Efesios 1.15-23 (2)
Introducción
a lo largo del primer capítulo de su carta parece dirigirse más a Dios que a ellos. Comienza con una extraordinaria bendición (1:3–14), y continúa con una gran intercesión (1:15–23). Efesios 1 está en realidad dividido en estas dos secciones. Primero, Pablo bendice a Dios por habernos bendecido en Cristo; luego pide que Dios abra nuestros ojos para que podamos ver la plenitud de su bendición.
En el párrafo anterior ha escrito en términos bastante generales de qué manera él y sus hermanos cristianos judíos habían esperado primero en Cristo (v. 12) y cómo sus lectores, cristianos gentiles, habían ‘oído el mensaje de la verdad … y lo creyeron’ (v. 13). Ahora se vuelve más personal: desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los santos (v. 15).
Proposición: Pablo ora para que los efesios que tenían fe y amor conozcan más a Dios
1)Los efesios eran creyentes fieles (tenían fe y amor por todos los santos vs 15
El tráfico marítimo era activo en aquellos días; a los visitantes se les permitía ver al famoso prisionero en Roma; los lazos de fraternidad cristiana eran muy sólidos. Por todas estas razones no es de sorprenderse que habiendo transcurrido unos cuatro años desde el tiempo en que el apóstol laboraba en Efeso—obra que benefició también a las personas de los lugares circundantes (Hch. 19:10, 26)—hubiese estado siempre bien informado
2) Pablo ora constantemente por los efesios vs 16-17
La respuesta la provee Pablo mismo. En resumen sería lo siguiente: lo que ya está presente, debe ser fortalecido. El Espíritu Santo está en ellos, indudablemente; sin embargo, el apóstol ora para que los efesios “sean fortalecidos con poder por medio de su Espíritu en el hombre interior” (3:16). La obra que había comenzado en los corazones debía continuar hasta su perfección (Fil. 1:6). El amor y los demás frutos debían “abundar más y más” (Fil. 1:9; cf. 1 Ts. 3:12, 4:10).
Y ¿cuál es su pedido? No es que reciban una ‘segunda bendición’, sino más bien que puedan apreciar todo lo posible las consecuencias de la bendición que ya han recibido
Crecer en conocimiento es indispensable para crecer en santidad.
Aunque la RVR escribe ‘espíritu’ con minúscula, la referencia probablemente sea al Espíritu Santo, como traduce NVI, ya que la Escritura habla de él como ‘el espíritu de verdad’, el agente de la revelación y el maestro del pueblo de Dios. No es que podemos pedirle a Dios que ‘dé’ el Espíritu Santo a aquellos que ya lo han recibido y han sido ‘marcados’ con él (v. 13), sino que podemos y debemos orar por su ministerio de iluminación
no tenemos libertad para inferir de esto que nuestra responsabilidad consiste solamente en orar y esperar la iluminación, y no pensar para nada. Otros cometen el error opuesto: utilizan su mente y piensan, pero dejan poco lugar a la iluminación del Espíritu Santo.
sin embargo, su iluminación no tiene intenciones de ahorrarnos el trabajo de utilizar la mente.
Así oraba Pablo: para que sepan … cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos … que Dios ejerció en Cristo … (vv. 18–20). Es vital ver cómo Pablo une los verbos ‘saber’ y ‘creer’
Por lo tanto, la fe y el conocimiento se necesitan uno al otro. La fe no puede crecer sin una firme base de conocimiento; el conocimiento es estéril si no trae aparejada la fe.
El apóstol junta ahora tres grandes verdades que quiere que sus lectores (por medio de la iluminación del Espíritu Santo) conozcan en su mente y por experiencia. Se refieren al llamado de Dios, su herencia y su poder
2A) Qué pide exactamente —>
Esperanza a que los ha llamado
Pablo sabe que la forma mejor para expulsar las antiguas tendencias pecaminosas no es concentrar la preocupación en ellas sino más bien en las bendiciones de la salvación.
Todo esto estaba en la mente de Dios cuando nos llamó. Nos llamó a Cristo y a santidad, a libertad y a paz, a sufrimiento y a gloria.
las riquezas de la herencia de su gloria
Es verdad que los autores del Antiguo Testamento enseñan sin ambigüedad que el pueblo de Dios era su ‘herencia’ o ‘posesión’ (en la sección anterior encontramos una referencia a esta verdad en los versículos 12 y 14). Pero el pasaje paralelo de Colosenses 1:12 sugiere la otra interpretación, es decir que ‘la herencia de Dios’ se refiere aquí a lo que él nos dará, porque debemos agradecer al Padre, que nos ‘ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz’.
Cómo será exactamente excede nuestra imaginación. Así que actuaremos con sabiduría si no somos dogmáticos acerca de esto. Sin embargo, algunos aspectos han sido revelados en el Nuevo Testamento, y no nos equivocaremos si nos apoyamos en ellos. Se nos ha dicho que ‘veremos’ a Dios y su Cristo y lo adoraremos; que esta visión ‘bienaventurada’ será una visión transformadora, porque ‘cuando Cristo venga seremos semejantes a él’, no sólo en cuerpo sino también en carácter; y que gozaremos de perfecta comunión unos con otros
La extraordinaria grandeza de su poder
Porque si hay dos poderes que el hombre no puede controlar y que lo esclavizan, ellos son la muerte y el mal. El hombre es mortal, no puede evitar la muerte. El hombre ha caído, no puede vencer al mal. Pero Dios, en Cristo, ha conquistado a ambos y, por lo tanto, puede rescatarnos de ambos.
el apóstol ora para que se conceda a los efesios ojos esclarecidos de modo que puedan ver y discernir que, para que se haga posible la transformación de su firme esperanza en una gloriosa realidad de modo que puedan recibir la totalidad de su herencia, Dios tiene a su disposición un poder tan grandioso como el que exhibió cuando levantó a su Hijo de entre los muertos y le sentó a su misma diestra.
Pero, ¿es acaso necesario limitar el significado de las palabras de Pablo a una comparación entre a. el poder desplegado en la resurrección y coronación de Cristo, y b. el poder que se ejerce para conducir a los creyentes a su total victoria? A la luz de Ro. 6:8–11; 1 Co. 15:20; Col. 3:1, ¿no pudo acaso haber tenido presente también el hecho de que la resurrección de Cristo y el sentarse a la mano derecha del Padre son tipos de lo que sucederá con los creyentes? También ellos conquistarán la muerte cuando se levanten gloriosamente de sus tumbas para vivir y reinar con Cristo para siempre jamás
-Este poder hizo que Cristo gobierne sobre todo vs 20-23
La muerte es un enemigo amargo e implacable. A todos habrá de llegarnos algún día.
Pero Dios ha hecho lo que el hombre no puede hacer. Levantó a Jesucristo de la muerte. Primero, evitó el proceso natural de descomposición, no permitiendo que el Santo vea corrupción
todo gobierno y autoridad, poder y dominio sobre el que ha sido exaltado no son los ángeles, sino los demonios, aquellas ‘potestades que dominan este mundo de tinieblas’ o ‘fuerzas espirituales malignas’ contra las cuales Pablo luego nos exhorta a luchar
cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero (v. 21b), puede haberse añadido para incluir también a los ángeles, inclusive a todo ser inteligente concebible, sobre los cuales Cristo reina con absoluta supremacía.
Lo que Pablo dice, entonces, es lo siguiente: Los ángeles (tanto buenos como malos) no tienen poder alguno aparte de Cristo. No importa el nombre que se les dé, Cristo reina muy por encima de todos ellos. (Véase sobre 4:10).
En consecuencia, nada puede obstaculizar el logro de la “esperanza” de los creyentes. A nada se le permitirá cruzarse en el camino hacia la adquisición y el goce pleno de aquella gloriosa “herencia” de la cual disfrutan un anticipo ahora mismo
Los lectores de Efesios deben ser conscientes de las tres principales explicaciones posibles de estas palabras. En lo que hace a la gramática y el idioma las tres son posibles, y las tres cuentan con distinguidos defensores. Si opto tentativamente por la tercera, es en consideración del contexto y la coherencia de las Escrituras, y no basándome en la gramática y el vocabulario
Su énfasis en todo el pasaje está puesto en el señorío y soberanía de Jesús sobre todas las cosas. Sería muy incongruente que continuara diciendo que la iglesia, de alguna manera, ‘completa’ a este Cristo supremo
En ninguna otra parte de las Escrituras se dice explícitamente que la iglesia ‘llena’ o ‘completa’ a Cristo, y en cambio sí se dice constantemente que Cristo mora en y llena a su iglesia.
Lo que se enfatiza por medio de este simbolismo de cabeza-cuerpo es la intimidad del lazo, el insondable carácter del amor entre Cristo y la iglesia, según se indica claramente en 5:25–33.
En relación a esto no debemos pasar por alto un hecho importante, es decir, que a través de la epístola Pablo hace énfasis en el gran amor de Dios (o de Cristo) hacia su pueblo, y el amor que sus hijos en respuesta deben a él y se deben entre sí (1:5; 2:4; 3:19; 4:1, 2; 5:1, 2ss; 6:23, 24). No hay ni un capítulo donde no se enfatice este tema. ¡Quien no haya captado este punto aún no entiende Efesios!
El significado, entonces, viene a ser este: ya que la iglesia es el cuerpo de Cristo, con la cual él está orgánicamente unido, su amor por ella es tan grande que hace uso de su poder infinito para que el universo entero con todo lo que en él hay coopere en beneficio de ella, sea de buen grado o no.