¿Estás desanimado?

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El desanimo, sólo muestra que nos hemos alejado de Dios, de su palabra, de nuestra fe en Jesús y de la esperanza que tenemos en Él.

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Introducción:

El desanimo es algo que aparece más y más en la vida de muchas personas.
Cada vez los psicólogos y trabajadores sociales encuentran más gente desanimada.
Las situaciones difíciles, por ejemplo, el fracaso profesional. o sentimental, los problemas de salud, hacen pensar y suponer a la gente que no tienen salida, por lo cual buscan ayuda externa.
La iglesia no escapa del desánimo, muchos creyentes continuamente usan la frase he estado desanimado o desanimada, para justificar su inasistencia al culto, o bien un estado de sus pensamientos que quizás han provocado en ellos un desinterés por buscar las cosas espirituales , las cosas de Dios.
Es importante que podamos preguntarnos:
¿Estoy desanimado(a)?, ¿Por qué estoy enfrentando ese pensamiento o ese sentimiento?.

1. Jesús se enfrentó con el desánimo de la gente.

Hermanos, amigos, fíjense que cuando Jesús estuvo en la tierra se encontró con muchas personas desanimadas, cada vez que les dio una esperanza, una razón para vivir para salir adelante.
Él dijo en.
Mateo 11.28 RVR60
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Este es un llamado sin igual para todas las personas del mundo, él quiere que venga a él, que confíen en él, Jesús les ama, como nadie nos ha amado jamás, hasta el punto de dar su vida por nosotros.
Para los creyentes, si estamos enfrentando el desánimo, quizás estamos sumidos en las preocupaciones, sumidos en la tristeza, en las dificultades, hermanos recuerden, que no estamos solos, Jesús ha prometido estar con nosotros:
Mateo 28:20b ¨he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén¨
Jesús nos llama a confiar en medio de las angustias y las aflicciones:
Juan 16.33 RVR60
33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

2. El ejemplo del salmista, en el salmo 40.

Ahora hermanos, el salmo 40, que hemos leído, es una petición de liberación de sus enemigos. Su estructura recuerda los Salmos 9, 10, 27 y 89, en que la petición (vers. 11–17) sigue a un canto de acción de gracias (vers. 1–8).
La petición (vers. 11–17) contiene.
Una petición de favor (vers. 11),
Un lamento por una situación que no puede resolver (vers. 12).
Un ruego para ser librado (vers. 13),
El castigo de sus enemigos (vers. 14–15),
Una expresión de alabanza (vers. 16)
Una petición y lamento final (vers. 17).
Específicamente en el verso 17, el salmista dice:
Salmo 40.17 RVR60
17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
El salmista, primero destaca su estado emocional, su situación en ese preciso momento, el dice que está sintiéndose afligido … y necesitado
Su oración, su petición es: Dios mío, no te tardes!!!
La misma petición que había hecho en el verso 13.(Salmo 40:13)
Salmo 40.13 RVR60
13 Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
El dice: tu eres mi ayuda, mi libertador, No te tardes Dios mío para ayudarme!!!
Hermanos, podemos hacer nuestras las palabras del salmista en los tiempos difíciles, que estamos viviendo; es fácil, entregarnos al temor, es fácil entregarnos a la ansiedad, a la preocupación.
Pero lo que Dios espera de nosotros, no es eso, lo que Dios espera es que confiemos en él, que podamos decirle al Señor, como dijo el salmista:
Señor, estoy afligido, estoy necesitado,
Te ruego Señor, que te apresures a socorrerme,
Tú eres mi Señor, tu eres mi libertador.
No te tardes Dios mío para ayudarnos.

Conclusión.:

¿Hermano, estás desanimado?
El desanimo, sólo muestra que nos hemos alejado de Dios, de su palabra, de nuestra fe en Jesús y de la esperanza que tenemos en Él.
Hermanos, los tiempos difíciles ponen a prueba nuestro carácter espiritual, nuestra fe y confianza en el Señor, nuestra dependencia de él.
Dios no espera menos de nosotros, tomemos el ejemplo del salmista, para proceder como el lo hacía.
Reconocía su condición, pero confiaba en la ayuda de Dios y por tanto, oraba suplicando su ayuda.
¿Cuánto has orado, por lo que se vive hoy en día?, ¿Cuánto haz orado por ese problema que estás enfrentando?
Hermano, tú Dios y Señor, nuestro Dios, está esperando por tu petición y tu declaración de confianza.
Bendiciones.
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