La venida del Señor
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Introducción
Introducción
Esta semana partió nuestra hermana hermana Gloria para estar con el Señor, además patio tambien el bebe Tomas uno de los gemelos por quien estábamos orando, Así que con el anciano Fredy quisimos hacer un pare en nuestra serie de Juan para considerar juntos esta mañana a la luz de estas partidas la doctrina de la Resurrección de los creyentes, queremos alentar a la iglesia en medio de esta perdida para que ninguno en al iglesia se entristezca como aquellos que no tienen esperanza.
1 Tesalonicenses 4:13-5:11
Pablo en esta carta toca el tema de lo que le sucede a los Creyentes después de la muerte, con gran detalle. Era posible que los tesalonicenses estuvieran preocupados por ese tema, siendo una iglesia joven, recien salidos de una cultura pagana, probablemente se estaban preguntando:
¿A dónde van los cristianos después de morir?
¿Qué pasa con sus almas?
¿qué pasa con sus cuerpos?
Sin duda, Pablo les había estado enseñando sobre al segunda venida de Cristo. “porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.” (1 Tesalonicenses 1.9–10, RVR60) Ellos la esperaban como si pudiera suceder en su tiempo.
“Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” (1 Tesalonicenses 2.19, RVR60)
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.” (1 Tesalonicenses 5.2–3, RVR60)
Sin duda, estos hermanos, esperaban la venida de Cristo, llamada el día del Señor.
La pregunta posiblemente de estos hermanos era,
¿qué les sucede a los cristianos que mueren antes de su regreso? ¿Se prderan la parusía?
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.” (1 Tesalonicenses 4.13, RVR60)
Pablo esta pues tratando no el asunto de la venida de Cristo, sino de lo que le ocurriría en esta venida a los que habían muerto. Esta iglesia joven estaba con incertidumbre sobre esto ¿se perderían ellos la 2 venida de Cristo, era posible que estuvieran abrumados por esto en medio de la persecución, ¿los que estaban muriendo se lo perderían?.
¿Y qué hay de las personas que murieron por causas naturales? ¿Se perderían el gran evento del regreso de Cristo? ¿Su muerte, fue tal vez un juicio sobre ellos, no participarían en esta gran reunión y la posterior reunión en el cielo? ¿Seguirían siendo de alguna manera simplemente espíritus vivos pero nunca tendrían un cuerpo? ¿Serían considerados de alguna manera santos menores porque no participaron en ese gran evento?
Todo este asunto produjo en ellos dolor, porque estaban marcados por el amor los unos por los otros. “Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;” (1 Tesalonicenses 4.9–10, RVR60)
Así que estaban genuinamente interesados en saber, si alguien moría y se perdía la segunda venida, ¿iban a ser un espíritu incorpóreo? ¿Iban a ser un santo menor? ¿Se iban a perder el gran evento? ¿De alguna manera no iban a experimentar la presencia del Señor?
Pablo les escribe para aliviar su angustia y su dolor por esto. Él no quiere que sean ignorantes. No tiene sentido que estén entristecidos como aquellos que no tienen esperanza.
Los impíos no tienen esperanza de ver a Cristo, encontrarse con él para estar con él para siempre. Pero todo verdadero creyente será de eco reunido con el Señor cuando el venga con las nueves del cielo para estar con él por siempre, aun lo que duermen.
Todos los creyentes, de todos los tiempos seremos levantados para recibir al Señor en su parusía, Este evento tendrá lugar en el día del Señor descienda del cielo en gloria. Esta venida del Señor con las nubes del cielo, no será secreta, será abierta, pública, audible.------ 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo
En este día todos los creyentes seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire, para estar para siempre con él, el numero total de los escogidos estará presente en esta aparición gloriosa, serán quitados del mundo que será consumido por fuego, para habitar eternamente en la presencia de Dios.
Esta Parusía será para unos perdida, los sorprenderá como a la dron en la noche, todo lo perderan, aun sus almas, no habra mas oportunidad para arreopentirse:
5:2Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;a 3que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán....
Pero para el creyente este día es el que todos estamos esperando y por que hemos estado orando.... “venga tu reino” es la consumación de los propósitos de Dios en Cristo, cuando el reino de los cielos será manifestado....
4Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.b 9Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él
Pablo se enfoca no tanto en el juicio de los incrédulos, si no más bien en la salvación de los creyentes.... todo ocurre el mismo día del Señor, en su segunda venida, como paso con Israel en Egipto, la trompeta sonó, el pueblo fue reunido para salir a ofrecer sacrificios al Señor y lo sEgipcios fueron Juzgados, como sucedió en los día de Noé cuando el y su familia fueron encerrados por Dios en el arca y los demás fueron abnegados por agua, la diferencia es que este juicio universal de la 2 venida de Cristo es definitivo.
¿Cómo sabemos que ningún creyente se perderá esta parusía? Pablo nos ofrece 2 argumentos para que nunca dudemos de esto y mas bien nos animemos con esta esperanza de que todos seremos reunidos con el Señor en su segunda venida y que ninguna se la perderá.
El primer argumento tiene que ver con la muerte y Resurrección de Cristo.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” (1 Tesalonicenses 4.14, RVR60)
Si crees que Jesús murió y resucitó.... ¿Cuales son las implicaciones de esto? que el convirtió nuestra muerte en un sueño.... nosotros en realidad no morimos, mas bien nuestro cuerpo toma un prolongado descanso hasta la resurrección. ¿porque? Puesto que Cristo murió, esta es la paga por el pecado. La muerte ya no puede enseñorearse de los que hemos puesto en el nuestra confianza.
El creyente que parte de este mundo, no muere, su cuerpo duerme y su alma esta reinado con Cristo en gloria … me encanta como lo dice Juan “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apocalipsis 20.4, RVR60)
Para el creyente la muerte ha perdido su aguijón, “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 15.55–57, RVR60)
El creyente parte en su Espiritu de este mundo para estar con Dios, mientras su cuerpo duerme, esperando al resurección....
Hermanos, Jesus se hizo pecado por nosotros, el murió en nuestro lugar, para darnos vida y vida eterna. El tomó la ira de Dios, muriendo nuestra muerte. Su sacrificio perfecto pagó la pena por nuestros pecados. De manera que por su muerte somos rescatados de la muerte.
En su muerte, nosotros morimos. Jesús, no durmió, el murió, para que la muerte nuestra sea simplemente dormir. Nosotros podemos confiar que en nuestra unión con él, nunca veremos la muerte, simplemente dormiremos. La muerte ha sido transformada en sueño por la obra de Cristo.
Tambien hemos creído que Jesús resucitó. ¿Cuales son las implicaciones de esto? Bueno, que Dios quedo satisfecho con el sacrificio de Cristo. Es decir que definitivamente, Jesús destruyó la muerte, pagando la totalidad de los pecados de su pueblo. No hay pues mas condenación para los que estan en Cristo. La muerte es imposible, si ya Dios hizo justicia,
El cuerpo del creyente al partir de este mundo, reposa, mientras su espíritu entra inmediatamente en la presencia del Señor, el cuerpo reposa, porque espera la resurrección. Como Dios resucitó a Cristo de los muertos, así también nos resucitará en Cristo.
La resurrección de Cristo es el sello de aprobación de Dios sobre lo que hizo en la cruz. Es por implicación necesaria la garantía de nuestra resurrección.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” (1 Tesalonicenses 4.14, RVR60)
Eso es lo que querían saber los hermanos de tesalonica. ¿Qué va a pasar con los que murieron? Sus espíritus obviamente se han ido para estar con el Señor. ¿Pero qué hay de los cuerpos? ¿Y estarían siempre incompletos? ¿Y serían de alguna manera menos que los que experimentan el rapto? No, en absoluto. Dios traerá consigo a los que se han quedado dormidos en Jesús.
Esta es la promesa de la resurrección. Dios resucitó a Jesús y resucitará a todos los que están en Jesús, incluso a los que han muerto.
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.” (1 Corintios 15.22–26, RVR60)
Todos los que son de Cristo resucitarán. El hecho de que ya hayan muerto y sus cuerpos estén en la tumba no los elimina de este gran evento de la parusía.
“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;” (Romanos 6.5, RVR60)
“sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.” (2 Corintios 4.14, RVR60)
De manera que cuando Jesús venga en gloria por segunda vez se encontrará con todo su pueblo, todos los creyentes (Judíos o Gentiles - AT y NT) al mismo tiempo seremos reunidos, resucitados, perfeccionados para estar para siempre con él y heredaremos juntos el reino eterno, glorioso e incorruptible de Dios.
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” (Hebreos 11.39–40, RVR60)
Este evento, cuando el Señor desciende en el aire y reúne a todos los creyentes para sí mismo, Dios los traerá a todos con Jesús para entrar al cielo, a la Canaán celestial, a la ciudad donde Abraham puso su esperanza.
“Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11.9–10, RVR60) ..... 15pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
En esta ciudad el Señor nos ha preparado moradas o mansiones eternas “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” (Juan 14.1–2, RVR60)
El Señor vendrá y nos llevará a donde ha estado. ¿Dónde está ahora? En el cielo. en la casa del Padre. Allí estaremos para siempre con él.
El segundo argumento que Pablo usa para que estemos seguros de esto se basa en la revelación de Cristo, “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4.15–17, RVR60)
Pablo recibió esta doctrina por revelación divina. Jesus de lo revelo personalmente.
Esta es una verdad basada en la realidad de la muerte y resurrección de Cristo y su propia revelación a los apóstoles.
Que nos revelo el Señor por medio de Pablo?
- Que ninguno que duerme se perderá la parusia, serán reunidos con lo que estén vivos y Pablo esperaba estar vivo, él creyó con firmesa en la venida del Señor y estuvo siempre preparado para recibirle.
No sucedió en su vida; podría haber sucedido en su vida, porque es un evento inminente. El creyente lo espera si esta vivo, pero el impío no.
El tiempo está cerca . Cuando Jesus vencerá al ultimo de sus enemigos “La muerte” al resucitar a su pueblo. Luego viene el juicio.
El separa a las ovejas de las cabras, luego entregará su reino al Dios y Padre del Señor Jesucristo. Este es día del Señor, y todo iniciara con la Resurrección, la muerte será puesto bajo nuestros pies.
“Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1 Corintios 15.25–28, RVR60)
Pablo no solo no sabía cuándo iba a suceder, sino que también sabía que no podía saberlo. “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” (Mateo 24.36–37, RVR60)
Su venida es inminente. Si no lo sabemos, entonces debemos estar preparados en todo momento.
Los primeros cristianos vivieron con ese sentido de inmanencia.
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.” (Romanos 13.11–14, RVR60)
“Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene.” (1 Corintios 16.21–22, RVR60)
Ellos esperaban conscientes y ansiosos que Cristo regresara.
Cristo viene y puede suceder en cualquier momento.
“Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” (1 Timoteo 6.13–16, RVR60)
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” (Tito 2.11–15, RVR60)
Hermanos, cada uno de nosotros debería vivir como si Cristo pudiera venir en cualquier momento. Así vivían ellos; así es como debemos vivir.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” (Filipenses 3.20–21, RVR60)
¿Pensó Paul que podría morir? si , pero él dijo, “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” (1 Tesalonicenses 5.9–11, RVR60) Pensó que podría morir., pero tambien pensó que Cristo podría venir, no lo sabía.
“conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (Filipenses 1.20–21, RVR60)
Y hacia el final de su vida dijo: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2 Timoteo 4.6–8, RVR60)
El había esperado que Jesús viniera en su vida; No sucedió, pero todo el tiempo había amado su aparición. ¿Vives así? ¿Amas su aparición? ¿Estás anticipando eso? ¿Estás diciendo: "Aun así, ven Señor Jesús", o estás tan enredado en los asuntos de esta vida que has perdido esa perspectiva?
Estar vivos cuando Cristo regrese no es una ventaja, pues todos los cristianos vivos o muertos verán cuando Jesús venga en gloria, serán recogidos en lagar de Dios y habitaran para siempre en la casa del Padre, todos seremos reunidos, nadie quedará fuera. Nadie se perderá ese evento.
El Señor mismo descenderá del cielo para llevarnos con él, como lo prometió en el aposento alto: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.” (Juan 14.3–4, RVR60)
Los ángeles dijeron a los discípulos mientras el Señor ascendia “los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos de los Apóstoles 1.11, RVR60)
Él viene a llevarnos allí para estar en el cielo con Él.
Y como dije, según el texto, esta venida del Señor será abierta, pública, visible y audible. La trompeta final sonara, para los creyentes este sonido será regocijante. ¡Es trompeta de Dios! Es su señal, que será tocada para proclamar la liberación de su pueblo.Ap. 15:2 - Ap. 19:16.
Hermano, “animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” (1 Tesalonicenses 5.11, RVR60)
Que como Job, podamos estar convecidos de nuestra resurrucción, de que veremos al Señor viniendo en su gloria: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.” (Job 19.25–27, RVR60)
No nos entristezcamos, seremos por un tiempo separados de nuestros hermanos, pero el Señor vendrá uy seremos reunidos para siempre con él.
No te preocupes por los que han muerto,, Sabemos donde esta Tomas y nuestra hermana gloria. Ellos no serán santos de segunda clase, no serán espíritus flotantes sin un cuerpo glorificado. Todos estaremos juntos. Nos reuniremos, nadie queda afuera. Él consuela a su pueblo con la verdad. Consolémoslos con estas palabras.
Una niña de cinco años y estaba viendo morir a su hermano mayor. Después de su muerte, ella le preguntó a su madre a dónde fue su hermano. Su madre respondió: "Se fue al cielo para estar con Jesús, y algún día lo volveremos a ver". Algún tiempo después, escuchó a su madre llorar mientras le decía a un amigo que había perdido a su hijo. Más tarde, la pequeña de cinco años le dijo a su mamá: "¿Alguien se pierde cuando sabes exactamente dónde está?" Nunca perdido en la presencia del Señor.
Y si esta es nuestra esperanza, hermanos recordemos al exhortación de Juan:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” (1 Juan 3.2–3, RVR60)
Amigo: Desde el instante en que el Señor aparezca en las nubes y comience a descender, no habrá más oportunidad para conversión. Su venida es absolutamente decisiva. No viene a convertir sino a juzgar.
“Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6.1–2, RVR60)
Hoy es el tiempo aceptable; hoy es el día de salvación.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (2 Pedro 3.9–10, RVR60)