De Incrédulo a Siervo de Jesús

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 54 views
Notes
Transcript

Introducción

¿Quién de nosotros le pondría a su hijo recién nacido “Judas”?
Nunca he escuchado que alguien le haya dado ese nombre a sus hijos.
Es un nombre que no trae buenas memorias.
Entre la cristiandad, el nombre Judas tiene que ver con la maldad, la traición, y el amor al dinero.
El nombre Judas, realmente es el nombre Juda pero en griego.
Juda fue uno de los hijos del patriarca Israel.
Juda es la tribu de la cual desciende el Señor Jesucristo.
Jesús es el leon de la tribu de Juda.
Por tanto, el nombre Juda tiene un origen noble, pero ha sido manchado por el testimonio del traidor Judas Iscariote.
Así que es sorprendente ver que en nuestras Biblias tenemos una carta escrita por un hombre llamado Judas.
Es una carta muy corta, de solo 25 versículos.
La podemos leer en menos de cuatro minutos.
Es una carta cuyo tema central es advertir a la iglesia acerca de los falsos maestros que quieren infiltrarse en la iglesia.
Los peores ataques contra la iglesia no son los ataques que vienen de fuera (e.g., persecución de parte del gobierno).
Los peores ataques son los que vienen dentro de la misma iglesia cuando surgen falsos maestros con la intención de desviar al pueblo de Dios de la verdad.
Hoy comenzamos una serie sobre la carta de Judas y consideraremos:
¿Quién fue Judas?
¿Qué es un cristiano?
¿Qué recibe un cristiano de parte de Dios?

I. ¿Quién fue Judas?

Como la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento, el autor se introduce en el primer versículo.
Jude 1 RVR60
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo:
En esta introducción aprendemos que el autor:
Se llama Judas
Se considera siervo de Jesucristo
Es el hermano de Jacobo
El nombre Judas es lo primero que capta nuestra atención porque, como cristianos, estamos muy familiarizados con Judas Iscariote.
Pero, al igual que en México hay mucha gente que se llama José y María - en el mundo antiguo el nombre Judas (Juda en hebreo) era muy popular.
No debemos sorprendernos que había más de una persona que llevaba el nombre Judas.
Podemos descartar que el autor está hablando de Judas Iscariote porque él fue el traidor.
Judas se suicidó poco después de haber traicionado al Señor Jesucristo.
Judas no califica porque lejos de ser “siervo de Jesucristo” fue quién entregó al maestro en manos de las autoridades judías y romanas.
Entonces, si este no es Judas Iscariote, ¿quién es?
Lo más probable es que este Judas es el mismo hermano de Jesús.
Sabemos esto porque este judas es “hermano de Jacobo” y hay solo un Judas en la Biblia que tiene un hermano llamado Jacobo.
Matthew 13:55 RVR60
¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?
El Judas que escribió esta carta fue hermano del Señor Jesucristo.
Lo sorprendente de esto es que cuando Jesús comenzó su ministerio sus propios hermanos creían que él estaba loco.
Mark 3:21 RVR60
Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
En cierta ocasión, mientras Jesús predicaba vino su propia familia para llevárselo como quien se lleva a un lunático.
Sus propios hermanos, incluyendo Jacobo y Judas, no podían aceptar que su propio hermano era el Mesías tan esperado de Israel.
Llegó el momento en que Dios tuvo misericordia de Judas y le abrió los ojos a la verdad.
Llegó el momento en la vida de Judas, al igual que en nuestra vida, que Dios nos dio ojos para ver y oídos para escuchar su verdad.
Dios transformó su corazón y le concedió vida eterna.
Sabemos que el cambio que Dios obró fue verdadero, porque notemos como se identifica.
“Judas, siervo de Jesucristo” (Judas 1:1)
Judas podría haber dicho:
Yo soy hermano del maestro.
Yo crecí con el Hijo de Dios.
Yo jugaba con el salvador del mundo.
Pero Judas ha sido transformado y solo se limita a decir - yo soy esclavo/siervo de Jesús.
Jesús es mi amo.
Jesús es mi Señor.
Donde él me envía, yo voy.
Lo que él me ordena, eso hago.
Judas nos da una gran lección porque todo el que ha conocido el evangelio de Jesucristo se considera un siervo de Jesucristo.
Jesús es el amo y nosotros somos sus siervos.
Nosotros le seguimos, le servimos, lo adoramos hasta el último día de nuestras vidas.

II. ¿Qué es un cristiano?

Todo aquel que cree, igual que Judas, recibe una nueva identidad en Dios.
Nosotros no somos principalmente Tejanos, Colombianos, Mexicanos, Guatemaltecos, Estado Unidenses.
Somos principalmente creyentes, cristianos, hijos de Dios.
Judas identifica tres aspectos que tienen que ver con la identidad del creyente.
Jude 1 RVR60
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo:
Jude 1 NVI
Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los que son amados por Dios el Padre, guardados por Jesucristo y llamados a la salvación:
En primer lugar, hemos sido llamados por Dios.
Somos creyentes no porque hayamos tenido buen corazón o porque hayamos sido más nobles que una persona que no cree.
Dios mismo nos llamo a conocer su evangelio y verdad.
De no haber sido por el llamado de Dios en nuestras vidas, jamás hubiéramos creído en la verdad.
Nuestro corazón fue transformado gracias al llamado irresistible de Dios.
Su Espíritu Santo rompió nuestro corazón de piedra y nos hice sensible a la voz de su Espíritu Santo revelada en la Palabra de Dios.
En segundo lugar somos amados o santificados por Dios.
Hay una variante en el texto griego.
La RV60, que sigue el texto recibido, dice que somos “santificados en Dios Padre”.
Esto quiere decir que Dios nos ha separado.
Dios nos ha apartado para él.
Dios nos ha alejado de la maldad para ser suyos nada más.
La NVI, que sigue el texto crítico, dice que somos “amados en Dios Padre”.
Esto trae a nuestra memoria el amor particular que Dios tiene a sus hijos.
Aunque nosotros amamos a la humanidad, porque todos somos creados a imagen y semejanza de Dios, no amamos a todos como amamos a nuestros hijos.
En esta frase vemos el amor especial que Dios tiene para aquellos que han sido comprados por la sangre de Jesus y ahora son hijos de Dios.
Hermanos, que dicha poder decir que Dios nos ama.
Que privilegio poder decir “Dios me ama”.
En tercer lugar, somos “guardados en Jesucristo”.
Aquí vemos desplegada la doctrina de la perseverancia de los santos.
Esta es aquella hermosa enseñanza que nos dice que nadie nos arrebatará de la mano de Dios.
Nada nos apartará de su amor.
Quiénes realmente han creído en Dios perseverarán hasta el final.
¿Por qué perseveraremos hasta el final? ¿Por qué sabemos que al final heredaremos la vida eterna?
No por nuestro poder.
No por nuestra gran fe.
No por nuestra gran fortaleza espiritual.
Todo lo debemos al poder de Dios que sostiene nuestra fe aun cuando estamos pasando las luchas más difíciles y ataques contra nuestra fe.
No es que nosotros hayamos sostenido fuertemente la mano de Dios sino que Dios nos tiene seguros en el hueco de su mano.

III. ¿Qué recibe un cristiano de parte de Dios?

Amado hermano, que gran gozo, que gran bendición es haber sido llamado por Dios a conocer su verdad.
Somos llamados, amados, y guardados por Dios.
Sin embargo, la bendición de Dios no termina allí sino que se manifiesta en las cosas grandes que Dios nos ha dado.
Judas finaliza su introducción declarando tres grandes bondades que hemos recibido de parte de Dios.
Jude 2 RVR60
Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.
¿Cuantas veces leemos algo sin darle la importancia debida?
Una frase pequeña pueden marcar una diferencia grande.
Es como el testamento que dice “le dejo a mi hijo mayor mis libros, mi herramienta de carpintería, mis cuadernos, mi camisa favorita”.
El joven escucha la herencia que le ha dejado su padre.
Puede ver en su mente los objetos viejos y gastados que le ha dejado su padre.
…pero de repente el juez lee “…y por último le dejo a mi hijo toda mi fortuna de mis cuentas en Suiza de $10M”.
Esa frase marcará la diferencia entre lo que el joven pensaba que era una herencia insignificante a una herencia que ha cambiado su vida por completo.
En el caso del creyente, hemos recibido de parte de Dios:
Misericordia - esto se refiere a que Dios nos trata no como merecemos sino que nos trata de una manera que no merecemos.
Merecemos escarmientos.
Merecemos ser reprobados.
Merecemos la ira y juicio divino.
Más Dios se complace en bendecirnos al mostrar su misericordia todos los días de nuestra vida.
Paz - recibimos la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
Recibimos paz en medio de la tormenta.
Recibimos paz a pesar de las circunstancias.
Recibimos paz sabiendo que si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
Amor - y por último recibimos diariamente una demostración del amor de Dios.
Hermanos, muchos tuvieron padres que nunca les dijeron “hijo te amo”.
No los culpamos. La realidad es que muchos de ellos crecieron con otros principios/valores donde no era común expresar su amor/cariño hacía sus hijos.
Sin embargo, Dios nos muestra su amor todos los días.
Hoy le invito a sentir el amor de Dios.
No es un amor que se demuestra mediante tarjetitas, ramos de flores, regalos, etc.,
Dios nos dice - ¿quieres ver cuanto te amo? Mira a mi Hijo sobre la cruz del Calvario. Así es cuanto te amo. Dios nos mostró su gran amor al morir el Hijo de Dios sobre la cruz para salvarnos a nosotros - tan rebeldes y pecadores.
1 John 4:9 RVR60
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
El creyente posee riquezas que no se miden con ninguna moneda mundial.
La riqueza del creyente es una riqueza espiritual.
Recibimos la misericordia, paz, y amor de Dios de manera “multiplicada”.
Jamás se agota sino que diariamente se renueva la fuente de misericordia, paz, y amor para todos los que siguen a Jesús - sus siervos.
Y es aquí donde vemos la gran pobreza que viven a diario los que no conocen a Jesús. Su vida es realmente pobre y por tanto oramos que Dios obre en su corazón para que conozcan a Jesús - su misericordia, su paz, y su gran amor!
Related Media
See more
Related Sermons
See more