La recompensa de un corazón agradecido.

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INT. La rareza del agradecimiento.

Hoy quiero compartir “La recompensa de un corazón agradecido” Estudios científicos concluyen que la gratitud tiene efectos neurológicos que benefician nuestra salud. Entre ellos se encuentran: 
Reducción del cortisol, que es la llamada hormona del estrés, con lo que disminuyen los efectos del estrés crónico. Los sentimientos de gratitud disminuyen los niveles de dolor debido a la afluencia de la dopamina. La gratitud promueve un mejor sueño, fortalece nuestro sistema inmunológico y mejora la sanación y la regeneración más rápida del cuerpo.
Sin embargo más allá de estos beneficios que sin duda son muy importantes y beneficiosos, existe una recompensa mucho mayor por ser agradecido con Dios y la primera de ellas es...

Experimentas la bondad de Dios.

Toda persona tiene una necesidad. Todos sin excepción tenemos necesidades sean estas evidentes o no lo sean. Cada uno somos como esos leprosos de esta historia, tenemos necesidades físicas, tenemos traumas, resentimientos y experimentamos sentimientos de culpa.
La lepra representa en cierta manera la condición de cada uno ante los ojos de Dios. La lepra simboliza el pecado en las escrituras; y no es que estos hombres hubieran cometido pecados más graves que otros, sino que esta enfermedad infecciosa de la piel hacía que las personas actuaran y sufrieran de una manera que ilustra la naturaleza y las consecuencias del pecado.
Eran ritual-mente impuros por lo que tenían que estar separados de la sociedad, y estar en cuarentena, ademas la evidencia destructiva de la lepra en sus extremidades y en el rostro, simboliza la cicatriz interna del corazón causada por el estrago del resentimiento y de la culpa.
Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada. Lev 13.43
Toda persona puede clamar a Dios. Una primera gran verdad que encontramos en esta historia, es que cualquier persona independientemente de su condición social, física o espiritual puede clamar a Dios y ser escuchado. Dios no hace acepción de personas, la misma sanidad recibieron en este caso judíos y extranjeros.
Lo único que debes es reconocer hoy es tú necesidad cualquiera que esta sea y creer que para Dios no hay nada imposible.
La misericordia de Dios está al alcance de cualquiera. Otra gran verdad que deja ver el pasaje es la compasión que Cristo tiene ante el dolor humano. La misericordia es uno de los más grandes atributos de Dios y es la respuesta constante de Dios hacia el hombre. El salmista lo expresa de la siguiente manera;
“Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad” Sal 108.4
En medio de la insensibilidad e indiferencia de la sociedad al dolor humano, la misericordia de Dios está a tu alcance...
Ser agradecido, no solo te hace experimentar la bondad de Dios, sino también....

Te libera de la ingratitud.

La ingratitud tiene consecuencias. La biblia tiene mucho que decir sobre la ingratitud, de hecho no dar gracias a Dios es parte de la base del juicio de Dios contra la humanidad , según leemos en Ro 1.18 y 21:
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo…pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias”
La ingratitud es pecar contra Dios. No es otra cosa que el rechazo a su bondad y eso verdaderamente es un pecado muy grave.
La ingratitud arrastra y hunde a las personas en muchas maneras de pecar; resentimientos, frustración, quejas, murmuración hasta llegar a la amargura y endurecimiento de corazón. En verdad la ingratitud es el primer paso para alejarnos de Dios.
“Es ingrato el que niega el beneficio recibido; ingrato es quien lo disimula; más ingrato quien no lo descubre y más ingrato de todos quien se olvida de él” Séneca (filosofo griego)
El salmista lo expresa mucho mejor...
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios, El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca” Sal 103.2-5
Aquellos nueve hombres dieron la espalda al Señor Jesús y con mucha facilidad olvidaron aquel que los sano…Permite-me preguntarte; ¿Que te ha dado Dios por lo cual estés hoy agradecido?¿Puedes recordar alguno de sus beneficios? Hoy yo puedo decir…gracias Dios por la vida eterna, gracias por TU Hijo Jesucristo, gracias por el perdón de mis pecados...
En este punto deberíamos aplicar una antigua sentencia que dice: “Si das olvídalo, si recibes recuérdelo”.
Ser agradecido, no solo te libra de la ingratitud, sino también....

Te llena de un gozo que exalta a Dios.

Que te motiva a adorar. Este gozo, no es cualquier gozo, es un gozo que te motiva a adorar. Del sufrimiento, el dolor, la vergüenza y amargura, aquel leproso cambio al regocijo al verse totalmente limpio y su primera reacción fue agradecer a su benefactor, no le importo si otro de los sanados se unía a él, no le dio vergüenza gritar dando gloria a Dios y su mayor expresión de agradecimiento fue postrarse con su rostro a tierra a los pies de Jesús y adorar.
Las personas tienen muchas razones para agradecer a Dios sin embargo lamentablemente no se sienten motivados a adorar y manifestar su agradecimiento a Dios.
Es más fácil ver lo que les falta para, lamentarse, quejarse y murmurar, en lugar de ver lo que tienen; su vida y todo lo bueno que hay en ella y que son regalos de Dios. Plutarco el historiador griego de la antigüedad lo expresó así..
La ofrenda más aceptable por Dios mismo, proviene de un corazón agradecido y lleno de alegría.
Es un gozo que agradece con integridad. Quizá los otros 9 tuvieron gozo también, pensaron cuan afortunados eran al estar limpios, se sintieron agradecidos de su propia suerte, por tener una buena racha producto de las circunstancias, su gozo y agradecimiento sin duda estaba centrado en ellos mismos.
Este tipo de agradecimiento que enfatiza primero el yo, es el tipo de agradecimiento que solo entra en acción cuando las cosas salen bien y por lo tanto es un agradecimiento egoísta y momentáneo.
Aquí surge la pregunta: ¿a quien agradecer? La gratitud debe estar siempre centrada en Cristo y dirigida a Dios, esta es la gratitud que se eleva por encima de cualquier forma de gratitud y por encima de cualquier circunstancia.
Un famoso escritor ateo, en un entrevista hablaba de cuan agradecido se sentía por disfrutar de unas vacaciones en la playa y contemplar la belleza, serenidad y majestuosidad del océano. Le preguntaron entonces a quien le estaba agradecido. ¿Tal vez a los compradores de sus libros? (pero ellos no crearon el océano) ¿Tal vez a sus padres o esposa? (pero igual no crearon el océano)
La cuestión es que, para ser agradecido se necesita un destinatario. Y para ser agradecido con Dios se requiere de fe, una fe en el dador de la vida. Y esta es la fe que se manifestó en aquel hombre por medio del acto de agradecimiento y que no solo le sano sino también esa misma fe en Cristo Jesús le salvó.
CONCL.
¿Cual fue la recompensa de aquel hombre agradecido con Cristo? La respuesta no es que fue limpio o sanado de su lepra, esa no fue su recompensa, su recompensa fue ser salvado.
¿Hay algo por lo que hoy te sientas agradecido con Dios? Sabe usted que la mayor obra de Dios por la cual usted y yo debemos estar agradecidos es el perdón de nuestros pecados por medio del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario.
Pero para llegar estar verdaderamente agradecido debes llegar hoy a recibir este perdón, reconociendo que el pecado es como la lepra y que solo la sangre de Cristo Jesús derramada en la cruz puede limpiar. Si tu deseas hoy recibir ese perdón para salvación, te invito
La gratitud es la memoria del alma.
El agradecimiento es la única respuesta apropiada a la gracia generosa de Dios y esta en definitiva nos conduce a la salvación.
La gratitud nos da la libertad de vivir contentos por el presente, en vez de estar ansiosos por el futuro o lamentarnos del pasado. (Ellen Vaughn) Reconocida escritora.
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