ESTUDIO COLOSENSES - SALUDO Y ORACIÓN
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Las cuatro epístolas de la prisión, que incluyen a esta carta a los Colosenses, como dijimos anteriormente, han sido llamadas la anatomía de la Iglesia, porque sus temas cubren todos los aspectos de la fe Cristiana. En Colosenses, nuestra atención se dirige hacia la cabeza del Cuerpo, que es Cristo. El Cuerpo, es decir, la Iglesia, ocupa un lugar secundario. O sea, que Cristo es el tema, y el vivir del cristiano está centrado en El.
Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este primer capítulo de Colosenses:
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
EL APÓSTOL:
EL APÓSTOL:
Pablo se presente a sí mismos como Apóstol.
APÓSTOL (ἀπόστολος, apostolos). Alguien o algo enviado. Deriva del verbo “enviar” (ἀποστέλλειν, apostellein). En el Nuevo Testamento, generalmente se refiere a alguien enviado como un representante autorizado por Jesús o por la comunidad cristiana (Mat 10:2; 2 Cor 8:23; Heb 3:1).
El punto de vista de Pablo sobre el rol de los apóstoles y sobre su propio rol como apóstol se desarrolla en diferentes cartas. De acuerdo con Pablo, él pertenece al grupo de los apóstoles debido a su encuentro con el Señor resucitado y porque el Señor lo había comisionado.
Pablo se llamó a sí mismo Apóstol de Jesucristo, y siempre dijo: por la voluntad de Dios, del mismo modo que lo hace en
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya:
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,
; de forma similar, con una ligera variante, en
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
SU COMPAÑERO:
SU COMPAÑERO:
Aunque, cuando se dirige a Timoteo.
a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.
lo llama hijo, cuando lo asocia en el saludo (o mención) a otros (
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya:
y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,
Estaba Timoteo con Pablo cuando escribía esta carta. Había sido compañero de Pablo en su primer viaje por Frigia, donde estaba Colosas.
Por lo tanto, parece que los colosenses le asociaban con Pablo en su afecto y el apóstol le incluye en la salutación de la Epístola. Ni el uno ni el otro, probablemente, habían visto la iglesia de los colosenses (véase cap. 2:1), mas en su gira por Frigia habían visto ciertos colosenses, tales como Epafras, Filemón, Arquipo y Apia (Filemón 2), quienes, una vez convertidos, llevaron el evangelio a su ciudad natal. Colosas.
LOS COLOSENSES
LOS COLOSENSES
a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
LOS SANTOS Y FIELES
LOS SANTOS Y FIELES
Los santos y los fieles hermanos constituían el mismo grupo de gente. Los hermanos fieles eran hermanos creyentes, y ellos eran los llamados santos.
No somos llamados santos por lo que hacemos. Somos santos por nuestra posición en Cristo.
Deberíamos notar que, en la Biblia, la palabra “santo” nunca aparece en singular. La santidad no puede ser una virtud privada, un ejercicio solitario, la santidad es una caracteristica del pueblo de Dios.
Separados del mundo, consagrados a Dios...
eso es lo que el primer término sugiere, al mismo tiempo que nos prepara para el segundo.
HERMANOS EN CRISTO
HERMANOS EN CRISTO
“Hermanos.” Esto sigue lógicamente a la idea de ser apartado. Es verdad que Dios nos ha separado del mundo, pero al hacerlo nos ha llevado a formar una familia, pues el cristiano es por naturaleza y llamamiento un “hermano”.
Esta palabra “hermano” también significa que el cristiano no puede constituir una ley para consigo mismo o “ir por su cuenta.”
No ha sido hecho para la soledad sino para la solidaridad, y esta solidaridad debe mostrarse de manera práctica.
Sin embargo, la hermandad, al igual que la santidad, sólo puede existir en Cristo: “hermanos en Cristo.” Si buscamos esta hermandad fuera de Cristo, estamos abocados a grandes decepciones. Buscarla en consonancia con nuestros propios gustos y afinidades dentro de un grupo social en particular que tenga inclinaciones o intereses comunes es dar lugar al fracaso.
Podemos escoger a nuestros amigos, pero no a nuestros hermanos. Al igual que en la familia humana, también éstos nos son dados “en Cristo”. No solamente debemos vivir con ellos, ¡sino que no podemos vivir sin ellos!
GRACIA Y PAZ
GRACIA Y PAZ
El versículo 2 continúa diciendo Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Aquí conviene destacar que debemos conocer la gracia de Dios, para experimentar la paz de Dios.
Aquí es importante recordar que Pablo estaba escribiendo para contrarrestar al gnosticismo, que fue la primera herejía de la iglesia. En aquella región predominaba una rama del gnosticismo que hemos identificado anteriormente como los Esenios. Ellos habían relegado a Dios a un lugar muy distante del ser humano, y enseñaban que uno tenía que pasar por ciertas experiencias misticas para llegar a Dios.
Puede comprobarse que todas las religiones y cultos paganos requerían una especie de "Ábrete sésamo", a una fórmula secreta, o a ritos o personajes intermediarios para poder acceder a la presencia de Dios.
Pablo aclaró bien que la gracia y la paz vienen directamente de Dios nuestro Padre. El mensaje Bíblico enfatiza siempre que podemos acudir directamente a Dios por medio del Señor Jesucristo.
PRIMERA ORACIÓN: Acción de gracias.
PRIMERA ORACIÓN: Acción de gracias.
Siguiendo la costumbre de aquel entonces, Pablo y Timoteo, después de su saludo inicial, elevan una oración a favor de los colosenses. Pero, siguiendo el uso habitual del apóstol, no empiezan a orar por sus lectores sin antes dar gracias por ellos. La acción de gracias antecede a la intercesión.
Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Siempre orando “damos” porque estaba con Timoteo. Siempre se ora al Padre en el nombre del Señor Jesucristo.
En otras palabras, ya desde las primeras frases de su carta, el apóstol quiere establecer la verdadera dignidad de Cristo. Para los herejes, él no era más que uno entre muchos mediadores celestiales.
Ellos entendían a lo mejor que nadie podía venir al Padre sino por él (Juan 14:6), pero habrían añadido que el acceso al Padre pasaba también por otros muchos seres angelicales.
habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,
a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,
El motivo de gratitud es la fe en Cristo y el amor por todos los santos, y esto a causa de la esperanza que escucharon por la predicación del evangelio.
Esto era lo que había escuchado por boca de Epafras.
Esta trilogía de virtudes—fe, amor y esperanza—es favorita de Pablo
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
La fe y el amor de los colosenses, fueron el resultado de la esperanza que está guardada en los cielos, y esa esperanza vino a sus vidas a causa de la predicación del evangelio.
que ha llegado hasta ustedes. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre ustedes desde el día en que supieron de la gracia de Dios y la comprendieron plenamente.
Notamos aquí cómo Pablo recalca que no sólo es necesario que el Evangelio sea predicado, sino que debe ser predicado de acuerdo con la verdad.
Al Evangelio se le llama “la palabra verdadera”, y los colosenses conocieron “la gracia de Dios en verdad” mediante el ministerio fiel de Epafras. Pablo probablemente quiere recalcar el contraste entre el Evangelio que les fue predicado al principio y el que están ahora oyendo de los labios de los falsos maestros.
Así lo aprendieron de Epafras, nuestro querido colaborador y fiel servidor de Cristo para el bien de ustedes.
Evidentemente la predicación del evangelio y la enseñanza a través de Epafras fueron acompañadas por un testimonio de vida que mostraba la verdad enunciada de una forma práctica.
Fue él quien nos contó del amor que tienen en el Espíritu.
Epafras no sólo había llevado a Colosas las buenas nuevas de Cristo, también llevó las buenas noticias a Pablo que estaba preso, y le contó del amor de los colosenses.
Es importante recalcar que el amor no nace de la amistad, la empatía, simpatía, o cualquier otra cualidad de ellos o de los demás, sino del Espíritu.
Ya que si no fuera del Espíritu no podríamos amar de la manera que lo hacían los colosenses y de la manera que el Señor nos manda. Un amor fraternal, de familia, aún con aquellas personas que no elegimos relacionarnos. NO elegimos nuestra familia natural, ni tampoco la espiritual.
SEGUNDA ORACIÓN: Intercesión.
SEGUNDA ORACIÓN: Intercesión.
Ahora, Pablo acaba su acción de gracias y pasa a interceder por los colosenses. Es decir, después de decirnos cuáles son las causas por las que expresa su gratitud al Señor (1:3–8), ahora describe los motivos de su petición (1:9–14).
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
En esta oración de intercesión, el apóstol sube a otro nivel en la vida espiritual de los creyentes, la fe, el amor, la esperanza, ya quedaron atrás y Pablo avanza por más, ahora habla de conocimiento, sabiduría e inteligencia espiritual.
Recordemos que él estaba atacando la herejía que enseñaba que a través de alcanzar ciertos conocimientos (gnosis) uno podría llegar a alcanzar la santidad y la salvación.
Pablo pide para que los hermanos sean llenados del conocimiento de la voluntad de Dios, pero este conocimiento es imposible adquirirlo por esfuerzo o por cualquier clase de instrucción humana. Este conocimiento solo se puede adquirir de una manera espiritual.
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Curiosamente aquellos que trataban de transtornar la fe de los hermanos, enseñandoles que debían adquirir ciertos conocimientos para alcanzar la salvación y la santidad, estaban ciegos al verdadero conocimiento.
para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
La intención de Pablo al hacer su petición era de tipo práctico: para que andéis como es digno del Señor.
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.
Y nuestra meta es llegar a ser como Cristo. Axiōs “digno”, significa “de igual peso”. Los creyentes deben llegar a igualar los estándares del Señor y ser santos como él.
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
1. Agradándole en todo.
1. Agradándole en todo.
En primer lugar, un comportamiento digno del Señor es aquel que procura agradarle en todo...
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.
O, más literalmente, es un comportamiento de su completo agrado.
2. Dando fruto en toda buena obra.
2. Dando fruto en toda buena obra.
Para Pablo, no había idea más errónea que la de pensar que el ser humano pecador puede agradar a Dios por medio de las buenas obras que intenta llevar a cabo en la carne.
Pero, igualmente, no había para él idea más importante que la de pensar que la regeneración del pecador por obra del Espíritu Santo debe producir en su vida una abundancia de buenas obras.
Éstas nunca pueden constituir la raíz de nuestra salvación, pero deben constituir su fruto. No podemos ser salvos por obras, pero sí somos salvos por gracia para obras:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
3. Creciendo en el conocimiento de Dios.
3. Creciendo en el conocimiento de Dios.
En esta instancia, Pablo vuelve al conocimiento, pero no de la voluntad de Dios, sino ahora, de la persona de Dios. Una cosa es conocer la voluntad de alguien y otra muy distinta es conocer a la persona. No es lo mismo conocer la voluntad de Dios, que conocer a Dios.
Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.
Pablo sigue intercediendo pidiendo que estas tres cosas, agradarlo en todo, dar fruto en toda buena obra, y crecer en el conocimiento de Dios, lo puedan hacer fortalecidos con todo el poder de Dios.
y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación,
dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz.
Ya de por si la vida cristiana no es fácil, es una batalla constante, pero trae paz y esperanza a nuestro corazón el saber, que con el desafío viene la iniciativa de parte de Dios de fortalecernos con todo su poder para que podamos perseverar con paciencia y gozo dando gracias al Padre.
Entonces para vivir agrandando a Dios debemos:
• Dar fruto en toda buena obra.
• Crecer en el conocimiento de Dios.
• Fortalecidos con toda fortaleza.
• Con gozo dando gracias al Padre.
Al final de su oración el apóstol, nos deja bien en claro, en contra de toda enseñanza diferente, que el que nos libro del poder de Satanás y perdonó de todos nuestros pecados es Jesucristo, el Hijo de Dios.
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Dios no solamente nos ha hecho sus hijos y herederos (1:12), sino que también nos ha concedido una nueva ciudadanía (1:13). No se ha conformado sólo con apartarnos para que formemos parte de la comunidad de los santos (1:12), sino que ha llevado a cabo en nosotros todo un éxodo espiritual, librándonos de nuestra anterior esclavitud en el dominio de las tinieblas y llevándonos al reino de Cristo (1:13).
Es de suma importancia que nos demos cuenta del abismo de separación que diferencia la posición del creyente de la posición del que no cree.
Esta no es una cuestión cultural, o de convivencia social, sino es una condición espiritual.
No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?
¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?
¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.» Por tanto, el Señor añade:
No hay un lugar intermedio, o estamos reconciliados o somos enemigos. Cuando estábamos sin Cristo estábamos bajo el dominio de las tinieblas y de satanás.
Y el Señor nos libero de la tiranía de Satanás, de la esclavitud, de la ceguera espiritual y de la enemistad con Dios cuando depositamos nuestra fe en Cristo.
Es muy importante que valoremos lo que Cristo hizo por nosotros porque él no nos mando a alguien para liberarnos, vino el mismo en persona se metió en reino de las tinieblas y nos liberto, y no solo eso sino que él mismo nos trasladó.
No nos dejo en libertad para que vayamos por ahí, nos llevó a su reino.
Nuestra liberación y nuestro traslado al reino de Cristo son, según Pablo, hechos cumplidos. Dios ya los ha llevado a cabo.
¿Pero cómo lo hizo?
Si fuera cuestión de un cautiverio involuntario nuestro, Dios podría haber enviado legiones de ángeles a rescatarnos. Si fuera cuestión de un cautiverio físico y terrenal, podría haber enviado a Moisés y Aarón.
Si fuera cuestión de guiarnos a un reino geográfico, podría habernos enviado una columna de humo y de fuego. Pero, tratándose de una redención espiritual y moral, Dios mismo tuvo que hacerse hombre a fin de liberarnos y trasladarnos él mismo.
Para que pudiéramos ser liberados, tuvimos que ser redimidos.
Nuestra salida del dominio de las tinieblas sólo ha sido posible gracias a nuestra redención; es decir, el pago de nuestro rescate por causa de nuestros pecados.
sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,