Palabras de vida eterna
Juan 6.60-71
Introduccion
El resultado triste
Probablemente no faltaran entre estos “discípulos” los que habían deseado convertir a nuestro Señor en “rey” el día anterior. Así es la popularidad; ¡hoy se disfruta y mañana ya no!
La primera contestacion: a quien iremos?
La segunda contestacion: Tu tienes palabras de vida eterna
La tercera contestacion: Y nosotros hemos creido y conocemos que tu eres el Cristo, El hijo del Dios viviente.
Hay una terrible historia de un artista que estaba pintando la Última Cena. Era un gran cuadro, y le llevó muchos años. Como modelo para el rostro de Cristo usó a un joven de rostro transparente en su nobleza y pureza. Poco a poco fue completando el cuadro con los rostros de cada uno de los discípulos, hasta que le llegó el día en que necesitaba un modelo para Judas, al que había dejado para el final. Salió a buscar su tipo en los barrios más bajos de la ciudad y en las guaridas del vicio. Por fin encontró a uno cuya cara era tan depravada y viciosa que cumplía los requisitos. Cuando estaba para terminar el tiempo que tenía que posar, aquel hombre le dijo al artista: «Tú me habías pintado ya antes.» «¡Que va!» —exclamó el artista—. «¡Claro que sí! Yo fui el modelo para tu Cristo.» Los años habían obrado un terrible deterioro.
Los años pueden ser crueles. Pueden arrebatarnos los ideales, entusiasmos, sueños y lealtades. Pueden dejarnos con una vida empequeñecida y empobrecida. Pueden dejarnos con un corazón marchito en vez de henchido del amor de Cristo. Puede perderse el encanto de la vida. ¡Que Dios nos libre de ello!