Sermón sin título (17)
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I La Comisión de Nehemías
I La Comisión de Nehemías
A. Conjunto de personas elegidas para realizar una determinada labor en representación de un colectivo
B. Nehemías, cuyo nombre significa “Jehová conforta”
C. se presenta a sí mismo al final del capítulo uno como copero del rey
D. Nada más sabemos de él, aparte de lo que puede inferirse claramente del relato. Seguramente era miembro de una importante familia de judaítas que había sido transportada a Babilonia en el exilio de principios del siglo vi a.c. Al parecer no era sacerdote, ni descendiente de sacerdotes, como lo era Esdras, y no se puede probar que fuera de la línea davídica, como Zorobabel
E. En su carácter exhibía todos los rasgos - Sucesos ulteriores del relato nos permiten suponer que se trataba de un cargo lucrativo que, además, le daba mucha influencia ante el rey.1
II Tristes noticias de Jerusalén (1:1–3)
A. Por lo general interpretamos que Nehemías era un hombre piadoso que pasaba mucho tiempo en oración y que era muy fiel a las tradiciones de su pueblo. Sin embargo, su profundo interés por la situación en Jerusalén y su deseo de tomar parte personalmente en la restauración de la ciudad
B. Un grupo de peregrinos de Jerusalén, conducidos por un tal Hanani (2), que tal vez fuera propio hermano de Nehemías,2 le llevó tristes nuevas de la condición de la ciudad. El remanente, dijeron, los que quedaron … están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego (3).3 Esta noticia apenó mucho a Nehemías y lo llenó de un sentimiento cada vez más profundo de su responsabilidad para hallar una forma en que pudiera llevar alivio a sus afligidos compatriotas.
C. Oración de Nehemías (1:4–11)
C. 1 En la oración que Nehemías hizo en esta ocasión, probablemente en el secreto
C.2 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
C. 3 Comenzó con una confesión - Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; 6esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche.
C.4 Reconoció sin reservas el pecado del pueblo y se identificó con él - por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo
C. 5 Luego procedió a reclamar las promesas que Dios les había hecho - 8Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;a 9pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.b 10Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. 11
C.6 terminó con una petición específica y personal de que Dios le diera favor ante los ojos del rey - Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
III. Durante los tres o cuatro meses que transcurrieron entre la recepción de las noticias de Jerusalén y la presentación final del secreto al rey
A. es evidente que aumentó en Nehemías la convicción de que había algo que él podía hacer en respuesta a sus oraciones por sus hermanos de Judea. “Dios le mostró claramente
B. Que estaba llamado no sólo a orar, sino también a ir (1:11)
C. La oración en este caso ponía una carga sobre el peticionante así como sobre Dios.
D. Así pues, vemos la significación de su ruego personal de que Dios le diera gracia delante de aquel varón (11)
E. Como copero del rey, su mayor oportunidad para ayudar a sus hermanos era mediante la cooperación de Artajerjes, el soberano más poderoso de aquellos días.
IV. El encargo de fortificar a Jerusalén (2:1–8)
A. Algunos comentaristas (p. ej., Adam Clarke, ad. loc.) han sugerido que los reyes de Persia acostumbraban tener varios coperos, tal vez uno para cada trimestre del año. Esto podría explicar por qué el rey no notó la tristeza de Nehemías hasta unos cuatro meses después que habían llegado las noticias de Jerusalén
B. La primera reacción de Nehemías ante la pregunta del rey acerca de la tristeza de su rostro fue un gran temor: Entonces temí en gran manera (2). Era obligación de todos los sirvientes del rey estar alegres en su presencia.
C. Nehemías se recuperó pronto, sin embargo, y le comunicó al rey las malas noticias que había recibido de Jerusalén. ¡Cuál no sería su sorpresa, al encontrar al rey en una disposición favorable, pronto a concederle cualquier petición que le hiciera! Así como se dice que el Señor “despertó el espíritu de Ciro” (Esd. 1:1), podemos estar seguros de que estaba respondiendo la oración de Nehemías de que le diera favor delante de Artajerjes. En el versículo 6 notamos la mención de que la reina estaba sentada junto a él, lo cual bien puede haber sido parte de la providencia divina obrando en favor de Nehemías
D. Ahora que se había abierto la puerta para que presentara su petición al rey, el primer impulso de Nehemías fue acudir a Dios por más fuerza.
V Nehemías tenía ahora la oportunidad que había estado esperando para pedir al rey el privilegio de ir a Jerusalén e intentar construir las fortificaciones de la ciudad
A. Si le place al rey, dijo, envíame a Judá … y la reedificaré (5)
B. Se convino en un límite de tiempo para la expiración de la comisión y se hizo provisión en cuanto a las contribuciones que debían hacer los gobernadores cercanos para las operaciones de construcción, y a una velocidad imponente la expedición se puso en marcha.
C. Los gobernadores al otro lado del río (7) eran los que gobernaban las provincias persas al oeste del Eufrates.
D. El Asaf que era guarda del bosque del rey (8) no se menciona en otra parte de la Biblia. Las puertas del palacio de la casa
E. Sobre la frase final de esta sección: según la benéfica mano de Jehová sobre mí
F. lo atribuye todo a Dios: ‘Dios me favoreció’, parece decir, ‘e influyó en el corazón del rey para que hiciera lo que yo deseaba’.