Espíritu Santo y santificación

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La obra del Espíritu Santo en los creyentes permite llevar una vida santa, dedicada al servicio de Dios y conformada a su semejanza.

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El Espíritu de santidad es prometido

Mt 3.11 “fuego” implica la obra del Espíritu Santo de purificación y juicio.

La santificación es una obra especial del Espíritu Santo

Romanos 15.16 LBLA
para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo.
Ver también 1 Co 6.11; Gl 5.5; 1 P 1.2

El Espíritu Santo exige que los creyentes sean santificados

2 Tes 2.13 La santificación es una parte necesaria de ser cristiano. Ver también; 1 Co 6.18–19

El Espíritu Santo capacita a los creyentes para ser santificados

Romanos 8.4 LBLA
para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ver también Ro 8.13; Ef 5.18

El Espíritu Santo produce la santificación

Gálatas 5.22–23 LBLA
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
Ver también Ro 14.17; 2 Ti 1.7

El proceso de la santificación

El Espíritu Santo hace a los creyentes más parecidos a Jesucristo

2 Corintios 3.18 LBLA
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.

El Espíritu Santo ayuda a mortificar la naturaleza humana pecaminosa

Romanos 8.13 LBLA
porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Ver también Gl 5.17

El Espíritu Santo se opone a los deseos naturales

Gálatas 5.16–17 LBLA
Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis.
Ver también Ro 8.5–9; Jud 19

Ejemplos de personas santificadas por el Espíritu Santo

Josué:

Nm 27.18; Dt 34.9
Lc 2.25 Simeón

Los diáconos en Jerusalén:

Hch 6.3; Hch 6.5
Hch 11.24 Bernabé; 2 Co 6.6 Pablo y sus compañeros
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