¿Hijos o Huérfanos?
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· 1,677 viewsEl propósito de este tema es ayudar a los creyentes a ser más sincero en su relación con
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Introducción:
Introducción:
Amados hermanos, la Palabra de Dios nos enseña que todos nosotros tenemos un Creador que quiere ser un Padre amante para nosotros (Mt 6:26, 32).
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Sin embargo debido a nuestra tendencia a rebelarnos, le hemos dejado a Él para vivir nuestras vidas como queremos.
Ésta decisión de apartarnos de Dios impacta grandemente nuestra manera de pensar y nuestro comportamiento.
De muchas maneras, produce que pensemos y actuemos como huérfanos.
Pero sería bueno que pensemos:
¿Cómo es que pensamos y actuamos como huérfanos, aún siendo cristianos?
Estudiaremos Gá. 4:1-7, que describe el tipo de relación que cada Cristiano tiene con Dios.
Finalmente, aprenderemos como vivir más como hijos/hijas que pertenecen a su Padre celestial y son eternamente amados por Él.
Ahora, me gustaría que podamos pensar como viven los huérfanos.
1. Características de una persona huérfana:
1. Características de una persona huérfana:
Si alguna vez usted ha visitado un hogar de huérfanos y ha pasado tiempo conociendo a estos niños especiales, puede ser que haya notado algunos patrones de comportamiento y de maneras de pensar que son muy comunes entre ellos.
Veamos algunos de ellos:
A. Los Huérfanos Están Llenos de Temor y Gran Inseguridad.
La negligencia, y en algunos casos abandono, de los padres, produce en ellos una gran incertidumbre acerca de la vida y de lo que podría pasar después.
Tienen, grande temor y mucha inseguridad. Para ellos el futuro es incierto!!!
B. Los Huérfanos Viven con una Medida Anormal de Preocupación por si Mismos.
Un niño huérfano, siempre le preocupa lo que tiene o posee y lo que no tiene, le preocupa los que otros tienen, siempre está pensando en si mismo, y buscando complacencia para si mismo. Siempre compara lo que tiene en contra de lo que otros niños poseen.
C. Los Huérfanos Cargan con un Terrible Sentido de Soledad.
Niños huérfanos tienen el sentido de que debido a que su mamá o papá los han abandonado (o han sido arrebatados), ellos en realidad no le pertenecen a nadie. Con este "derecho" biológico roto, no hay nadie "conectado" a ellos y es difícil para estos huérfanos creer que alguien realmente se preocupe por ellos.
Ahora hay mucha gente en el mundo que actúa como huérfanos, eso es entendible, porque viven alejados de Dios, viven sin Dios y sin esperanza.
En realidad son huérfanos espirituales.
Ahora bien, pensemos,
¿En la iglesia hay cristianos que actúan como huérfanos?
Hermanos, déjeme decirle que si, muchos de nosotros actuamos y pensamos como huérfanos. Los huérfanos, como hemos dicho, se sienten solos en el mundo. Ellos también están llenos de temor e inseguridad. Sin padre ni madre para cuidar de ellos, están llenos de preocupación por sus necesidades. Ellos sienten que deben cuidar de si mismos.
Hermano, hermana:
¿Suena esto parecido a su propia vida?
¿Cómo respondemos a nuestras dificultades? ¿Qué pensamos?
¿No nos volvemos ansiosos y llenos de pánico?
¿No pensamos algunas veces que las cosas van mal debido a que Dios con sus muchas preocupaciones nos ha olvidado?
Hermanos, muchas son las veces en que nos empezamos a preocupar o nos desanimamos y rendimos.
Muchas veces, sintiendo que no somos comprendidos, culpamos a alguien más por nuestros problemas. "Nos consideramos a nosotros mismos como "víctimas".
También nos frustramos y tomamos los asuntos en nuestras manos al establecer controles estrictos. Con estos controles, nos esforzamos por detener los problemas.
Mis hermanos, con todas todas estas respuestas, mostramos nuestro orgullo o falta de fe en lo que Dios ha revelado de Si mismo y Su relación con nosotros.
Nos convertimos en huérfanos espirituales!!
A veces, vemos a Dios como Él está enojado con nosotros,
O le vemos muy distante que solo está esperando para castigarnos.
Nos sentimos como si nunca fuéramos verdaderamente aceptados y amados por Él.
Mis hermanos el diablo nos engaña y nuestra visión de Dios es de un juicioso y despreocupado juez. Nuestra relación con Él parece ser incierta, basada en que tan bien nos desempeñamos.
Pero sabe que el apóstol Pablo a través de esta carta a los gálatas, nos recuerda que somos hijos de Dios y que tenemos que aprender a tener una relación con él como hijos maduros.
Y esta es nuestro segundo punto.
2. Debemos tener una relación de hijos con Dios (Gálatas 4:1-7)
2. Debemos tener una relación de hijos con Dios (Gálatas 4:1-7)
El Apóstol Pablo confronta el error en el que habían caído los Cristianos Gálatas.
Al mirar en el contexto, vemos como los Gálatas habían empezado a olvidar como fue que iniciaron en una correcta relación con Dios (Gá. 3:1-3), como habrían de continuar en ella, y como recibirían las promesas de Dios.
Habían vuelto a la forma de pensar que habían recibido la salvación y aceptación por Dios, por lo menos en parte, debido a su obediencia a la ley.
Pablo les enseña otra vez, que es solo por la fe en el evangelio que ellos han sido justificados ante Dios y han recibido el Espíritu Santo.
Sobre la base de la fe en las promesas hechas por Dios a través de Cristo, es que ellos ven sus bendiciones presentes y Él obra en sus vidas.
Él concluye al final del capítulo 3 que la ley fue dada por Dios para revelar nuestra verdadera pecaminosidad y para guiarnos a Cristo.
Después de que hemos creído el Evangelio y estamos en Cristo, no estamos más bajo esta ley.
Ahora somos hijos de Dios.
Pablo en Gá. 4:1-7, explica con gran detalle como hemos sido adoptados por Dios y el significado de nuestra adopción.
Él utiliza una práctica común de su tiempo para darnos una ilustración de esta relación que ahora tenemos con Dios:
1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Así es como somos en nuestra relación con Dios. Somos hijos maduros, y privilegiados.
Ahora, ¿qué significa esto para nosotros?
A. Debemos comportarnos como hijos maduros.
Pablo dice: Gálatas 4: 3
3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Como nos dice el apóstol Pablo, antes de estar en Cristo, estábamos sujetos a esclavitud por los principios del mundo.
Para el judío, la ley de Moisés le esclaviza y le condena, previendo las promesas de Dios para ser recibidas.
Los gentiles también experimentan la condenación por su conciencia (Ro 2:14-15)
14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Así que sea cual sean los principios bajo los cuales vivimos, estos nos acusan por nuestros defectos y nuestra indignidad de ser amados por Dios.
La buena noticia es que en Cristo, somos redimidos, el castigo por nuestro pecado ha sido completamente perdonado.
Gálatas 4:4-5
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Así que hermanos, en Cristo, tanto los judíos que estaban bajo la ley, como los gentiles, que estaban viviendo bajo los rudimentos del mundo y la ley del pecado, ahora reciben la adopción de hijos, solamente por Cristo.
Hermanos somos liberados de esta esclavitud de condenación (Ro 8:1).
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Para asegurarnos que esta liberación realmente ha tenido lugar, Dios ha enviado Su Espíritu para habitar en nosotros, para dar testimonio a nuestro espíritu de que la sentencia de condenación ha sido quitada.
Hermanos, para los creyentes Dios ya no es un juez, sino nuestro amante Padre.
Pablo usa la palabra "Abba" la cual en esos días era la más cariñosa descripción de un Padre (Ro 8:15-17).
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Nuestra expresión moderna de "papá" o "papi" captura la idea de este término que habla del cariño de Dios hacia nosotros.
Hermanos podemos vivir plenamente confiados debido a quien es nuestro Padre. No hay más inseguridad, No más temor o cruel castigo. No más soledad,tenemos un Padre amante que no nos abandonará - ¡quien nos ama!
Pero caben las pregunta:
¿Cómo es que a veces nosotros, hijos adoptados, frecuentemente nos encontramos actuando como huérfanos?
¿Por qué nos sentimos tan solos, llenos de temores, y preocupados por nosotros mismos?
El problema radica en que hacemos insignificante el evangelio;
Hermanos, el Evangelio es la base de nuestra relación de hijos. Cuando fallamos en reconocer el Evangelio, fallamos en entender nuestra relación como hijos de Dios.
Cómo hacemos esto:
a. A través de nuestro orgullo.
Aunque Dios está ahí, aunque le conocemos, aunque conocemos su palabra, estamos pensando que nosotros tenemos soluciones y repuesta a nuestros propios problemas y preocupaciones.
Lamentablemente podríamos llegar a pensar que no necesitamos la ayuda de Dios. Vivimos confiando, más en nuestros propios razonamientos, que en su palabra.
No importa lo que Dios diga, de alguna manera vivimos para realizar para exaltarnos a nosotros mismos.
Lamentablemente hermanos tal actitud es obra de la carne, Galatas 3.3
3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
b. Somos icredulos.
Otra forma en la cual hacemos insignificante el Evangelio es cuando dejamos de creer en la promesa de Dios de gracia basada solamente en la muerte de Cristo en una cruz.
Ya hemos dicho que cuando caemos en el pecado de incredulidad, eso trae consigo, más pecados para nosotros.
Hermanos, la incredulidad aflige el corazón de Dios más que cualquier otro pecado.
Hermanos incredulidad es dudar de su Palabra o cuestionar su fidelidad.
La manera en que enfrentamos los problemas reales de la vida y la muerte tienen más que ver con la forma en la que una persona piensa que con lo que hace.
La incredulidad traerá consigo, temor y falta de confianza.
Cuando le creemos a Dios de verdad no tenemos temor alguno.
Las palabras del proverbista nos enseñan esta verdad:
Proverbios 3:24 - 26
24 Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. 25 No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, 26 Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso.
El escritor de hebreros, nos dice:
35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
Hermanos, estas son promesas maravillosas de nuestro Padre celestial. ¡No te rindas ante el miedo o la duda! Trata con la incredulidad como lo harías con cualquier otro pecado abominable.
Determina en tu corazón, confiar en el Señor; y recuerda las palabras del salmista (Salmos 112:7-8).
7 No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. 8 Asegurado está su corazón; no temerá, Hasta que vea en sus enemigos su deseo.
Conclusión:
Conclusión:
Quiero que piense esta tarde:
¿Es usted hijo, o es huérfano?
Si usted es hijo, debe ahora hacerse esta pregunta:
¿De qué maneras ha actuado usted como un huérfano espiritual?
Si ha tenido tal comportamiento, hoy es tiempo de pedir perdón a Dios, con la determinación de cambiar su actitud, recuerde que la condición de sentirse huérfano después de haber conocido al Señor, es incredulidad y esta es pecado delante de Dios.
Como dice el verso 7:
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Gálatas 4:7
Debes comportarte como hijo, como heredero de Dios, no como esclavo del pecado, del temor.
Ahora, si usted no se siente hijo, quiero decirle que hoy usted puede ser parte de la familia de Dios, hijo de Dios, heredero de Dios, ¿ Como puede lograrlo?.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Reciba a Cristo y ya no sea más un huérfano espiritual, conviértase en un hijo o hija de Dios.
Vamos a orar.