Abraham

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12 Ene. 98

Abraham

Después de Jesús y Moisés, Abraham es probablemente el judío más conocido de la historia. Sin embargo, a diferencia de los otros 2, todavía no se ha descubierto evidencia arqueológica que confirme su existencia. Por ello, algunos escépticos dudan que sea algo más que una leyenda.

Sin embargo, estudios del lenguaje muestran que el texto incluye palabras que solo se hallan en documentos de otras culturas alrededor de 2000AC. También las referencias geográficas detalladas que se dan en el génesis, concuerdan con lo que se ha podido confirmar por otras fuentes.

Abram nació en Ur de Caldea, cerca del golfo Persa, hoy terreno Iraquí. Su papá, Taré se llevó la familia hacia Canaán, pero se detuvo de camino en Harán, al norte, donde hoy es Siria (casi Turquía). Aquí se quedaron a vivir y Taré murió ahí.

Se estima que Abram nació alrededor del año 2000AC. Su historia empieza en Gen 12 cuando él ya tenía 75años (Gen 12:4). Al puro principio sale la gran promesa de Dios a Abram; que todo el mundo sería bendecido a través de su descendencia. Gen 12:2-3

Una pregunta común es el porqué los judíos se creen la mamá de Tarzán, y porque la Biblia los llama el pueblo de Dios, o el pueblo escogido. En realidad, ellos se convirtieron en el pueblo de Dios no porque Dios haya tenido algún favoritismo (Efe 6:9), sino porque Abram fue un gran hombre de fe, y Dios lo recompensa dándole la promesa de que su pueblo será el pueblo de Dios (Gen 17:7) y que a través de su descendencia Él bendeciría a todas las naciones. Es con Abram que Dios empieza a revelarse a los hombres a través del pueblo judío, hasta la venida del Mesías (Jesús), donde ya se abre a todas las naciones.

Entonces la pregunta es, ¿qué tenía de especial Abram? Él es uno de los ejemplos de fe más grande que tenemos. Además, Dios lo llama profeta (Gen 20:7) y también lo llama su amigo (Isa 41:8). Vamos a repasar un poco de la historia de Abram para aprender un poco de su fe.

Para empezar, cuando Dios le hace la promesa y le pide que se vaya a Canaán, Abram, ya viejo, agarra todos sus chunches y su familia y se va. Eso se llama obediencia (Juan 14:21- ténganlo en mente). Según la Biblia era una familia que estaba bien, así que no se estaba yendo a buscar riqueza, simplemente se fue porque así se lo pidió Dios. ¿Cuantos de nosotros, si Dios nos lo pidiera, estaríamos dispuestos a dejar nuestro país y nuestra gente e irnos a un lugar desconocido, sin saber siquiera como es?

Esta es la primera muestra de su fe que tenemos por escrito. No sabemos si Dios ya lo conocía como un hombre de fe o simplemente le hizo la promesa porque sabía que iba a ser un hombre de mucha fe.

Con su viaje a Canaán empiezan sus aventuras en las que muestra ser valiente (a veces), honrado, bondadoso y fiel. Sin embargo hoy no vamos a hablar de esos eventos, sino que vamos a brincar hasta el capítulo 15 adonde Dios le vuelve ha recalcar la promesa. (Gen 15:1-6)

Tal vez no han notado lo grande de la promesa. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán, y Sarai 66. Ya habían pasado unos años desde que Dios le prometió una descendencia muy numerosa. Al parecer Abram empezó a dudar y Dios le recalca que va a tener un heredero que será su propio hijo. ¡Con todas las probabilidades en su contra, la palabra dice que Abram le creyó y por eso fue aceptado como justo! ¡Esa es la enseñanza básica de toda la Biblia, que lo único que Dios nos pide es que le creamos! Pero lo que pide no es un aceptar intelectualmente, sino depositar nuestra fe en sus palabras. Y eso fue lo que hizo Abram.

En el capítulo 16, tenemos lo que parece una gran falta de fe. Sarai, ya con 76 años, se da por vencida y siguiendo la costumbre de la época, le da su sirvienta a Abram para que tenga un hijo con ella. Abram está de acuerdo y se acuesta con Agar y de esa unión nace Ismael (el ancestro de los pueblos árabes). Hasta el momento, Dios le había prometido un hijo a Abram, pero no le había especificado que sería con Sarai. Así que Abram siguiendo la idea de Sarai, trató de ayudarle a Dios. Ya habían pasado 10 años desde la primera vez que Dios les prometió descendencia. Me imagino que empezaron a pensar, seguro no entendimos bien… Y así decidieron buscar un camino alterno.

No les ha pasado todavía? A veces le pedimos algo a Dios, pero no tenemos la paciencia para esperar su respuesta (que siempre es el óptimo). Entonces metemos la cuchara y a menudo terminamos en un desastre!

Vamos al capítulo 17. Leamos (17:1-8) y (15-22)

Ismael ya tiene 13 años, Abram 99. Aquí Dios establece el pacto con Abram, le cambia de nombre a Abraham y claramente le promete que su descendencia será a través de Sarai (ahora Sara), que ellos serán su pueblo y Él será su Dios.

Aquí es donde se define que Abraham es el padre de los judíos, y por esto cuando se habla de Dios en la Biblia a menudo dice, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (nieto).

A Abraham le cuesta entender y le contesta a Dios que ojalá su bendición pueda ser para Ismael. Dios le asegura que tendrán un hijo y se llamará Isaac, pero que Él también bendeciría a Ismael.

 ¡A menudo le pedimos a Dios algo y tratamos de ayudarle o decirle cual es la mejor manera de llevar a cabo el milagro! ¡Que cerrados que somos! Si Dios es verdaderamente Dios, no hay límite en lo que Él puede hacer. Pero ¿creemos eso? En este capítulo pareciera que Abraham todavía no, pero vamos a ver el cambio.

En el capítulo 21 nace Isaac, pero vamos a brincar hasta el 22 adonde Dios pone a prueba su fe.

22:1-19

Dios claramente le pide a Abraham que sacrifique a Isaac, al hijo de la promesa, al que tanto había esperado. Abraham no se pone a arreglar todos los problemas de la vida diaria antes de obedecer. Nosotros primero nos pondríamos a arreglar los asuntos de la oficina, luego dejar ver que la casa quede todo en orden, etc. Sin embargo nos dice la Biblia que temprano a la mañana siguiente él sale a llevar a Isaac para sacrificarlo. Lo que Dios le pidió era extremadamente difícil para cualquier hombre, y creo que dadas las circunstancias aún más para él. Aún así, en los 3 días de camino que fueron lo suficiente para pensar bien lo que estaba haciendo, Abraham no se arrepiente. Más aún, cuando Isaac le pregunta que adonde está el cordero para el sacrificio, le contesta: ¡Dios proveerá! ¡Que fe de hombre!

Los v. 12, 16-18 nos muestran algo importante de las bendiciones de Dios y quienes las reciben. En v.12 vemos que Dios quería ver la fe de Abraham. La fe involucra estar dispuestos a actuar basados en lo que creemos. (carretillo o silla) (Heb 11:17-19) Y esa muestra de fe de Abraham, su obediencia, resulto en bendición v.16-18. A menudo pensamos en las bendiciones como regalos para que los disfrutemos, pero cuando Dios nos bendice, su intención es que las bendiciones se rebalsen a otros. En el caso de Abraham, todas las naciones han sido bendecidas a través de su descendencia por su obediencia!

Rom 4:13-25 La fe de Abraham y nuestra fe en Jesús

Conclusión

Tenemos que recordar que Dios no nos prueba para hacernos caer, sino para refinar nuestra fe. Cuando enfrentamos una prueba podemos quejarnos, o poner atención para entender como Dios está desarrollando nuestro carácter. La obediencia a Dios a veces es dolorosa porque significa soltar aquello que verdaderamente queremos. No podemos esperar que la obediencia sea fácil o que nos venga naturalmente.

Es muy difícil dejar ir aquello que queremos, y que se puede querer más a un hijo propio? Sin embargo, cuando dejamos ir aquello que Dios nos pide, Él nos devuelve más de lo que podemos soñar. Los beneficios de sus bendiciones espirituales son mucho mayores que nuestro sacrificio. Está Ud. reteniendo su amor, su familia o su tiempo? Confié en que Él proveerá (22:8)

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