Misericordia para un extravidado
Lot el sobrino de Abraham
Lot, demostrando su integridad espiritual provee hospedaje para los visitantes que eran ángeles no identificados (Heb. 13:2)
Por falta de determinación y por apego a Sodoma, la mujer de Lot no alcanza la liberación y se convierte en un objeto inservible del lugar (Luc. 17:32)
Sodoma y Gomorra quedaban en la región sur del mar Salado, a unos 60 km. de Mamre
Este territorio destruido está cubierto hoy día por las aguas del mar Salado
Y aun así, increíblemente Lot vaciló; no podía tomar una acción firme. Se había encariñado tanto con lo que Sodoma le había ofrecido que se mostraba renuente a abandonarla
Al llegar el momento de la partida, Lot parecía demasiado lento en su acción
Pero Lot se detenía (v. 16). ¿Fué por tristeza ante la perspectiva de perder todas sus propiedades adquiridas durante muchos años? o ¿fué que su corazón generoso quedase paralizado por los pensamientos de la terrible crisis? Esta es una manera caritativa de explicar una demora que le habría sido fatal, si no hubiera sido por la bondadosa insistencia y la urgencia del ángel
Vv. 1—29. Lot era bueno pero no había nadie más del mismo carácter en la ciudad. Toda la gente de Sodoma era muy mala y vil. Por tanto, se tomó el cuidado de salvar a Lot y su familia. —Lot se demoró, actuó frívolamente. Así pues, muchos que están convictos de su estado espiritual y de la necesidad de un cambio, difieren esa obra necesaria. La salvación de los hombres más justos es de la misericordia de Dios, no por sus propios méritos. Somos salvados por gracia. El poder de Dios debe también reconocerse al sacar almas de un estado de pecado. Si Dios no hubiera sido misericordioso con nosotros, nuestra demora hubiera sido nuestra ruina. —Lot debe correr por su vida. Él no debe anhelar Sodoma. Se dan órdenes como estas a quienes, por medio de la gracia, son librados de un estado y condición de pecado. No volváis al pecado ni a Satanás. No descanséis en el yo ni en el mundo. Acudid a Cristo y al cielo, pues eso es escapar a la montaña, no debiendo deteneros antes de llegar. En cuanto a esta destrucción, obsérvese que es una revelación de la ira de Dios contra el pecado y los pecadores de todas las edades. Aprendamos de aquí lo malo de pecar y su naturaleza dañina; conduce a la ruina.
Lot, al igual que Noé, sirve de testimonio contra la pecaminosidad de la ciudad (2 Ped. 2:7, 8)