En Tu ira, acuérdate de tu misericordia
Restáuranos a tí • Sermon • Submitted
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· 110 viewsEl lamento nos hace voltear a ver la justa ira de Dios
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¿Qué está pasando?
¿Qué está pasando?
La anterior es una de las preguntas mas frecuentes en el corazón y la mente de nosotros los seres humanos. La pregunta sale a relucir cuando estamos pasando situaciones inexplicables y al ser nosotros seres que buscamos significado, inmediatamente buscamos las razones más lógicas para determinar la causa del mal y así resolverlo y lo que es mas importante para nosotros, seguir con nuestra vida tal y como estaba.
Al estar mencionando esto rápidamente pudieron venir a su mente infinidad de ejemplos, y es muy probable que esperes ya la dirección que tomará este mensaje. Pero no corramos antes de caminar. Tenemos que aceptar las siguientes aseveraciones con toda humildad
Cuando nuestra vida se ve afectada, de inicio no sabemos que fue lo que lo ocasionó.
Cuando nuestra vida se ve afectada, de inicio no sabemos que fue lo que lo ocasionó.
No podemos atribuir ligeramente el “castigo divino,” para nosotros y mucho menos para otras personas.
No podemos atribuir ligeramente el “castigo divino,” para nosotros y mucho menos para otras personas.
El darse cuenta de las causas requiere de mucha humildad, silencio y meditación
El darse cuenta de las causas requiere de mucha humildad, silencio y meditación
Nadie sabe a ciencia cierta los propósitos de Dios y el querer hacerla de “adivino,” es mera presunción para sobresalir.
Nadie sabe a ciencia cierta los propósitos de Dios y el querer hacerla de “adivino,” es mera presunción para sobresalir.
Nuestro caminar por el libro de lamentaciones inicio con la viva imagen de la justicia de Dios y la aceptación por parte del autor que lo que había venido a Judá y Benjamín era justo por la increible rebelión a Dios.
Hoy vamos a ver a primera vista la ira de Dios derramada hacia su pueblo escogido, su especial tesoro.
5 Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.
Juda, no era inocente, se había olvidado por siglos de Dios adulterando como prostituta con todos los dioses de la tierra de Canaan, los cuales no le trajeron nada bueno.
Ya no es tiempo de arrepentirse, la ira de Dios ha llegado, la palabra de Dios se ha cumplido.
La acción de Dios
La acción de Dios
1 En su enojo el Señor cubrió de sombras a la bella Jerusalén. La más hermosa de las ciudades de Israel yace en el polvo, derrumbada desde las alturas del cielo. En su día de gran enojo el Señor no mostró misericordia ni siquiera con su templo.
2 El Señor ha destruido sin misericordia todas las casas en Israel. En su enojo derribó las murallas protectoras de la bella Jerusalén. Las derrumbó hasta el suelo y deshonró al reino y a sus gobernantes.
3 Toda la fuerza de Israel desaparece ante su ira feroz. El Señor ha retirado su protección durante el ataque del enemigo. Él consume toda la tierra de Israel como un fuego ardiente.
4 Tensa el arco contra su pueblo como si él fuera su enemigo. Utiliza su fuerza contra ellos para matar a sus mejores jóvenes. Su furia se derrama como fuego sobre la bella Jerusalén.
5 Así es, el Señor venció a Israel como lo hace un enemigo. Destruyó sus palacios y demolió sus fortalezas. Causó dolor y llanto interminable sobre la bella Jerusalén.
6 Derribó su templo como si fuera apenas una choza en el jardín. El Señor ha borrado todo recuerdo de los festivales sagrados y los días de descanso. Ante su ira feroz reyes y sacerdotes caen juntos.
7 El Señor rechazó su propio altar; desprecia su propio santuario. Entregó los palacios de Jerusalén a sus enemigos. Ellos gritan en el templo del Señor como si fuera un día de celebración.
8 El Señor decidió destruir las murallas de la bella Jerusalén. Hizo cuidadosos planes para su destrucción, después los llevó a cabo. Por eso, los terraplenes y las murallas cayeron ante él.
9 Las puertas de Jerusalén se han hundido en la tierra; él rompió sus cerrojos y sus barrotes. Sus reyes y príncipes fueron desterrados a tierras lejanas; su ley dejó de existir. Sus profetas no reciben más visiones de parte del Señor.
10 Los líderes de la bella Jerusalén se sientan en el suelo en silencio; están vestidos de tela áspera y se echan polvo sobre la cabeza. Las jóvenes de Jerusalén bajan la cabeza avergonzadas.
Jehová de los ejércitos que en múltiples ocasiones había librado de la batalla a Israel ahora se ha convertido en el enemigo de Israel.
Estamos acostumbrados a historias con finales felices, en este caso no podemos ser ligeros y adelantar la película a donde la princesa es rescatada o obviar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Recordemos que muchos aún así rechazaron a Jesús.
En esta ocasión estamos leyendo un libro que las tragedias no se deben a un mal Karma o mala planeación o una negatividad mental.
Una autoría que nos inquieta
Una autoría que nos inquieta
Las repetidas veces en que Dios llamó a su pueblo al arrepentimiento ahora son reemplazadas con 26 acciones de la ira de Dios, no sobre una ciudad, no sobre cualquier gente. Sobre gente que había escogido, amado y rescatado y ellos lo habían dejado. Lamentaciones 2 no tiene final feliz.
Obscureció la gloria de Jerusalén
No mostró misericordia con su templo
El Señor destruyó sin misericordia
El Señor no perdonó
El Señor derribó
El Señor deshonró
El Señor los derribó hasta el piso
Desapareció la fuerza de Israel
Quitó la protección
Encendió a Jacob como llama de fuego
Entensó su arco como enemigo
Mató a los jóvenes
Destruyó palacios
Demolió fortalezas
Causo dolor
Demolió su templo
Borró festivales y dias santos
Cayeron reyes y sacerdotes
Despreció su altar
Decidió destruir murallas
Hizo un plan minucioso
Llevo a cabo el plan
Destruyó puertas, cerrojos y barrotes
Desterró príncipes
La ley dejo de existir
Los profetas no reciben visión
Necesitamos tomar un respiro de esto y después volver a tomar de esta copa adelantándonos una vez mas para confirmar este horror
17 Sin embargo, es el Señor quien hizo justo lo que se había propuesto; cumplió las promesas de calamidad que hizo hace mucho tiempo. Destruyó a Jerusalén sin misericordia; hizo que sus enemigos se regodearan de ella y sobre ella les dio poder.
7 No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra.
8 Los que viven sólo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna.
La reacción de Judá
La reacción de Judá
10 Los líderes de la bella Jerusalén se sientan en el suelo en silencio; están vestidos de tela áspera y se echan polvo sobre la cabeza. Las jóvenes de Jerusalén bajan la cabeza avergonzadas.
11 Lloré hasta que no tuve más lágrimas; mi corazón está destrozado. Mi espíritu se derrama de angustia al ver la situación desesperada de mi pueblo. Los niños y los bebés desfallecen y mueren en las calles.
12 Claman a sus madres: «¡Necesitamos comida y bebida!». Sus vidas se extinguen en las calles como la de un guerrero herido en la batalla; intentan respirar para mantenerse vivos mientras desfallecen en los brazos de sus madres.
13 ¿Qué puedo decir de ti? ¿Quién ha visto alguna vez semejante dolor? Oh hija de Jerusalén, ¿con qué puedo comparar tu angustia? Oh virgen hija de Sión, ¿cómo puedo consolarte? Pues tu herida es tan profunda como el mar. ¿Quién puede sanarte?
14 Tus profetas han declarado tantas tonterías; son falsas hasta la médula. No te salvaron del destierro exponiendo a la luz tus pecados. Más bien, te pintaron cuadros engañosos y te llenaron de falsas esperanzas.
15 Todos los que pasan por tu camino te abuchean. Insultan a la bella Jerusalén y se burlan de ella diciendo: «¿Es ésta la ciudad llamada “La más bella del mundo” y “La alegría de la tierra”?».
16 Todos tus enemigos se burlan de ti; se mofan, gruñen y dicen: «¡Por fin la hemos destruido! ¡Hace mucho que esperábamos este día, y por fin llegó!».
17 Sin embargo, es el Señor quien hizo justo lo que se había propuesto; cumplió las promesas de calamidad que hizo hace mucho tiempo. Destruyó a Jerusalén sin misericordia; hizo que sus enemigos se regodearan de ella y sobre ella les dio poder.
Tengamos sumo cuidado, no somos israel o juda
Tengamos sumo cuidado, no somos israel o juda
No seamos ligeros en reconocer la ira o juicio de Dios
No seamos ligeros en reconocer la ira o juicio de Dios
La respuesta de Judá
La respuesta de Judá
18 ¡Lloren a viva voz delante del Señor, oh murallas de la bella Jerusalén! Que sus lágrimas corran como un río, de día y de noche. No se den descanso; no les den alivio a sus ojos.
19 Levántense durante la noche y clamen. Desahoguen el corazón como agua delante del Señor. Levanten a él sus manos en oración, y rueguen por sus hijos porque en cada calle desfallecen de hambre.
20 «¡Oh Señor, piensa en esto! ¿Debieras tratar a tu propio pueblo de semejante manera? ¿Habrán de comerse las madres a sus propios hijos, a quienes mecieron en sus rodillas? ¿Habrán de ser asesindos los sacerdotes y los profetas dentro del templo del Señor?
21 »Mira cómo yacen en las calles, jóvenes y viejos, niños y niñas, muertos por la espada del enemigo. Los mataste en tu enojo, los masacraste sin misericordia.
22 »Convocaste a los terrores para que vinieran de todas partes, como si los invitaras a un día de fiesta. En el día del enojo del Señor no escapó ni sobrevivió nadie. El enemigo mató a todos los niños que llevé en mis brazos y crié».
Dios es un Dios personal pero no personalizable
Dios escucha
Cuando no es tiempo de “unirnos” y “ser fuertes”, Lamentemosnos
Lloremos, esa es la respuesta, no adivinemos el futuro
Estamos en esto
4 Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;
5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.
No somos Juda…pero
No somos Juda…pero
5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.
22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.
23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Cuando veamos calamidad hermanos no es tiempo de aparentar ser sabios es tiempo de
1. Observar la ira
1. Observar la ira
2. Guardar silencio
2. Guardar silencio
3. Clamar a Dios
3. Clamar a Dios
2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.