El alcance profético de Mt.24
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El alcance profético de mateo 24
El discurso profético de Cristo encontrado en Mateo 24 y 25 fue entregado por él en privado a algunos de sus discípulos a menos de una semana antes de la crucifixión. Había salido del templo por última vez. Su ministerio público había sido completado. Había dicho a los líderes de la nación: “vuestra casa os es dejada desierta” y había declarado: “no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”.
Mientras Cristo salía del templo, acompañado por sus discípulos, sin duda, asombrados y desconcertados por lo que acababa de decir, dirigieron su atención a las magníficas construcciones del templo, sobre todo a las enormes piedras sobre las cuales fueron construidas diciendo: “Maestro, mira qué piedras, y qué edificios” (Mr 13:1 y compare Jn 2:20). A lo que él respondió: “¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mt 24:2). Luego, estando él sentado en el monte de los Olivos, con plena vista a la ciudad y al templo, los discípulos le preguntaron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mt 24:3).
Cada uno de los tres primeros evangelios nos suministran un relato inspirado del discurso profético de nuestro Señor, pero es sólo mediante la comparación diligente de estos y la observación de sus diferencias que podemos descubrir el alcance y diseño de cada uno, porque no hay vanas repeticiones en las Escrituras. El relato de Lucas se diferencia del de Mateo y Marcos en dos aspectos importantes, lo que está relacionado y lo que se omite. El relato de Mateo se basa en una pregunta triple, vea Mateo 24:3; mientras que Lucas se basa en una pregunta doble, vea Lucas 21:7. Es muy importante notar cuidadosamente la omisión de toda referencia a la “venida” de Cristo en el relato de Lucas. La segunda diferencia principal está relacionada con el tiempo para “huir”. En Mateo 24:15, 16 leemos: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes”. Mientras que en Lucas 21:20, 21 leemos: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes”. Esa parte del discurso profético de nuestro Señor registrado en Lucas 21 (hasta la mitad del v. 24) fue completamente cumplido en el año 70 d.C. En primer lugar, Jerusalén fue embestida por Cestio Galo, quien fue repelido. Más tarde, fue atacada por Tito, el hijo del emperador, quien tuvo éxito. Pero entre los dos asedios, hay buenas razones para creer que, todos los cristianos “huyeron”, y que ninguno de ellos pereció en Jerusalén. El “anuncio” de Lucas es pasado, pero el de Mateo es aún futuro. Es muy importante observar que en Mateo 24 no se hace ninguna referencia a la destrucción de Jerusalén después del versículo 2; mientras que, por otro lado, en Lucas 21 no se hace ninguna referencia a “la abominación desoladora”.
Ahora bien, lo primero que hay que hacer al abordar el estudio de Mateo 24 es prestar especial atención a su contexto, especialmente al capítulo 23. Es ahí que se pronuncia siete veces la palabra “ay” y la solemne sentencia de maldición que el Señor Jesús pronunció contra la nación apóstata de Israel. Esto se encuentra en los versículos 34–38, que concluyen con estas terribles palabras: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta”. Luego el Señor añadió: “Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (v. 39). Este último versículo es de gran importante. La “venida” de Cristo a la que se refiere aquí no es su descenso en el aire para reencontrarse con la iglesia, sino a su regreso a la tierra, al pueblo de Israel. Es esto lo que proporciona la clave de Mateo 24:3, y muestra que todo en Mateo 24 es aún futuro y que es completamente para el pueblo judío.
“Cuando Jesús salió del templo y se iba” (v. 1). Marque la primera palabra de este versículo, “cuando” indica que lo que sigue da una continuación, sin interrupción, de lo que se registra en los últimos versículos del capítulo 23. Esto suministra una confirmación solemne de lo que se había anunciado; la frase “vuestra casa os es dejada desierta” es verificada por las palabras “Cuando Jesús salió del templo y se iba”.
“Se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (vv. 1, 2). Esto anunció la destrucción de Jerusalén, o más específicamente, la demolición del templo. Es muy importante observar que esto fue dicho antes del discurso profético de Cristo que se registra desde Mateo 24:4 en adelante.
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas?” (v. 3). Que esta pregunta se haya hecho de forma separada de “¿y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” o “era”, muestra claramente que el “¿cuándo serán estas cosas?” se refiere específicamente a la caída del templo, lo que implicaba la destrucción de la ciudad. Es de notar que sólo Lucas registra la respuesta de Cristo a esta pregunta (ver Lc 21:20–24). Mateo fue guiado a omitir esta parte de la profecía de nuestro Señor.
“¿Y qué señal habrá de tu venida?” (v. 3). ¿Qué tenían los discípulos en mente cuando le hicieron esta pregunta? Con certeza no puede existir la más mínima dificultad para nosotros al tratar de descubrir la verdadera respuesta. Hasta ahora como los registros inspirados dicen, el Señor no había dicho nada en absoluto a sus discípulos acerca de su ida a la casa del Padre para preparar lugar para su pueblo y de su segunda venida para recibirlos “para sí”. Ningún indicio había sido dado de su descenso futuro en el aire con el fin de sacar a sus santos de esta tierra. Por lo tanto, este aspecto de la “venida” del Señor no pudo haber estado en la mente de los discípulos en ese momento. Debería ser obvio para todo corazón honesto y mente imparcial que cuando ellos preguntaron: “¿qué señal habrá de tu venida?” tenían ante ellos lo que acababa de decir a la nación de Israel, a saber, “desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mt 21:9); lo cual era su regreso a la tierra. Existe algo adicional que nos permite conocer el significado de esta pregunta de los discípulos: “¿qué señal habrá de tu venida?” Ninguna “señal” es dada a o para aquellos cuyo llamado es celestial. ¿Cómo puede esto ser así cuando de ellos está escrito: “por fe andamos, no por vista”? (2 Co 5:7). ¡Hoy el pueblo de Dios no ha de estar buscando “señales”, sino escuchando una voz, concretamente, la “voz de mando” del Señor (1 Tes 4:16)!
“¿Y del fin del siglo?” ¿A qué “siglo” se referían los discípulos? Ciertamente solo puede haber una respuesta, la asociada con la “venida” de Cristo a la tierra misma. Hay que tener muy en cuenta que esta pregunta fue hecha por los discípulos, como judíos, delante de la cruz, antes de que comenzara la dispensación cristiana. Es de suma importancia que este hecho se quede ante nosotros, porque un error en este punto implica necesariamente una interpretación errónea de lo que sigue. Si recordamos que para este momento los apóstoles no habían tenido idea de (o, en todo caso, una creencia real en) la muerte y resurrección de Cristo, esto debería ayudarnos a ver que la “era” cristiana no podría haber estado en sus mentes. Ellos eran judíos, en espíritu, esperanzas y expectativas, el primer versículo de Mateo 24 (inmediatamente después de Mt 23:38) hace más que alusión a esto. Es el fracaso en este punto lo que ha llevado a muchos a pensar que Mateo 24 enseña que “la iglesia” pasará por la gran tribulación.
Se debe observar cuidadosamente que en su respuesta el Señor refirió a los discípulos a Daniel: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel” (v. 15). Es interesante observar que las expresiones “el fin” o “tiempo del fin” ocurren en Daniel apenas trece veces, y que no se encuentran en ningún otro lugar en el Antiguo Testamento. Estas expresiones se refieren a la “semana” 70 no cumplida de Daniel 9:24–27, la cual lleva a una cercana servidumbre nacional de Israel bajo el dominio gentil. La nueva “era” será introducida por la segunda venida del Mesías a la tierra y la consecuente colocación de Israel a la cabeza de las naciones. Las referencias a esa “era” se encuentran en Hebreos 2:5, 6:5. Es por esto que los discípulos conectaron correctamente el “fin del mundo”, con la “venida” de Cristo; ya que su regreso a la tierra y el fin del “siglo”, es decir, el “tiempo de los gentiles” están sincronizados. Lo que es muy importante destacar es que en Mateo 23:39 Cristo no conecta su “venida” con la destrucción de Jerusalén y la caída del templo, sino con la época gloriosa de la conversión nacional de Israel.
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (vv. 4, 5). El Señor estaba aquí dirigiéndose a sus discípulos como los representantes del remanente judío piadoso del futuro. Mateo no registra la respuesta de Cristo a su primera pregunta, la cual es dada en Lucas. En Mateo 24 no hay absolutamente nada paralelo a Lucas 21:20. Tampoco hay nada que caiga directamente en el ámbito de la dispensación cristiana. La totalidad de esta dispensación parentética es ignorada, tomando parte como lo hace entre las “semanas” 69 y 70 de Daniel 9. Los versículos 4–14 de Mateo 24 tratan acerca de la primera mitad de la “semana” 70; los versículos 15–30 de su segunda mitad. Aunque los versículos 4–7 describen las condiciones que han prevalecido, más o menos, a lo largo de los siglos de esta era cristiana, aún van a aparecer en una forma mucho más intensa durante el período de la tribulación.
Detalles más completos y extensos sobre el tiempo cubierto por el discurso profético de Cristo en Mateo 24 son provistos en Apocalipsis, la mayor parte de ese libro trata del mismo período. Al cierre de esta presente dispensación la cristiandad es expulsada (Ap 3), los santos son raptados (Ap 4:1) y luego el grupo completo de los redimidos es visto en el cielo adorando a Dios (Ap 4:4–11). Después de esto, el Cordero como el “León” de la “tribu de Judá” toma “el libro” (Ap 5), e Israel aparece en seguida en la escena. Tan pronto como los “sellos” de ese libro se rompen encontramos aquello que corresponde exactamente con lo que tenemos en Mateo 24. Maravillosos, minuciosos y muchos son los paralelismos entre los dos capítulos. A algunos de ellos les daremos un vistazo.
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mt 24:4, 5). Esta fue la primera parte de la respuesta del Señor a las preguntas formuladas por sus discípulos. “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (Ap 6:1, 2). Estas palabras describen a los hombres engañadores del anticristo, haciéndose pasar por el verdadero Cristo (Ap 19:11).
“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin (es decir, la “semana” 70). Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino” (Mt 24:6, 7). “Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada” (Ap 6:3, 4). Por lo tanto, el contenido del segundo sello corresponde exactamente con la segunda parte de la profecía de Cristo.
“Y habrá pestes, y hambres” (Mt 24:7). “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro (el color del hambre, ver La 4:8; 5:10); y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario (el salario de un día, vea Mateo 20:2), y seis libras de cebada por un denario” (Ap 6:5, 6).
“Y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mt 24:7). “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra” (Ap 6:7, 8).
“Y todo esto será principio de dolores” o “dolores de parto” (Mt 24:8). Estos “dolores de parto” son los dolores de parto que aún deberán preceder al nacimiento de un Israel regenerado. Si el lector desea trazar las correspondencias restantes entre los dos capítulos permítase comparar Mateo 24:8–28 con Apocalipsis 6:9–11; y después Mateo 24:29, 30 con Apocalipsis 6:12–17.
Pasando ahora al versículo 15: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)”. Este es el punto que marca la división entre las dos mitades de la “semana” 70; compare Daniel 9:27. Estas palabras fueron dirigidas por Cristo a sus apóstoles y el “vosotros” no necesita ocasionar ninguna dificultad. El Señor les estaba hablando como judíos, como los representantes de los que estarán en la tierra en el momento en que estas cosas se cumplan. El hecho de que esto no es una “contradicción” debe ser claro por una referencia en Mateo 23:39; la palabra “vosotros” ahí fue dicha a los escribas y fariseos como los representantes de la nación tanto presente como futura, es decir, a la nación como una unidad. Un caso similar se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:17: “Luego nosotros los que vivimos”. El apóstol no dijo “ellos”, sino que se dirigió a los santos de Tesalónica, incluyéndose a él mismo, como los representantes de todos los creyentes que vivirían en la tierra en la venida del Señor en el aire.
La “abominación desoladora” es la imagen del anticristo (Ap 13) que se instalará en el templo reconstruido en Jerusalén. La referencia aquí en Mateo 24:15 no es a la profanación del templo por Tito, como Daniel 9:27; 11:31; 12:11 muestran con claridad. Es en “la mitad de la semana” que el “sacrificio y la ofrenda” se hacen cesar. Es entonces que el pseudo-cristo se quitará la máscara y aparecerá como un opositor de Cristo, exigiendo que los honores divinos sean ofrecidos sólo a él; una tipología del Antiguo Testamento sobre esto se encuentra en Daniel 3:1–7.
“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos (es decir, el remanente judío piadoso), aquellos días serán acortados” (Mt 24:21, 22). La doble referencia a “aquellos días”, y una tercera en el versículo 19, encuentran su interpretación en la frase “por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora” del versículo 15. No fue la destrucción de Jerusalén por Tito de lo cual Cristo habló aquí. Sus palabras en el versículo 22 son claramente paralelas con Daniel 12:1: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”, es decir, los “elegidos” de Dios entre los judíos. Así, la “gran tribulación” de Mateo 24:21 en lugar de referirse al momento en el que Jerusalén fue destruida e Israel disperso, habla de lo que ha de preceder inmediatamente al día en que sean “liberados”.
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis” (Mt 24:23). Esto tiene a la vista el momento en el que el hombre de pecado se sentará en el templo de Dios “haciéndose pasar por Dios” (2 Tes 2:3, 4).
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mt 24:27). Ni una sola vez es este título de Cristo utilizado en cualquiera de las epístolas paulinas que son dirigidas a los miembros del cuerpo de Cristo. Estamos esperando el llamado del “Hijo de Dios” (1 Tes 1:9, 10).
“Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas” (Mt 24:28). El “cuerpo muerto” se refiere a la congregación apóstata de Israel; las “águilas” son el símbolo del juicio divino, ver Deuteronomio 28:26; Ezequiel 39:17 y Apocalipsis 19:17.
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mt 24:34). Esto debería ser comparado cuidadosamente con Mateo 12:43–45. No sólo no pasaría la nación judía (“generación”), sino que no dejaría de ser una “generación perversa”. Pero cuando Mateo 24 haya sido totalmente cumplido entonces esa “generación perversa” debe “desaparecer” y ser sustituida por una nueva nación; vea el Salmo 22:30, 31; 102:18; Deuteronomio 32:5, 20.
La referencia a “los días de Noé” en los versículos 37–39 es contundente de acuerdo con el resto de este discurso profético, y al mismo tiempo, fija el alcance de la misma. En primer lugar, Noé vivió en el fin del mundo antediluviano, por lo tanto Mateo 24 describe las condiciones al final de la era judía. En segundo lugar, Noé y los de su casa fueron salvados a través de un gran y doloroso juicio de Dios, y así un remanente judío elegido será preservado a través de la gran tribulación (Ap 12:6, 14). En tercer lugar, Noé y su casa salieron del arca a una tierra que había sido barrida por la escoba de la destrucción y entraron en una nueva era; de la misma manera, el remanente judío piadoso pasará a través de la gran tribulación y de ellos surgirá el Israel milenario. En cuarto lugar, el juicio consumió a los impíos, “así será también la venida del Hijo del Hombre”. ¡Pero qué bendición es para el cristiano recordar que antes de comenzar el diluvio, Enoc, un tipo de la iglesia, fue tomado por Dios! Que esta esperanza bendita sea el soporte de nuestros corazones y el poder purificador para nuestro caminar. Que nosotros, en vez de buscar “señales”, estemos escuchando esa Voz que es sobre toda voz; que en lugar de temer a la tribulación que se acerca rápidamente, seamos encontrados alabando a Dios por concedernos estar muy por encima de todo; que en lugar de estudiar el carácter de Mussolini o de otros para encontrar en ellos señales del hombre de pecado, que nos encontremos “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Ti 2:13).
Explicación base con el lenguaje original de Mateo 24.8
Mt.24.8 “Y todo esto será principio de dolores”. Griego- odinon- referencia a dolores de parto.
Ponos- referencia a dolor en general exceptuando dolor de parto.
1ts.5.3 “que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.
Solo en el N.T hay estos textos con la palabra odinon, en referencia a dolores de parto:
1 Ts.5.3, Mt.24.8, Mr.13.8, Hch.2.24
LA TIERRA CON DOLORES DE PARTO POR EL JUICIO DE DIOS SOBRE LOS QUE MORAN SOBRE ELLA…. PERO…. ¿QUE VA A ALUMBRAR? UN NUEVO ORDEN CON EL GOBIERNO DE CRISTO EN LA TIERRA…
OTRAS INTERPRETACIONES:
1. Chafer: Dice que los versículos del 4, al 8, hablan del fin del período de la Iglesia y que la tribulación comienza en el verso 9.
2. Scofield: Dice que los versículos del 4 al 15, tienen una doble interpretación: Para la Iglesia y para Israel en la mitad de la tribulación.
La interpretación mas concordante con la escritura:
Los versos del 4 al 8, corresponde a la primera mitad de la tribulación. (principio de dolores)
Y los versos del 9 al 26 corresponden a la segunda mitad de la tribulación (gran tribulación)
ACONTECIMIENTO MT.24 AP.6
1. Faso Cristo v.5 v.2
2. Guerra v.6,7ª v.3,4
3. Hambre v.7b v.5,6
4. Muerte v.7b v.7,8
5. Muerte de los santos v.9 v.9,11
ARGUMENTO BIBLICO: LA IGLESIA NO ESTÁ EN LA TRIBULACION
1. No existe ningún pasaje en el Antiguo Testamento o en el Nuevo Testamento que diga que la Iglesia pasará por el período de la Tribulación.
2. El período de la Tribulación es llamado el “Tiempo de Angustia de Jacob” (el tiempo de angustia del Israel incrédulo), pero nunca es llamado el tiempo de Angustia de la Iglesia (Jeremías 30:7).
3. Gabriel le dijo a Daniel, “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo [(el pueblo de Daniel es el judío] y sobre tu santa ciudad”, la Ciudad Santa es Jerusalén (Daniel 9:24). No hay mención de la Iglesia.
4. La Iglesia no tuvo parte en las primeras 69 semanas y no tendrá ninguna parte en la septuagésima semana, es decir la semana 70 (el periodo de la Tribulación) (Daniel 9:24).
5. En el libro de Apocalipsis, el Rapto ocurre en Apocalipsis 4:1, cuando Dios lleva a Juan al 3° cielo, lo cual es antes del periodo de la Tribulación descrito en Apocalipsis 6:1-19. En la secuencia de eventos, el Rapto es antes de los juicios de los sellos, las trompetas y las copas.
6. La Iglesia es mencionada más de veinte veces en los primeros tres capítulos de Apocalipsis, pero la Iglesia nunca es mencionada en la descripción del periodo de la Tribulación entre Apocalipsis 4:1 y Apocalipsis 19:1.
7. El período de la Tribulación es llamado en la Biblia “un Día de Ira” (Sofonías 1:15), pero la Biblia dice, “Dios no nos ha puesto (a la Iglesia) para ira” (1°. Tesalonicenses 5:9).
8. El período de la Tribulación es llamado en la Biblia un Día de Ira (Sofonías 1:15), pero la Biblia dice que Jesús “nos libra de la ira venidera (librará a la Iglesia del periodo de la Tribulación) 1°. Tesalonicenses 1:10. Dios pues nos ha prometido en su palabra a todos los que somos parte de su iglesia, que nos librará de esa gran ira que viene sobre el mundo entero.
10. Con respecto al Rapto, la Biblia dice, “Consolaos unos a otros con estas palabras” (1°. Tesalonicenses 4:18). No hay consuelo en la enseñanza que la Iglesia atravesará parte o todo el periodo de la Tribulación.
11. Jesús le dijo a la Iglesia en Filadelfia: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10). Dios prometió mantener a los miembros obedientes de la Iglesia fuera del periodo de la Tribulación.
12. De acuerdo con la Biblia, las Bodas del Cordero se llevarán a cabo en el cielo antes de que Jesús regrese a pelear la Batalla de Armagedón al final del periodo de la Tribulación. (Apocalipsis 19:7-21). Esto significa que la Iglesia irá al cielo (será arrebatada) para las Bodas del Cordero antes de la Segunda Venida.
PARALELISMO
Mateo 24 y Apocalipsis 6 son pasajes paralelos:
El 80 por 100 de los que está escrito, son referencias que se tomaron del A.T:
LO DICHO EN ESTA DESCRITO EN
Mt. 24-9,10 El ser aborrecidos por causa de su nombre Dn. 9.20, 27
Mt.24.15 La abominación desoladora Dn 9.20, 27
Mt 24.16, 20 La huida a los desiertos Is. 16.1, 5; Is. 26. 20, 21
Mt 24.21 La gran tribulación que no la ha habido Jer. 30.7; Dn. 12.1
Mt 24. 27 Lo de su venida como relámpago Zac.9.14
Mt 24.28 El cuerpo muerto y las aguilas Job 39.30
Mt 24.29 Las señales astronómicas Is.13.10; Ez.32.7; Joel 2.31, 32
Mt 24.30 La venida en las nubes Dn. 7.13, 14
Mt 24.30 El lamento de todas las naciones Zac. 12.10,14
Mt 24.31 Enviará a sus ángeles y juntará Is. 27.13; Zac.9.14
Mt 24.40, 41 Estarán dos el el campo Is. 4.2 4
En coclusión:
Si el 80 por 100 de lo descrito en Mateo 24 está descrito proféticamente en los profetas del A.T, y en el A.T no estaba revelada la iglesia ni el arrebatamiento.
¿Por qué Mateo 24 va a tener relación con la iglesia?