Los hijos de Dios tienen el Espíritu Santo

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Asegurémonos de que somos hijos de Dios conforme a su Palabra y su obra.

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Transcript

Introducción

Vivimos en un mundo confuso y caótico. No es fácil estar seguro de quiénes son los buenos y quienes los malos. Recibimos mucha información, escuchamos muchas voces, estamos expuestos a muchas influencias pero, ¿cuáles son las buenas?
Nosotros creemos en Jesús, pero sabemos que vivimos en el tiempo en que se levantan muchos falsos maestros, tal como nos lo advirtió nuestro propio Salvador.
2 Timoteo 4:1-5

1Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

4 —Tengan cuidado de que nadie los engañe—les advirtió Jesús—. 5 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.

23 Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo crean. 24 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. 25 Fíjense que se lo he dicho a ustedes de antemano.

Mateo 24.4–5 RVR60
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Mateo 24.23–25 RVR60
Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes.
El apóstol Juan fue el último de los escritores bíblicos. Era bastante joven cuando acompañó al Señor durante su ministerio, y cuando escribió (Evangelio de Juan, 1, 2, 3 Juan y Apocalipsis) ya era muy mayor, luego de haber desarrollado un largo y esforzado ministerio. Para cuando Juan escribió, el evangelio ya se había difundido por gran parte de Medio Oriente, África y Europa. Pero no solamente el evangelio se había difundido, sino que también ya habían surgido muchos falsos maestros. Juan escribe inspirado por la pasión de ayudar a todos a distinguir la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo real y lo falso, la verdad y la mentira.
1 Juan 4.1–6 RVR60
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
La primera carta de Juan (1 Juan) es un precioso escrito dedicado a reafirmar a los que creen en Jesús.
1 Juan 5.13 RVR60
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Al hacerlo, pone de manifiesto ciertas pistas muy determinantes de lo que es verdad en Cristo Jesús. Nos vamos a concentrar particularmente en ellas.
Tú que has creído en Jesús, quieres estar en lo verdadero. No te quieres dejar engañar, y sabes que hay muchos conceptos e ideologías equivocados por todas partes. Hoy la Palabra quiere animarte a que permanezcas en la verdad, y que no te dejes seducir por ningún tipo de mentira.
En su carta, Juan describe las que yo llamo “Características distintivas de los hijos de Dios”. Son las condiciones que diferencian a los hijos de Dios de quienes no lo son. Las debemos recibir, en principio, no para medir o evaluar a otros, sino para asegurarnos nosotros mismos de que estamos en lo correcto, de que estamos caminando con Dios como Él quiere que lo hagamos.
Al meditar en estas verdades, Dios te va a inspirar para que procures agradarle, andando conforme a su voluntad.
Hoy iniciamos una breve serie de tres mensajes en las que vamos a considerar tres características que distinguen a los hijos de Dios de las personas que no lo son:
Los hijos de Dios tienen el Espíritu Santo.
Los hijos de Dios no pecan.
Los hijos de Dios aman a sus hermanos.
Así que hoy, nos vamos a concentrar más que nada en que los hijos de Dios tienen el Espíritu.
Esto es algo básico, confirmado por las profecías y por las promesas que el propio Jesús pronunció.
Juan 14.15–27 RVR60
Si me amáis, guardad mis mandamientos.Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. 18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. 19 Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán. 20 En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes. 21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.

22 Judas (no el Iscariote) le dijo:

—¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?

23 Le contestó Jesús:

—El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.

25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes. 26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. 27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.

Pero veamos como lo presenta Juan en su carta.

Los cristianos tienen una unción

1 Juan 2.26–27 RVR60
Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

26 Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos. 27 En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica—no es falsa—y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.

Los cristianos son hijos de Dios

1 Juan 3.1–3 RVR60
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

3 ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. 2 Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 3 Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Juan 15.18–19 RVR60
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

18 »Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí. 19 Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.

Los cristianos tienen el Espíritu Santo

1 Juan 3.24 RVR60
Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

24 El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.

1 Juan 4.13–15 RVR60
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

13 ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. 15 Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama.

Conclusión

Asegurémonos de estar en el verdadero, en una verdadera relación con Dios, y para eso, preguntémosle a Dios qué es lo que el Espíritu Santo de Dios está haciendo en nuestras vidas.
1 Juan 5.19–20 RVR60
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

19 Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. 20 También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna.

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