2 Tes. 1:5-12, La Fortaleza de Su Fe
Tres fortalezas en el cual descansa la fe del creyente en tiempos de adversidad.
Introducción:
La fortaleza del creyente se encuentra en la JUSTICIA DE DIOS, 2 Tes. 1:5-9.
El propósito de la retribución es satisfacer las santas leyes de Dios, y el propósito de la venganza es apaciguar el rencor de una persona. Dios no guarda rencores en contra de los pecadores, por el contrario, envió a su Hijo a morir por ellos, y les ruega que se vuelvan a él. Pero si los pecadores prefieren no conocer a Dios, ni obedecer al evangelio (v. 8), no hay nada más que Dios pueda hacer sino juzgarlos.
La palabra describe la acción de soltar la cuerda de un arco. En esta vida, el pueblo de Dios está presionado, “abrumado sobre manera” (2 Corintios 1:8), bajo la prueba y la persecución, pero cuando veamos a Cristo, seremos liberados. No tenemos que temer el fuego de la ira y el juicio (1 Tesalonicenses 1:10; 5:9), porque Dios ya ha juzgado nuestros pecados en el Calvario.
Esto me recuerda la historia de dos labradores: uno creyente, y el otro ateo. En el mes de septiembre, el tiempo de la cosecha en aquel lugar, el ateo se mofó de su amigo creyente, ya que aparentemente Dios no le había bendecido tanto. La familia del ateo no se había enfermado; sus campos rendirían una buena cosecha; y estaba seguro de que ganaría mucho dinero.
—Ya estamos en septiembre, y mira tu cosecha. ¿No me decías que conviene creer en Dios y ser cristiano? —dijo el ateo.
—Sí, conviene, —replicó el creyente—. Pero Dios no siempre recompensa a sus hijos en el mes de septiembre.