No hay escasez de energía con Dios (2)
1Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. 2Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
11Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
20Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
10Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
1. La Oración de los Discípulos. (v. 1)
1Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
42Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
2. El Propósito de los Discípulos. (v. 2-6)
2Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
3. El Poder de los Discípulos. (vs 7-11)
7Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
11Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
8 Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
9 Porque sacia al alma menesterosa,
Y llena de bien al alma hambrienta.
18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
16Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.