron la resurrección de Cristo Mt. 28:5–7

Mateo 28.5–7 RVR60

5 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

Aunque inicialmente eran escépticos de las explicaciones de María y las otras mujeres de la tumba vacía momo lo describe lucas (Lc. 24:11)

Lucas 24.11 RVR60

11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.

Pedro y al otro discípulo (Juan, quien nunca se nombró) fueron al sepulcro.

Juan 20.3–4 RVR60

3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

Juan llegó primero, pero el pasaje nos dice que no entró,

Juan 20.5 RVR60

5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.

Quizás el miedo, a lo desconocido o a que algo terrible le hubiera ocurrido al cuerpo del Señor, como María lo temía, le impidió entrar.

Sin embargo, Simón Pedro no tenía esos miedos. Tan impetuoso como siempre, llegó detrás de Juan y entró en el sepulcro con celeridad.

Juan 20.6-7

Juan 20.6–7 RVR60

6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.

Lo que vio era extraordinario. El cuerpo de Jesús no estaba por ningún lado, pero los lienzos con los cuales lo habían sepultado estaban puestos allí.

Hermanos, simplemente el cuerpo glorificado de Jesús en la resurrección simplemente atravesó los lienzos. Los lienzos estaban puestos allí.

Este detalle aparentemente pequeño muestra que la tumba se dejó ordenada y pulcra.

Si el cuerpo lo hubieran robado, los salteadores de tumbas difícilmente se habrían tomado el tiempo de enrollar el sudario y, en su prisa, habrían dejado esparcidas las prendas sobre toda la tumba. o hubiera sido más fácil llevarse el cuerpo sin quitarle los lienzos, o no hubieran dejado los lienzos, porque tenían especies costosas.

El verso 7, nos muestra que entonces Juan entró también a la tumba y vio, y creyó que Jesús había resucitado.

Juan 20:8

Juan 20.8 RVR60

8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

La tumba vacía, las prendas bien dobladas en el sepulcro y el sudario prolijamente enrollado fueron suficientes para Juan; aun cuando Pedro y él no habían entendido las Escrituras, que era necesario que él resucitase de los muertos, DICE EL VERSO 9.

Juan 20.9

Juan 20.9 RVR60

9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.

Aunque Jesús se los había dicho.

Marcos 8:31

Marcos 8.31 RVR60

31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.

Lo sabían lo habían oido, pero no lo podían procesar, entender.

En el relato, Juan Creyó, pero no está claro si Pedro creyó en ese momento.

Lucas 24.12 RVR60

12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

Lo que Lucas dice, pareciera sugerir que no lo hizo;

La frase “maravillándose de lo que había sucedido” podría traducirse también como “preguntándose qué habría sucedido”

Ya fuera con fe o con desconcierto, volvieron los discípulos a los suyos.

Juan 20:10

Juan 20.10 RVR60

10 Y volvieron los discípulos a los suyos.

Todo eso fue necesario para que el escenario estuviera listo para las apariciones del Señor resucitado, tales apariciones erradicarían toda duda sobre la veracidad de su resurrección. La narración de Juan se centra en los próximos versículos en la primera de esas apariciones a María Magdalena.

Ahora,

¿Qué aprendemos y qué podemos aplicar en este relato para nosotros hoy en día?

1. Al igual que los discípulos, conocemos las escrituras.

Las leemos, las tenemos, escuchamos mensajes de ellas, están ahí para nosotros.

Ciertamente muchas veces, olvidamos lo que está escrito, eso produce, muchas reacciones en nosotros. Jesús dijo a sus discípulos.

Juan 5.39

Juan 5.39 RVR60

39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

2. El olvidar lo que está escrito, produce en nosotros temor, ansiedad.

Dios dice.

Filipenses 4.6–7 RVR60

6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Mateo 6.27 RVR60

27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

Salmo 23.4 RVR60

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Y más verdades y promesas de Dios, consejo de Dios para nuestras vidas, encontramos.

3. Debemos Creer

La incredulidad, es otro factor que no nos ayuda para ver lo que Dios está haciendo, conocemos las escrituras, las leemos, las estudiamos, escuchamos el mensaje, pero nos cuesta creer.

Cuando dejamos de Creer, todo se vuelve, más difícil de ver, de poder entender.

Jesús en su discurso a los discípulos, en Juan 14, nos dejó una palabra que debe ayudarnos a entender como es que el Señor quiere que actuemos.

Juan 14.1–3 RVR60

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Hermanos; Creemos en Dios, creemos en Jesús, no dejemos que nuestro corazón se turbe, se amedrente, se preocupe más de lo que debemos.

Si, enfrentamos problemas, enfermedades, muerte en este mundo, el Señor fue a prepara lugar para nosotros, una morada celestial, no debe preocuparnos más de lo que se debe, lo que ocurre en el mundo.

Pero también le esperamos, esperamos su venida, pronto, y mientras viene, podemos mantenernos confiados, en él.

No vivamos dice Pablo a los tesalonicenses, como los que no tienen esperanza, en

1 Tesalonicenses 4.13

1 Tesalonicenses 4.13 RVR60

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Conclusión:

Los discípulos experimentaron la resurrección, conocían que tenía que pasar, Jesús se los había enseñado, pero dudaron, tuvieron temor, y Pedro enfrentó, por un tiempo la incredulidad.

Ahora nosotros que estamos en Cristo, debemos confiar en la bendita palabra de Dios y en todo lo que ella nos enseña, nos muestra acerca de las cosas que han de ocurrir ahora y en lo que está por venir.

Dios no miente, él va a cumplir todo lo que ha prometido y que está escrito. Esta seguridad, nos debe llevar a estar tranquilos, mantener nuestra fe, y vivir por la esperanza que tenemos en él.