Amor y el mundo
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Amor y el mundo
Pastor Azael Carcamo / General / 06/21/20
Job 1.5
La Escritura promueve el amor de familia, hogar y la nación y contiene muchos
ejemplos de este tipo amor.
atrevidos papás de la Biblia
Jairo:
Marcos 5.23 RVR60
23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella
para que sea salva, y vivirá.
Jose:
Mateo 1.24 RVR60
24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y
recibió a su mujer.
David:
2º Samuel 12.16 RVR60
16 Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche
acostado en tierra.
Josue:
Josué 24.15 RVR60
15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a
quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses
de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Job:
Job 1.5 RVR60
5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de
todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado
contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
Moises:
Éxodo 12.21–22 RVR60
21 Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos
por vuestras familias, y sacrificad la pascua. 22 Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo
en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre
que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la
mañana.
Abraham:
Génesis 12.2–3 RVR60
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y
serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Noe:
Génesis 6.9 RVR60
9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus
generaciones; con Dios caminó Noé.
Amor paterno
Aspectos del amor paterno
Proverbios 13.24 RVR60
24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano
lo corrige.
Ver también Dt 6.7; 2 Co 12.14; Col 3.21; 1 Ti 3.4; 2 Ti 3.15; Ef 6.4
Ejemplos del amor materno
Gn 21.16 Agar; Éx 2.3 la madre de Moisés; Jue 5.28; 1 Sm 2.19 Ana; 2 Sm
21.10; 1 Re 3.26; 1 Re 17.18
La sunamita:
2 Re 4.20; 2 Re 4.27
Mateo 15.22 RVR60
22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba,
diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente
atormentada por un demonio.
ver. Lc 2.48; Lc 7.12–13 la viuda de Naín; Jn 19.25
Ejemplos del amor paterno
Génesis 37.35 RVR60
35 Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no
quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo
lloró su padre.
Ver: Gn 22.2 Abraham; Gn 31.28; Gn 42.38
David:
2º Samuel 12.16 RVR60
16 Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la
noche acostado en tierra.
2 Sm 13.39; Mr 5.23 Jairo
El amor por los padres
Éxodo 20.12 RVR60
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da.
Ver también Gn 46.29 José; Lv 19.3; Jue 11.36; 1 Sm 22.3 David; 1 Re 19.20
Eliseo; Jr 35.8; Mt 15.4; Lc 2.51; Jn 19.26–27; Ef 6.1; Col 3.20
Otros ejemplos de amor familiar
Gn 34.7; Gn 45.14–15 José y sus hermanos; Rt 1.16–17; 2 Sm 13.22
Mardoqueo y Ester:
Ester 2.7 RVR60
7 Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y
la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre
murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
ver. Est 2.11
El amor por el hogar y la nación
Ejemplos del amor por el hogar
Nehemías 4.14 RVR60
14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del
pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead
por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres
y por vuestras casas.
ver. Gn 31.30; Gn 49.29; Gn 50.25; Nm 10.30; Rt 1.6; 2 Sm 10.12; 2 Sm
19.37; 2 Sm 23.15;
Exhortaciones que estimulan al patriotismo
Salmo 122.6 RVR60
6 Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.
Ver también 2 Sm 1.20; Est 4.8; Jr 51.50; Sal 137.5–6
Ejemplos de patriotismo
Nehemías 2.5 RVR60
5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a
Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
ver: 1 Sm 17.26; 1 Sm 27.8–10; Neh 1.3–4; Est 8.6; Sal 137.1; Jr 51.51; Ro
9.3
Isaías 49.15 RVR60
15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
A Donde no Podian ir los que Subian los Alpes
Is. 55:9.
Era la mañana de un festival. A una hora temprana los aldeanos se habían
congregado en el campo. Sobre ellos las cumbres de los Alpes se elevaban en
grandiosa majestad. Los alegres niños estaban jugando en grupos, cuando un fuerte
grito llamó la atención de todos. Un águila de la montaña se había precipitado
repentinamente y, para horror de los que allí estaban, se elevó con un niño que
luchaba por soltarse de sus garras.
En medio del terror y confusión, transcurrió algún tiempo sin saberse quién era, y un
profundo gemido se escuchó de la multitud cuando se supo que era un hermoso niño
—el único consuelo de una viuda. “¡Mi hijo! ¡mi hermoso niño!” exclamaba, mientras
se retorcía las manos en agonía, y con los ojos llenos de lágrimas observaba el vuelo
del ave poderosa, mientras que el pastor procuraba en vano consolarla.
Algunos montañeses instantáneamente se lanzaron hacia los peñascos, y todo ojo los
siguió mientras ascendían lentamente. Al fin, al desaparecer el águila más allá del
abrupto precipicio, se vio que se detuvieron y todos con excepción de dos
abandonaron la tentativa. Al fin, como se elevaban peñasco sobre peñasco, dejaron la
lucha desesperada, y un gemido de los espectadores manifestaba que toda
esperanza había desaparecido.
Con el rostro lívido por la desesperación, la mirada sobre el precipicio, la madre había
yacido inmóvil hasta entonces; pero cuando vio que los perseguidores se detenían,
con un grito de agonía se lanzó por el ascenso que era casi perpendicular. Arriba, aún
hacia arriba, siguió por su peligroso camino, hasta ganar el punto que parecía
desafiar ya el avance, y allí los peñascos se elevaban mucho, y amenazadores ante
ella; pero donde el esfuerzo fracasó en otros, ella, impulsada por el amor, invocó toda
su fuerza, y sin detenerse ante el peligro, sus pies descalzos y tiernos se cogían del
liquen, y prosiguió hacia arriba con la admiración y terror de los espectadores. Una y
nada más una vez, se detuvo a mirar hacia abajo. A medio camino hacia la cumbre,
¡qué vista tan sorprendente y hermosa contemplaron sus ojos! Allá abajo del valle
tortuoso había una densa masa de seres humanos. Ninguno estaba en pie, ni una
cabeza cubierta, sino que los señores, jóvenes y niños estaban arrodillados en férvida
súplica, a la vez que de la aldea el repique de la campana resonaba en su oído,
llamando a los habitantes vecinos a unirse en la oración. Al fin llegó a la cumbre y
para su gozo indecible vio a su niño aún con vida en el nido. En ala rápida el águila
giraba alrededor en círculo más arriba que ella. Coger al niño, asegurarlo en su seno
y atarlo a ella con su chal fue cuestión de un momento.
Encomendándose al Padre amoroso, tornó a descender. Temerario había sido el
ascenso, pero más temible y peligroso parecía el descenso. Al llegar al lugar
dificultoso, con el cerebro aturdido y con el corazón desvanecido, se detuvo,
estrechando a su niño a su seno con estremecimiento. En ese momento su oído
escuchó el balido débil de una cabra, guiando a sus cabritos por otro lado. Con una
gratitud indecible hacia Dios, cruzó para descender por ese camino antes
desconocido, y escuchó los gritos distantes de gozo de los aldeanos allá abajo.
Pronto estuvieron a su lado fuertes brazos y estaba salva con su hijo.
El amor le había llevado a la altura donde los escaladores de los Alpes no habían
podido subir. Sin embargo, se nos dice que el amor de Dios va más allá.
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