PENTECOSTES
Dia para Celebrar
43 —Dejen de murmurar—replicó Jesús—. 44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
38 Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron:
—Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.
39 Jesús les contestó:
—¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás. 40 Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra.
2 Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? 3 ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?j 4 ¿Tanto sufrir, para nada?k ¡Si es que de veras fue para nada! 5 Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje? 6 Así fue con Abraham: «Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.»
101. EL DÍA DE PENTECOSTÉS
(Hechos 2:1–8, 12–18, 22–24, 32 y 33, 39)
1. Históricamente:
a) La Pascua conmemoraba la liberación del pueblo de Israel de su esclavitud en Egipto. Esta fiesta adquirió además otro significado cuando se asentaron en Canaán, ya que vino a ser también la fiesta de las primicias, cuando las gavillas de granos eran mecidas delante del Señor (Lv. 23:1–12).
b) Pentecostés, que significa «cincuenta», viene cinco días después de la Pascua. La enseñanza generalmente aceptada, es que esta fiesta conmemora la ocasión en que le fue dada la ley a Moisés en el Monte Sinaí. Después de que Israel se asentara en Canaán se le añadió otro significado importante. Marcó la finalización de la siega del grano que había comenzado cuando la Pascua.
c) La Fiesta de los Tabernáculos conmemoraba el peregrinaje de Israel durante su viaje por tierras desiertas (Lv. 23:33–43). Esta fiesta marcaba el final de de la cosecha, de los frutos, de la vendimia, etc.
2. Figurativamente; el significado figurado (tipo) de las fiestas:
a) La Pascua marcaba el comienzo de las cosas enraizadas en la redención. El cordero era sacrificado, y su sangre se esparcía en la puerta. El cordero que luego se comía, era comida y fuerzas para el viaje. Cristo es nuestra «Pascua» (1 Co. 5:7). Él es las «Primicias» de los que durmieron (1 Co. 15:20).
b) Pentecostés marcaba la finalización de la cosecha comenzada en la Pascua. Marcó la culminación de la obra del Señor Jesús en la redención. Pentecostés fue igualmente una obra de Cristo (Hch. 2:32, 33), como lo fue el Calvario. El Calvario hubiera quedado incompleto sin Pentecostés. Mientras que los fieles judíos conmemoraban el hecho de que les hubiese sido dada la ley en los días antiguos, los fieles seguidores de Cristo entraban en el nuevo pacto (He. 8:10).
c) Los Tabernáculos ilustran la cosecha final de la redención de los santos de Dios que serán reunidos desde todos los rincones para estar para siempre con Él. Aún esperamos su cumplimiento (Ap. 7:9–10):
—La enseñanza tipificada en la vida de los discípulos:
—Ellos participaron de las primicias de la obra redentora de Cristo.
—Para los discípulos y para otras gentes, Pentecostés fue el cumplimiento de su salvación inicial: la finalización de lo que había comenzado en la Pascua. Ellos habían experimentado el dinamismo interior, el llamamiento del Espíritu Santo, y pasaron a ser el cuerpo espiritual de Cristo, la Iglesia.
d) La enseñanza tipificada relacionada con Cristo:
—Él es nuestra Pascua, sacrificada por nosotros (1 Co. 5:7), el Cordero de Dios. Su sangre fue derramada para la remisión de los pecados. Al día siguiente de la Pascua, el primer día de la semana, cuando la gavilla de las primicias eran mecidas delante del Señor en el Templo en Jerusalén, nuestro Señor Jesucristo salió del sepulcro, «primicia de los que durmieron» (1 Co. 15:20)
—Pentecostés fue la culminación de su provisión de redención (Hch. 2:32, 33). En el Calvario, Jesucristo derramó su sangre como rescate por muchos. En Pentecostés Cristo «se derramó» a sí mismo, al enviar la promesa del Padre sobre aquellos discípulos que esperaban fielmente.
3. Doctrinalmente:
a) Pentecostés es el reflejo terrenal de la exaltación celestial de Cristo. Él es exaltado arriba: El que nos enviara Su Santo Espíritu fue una indicación de Su exaltación, como Él lo había dicho (leer Jn. 7:38, 39; y también 16:7).
b) Pentecostés significa que los hijos de Cristo participan de su victoria. Toda Su vida en la Tierra fue para nosotros; Él murió por nosotros; Él se presenta ahora por nosotros en la presencia de Dios (He. 9:24). Él es exaltado para nosotros; Él comparte con nosotros esta gran victoria; nos envía la promesa del Padre, nos llena con Su Espíritu, nos faculta para ser victoriosos en la vida y en el servicio.
c) Pentecostés es el compromiso de la presencia permanente del Espíritu Santo en la Iglesia (Jn. 14:16).