La provisión divina para la familia

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Introducción

Uno de las principales temas de la Biblia es la providencia divina, y entre las tareas primordiales que tenemos los creyentes se encuentra la de aprender a confiar en Dios como proveedor y sustentador de la familia. Tenemos que remarcar en nuestra casa esta verdad: El Señor cuida de nosotros y nos ayuda a superar las crisis. Él es nuestro Padre bondadoso a quien podemos acudir en las dificultades con la certeza de que nunca nos abandonará, ni a nosotros ni a nuestros hijos. 2º Reyes 4.1–7
2º Reyes 4.1–7 RVR95BTO
Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: —Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos. Eliseo le dijo: —¿Qué puedo yo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa. Ella respondió: —Tu sierva no tiene ninguna cosa en la casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: —Ve y pídeles vasijas prestadas a todos tus vecinos, vasijas vacías, todas las que puedas conseguir. Luego entra y enciérrate junto a tus hijos. Ve llenando todas las vasijas y poniendo aparte las que estén llenas. Se fue la mujer y se encerró con sus hijos. Ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a uno de sus hijos: —Tráeme otras vasijas. —No hay más vasijas—respondió él. Entonces cesó el aceite. Ella fue a contárselo al hombre de Dios, el cual dijo: —Ve, vende el aceite y paga a tus acreedores; tú y tus hijos vivid de lo que quede.

NUESTRA CONFIANZA EN DIOS COMO EL PRIMER Y MÁS IMPORTANTE RECURSO.

Un profeta fiel sirvió al Señor toda su vida, pero la muerte llegó cuando todavía tenía esposa e hijos que dependían de él. Había adquirido deudas que no pudo liquidar y los acreedores quisieron pasar la factura a la viuda y a sus hijos, tomando a los muchachos como sirvientes. La mujer en su angustia acudió al profeta Eliseo para solicitar una respuesta divina. Ella había aprendido que Jehová respondía por sus servidores, y tenía la confianza en que sus oraciones serían contestadas. El feliz final de la historia nos dice que aquella dama recibió un milagro divino de provisión que la ayudó a pagar por completo lo que debía y le sobraron recursos para mantener a su familia sin problema.
Nosotros tenemos que aprender el principio de buscar al Señor como primer recurso en nuestras crisis económicas. Antes de procurar la ayuda humana tenemos que orar al Padre para que abra puertas de bendición para nuestra familia. Es importante que los hijos vean la fe de sus padres y tengan un testimonio fiel de lo que es depender de Dios y sus beneficios. Nos libraríamos de crisis mayores, de cadenas de pagos subyugantes y de dolores de cabeza innecesarios si practicáramos la disciplina de poner a Cristo en primer lugar. Es posible que el mundo nos cierre la mano, que nos fallen las personas, o que nos nieguen la ayuda aquellos en los que más confiamos, pero podemos estar seguros que Jehová es bueno y que su amor y su misericordia son tan grandes que siempre velará por el bien de nuestro hogar. 2º Reyes 4.1
2º Reyes 4.1 RVR95BTO
Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: —Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos.

NUESTRA FE FIRME POR ENCIMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS.

Cuando la viuda acude a Eliseo en busca de apoyo recibe una respuesta que parece no ayudar mucho. Él le pregunta: ¿Qué tienes en tu casa? Su respuesta nos habla de la situación tan precaria que atravesaba. Todo lo que poseía de valor era una vasija de aceite (4:2). La instrucción del siervo de Dios es que toda la familia se integre en buscar la solución. Saldrán la mujer y sus hijos con los vecinos a pedir prestados los recipientes vacíos y las reunirán en su hogar (4:3). Luego se encerrarán y de la vasija llena pondrán el aceite en las demás (4:4). ¡Imaginemos la sorpresa de aquella madre cuando la hacen quedarse con lo poco que tiene y llenar su habitación de recipientes sin nada!
Pero ella obedeció y sus hijos también. No replicaron a la orden del profeta, aunque parecía un absurdo y, aparentemente no resolverían nada con la instrucción, ellos se mantuvieron firmes en su fe. Confiaban que de la nada Jehová podría sacar la provisión. Creían en los milagros (4:5).
En ocasiones nuestra fe es probada como la de esta familia. Buscamos ayuda y parece que no la recibimos, los consejos que nos dan no representan una solución. Esperamos dinero, comida, bienes materiales, trabajo y nos dan sugerencias e instrucciones que no satisfacen. Pero tenemos que aprender a no dudar de la bondad de Dios aunque la crisis se agrande. No dejemos de confiar en la fidelidad del Señor. De una vasija de aceite él puede hacer que se llenen mil. Es capaz de multiplicar los escasos recursos con los que contamos hasta que seansuficientes para salir del problema y aun nos quede sobrante para suplir otras necesidades que no teníamos contempladas. Involucremos a toda nuestra gente en el milagro. Que todos busquen al Creador, que oren y que sean testigos del poder maravilloso que emana del cielo. 2º Reyes 4.2-5
2º Reyes 4.2–5 RVR95BTO
Eliseo le dijo: —¿Qué puedo yo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa. Ella respondió: —Tu sierva no tiene ninguna cosa en la casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: —Ve y pídeles vasijas prestadas a todos tus vecinos, vasijas vacías, todas las que puedas conseguir. Luego entra y enciérrate junto a tus hijos. Ve llenando todas las vasijas y poniendo aparte las que estén llenas. Se fue la mujer y se encerró con sus hijos. Ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite.

NUESTRA BUENA ADMINISTRACIÓN.

Una vez que la familia del profeta ve el milagro de provisión regresa la mujer con Eliseo para testificar y para recibir nueva instrucción (4:6). El varón de Dios la instruye para que administre la bendición divina, de tal modo que no viva en crisis permanente. Ella debe vender el aceite, quizá a las mismas personas que le prestaron las vasijas vacías o a otros vecinos. El dinero resultante debe ser distribuido en dos cauces: pagar la deuda y vivir con el resto (4:7). Se trataba de recursos suficientes para salir del problema y no volver a entrar más en él.
Muchas veces sufrimos tensiones extras porque no administramos la bendición que el Señor nos da. No pocos pedimos un milagro de provisión, y cuando llega la respuesta somos tentados a no liquidar la deuda, sino usar el dinero en otras cosas. Otra de las tentaciones es la de gastar rápido lo que nos quedó y no guardar nada para después. Si clamamos a Dios que nos dé para pagar una cuenta y salir de una crisis, y él atiende la oración, hay que finiquitarla a la brevedad para no tener más cargas con acreedores. Si nos sobra, debemos ahorrar el resto para el futuro. Usemos los recursos sabiamente, valoremos la intervención milagrosa del Señor y honremos su favor siendo buenos mayordomos de los bienes que él nos entrega. 2º Reyes 4.6-7
2º Reyes 4.6–7 RVR95BTO
Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a uno de sus hijos: —Tráeme otras vasijas. —No hay más vasijas—respondió él. Entonces cesó el aceite. Ella fue a contárselo al hombre de Dios, el cual dijo: —Ve, vende el aceite y paga a tus acreedores; tú y tus hijos vivid de lo que quede.

Conclusión

Nuestro Padre celestial ha prometido cuidar de nosotros siempre. Cristo nos pide que confiemos en él y que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia, y nos promete que todas las demás cosas nos serán añadidas (Mateo 6:33). Así que, cuando atravesemos por tiempos de crisis, acerquémonos al trono de la gracia como primer recurso. Que nuestra familia aprenda a unirse en oración para enfrentar los tiempos malos, y que nuestros hijos sean testigos de la intervención milagrosa del Todopoderoso para suplir toda necesidad. Mantengamos firme nuestra fe en la bondad del Creador, y utilicemos sabiamente los bienes que él nos otorga. Hagamos que en nuestra casa sea reconocida la providencia divina.
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