El Protocolo de Dios para la Iglesia - El Perdón
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Introducción
Introducción
El Señor les bendiga, amados hermanos en Cristo. Gracias a la dirección de la sociedad de Jóvenes por la invitación a traerles la palabra del Señor.
Oración
Cómo jóvenes nosotros estamos en medio de unos años de gran importancia de nuestras vidas. Pues determinamos o decidimos algunas de las cosas más importantes y que pueden definir como será nuestra vida más adelante. Precisamente quiero compartir con ustedes una enseñanza del Señor acerca de una virtud que debe estar presente cada segundo de nuestras vidas, les hablaré acerca del perdón. Pero antes quiero que ven estas imágenes.
Imagen de Josh McDowell. Algunos libros.
Muchos de nosotros conocemos a este autor y sus libros, ha tenido un aporte bastante significativo en la apologética y en la búsqueda de la verdad de muchos que necesitaban respuestas a sus preguntas acerca de la Biblia, de Dios y de su destino eterno. Pero lo que muchos no saben acerca de Josh McDowell es que el nació en un hogar infeliz con un padre alcohólico que maltrataba a su mamá. Sus hermanos mayores abandonaron el hogar tan pronto pudieron, Josh entonces se quedó solo con sus padres. Cuando era un adolescente, Josh fue abusado sexualmente, fue violado en repetidas ocasiones por un trabajador de la granja de sus padres, llamado Wayne Bailey. Enojado y amargado, Josh se convirtió en un ateo a una edad muy temprana. Seguiremos más adelante la historia de Josh McDowell, mantenla pendiente en tu mente.
Basado en las palabras de Jesús acerca del perdón vamos a ver en esta noche la Enseñanza del perdón, la práctica del perdón y resultados del perdón. Nuestro pasaje devocional en el libro de Mateo es clave a la hora de entender el tema del perdón. Para muchos el libro de Mateo es uno de los más importantes de toda la Biblia. Este evangelio presenta a Jesús como el rey de los judíos. El contenido del Evangelio de Mateo tiene tres secciones principales. Estas están separadas por declaraciones de transición, “desde entonces comenzó Jesús a …” (Mat 4:17; 16:21). Nuestro pasaje esta justo dentro de uno de los sermones más importante, más conocido, mejor elaborado de todos los tiempos, el sermón del monte o el sermón de la montaña. Precisamente este nombre dado por mateo es una muestra de como el autor utiliza afirmaciones que hacen un gran trabajo en la mente de los judios. Al autor llamarle el sermón del monte esta recordando a los judios, el monte Sinaí donde recibieron la ley. Y el Señor sabiendo eso muestra entonces el espíritu de la ley misma. Y es ahí donde llegamos a nuestro texto, y al punto número 1 de nuestro mensaje la enseñanza del perdón.
I. La enseñanza del Perdón.
I. La enseñanza del Perdón.
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
El Señor en los versículos anteriores habla acerca de como el pueblo de Israel había obviado el espíritu de la ley, para concentrarse en lo ritual. Para concentrarse en lo exterior. En los versículos 21 y 22 el Señor muestra como el pueblo de Israel entendía el sexto mandamiento. ¿A propósito, cual es el sexto mandamiento? No mataras. Para ellos únicamente se violentaba este mandato cuando se llegaba a quitarle la vida a alguien, pero el señar muestra que aún con palabras y hasta con pensamiento podemos ser culpables de violentar el sexto mandamiento, culpables de asesinato. De hecho el Señor dice:
cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Mateo 5.22
No podemos ver todo el significado de estos 2 versículos porque no es el objeto de nuestro estudio esta noche, pero básicamente lo que dice el versículo 22 es que Para el Señor el resentimiento es como un crimen, y el lenguaje insultante es como un homicidio. Aunque las cortes humanas no juzgan el enojo ni los insultos (por más graves que sean), Dios los considera pecados tan graves como el homicidio, y el resultado es juicio. [1]
A tendiendo a esta realidad, El Señor dice, Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja ahí tu ofrenda. Deja. Este es el primero de 3 imperativos en el versículo 24, la primera de 3 órdenes. Dios le dice a aquel que llevaba una ofrenda deja tu ofrenda en el altar y ve a resolver esa situación que esta sin perdonar, esa situación que necesita perdón. ¡El vivir una vida de amor está antes que actuar por religiosidad! Las relaciones tienen más relevancia que lo ritual. Las personas son lo prioritario para Dios. Solo los seres humanos son eternos.
Quizá digas, pero es que se me hace muy difícil perdonar. O tal vez digas el perdón no es para mí. O no me siento ahora en condiciones para perdonar. Permíteme decirte que la naturaleza del perdón no es sentimental. El perdón no es un sentimiento. El perdón es una promesa. Para ver esta realidad solo tenemos que pensar en el perdón que hemos recibido de parte de Dios. ¿Como es el perdón de parte de Dios?
Obviamente, cuando Dios nos perdona, El no se sienta en el cielo y se emociona. Así que el perdón no es un sentimiento. Si así lo fuera, nunca sabríamos si hemos sido perdonados. No, cuando Dios perdona, Él lo deja bien establecido. Así lo dice así. El declara, “No recordaré tus pecados” (Isa. 43:25; vea también Jer. 31:34). ¿No es maravilloso? Cuando Dios perdona, Él nos deja saber que dejará de tener contra nosotros nuestros pecados. Si el perdón fuera una experiencia emocional, no sabríamos si hemos sido perdonados. Pero Gloria a Dios, que sí los sabemos, porque el perdón es un proceso en el cual Dios declara que el problema de nuestro pecado ha sido arreglado de una vez por todas. Pero, ¿cuál es esa declaración? ¿Qué es lo que hace Dios cuando se manifiesta diciendo que nuestros pecados son perdonados? Dios hace una promesa. El Perdón no es un sentimiento, ¡el perdón es una promesa.
Hebreos 8:12
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías 43:25
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Jeremías 31:34
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Amado hermano, hermana joven que has conocido al Señor, el perdón es una promesa y el mejor y más claro ejemplo nos lo da nuestro Señor al prometernos su perdón de todos nuestros pecados presentes pasados y futuros. Nuestro Dios nos perdonado mucho más de lo que nosotros podamos perdonar a alguien. Cuando perdonamos estamos mostrando que nuestro Dios nos ha perdonado, cuando no perdonamos estamos mostrando también que no hemos recibido el perdón de Dios.
Amados hermanos no esperes sentir que debes perdonar, no esperes que el dolor de la ofensa se haya esfumado, no esperes tener el animo para acercarte al hermano que te ofendió, recuerda siempre que el perdón no es un sentimiento, el perdón es una promesa. Esa es su naturaleza. ¿Ahora bien, como puedes tu practicar el perdón?
II. La practica del perdón
II. La practica del perdón
Llegamos entonces nuestro punto número 2. Luego de aprender acerca de la naturaleza del perdón, que es una promesa, veamos entonces como poner en practica el perdón. En el pasaje que hemos estado estudiando:
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Mateo 5.23-24
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
El 2do mandato del señor en estos versículos es reconcíliate con tu hermano. La Biblia habla en muchos pasajes acerca de la reconciliación, pero en todos los demás pasajes se refiere a la reconciliación del hombre con Dios. En este caso se refiere a como los creyentes deben solucionar sus conflictos con otras personas u otros creyentes. El significado de esto es claro. Cuando uno se reconcilia con el Señor, tiene que aceptar sus condiciones, porque el mal es sólo de una parte. Pero cuando uno se reconcilia con su hermano, las concesiones deben ser hechas por ambas partes, porque en cada contienda humana siempre hay dos lados. Sin embargo, lo que Jesús está enseñando es que al acercarse a la casa de Dios, la ofrenda no será aceptable mientras haya un mal sentimiento entre un adorador y un “hermano”. La relación de uno con Dios no puede ser correcta cuando es mala la conexión con su semejante.
La sociedad en la que vivimos se caracteriza por muchos tipos de confrontación, rivalidad, ofensa, pleito, enemistad y personas que son contrarias a nosotros; manifestaciones, todas ellas, del mal denunciado en el sexto mandamiento. Como creyentes, aun deseando mantener buenas relaciones con nuestro prójimo, podemos hallarnos fácilmente involucrados en diversas formas de confrontación: peleas familiares, tensiones con los vecinos, argumentos con nuestros compañeros de estudio o de trabajo, recibir bulas por nuestro físico, raza o creencias… A veces, la culpa no será nuestra, pero no siempre podemos protestar nuestra inocencia. Seremos sabios si logramos reconocer la medida en que nosotros mismos somos culpables y si tomamos las medidas necesarias para efectuar la reconciliación.
En cuales áreas debes trabajar el perdón. ¿Qué situación te debe motivar a cerrar esta pantalla e ir y reconciliar alguna situación pendiente? Dios nos demanda reconciliación con nuestro prójimo.
Yo veo en las Escrituras la reconciliación desde 4 perspectivas. Cuando me ofenden y yo busco a quien me ofendió o el viene a mí. También cuando yo ofendo y yo busco a quien ofendí o el viene a mí. En todas ellas debemos buscar la reconciliación seas tu el ofendido o el ofensor, venga la otra persona a ti o no. Por ejemplo, sigamos viendo la historia de Josh McDowell. En la introducción les decía que el nació en un hogar infeliz con un padre alcohólico que maltrataba a su mamá. Sus hermanos mayores abandonaron el hogar tan pronto pudieron, Josh entonces se quedó solo con sus padres. Cuando era un adolescente, Josh fue abusado sexualmente, fue violado en repetidas ocasiones por un trabajador de la granja de sus padres, llamado Wayne Bailey. Enojado y amargado, Josh se convirtió en un ateo a una edad muy temprana.
Muchos años después, mientras asistía a la universidad, unos estudiantes cristianos retaron a Josh a estudiar la Biblia por sí mismo. Con el propósito en mente de probar que el cristianismo era falso, Josh emprendió un largo estudio que culminó en un viaje por Europa para investigar manuscritos originales y documentos relacionados con la Biblia. Josh entrevistó a varios expertos europeos, entre ellos un distinguido abogado británico, un profesor suizo y un profesor alemán, expertos en Arqueología y lingüística. Para su sorpresa, sus estudios le convencieron de la veracidad e historicidad de las Escrituras, y más tarde decidió seguir a Jesús. Desde entonces, Josh ha dado conferencias relacionadas con la fe en Dios a millones de adultos y j6venes alrededor del mundo, y ha escrito 148 libros. Josh está felizmente casado, tiene cuatro hijos y diez nietos. En su folleto Viaje de la incredulidad hacia la fe Josh cuenta cómo llegó a perdonar a aquellos que más profundamente le habían herido:
Ese afio, el invierno fue largo y frio, pero las llamas de una nueva Vida en Cristo Ardían constantemente en mi interior. continué mis estudios en Kellogg college, y el Pastor Logan siguió discipulandome en los fundamentos de la fe cristiana. Fue inevitable que surgiera el asunto del perdón, y yo sabía que tenía Pocos meses mas tarde, me puse en camino al centro de Battle creek para encontrarme con mi padre en un restaurante... Aunque era yo quien había sugerido el encuentro, ahora deseaba Entré y me senté frente a papá y su nueva novia. «Este es Josh mi hijo», le dijo. Ella asintió temerosamente, extendiendo su mano lentamente hacia la mía. Traté de imaginar 10 que papá le había dicho acerca de mi... Durante varios momentos papá y yo nos miramos con incomodidad en forma intermitente. La charla informal no ayudó en absoluto a cerrar Ia brecha que parecía abrirse infinitamente entre nosotros. Me estaba impacientando. Se 10 diré y que haga 10 que quiera. «Papá. comencé. Como esperando una bomba, el cuerpo fibroso de mi padre se tensó como el de un perro que sabe que están por patearlo. Papá. —repetí, luchando para encontrar las palabras. Y entonces, por fin dije—: Papá, te amo. No sé quién se sorprendió más: él al oír estas palabras o yo al decirlas. No tenía el menor deseo de amar a mi padre ni de perdonarlo. Estaba convencido de que él era el responsable de la muerte de mi madre y de la destrucción de nuestra familia. Durante años había soñado en como matarlo sin que me descubrieran. todavía hoy, ya siendo cristiano, estaba decidido a odiarlo, pero algo más grande que el odio había tomado el control de mi coraz6n. EI silencio era incómodo. Miré mi taza de café, como si tuviera hojas de té que revelaran el futuro. Finalmente, la voz quejumbrosa de mi padre rompió el impasse.
—cómo puedes amar a un padre como yo? —preguntó. No quería responderle, por lo menos no en aquel momento, pero el Pastor Logan me había enseñado bien. —Ahora soy cristiano —dije sencillamente. Aparté la mirada y él también lo hizo. No sé qué habrá estado pensando. Aun en este momento elevé una oraci6n silenciosa pidiéndole a Dios que me permitiera seguir odiando a este hombre que había destruido a su propia familia, pero dicha oración no pegaba. El odio continuaba derritiéndose. En mi mente se formaron rápidamente frases para comunicarle todo el daño que habia causado a aquellos a quienes debía amar y proteger, pero me daba cuenta de que si abría la boca, brotarían Otra vez las mismas palabras: «Te amo». Fue en ese momento que me di cuenta de que el cristianismo era real. No sabiendo qué más hacer o decir, me fui del lugar sin decir una sola palabra más.
Josh, perdonó a su padre no por que lo sentía en su corazón sino por que como creyente debía hacerlo.
Más adelante EI pastor que había ayudado mucho a Josh le hab1ó acerca de perdonar a Wayne Bailey, el obrero de la granja de sus padres que le había abusado sexualmente. —cómo puede pedirme que perdone a Wayne Bailey? ¡Espero que arda en el infierno!... Si esto es 10 que implica ser cristiano, pastor, quizás debería abandonarlo. No puedo perdonar a Wayne Bailey. El Pastor Logan me miro como si quisiera decir algo, pero en lugar de hablar tomo su Biblia. Aclaró la garganta y comenzó a leer el Nuevo Testamento: «Cuando Llegaron a un lugar llamado "La Calavera", 10 clavaron en la cruz y a Los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús dijo: "Padre, 26 perdónalos, porque no saben 10 que hacen». Interrumpí su lectura. —Wayne Bailey sabía exactamente 10 que hacía. —También Jesús —respondi6 el pastor. Recuerdo haber deseado ser incapaz de averiguar d6nde vivía Wayne, pero si averigüé y 10 llamé. .. Le dije que iría a verlo. vivía en un opaco departamento en Jackson, Michigan. Cuando llamé y abrió la puerta, de inmediato observé que no mantenía su casa tan ordenada como su habitaci6n en nuestra casa. No había tacitas de té ni periquitos; s610 un hombre encanecido, de aspecto gastado, con una expresi6n preocupada. Fui directo al grano. «Wayne, 10 que me hiciste fue perverso. muy perverso! Pero he conocido a Jesucristo como Señor y Salvador. Y he venido. para decirte... Las palabras cuidadosamente ensayadas no me salieron. Oré pidiendo fuerzas y me di cuenta de que lo que debía decir no necesitaba un guion. Suspiré profundamente.
«Wayne, todos hemos pecado, y ninguno de nosotros alcanza el nivel de perfección que Dios espera. Todos necesitamos ser redimidos y, bueno, he venido a decirte algo que necesitas escuchar». Me miró; sus pálidos Ojos azules no parpadeaban. Por un momento yo deseé que no fuera verdad, pero era la verdad y yo debía decirla. «Cristo murió por ti, Wayne, tanto como murió por mí». Unos momentos más tarde me dirigí hacia la puerta y me volví para mirarlo una vez más. «Y Otra cosa, Wayne: no quiero enterarme de que has vuelto a tocar a un muchacho. Lo lamentarás».
Me dirigí al estacionamiento y subí a mi automóvil. la emoción?, me pregunté mientras encendía el motor. ¿Donde está la euforia que debía sentir después de enfrentar los demonios de mi pasado? Sali del estacionamiento y puse rumbo a la autopista. Entonces me di cuenta. Sentía paz en mi corazón. Una paz que nunca había experimentado. había elegido perdonar a un enemigo en obediencia a un mandato de Dios, y ahora tenía la paz plena y profunda que la Biblia describe como algo que supera el entendimiento humano. Esa paz que experimentamos al perdonar es la esencia, brevemente del punto número 3.
III. Los resultados del perdón.
III. Los resultados del perdón.
Luego de escuchar esta historia increíble de perdón, de ver en la práctica como debemos perdonar, como aún no lo sintamos debemos hacer como nos enseñó nuestro Dios y perdonar, aunque parezca duro o parezca difícil. Aunque creamos que es la situación más difícil. Si queremos presentar comentarios y excusas para no perdonar solo debemos pararnos frente a las Escrituras y obedecer al mandato de Dios de obedecer, eso sería suficiente y más aún pues lo hemos experimentado. El perdón de Dios a un gran pecador. Llegamos entonces al punto número 3 Los resultados del perdón. Cómo el perdón es un mandato de Dios, siempre que le obedezcamos habrá paz en nuestro corazón. Tal como dice la Palabra de Dios:
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 1 Samuel 15.22
Tal cómo enseña el Señor en nuestro pasaje, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. La tercera ordenanza es ven y presenta tu ofrenda. Solamente luego de habernos reconciliado podemos llevar nuestra ofrenda al Señor. Cuando hacemos del perdón una practica vamos a disfrutar de la bendición de una adoración y de una vida de oración sin estorbo. A parte de que es una muestra clara de nuestra fe en Cristo.
Debemos tener pendiente que este pasaje de las Escrituras no se está refiriendo necesariamente al creyente que acude avergonzado a la mesa del Señor para confesar su pecado y buscar perdón, ni el que colabora con los gastos de la obra, sino el que asiste al culto con la conciencia aparentemente tranquila para ofrecer al Señor sacrificios de alabanza y gratitud; y, sin embargo, se trata de una persona que ha ofendido a otro creyente por algo que ha dicho o hecho Tal persona puede considerar que la barrera que se ha creado entre él y su hermano es de poca importancia. Ha venido a alabar a Dios. Lo del hermano es un asunto que no tiene por qué interferir con su alabanza. Además, la ofensa sólo ha sido pequeña y el tiempo la curará.
Amados hermanos el tiempo no ha curado nunca nada. Al contrario, solo puede emporar las cosas, creando por ejemplo raíz de amargura, pero este tema de la amargura sería otro estudio. Amados hermanos si queremos una sociedad de jóvenes con buenas relaciones entre sus hermanos, si queremos un grupo que pueda vencer la apatía y la frialdad debemos contar en primer lugar con un grupo de jóvenes perdonados por el Padre y que puedan perdonar a otros. Si queremos que nuestras familias mejoren, debemos empezar nosotros mostrando el perdón. No podremos avanzar como iglesia, como grupo de jóvenes, como familia si hay en nosotros divisiones y diferencias por la falta de perdón. El Señor nos ayude a perdonarnos unos a otros y a mostrar el amor de nuestro Dios en nuestras vidas.
Quiero que cierren sus ojos por un momento y pienses en oración acerca de lo siguiente:
1. ¿Crees que todo ser humano por causa del pecado necesita del perdón de Dios?
2. ¿Has sido perdonado por Dios?
3. ¿Tienes en tu vida, en la sociedad de jóvenes, en tu familia, con tus vecinos situaciones que necesiten reconciliarte?
4. ¿Has ofendido a alguien, y no has ido para solucionar esa situación?
5. ¿Necesitas perdonar a alguien que te ha pedido lo perdones, pero no lo has hecho?
6. ¿Tienes en tu vida una situación que consideras es muy difícil y que no puedes perdonar, crees que necesitas ayuda? ¿Por qué no te acercas a uno de nuestros pastores o al predicador?
[1] Rı́os, A. (1994). Comentario bı́blico del continente nuevo: San Mateo (p. 75). Miami, FL: Editorial Unilit.