¿ES LA FE QUE PROFESAS EN DIOS, LA VERDADERA FE QUE SALVA?
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· 463 viewsA través de está enseñanza, se promueve al oyente a evaluar si está en la fe salvífica, aquella que lleva realmente a la vida eterna por medio de la obra de Cristo a nuestro favor.
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Handout
Handout
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Buenos día a todos los que están viendo esta transmisión: hermanos en Cristo, familiares, amigos, conocidos o personas nuevas que se están conectando.
En está mañana, quiero dar primeramente gracias al Señor por esta oportunidad que tengo hoy de compartir con ustedes un mensaje de la Palabra escrita de Dios. Me acercó con profundo temor delante de Su glorioso trono, con sinceridad en mi corazón y reconociendo mi total incapacidad de estar aquí delante, no sólo de está cámara, sino delante de la presencia SEÑOR, para hablar a mi corazón y a sus vidas como de parte de Dios en Cristo (2 Cor 2.17).
Antes de comenzar con nuestro tema, quiero narrar una historia, a manera de introducción, representada en la imagen que van a estar viendo:
Los 6 ciegos y el elefante:
Érase una vez seis sabios hombres que vivían en una pequeña aldea. Los seis eran ciegos. Un día, alguien llevó un elefante a la aldea. Ante tamaña situación, los seis hombres buscaron la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver.
– Ya lo sé -dijo uno de ellos-. ¡Palpémoslo!
– Buena idea -dijeron los demás-. Así sabremos cómo es un elefante.
Dicho y hecho. El primero palpó una de las grandes orejas del elefante. La tocaba lentamente hacia delante y hacia atrás. – El elefante es como un gran abanico -dijo el primer sabio.
El segundo, tanteando las patas del elefante, exclamó: «¡es como un árbol!». – Ambos estáis equivocados -dijo el tercer sabio y, tras examinar la cola del elefante exclamó-. ¡El elefante es como una soga!
Justamente entonces, el cuarto sabio que estaba palpando los colmillos bramó: ¡el elefante es como una lanza!
– ¡No!, ¡no! -gritó el quinto-. Es como un alto muro (el quinto sabio había estado palpando el costado del elefante).
El sexto sabio esperó hasta el final y, teniendo cogida con la mano la trompa del elefante dijo: «estáis todos equivocados, el elefante es como una serpiente».
– No, no. Como una soga. – Serpiente. – Un muro. – Estáis equivocados. – Estoy en lo cierto. – ¡Que no! Los seis hombres se ensalzaron en una interminable discusión durante horas, sin ponerse de acuerdo sobre cómo era el elefante.
Historia de Los 6 ciegos y el elefante: Érase una vez seis sabios hombres que vivían en una pequeña aldea. Los seis eran ciegos. Un día, alguien llevó un elefante a la aldea. Ante tamaña situación, los seis hombres buscaron la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver.
Como vimos en la imagen cada ciego toco una parte del elefante y así mismo genero una perspectiva de la realidad que sintió con sus manos, sin embargo vemos que ninguno de los ciegos llegaron a identificar la imagen completa del elefante. Cada uno se hizo una realidad distorsionada o subjetiva, y la afirmaba como verdad objetiva o absoluta.
Ahora, quise compartir esta pequeña historia, porque hoy en día en nuestra cultura latina, vemos que muchas personas dicen creer en Dios, o tener fe en Dios; cada una da una perspectiva de su fe en Dios, cierto? Unos dicen: “yo creo en Dios a mi manera”, otros dicen: “Dios no se encuentra definido en una sola religión, todas las religiones conducen a Dios”. Otra persona tal vez dirá con mayor arrogancia: “X o Y religión sí es la verdadera, la de los demás es la falsa”.
Así que quiero, con está historia, ilustrar nuestro tema del día de hoy. Lo titule para los que toman nota: ¿ES LA FE QUE PROFESAS EN DIOS, LA VERDADERA FE QUE SALVA?
Quiero que cada uno, podamos examinar y evaluar la creencia o la fe que profesa, y a la luz de las las Sagradas Escrituras, ver si realmente tu fe, es la Fe verdadera en el Dios de la Biblia que te va a salvar de Su ira venidera.
Vamos a buscar en nuestras biblias el pasaje central de la enseñanza de hoy: (leer sólo Stg 2.14)
14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarle?
Santiago, es una carta que de acuerdo a los eruditos bíblicos, fue escrita por el medio hermano de Jesús, entre el año 45 al 62 d.C. Es una carta dirigida, se cree, a la iglesia de Jerusalén. Y está carta busca en general fomentar la vida cristiana práctica.
Note, ahora que Santiago dice al final del versículo “¿Acaso puede esa fe salvarle?”. Al ver este interrogante, yo me preguntaba a mí mismo:
¿si hay una fe que puede salvarme, será que hay alguna fe que NO puede salvarme?
Y la respuesta a esta pregunta es SÍ. La Biblia nos muestra que existe un tipo de “fe” que no nos puede salvar. Y es esto lo que primero vamos a ver en este día.
¿Cuál es la fe que NO salva?
“FE EN LA SUFICIENCIA HUMANA”
“FE EN LA SUFICIENCIA HUMANA”
En este primer punto me refiero a esa fe que yo normalmente puedo basar en la propia capacidad del hombre para hacer o emprender diferentes planes, proyectos o buenas obras, las cuales esta basadas en sus propios esfuerzos y méritos, con el fin de esperar esa retribución divina. Por ejemplo (Sal 20.7; Ose 10.13):
7 Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos.
Y también en:
13 Habéis arado iniquidad, habéis segado injusticia, habéis comido fruto de mentira. Porque has confiado en tu camino, en la multitud de tus guerreros,
Como leímos, aquí vemos al ser humano confiando o teniendo fe más en sus posesiones materiales o incluso en su propia sabiduría para tomar decisiones. Y no sólo esto, sino también vemos como las personas, y familias confían más en el poderío militar de su nación, pensando que los pueden mantener a salvo. Pero vemos en la realidad que no es así. En Sur América nos damos cuenta, como los militares se quedan demasiado cortos para salvaguardar la vida de las personas, para protegerlos, para combatir a la delincuencia, la maldad, y tantos otros males que nos agobian cada vez más.
Y a veces, para no irnos tan lejos, pensemos en nuestras propias ¿vidas: está puesta tu confianza más en tus posesiones materiales, las cuales te brindan una cierta sensación de seguridad, pero que las polillas se las comen, y el oxido las destruye, y donde los ladrones se las pueden robar, que en las bendiciones espirituales de Dios en Cristo? Confías más en lo que los gobiernos, mandatarios y el poder militar pueden llegar a hacer en nuestro país, que en las promesas que Dios nos ha hecho por amor a Su nombre?
Quiero que consideré si su fe en cuanto a la vida eterna, está cimentada en estas cosas. Tal vez alguno diga, yo no tengo fe en eso, porque sé que nada me voy a llevar, y estoy haciendo todo esto para dejarle algo a mis hijos. Y es un motivo noble, sublime y altruista, pero en cuanto a la vida eterna, estás cosas realmente son temporales y así usted quiera ganar el mundo entero, de nada le sirve hacerlo si su alma se pierde.
Otro tipo de “fe” que NO salva es:
“FE EN TI MISMO”
“FE EN TI MISMO”
Hoy en día es muy común escuchar este tipo de positivismo en nuestra sociedad y lamentablemente en las iglesias. Vemos que la sabiduría humana, las diferentes ramas de la psicología, la inteligencia emocional y hasta la Neurolingüistica, nos dicen constantemente esto: “debes tener fe en ti mismo”. “Debes creer que tú lo puedes hacer”. “Naciste para triunfar”. “Tu puedes lograr todos los sueños que te propongas”, “tú eres el capitán de tu barco y el dueño de tu destino”. Pero, todas estas declaraciones no son más que simples expresiones de que yo, soy el super hombre que puedo lograr cualquier cosa que me proponga. Noten lo que dice Prov 28.26; 3.5; 1 Cor 2.5-6
Noten lo que dice Proverbios:
26 El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que anda con sabiduría será librado.
Y la Escritura añade:
5 Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.
Hay más fe o confianza en lo que dice mi corazón, que lo que nos dice el corazón de Dios revelado en Su Palabra. Está fe en mí mismo, incluye también fe o confianza en la sabiduría humana:
5 para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo,
La sabiduría de este siglo, que es hecha por los hombres a los largo de las últimas generaciones, toma mayor valor que la Sabiduría que proviene de Dios (contenida en las Escrituras); así mismo la sabiduría de los gobernantes. Y claro, como cristianos debemos orar por nuestros gobernantes para que Dios les de sabiduría para dirigir una nación, pero esa sabiduría que pedimos a Dios por un gobernante, es para que el gobierne direccionado bajo principios bíblicos y el temor de Dios.
Y una vez más, somos como uno de los ciegos de la historia del elefante, pensando que las diferentes corrientes del pensamiento humanista, como la filosofía, la psicología, la ética humana, la sociología, la ciencia, y lo que es políticamente correcto, determina lo que nosotros creemos o tenemos fe. Y tristemente la idea de Dios cada vez más se ha venido segregando de estos ámbitos.
Otro tipo de “fe” que NO salva es:
“FE EN ÍDOLOS”
“FE EN ÍDOLOS”
Me llama mucho la atención, que buscando en un diccionario bíblico, la palabra ídolo quiere decir “nada, vano, inútil”. Y con este significado en mente, miremos lo que dicen estos versículos: (Is 42.17; 44.17; Ez 14.3)
17 Pero los que confían en ídolos, los que dicen: “Ustedes son nuestros dioses”, se alejarán avergonzados.
Y dos capítulos más adelante Isaías dice:
17 Luego toma lo que queda y hace su dios: ¡un ídolo tallado! Cae de rodillas ante el ídolo, le rinde culto y le reza. «¡Rescátame! —le dice—, ¡tú eres mi dios!».
Claramente esto no sólo hace referencia a ídolos de imágenes u objetos supuestamente sagrados, a los cuales se acude en momentos de angustia, ansiedad o dificultad, sino también a cualquier otra clase de ídolo o dios al cual nos postramos delante de él y lo adoramos desde nuestro corazón, mente y cuerpo.
Un ídolo, como ya vimos es nada/vano/inútil, y un ídolo también es todo aquello que le quita el primer lugar a Dios en nuestras vidas, empezando por lo que hay en nuestros corazones, en otras palabras, nuestros sentimientos, emociones, deseos, voluntad o anhelos. El profeta Ezequiel lo expresa de la siguiente manera:
3 «Hijo de hombre, estos líderes han levantado ídolos en su corazón. Se han entregado a cosas que los harán caer en pecado. ¿Por qué habría de escuchar sus peticiones?
Así que, quiero preguntarles:
¿Cuál es el ídolo o los ídolos que hay hoy en tu corazón o en tu vida?
Hemos hecho un ídolo de nuestro trabajo, una relación de pareja o de noviazgo; hemos hecho un ídolo del dinero, o de la posición social; hemos hecho un ídolo en nuestro corazón de la pereza, el ocio, las redes sociales, la vagancia, las series de T.V, la comida en exceso, etc?
Pensemos por unos momentos, cuáles son todos esos ídolos, y lo que debemos hacer es sacarlos fuera, quemarlos, y destruirlos por completo.
Bueno, entonces hasta el momento hemos visto los tres tipos de “fe” que no salva. La “fe” en la suficiencia humana, la “fe” en mi mismo y la “fe” en ídolos. Así que, ¿cuál es entonces la FE QUE SALVA?
Vamos a ver las características de la fe que salva a continuación:
LA VERDADERA FE QUE SALVA
LA VERDADERA FE QUE SALVA
Lo primero que debemos considerar de la Fe salvífica es que:
1. ES UN DON/REGALO DE DIOS
1. ES UN DON/REGALO DE DIOS
Como hemos visto en los anteriores puntos, la “fe” que proviene del hombre, o que es causada por la humanidad, es una fe vana e inútil. Pero la verdadera fe que produce una salvación eficaz, no proviene del hombre como un esfuerzo del cual admirar, sino veamos que dice la Escritura: (Ef 2.8-9)
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte.
Quiero que en estos pasajes observemos que la fe que produce salvación, y la salvación misma por medio de esa fe, es un regalo de Dios; no depende de nuestras obras, de nuestros esfuerzos, o de acciones buenas cuyo fin esperamos sea Dios recompensando; no! Si la fe que salva proveniera de las obras que el hombre pueda hacer, entonces la salvación ya no sería un regalo de Dios, sino que sería un premio o recompensa que se espera recibir por una buena conducta o esfuerzo. Y si esto es así, pensemos cómo será la eternidad con personas que se estarán jactando o vanagloriando sobre sus obras buenas, todas las personas allí hablando de lo que hicieron en este mundo, y esperando cierta aludación de los demás. Esto ciertamente es orgullo, y estoy seguro que Dios no permitirá esto.
Y también vemos en:
27 ¿Podemos, entonces, jactarnos de haber hecho algo para que Dios nos acepte? No, porque nuestra libertad de culpa y cargo no se basa en la obediencia a la ley. Está basada en la fe. 28 Así que somos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.
2. ESTÁ PUESTA EN CRISTO SOLAMENTE
2. ESTÁ PUESTA EN CRISTO SOLAMENTE
El objeto de la verdadera fe que salva está puesta solamente en Cristo Jesús. Como ya lo vimos, no es una fe en ídolos, en mí mismo o en la suficiencia de la humanidad; sino en el Hijo amado y bendito de Dios el Padre, el Señor Jesucristo: (Jn 3.14-17)
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, 15 para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
Somos salvos únicamente por la fe o por creer en Cristo. Pues:
12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
3. PRODUCE UN HECHO SOBRENATURAL EN MI
3. PRODUCE UN HECHO SOBRENATURAL EN MI
La verdadera fe que salva, es evidente por el mayor milagro que puede ocurrir en la vida de un ser humano, esto es, el nuevo nacimiento. Vemos en Jn 1.12-13; 3.3-6:
12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
Y en palabras del Señor Jesucristo, más adelante dice:
3 Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo*: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? 5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Recibir el regalo de la fe que proviene de Dios para creer en el nombre de Su Hijo, Cristo, nos da derecho de ser hijos de Dios. Y la evidencia que somos verdaderos hijos de Dios es que hemos nacido de nuevo, ocurrió en mí un nuevo nacimiento que viene de Dios por medio de Su Palabra y el Espíritu de Dios. En otras palabras, en mí hay una vida nueva, hay en mí vida un antes de Cristo, y un después de Cristo; esto es confirmado por el testimonio que ahora los que me conocen pueden ver en mí.
Ahora, la confirmación de esto que acabo de decir es que la verdadera fe que salva...
4. ES DEMOSTRADA EN UNA OBEDIENCIA QUE DA FRUTOS
4. ES DEMOSTRADA EN UNA OBEDIENCIA QUE DA FRUTOS
Cuando entendemos que la salvación por medio de la fe en Cristo es un regalo, que el objeto de esa fe es Cristo, el Hijo del Dios vivo y verdadero, y que ocurre un hecho sobrenatural de un nuevo nacimiento en nuestras vidas, entonces el resultado evidente que los demás están observando en mi, es una obediencia que produce frutos y buenas obras: Mat 7.21; Jn 6.28-29; 2 P 1.5-10; Gal 5.22-23
21 No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Hacer la voluntad de Dios el Padre, es una evidencia de obediencia y de la fe que salva. Y cuál es la voluntad de Dios?
28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado.
Si tú realmente quieres obedecer a Dios, si decimos creer en Dios, entonces debemos poner práctica o hacer la obra de Dios. Y cuál es la obra de Dios? Creer, tener fe en el que Él ha enviado, esto es en Cristo.
Y cuando creemos en Cristo, esa fe necesariamente debe producir en nosotros lo que dice Pedro en el siguiente pasaje:
5 Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; 6 al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; 7 a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8 Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos. 9 En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus antiguos pecados. 10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás,
Esta obediencia empieza a generar en mí los frutos del Espíritu Santo:
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
Y así mismo obras de fe en actos externos, los cuales hago ya no para buscar el favor de Dios por un beneficio terrenal o eterno, sino que en mí hay obras de fe que son el resultado de que nacido de nuevo, de que el objeto de mí fe es Cristo y de que esa salvación por la fe en Cristo es un regalo de Dios:
14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarle? 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, 16 y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. 20 Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?
Debemos mostrar al mundo, a nuestras familias, a nuestra esposa, esposo, hijos, padres, hermanos, compañeros de trabajo, amigos y conocidos una fe por las obras de una vida transformada, de un nuevo corazón con nuevos deseos, sentimientos, voluntad, pensamientos y comportamientos.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Quiero que ahora con todo lo que hemos aprendido hoy a través de las Escrituras, nos examinemos si estamos en la verdadera fe que Salva.
¿Dónde está tu fe hoy?
Tu “fe” está en la suficiencia de un gobierno, de los hombres, de tus posesiones materiales, o de tus propios esfuerzos, los cuales crees que te libraran de las aflicciones de este mundo y de la ira de Dios?; tu fe está en tu propia sabiduría y opinión como la de los 6 ciegos de la historia?, donde crees, según tu propio corazón y tu experiencia, en un dios que sólo es un ayudador, un bonachon, que esta a tu merced para satisfacer tus deseos egoístas, pero que no es realmente el Dios de la Biblia?
Tu fe hoy está en tus ídolos? los cuales crees que te van a ayudar, pero que en realidad son nada más que inútiles y vanos, los cuales no pueden hablar, ni oír, ni ver.
O tu fe está realmente en Cristo, en el Hijo del Dios de la biblia? Y sí respondes que sí, entonces te invito a que te examines, si esa fe realmente está produciendo en ti obediencia que se ven en frutos de una vida nueva, y también está generando en ti obras de fe de una transformación constante y progresiva, en las que las personas que están en tu casa, tu trabajo, la iglesia o en tu barrio podrían dar testimonio de ello?
En este día quiero hacer una invitación a todos los que están viendo o escuchando esta enseñanza, sean cristianos o no, crean en Dios o no. Si has llegado hasta este punto del mensaje quiero que consideres que:
Si nunca has creído en Jesucristo, te llamo para que te refugies en Él, corre hacia el Señor, arrojate en Su misericordia. Él dice que al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera, [Él es el amigo de los pecadores, mientras que Él es el enemigo de los pecadores], Su misericordia triunfa sobre Su ira. Y si vienes al Señor Jesucristo, si crees en Él, si te refugias en Él, si te arrojas sobre Él, si te arrepientes de tus pecados, si te niegas a ti mismo, encontrarás la gracia, el perdón y la misericordia de este Rey; quien ha sido designado por el Padre y quien está entronizado a Su diestra. Él dice que cualquiera que invoque el nombre del Señor, será salvo.
Si nunca has creído en Cristo, invoca al Señor, “buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto está cercano”; y Él te recibirá si vienes mientras Él te ordena que vengas. Él dice: “venid a mí todos los que están cansados y cargados y yo los haré descansar, tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas, porque mi carga es fácil y mi yugo es ligero”. Él dice: “si algún hombre tiene sed, que venga a mí y beba; de lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”. Solo ven a Cristo, Él dice: entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplio el camino que lleva a la perdición; y muchos son los que entran por ella, pero estrecha es la puerta y angosto el camino que llevan a la vida y pocos son los que la encuentran.
Si nunca has creído en Jesucristo, si nunca has invocado su nombre. Te insto en este momento, en este mismo momento en el fondo de tu corazón, para que te vuelvas al Señor y digas: “Señor Jesús, soy un pecador, pero Tú eres el amigo de los pecadores que ha venido a buscar y a salvar lo que está perdido. Señor Jesús, recíbeme en Tu reino”.
El que viene a mí, Jesús dijo, de ningún modo lo echare fuera (Jn 6.37); encontrarás un Salvador dispuesto y amoroso que te abrazará en sus brazos y te llevará a su reino y te vestirá con su justicia perfecta y lavará todos tus pecados y que ha preparado un lugar en el cielo para ti. Ninguna oferta más grande podría extenderse a ninguno de nosotros aquí, que la oferta gratuita del evangelio de Jesucristo. Porque Él ha venido a buscar y salvar lo que está perdido; y si nunca has reconocido que estás perdido y que necesita ser salvado, vuélvete a Él en este momento y Él te salvará y te salvará para siempre. Pero si no lo haces, habrá un día de temor que se acerca y será impactante en ese día si te paras frente a Él sin un abogado, debes resolver esto con Él hoy y antes de llegar a la corte del juicio de Dios.
¿Has venido a poner tu total confianza en el Señor Jesucristo?, ¿entiendes que has pecado y estás destituido de la gloria de Dios? ¿Comprendes que hace 2000 años en la cruz, Jesucristo fue levantado para morir por los pecadores; que Él murió en el lugar de todos aquellos que lo invocarán, y que a través de su muerte y el derramamiento de su sangre él ha hecho la única expiación por nuestros pecados, por la cual podemos encontrar una aceptación plena y libre con Dios?
¿Has venido a arrepentirte de tus pecados, a apartarte de una vida de independencia y autonomía de Dios, ¿has venido a confesar y reconocer que has pecado y estás destituido de la gloria de Dios?, ¿Has venido a comprometer tu vida y entregar tu vida al Rey de reyes y al Señor de señores, a este Cristo resucitado?
Él es el Buen Pastor y todas sus ovejas, Él las conducirá con seguridad al cielo un día.
Por favor, ven a Cristo, ponte a cuentas con Dios hoy, no menosprecies Su mensaje al seguir llevando la misma vida, una vez termine este sermón.
Oremos...