Anunciadores de la alegría

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ANUNCIADORES DE LA ALEGRÍA

01.07.2007 – 5º domingo de Pentecostés

Lucas 10:1-11, 16-20

Salmo 66:1-8

Isaías 66:10-14

Gálatas 6: (1-6) 7-16

O. Me hago preguntas

¿Qué estamos haciendo aquí un domingo por la mañana en el mes de Julio? ¿Por qué no estamos descansando de una semana de trabajo, o paseando por la playa, o comprando periquitos en la Plaza Redonda? Cada uno de nosotros tendrá su contestación. Pero conviene buscar la respuesta en la propia Palabra de Dios que se nos ha proclamado.

1.   Jesús escogió a 72 discípulos y los mandó delante de Él...

¿Para qué? ¿A hacer propaganda? ¿Para hacer que crezca el grupo de los discípulos? ¿Para conseguir más poder, frente a los otros grupos religiosos de Israel: saduceos, fariseos, esenios, celotes...? ¿Para tener más medios económicos? ¡Si somos más podremos hacer muchas más cosas, y tocaremos a menos...! ¿Para conseguir más votos, más éxito, más fama entre las masas populares...? ¡Cualquier medio es bueno para que todos lleguen a conocer el evangelio...! ¿Cualquier medio es bueno...? ¿Se trata de esto...? Hay que seguir fijándose en el texto... Hay unas pistas, alusiones a otras partes de la Biblia, que nos ayudan a comprender...

No son los discípulos los que elaboran una estrategia... La iniciativa es de Jesús... Para los evangelistas Jesús es el enviado de Dios, el Hijo del Padre... Dios había tomado la iniciativa en la historia de la salvación... Ahora es Jesús, el Dios encarnado, el que sigue tomando las iniciativas... “Después de esto...” En el pasaje anterior, dos discípulos habían tomado la iniciativa de seguir a Jesús; a otro discípulo es Jesús quien lo llama... pero los tres le ponen condiciones... Jesús los rechaza... no admite excusas, ni condiciones a su llamada... Es Dios mismo quien llama por medio de Jesús...

Lo que está en juego el reinado de Dios... Es Dios quien toma la iniciativa... es Dios quien actúa... pero Dios actúa siempre por medio de los seres humanos... No hay acciones espectaculares... En el relato de las tentaciones, Jesús rechazó ese tipo de actuaciones... Y aceptó actuar como Dios “de incógnito”, a lo humano... Moviéndose, hablando y actuando como un ser humano... Amando como un ser humano... Pero como sólo Dios puede amar, otorgando la salud y la vida y el equilibrio y la felicidad y la alegría a las personas... Si lo queremos llamar milagros...

El Señor escoge... A quien quiere... Pero esto no es la lotería... No se trata de escoger para dar un premio, o un privilegio, o un cargo... Sino una tarea... No basta con los apóstoles, hace falta más gente, “obreros para la mies”... Como escogió al pueblo de Israel ahora escoge a los discípulos... Hay dos o tres detalles significativos:

1)     Jesús escoge a setenta (y dos)... Cuando Gén 10 habla de todas las naciones de la tierra menciona 70-72 naciones: 70 en el texto hebreo... 72 en la LXX, la traducción de la Biblia al griego, la que usaban los primeros cristianos... Curiosidad: la Carta de Aristeas y la leyenda de los Setenta (y dos) traductores de la Biblia... En los tiempos en que Lc escribe su evangelio estaba ya bastante claro que el mensaje del Evangelio ya no era sólo para los judíos, sino para todas las naciones de la tierra... Los Doce, los primeros enviados (después de la Pascua: Once + Matías) habían dirigido su predicación a los judíos... Estos 72, que ahora van por delante de Jesús, simbolizan a todos aquellos nuevos apóstoles que anunciarán el evangelio a los no judíos, a todos los no creyentes de la tierra... También como testigos de Jesús...

2)    Lucas tiene en mente también a aquellos 70 ancianos que, según la orden del Señor, escogió Moisés para que le ayudaran en su tarea... “[El Señor] tomó una parte del espíritu que tenía Moisés y se lo dio a los 70 ancianos”... Y empezaron a profetizar... Ellos y Eldad y Medad, otros dos ancianos que se habían quedado en el campamento... (Núm 11,24ss)... Setenta (y dos) personas reciben el Espíritu de Dios para hablar en su nombre y para ayudar a Moisés a conducir al pueblo... A la tierra prometida...

3)    Jesús ya había enviado a los Doce, cuando estaba realizando su ministerio en Galilea (9,1-6)... Ahora ha cambiado la situación: ha comenzado el viaje a Jerusalén desde Galilea (9,51), que en Lc es mucho más largo que en los otros Sinópticos e introduce en él mucho más material... Jesús continúa predicando la llegada, la proximidad del Reinado de Dios, pero ahora va de camino... Porque “se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo” (DHH)... “cuando se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba” (RV)... “había de ser arrebatado” (KJV)... analempsis: se utilizará en la ascensión... Es lo que les había ocurrido a Enoc y con Elías: también ellos habían sido arrebatados por Dios... Antes Israel también había sido arrebatado del poder del Faraón y conducido a la tierra prometida... Lucas sugiere, sin decirlo, que ha llegado el momento en que Jesús se dirige a Jerusalem para llevar a cabo la salvación, la nueva Pascua, el paso de Dios... Dios, en la persona de Jesús, va a “arrebatar” a Jesús hacía sí... Pero Jesús no va solo, va conduciendo a sus discípulos... Como Moisés había conducido a Israel a la libertad, ahora Jesús conduce a sus discípulos... hasta el “cielo”... hasta Dios... la verdadera libertad, la vida nueva y eterna, el Reinado de Dios, la Salvación... El destino que Dios había previsto para los seres humanos desde el principio... Jesús (“Dios con nosotros”) va de camino conduciendo(nos) a sus discípulos... En la cruz y la resurrección el Padre lo arrebatará, y a su nuevo pueblo con Él...

2.   El Señor “los mandó delante de él... a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir [...] a anunciar el Reinado de Dios...”

Para sus oyentes judíos era un mensaje lleno de significado... Era el cumplimiento de todas las promesas de Dios, pero con matices distintos para cada grupo religioso, incluso para cada persona: era la llegada del rey mesiánico, el descendiente de David, que vencería militarmente sobre los enemigos e inauguraría una nueva era en la que todos los reinos estarían sometidos a Israel... y/o era la llegada de un sacerdote como Aarón, que restauraría el culto auténtico en el templo, libre de toda clase de impurezas, y de ese modo la relación correcta con Dios, que enviaría al pueblo sus bendiciones... y/o la llegada de un profeta “como Moisés”, que anunciaría la llegada de Dios en persona... y/o la llegada de un “hijo de Hombre” como el anunciado en Daniel, que descendería aparatosamente del cielo a juzgar entre las naciones... Naturalmente, en cualquier caso, cualquiera de éstos actuaría siempre a favor de Israel, y para salvar a los “buenos” y aniquilar a todos los “pecadores”...

Sabemos que Jesús resulta desconcertante... Pocos sabrían que era descendiente de David... Ni se lo habrían creído... ¡Un obrero como todo el mundo! ¡Y de Galilea! ¡Que no cumple la Ley! Sacerdote no es... Escriba tampoco... ¡Y nadie le ha visto bajar del cielo entre las nubes! Aun así, Jesús atrae a mucha gente... a los que no tienen nada que perder... a los que no tienen tiempo para preguntarse quién será el Mesías ni como será el Reino, porque tienen trabajar duro para ganarse el salario... A los que lo necesitan todo: salud... dinero... amor... Algunos reciben de Jesús la salud, los pobres son acogidos en su comunidad y en su mesa sin pedirles nada a cambio, todos reciben de él amor... No cumple la ley, pero habla con autoridad... Se cree lo que dice... y vive lo que dice... y cuando explica la ley, la voluntad de Dios, lo hace siempre a favor de los seres humanos, de los pobres, de los pecadores...

Jesús se dirige a Jerusalem para conducir a su pueblo, a su nuevo Israel, a sus discípulos, a la nueva tierra prometida... Tendrá que pasar por la muerte para llevarlos a todos a Dios (“el cielo”), pero eso nadie lo sabe todavía... ¿A quién podría entrarle en la cabeza? ¿Cómo puede Dios reinar por medio de un maldito por Dios? Sólo podrán entenderlo los pobres, los enfermos, los pecadores... los que alguna vez se han sentido malditos, “dejados de la mano de Dios”... Y han conocido al verdadero Dios al ser acogidos, sanados, perdonados por medio de Jesús... Estos han formado la comunidad de Jesús... Y han empezado ya a vivir el Reino, a compartir entre todos lo que han recibido y siguen recibiendo de Jesús... Ellos lo pueden contagiar a otros... Por eso Jesús, de entre todos estos llamados, envía a 72 escogidos para anunciar lo que ellos ya han conocido y experimentado... La paz: no la ausencia de conflictos, ni la tranquilidad de los cementerios, sino la plenitud de vida... El “Shalom”: una vida buena, satisfactoria, “debajo de la parra y de la higuera”... donde el ser humano pueda disfrutar del fruto de su trabajo y compartirlo con su familia, con sus vecinos y amigos, y “con el levita, el pobre, la viuda y el huérfano”... Y por eso Jesús los envía de dos en dos... Es la comunidad más pequeña... Habrán de hacer creíble, en su manera de comportarse, el mensaje que anuncian...

Porque toda la misión consiste en anunciar, más aún, en “dar la paz” a todos los que se encuentren... Ha llegado el momento de la Paz... Ese es el Reino de Dios que Jesús anuncia y que es para todos... No quieren aceptar las autoridades religiosas y políticas de Israel, las personas influyentes, y por eso Jesús, como el Rey de la parábola, envía a sus colaboradores a los caminos y a las encrucijadas, a todos los lugares por donde Él va a pasar, para que, cuando Él llegue, se unan a su comitiva que se dirige a... a Dios que va a reinar en medio de ellos y va a darles el Shalom... la felicidad a lo bíblico... Por eso es todo tan urgente... no vale la pena ni que lleven dinero... No tienen tiempo para nada... Los que los reciban, si han entendido y aceptado su mensaje, lo pondrán en práctica compartiendo con ellos lo que tengan... Y a seguir, a buscar a otros... El mensaje es para todos... Sólo se lo pierden los que no lo quieran.. porque no se lo crean... Por cualquier motivo... “Es demasiado bonito”... “¿Quiénes sois vosotros?”... ¿Cómo lo vais a conseguir?”... “Es sólo una utopía”... “Cosas de jóvenes”... “Yo ya estoy de vuelta de todo”... “Yo no me meto en la vida de nadie”... Los que no acepten el Reino, la Paz, la Salvación, la tierra prometida... se quedan en Egipto... allí había comida... los dioses se pueden ver y tocar... seguridad... “No os metáis en líos”... los sábados a la sinagoga... los domingos a la iglesia...

Jesús les da el único poder que Él tiene: la capacidad de enfrentarse al mal/Mal por medio del bien/Bien... El Mal hace creer a los seres humanos que sólo puede ser vencido por medio del dinero, del poder o del prestigio... como en las tentaciones... Pero Jesús viene a decir: “Las pequeñas cosas buenas hechas a favor de los demás se convierten en milagros cuando están movidas por Dios mismo, por su Amor actuando dentro de vosotros”... “En vuestros pequeños milagros cotidianos, esas pequeñas cosas hechas por amor, está el Reinado de Dios haciéndose presente en medio de los hombres y mujeres que no tienen a nadie más que a Dios...” ¡Y entonces haréis grandes, grandísimas cosas...! Porque para el que ha recibido en su vida la ayuda vuestra que procede de Dios no hay milagro pequeño...

Los enviados regresan llenos de alegría... Han experimentado que era verdad lo que Jesús les prometió... “¡Hasta los demonios...!” Pero hasta eso se lo ha de corregir Jesús: “No alegréis por lo que sois capaces de hacer”... Lo habéis hecho porque Dios ha actuado por medio de vosotros... Porque ya pertenecéis al Reino... Ya vivís en la dinámica del Amor de Dios... Por lo que hagáis, dad gloria a Dios con temor y temblor... Alegraos porque habéis sido llamados, y escogidos para servir, y porque ya vivís la alegría del Shalom...

3.   El mensaje de la alegría

¿Por qué estamos hoy aquí? Cada uno tendrá que responder por sí mismo a las preguntas que nos hacíamos al principio. Pero todos hemos sido llamados por la Palabra de Dios a vivir la alegría de su amor, y a completarla comunicándola a los otros, a muchos otros... Éste es nuestro mensaje: “Cantad a Dios con alegría, habitantes todos de la tierra... Venid a ver las maravilla que Dios hace HOY por vosotros... Alegraos con Jerusalem, con nosotros, todos los que nos amáis... No seáis rebeldes al amor que os ofrecemos, que os ofrece Dios por medio de nosotros... Aunque no podamos hacer grandes cosas... Cantad himnos a Dios... Uníos a nuestra alegría todos los que habéis llorado con nosotros... “Porque yo, el Señor, hago que la Paz, el shalom, la felicidad, la vida auténticamente buena, venga a vosotros como un río caudaloso...” Alegraos HOY... Sed portadores de la alegría...

AMÉN

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