Luchando contra la impaciencia
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· 363 viewsQué es la paciencia desde el punto de vista de la palabra de Dios.
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Handout
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Han pasado ya casi 3 meses desde que inició la infección del coronavirus en este país. Casi tres meses de cuarentena en las que muchos de nosotros hemos visto a hermanos infectarse y algunos fallecer, conocidos perder su trabajo y otros aprender a lidiar con la familia 24/7.
Sea lo que sea que nos haya ocurrido en estas circunstancias. Lo que estas circunstancias han revelado es lo que estaba oculto en nuestros corazones. Cosas que pensábamos no estaban aparecieron sin pedir permiso… y la impaciencia ha sido una de ellas.
Por supuesto, casi todo el mundo cree que es paciente… hasta que aparecen las condiciones y circunstancias necesarias. La cuarentena le dio eso a mi corazón y de ser un hombre paciente y sereno (supuestamente), pasé a ser un hombre impaciente, ansioso e irritable, que dicho sea de paso, la impaciencia está íntimamente relacionada con la ansiedad, la irritabilidad y la amargura.
Debido a ello: He titulado este mensaje: Luchando contra la impaciencia.
He divido este mensaje solo en dos encabezados. Esta mañana quisiera que veamos, a través de los ojos de la Biblia:
1. ¿Qué es la impaciencia?
2. ¿Cómo puedo luchar contra ella?
3. Algunas ilustraciones.
4. Un par de aplicaciones.
Oremos, pidiéndole a Dios que abra nuestros corazones para entender su Palabra y así dejar la impaciencia atrás.
1. ¿Qué es la impaciencia?
1. ¿Qué es la impaciencia?
Un teólogo americano define la impaciencia de la siguiente manera:
La impaciencia es una falta de contentamiento en Dios, debido a que nuestro plan no funciona como esperábamos.
Todos tenemos deseos, anhelos y metas que deseamos se cumplan, pero cuando las circunstancias no están a favor de ese plan que he hecho para mi vida, y todo parece desmoronarse, la tendencia es que nos enojamos y probablemente caeremos en amargura, así como le pasó al personaje bíblico de Noemí.
De acuerdo a mi poca experiencia en la vida cristiana, puedo afirmar que mi falta de paciencia y mi tendencia a enojarme se debe a mi falta de contentamiento en Dios, en Sus designios, Sus caminos o Sus planes.
La impaciencia es una falta de contentamiento (satisfacción) en Dios, debido a que nuestro plan (conformado por nuestros deseos) no funciona como esperábamos.
2. ¿Cómo lucho contra la impaciencia?
2. ¿Cómo lucho contra la impaciencia?
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
Según este pasaje vemos que la paciencia es un fruto del Espíritu Santo. Y si la paciencia es un fruto del Espíritu Santo, surge la pregunta:
¿Hay algo que pueda hacer para conseguirla, ya que al final es el E. Santo quien la provee?
Contrario a lo que la mayoría de las personas piensan, que solo afrontando las pruebas tendremos paciencia, nuestro pasaje nos dice que la paciencia es un fruto dado por la tercera persona de la trinidad y no un desempeño que pueda hacer para obtenerla, en pocas palabras no es mi fuerza de voluntad la que produce la paciencia sino es el E. Santo quien la provee.
¿Qué puedo hacer, cómo me involucro para experimentar este fruto del E. Santo?
La respuesta a esta pregunta y a nuestra pregunta de encabezado: ¿Cómo lucho contra la impaciencia? se encuentra en Gálatas 3.5:
Aquél, pues, que les suministra el Espíritu y hace milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la Ley o por el oír con fe?
Este pasaje nos dice que “Aquel”, refiriéndose a Dios, que les suministra el Espíritu que suministra la paciencia, y además hace milagros (sanación y el milagro de hacer paciente al impaciente):
¿Lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?
No por las obras de la ley, para que nadie se jacte de que debido a su accionar recibió el E Santo, no. Sino que es por el oir con fe
¿oir qué?
El evangelio. Es decir, todas las promesas que están en la Biblia y que han sido compradas con la sangre de Jesús para todo aquel que por la fe las reciba.
La fe, recuerden, no es una mano que da algo a Dios para ganarse su favor, sino que es una mano abierta que recibe el favor de Dios por pura gracia.
Así, podemos inferir que, la manera en que el Espíritu Santo suministra este poder milagroso de la paciencia al impaciente, según nuestro texto, también es cuando escuchamos y creemos (recibimos) las promesas de Dios que han sido hechas amén en Jesús.
¿Cómo lucho contra la impaciencia?
Oyendo (buscar, leer) por fe las promesas de Dios en Su Palabra, y que Él ha dejado para Su pueblo.
Ilustración:
Imagine que la paciencia es el fruto de una mata.
La semilla de esta mata fue sembrada por Dios, que según Ga 3.5, el E. Santo.
Para que esta mata crezca y produzca el fruto de la paciencia uno tiene que hacer germinar, abonar, darle sol, regar (hablarle, diría nuestra hermana Olga, esposa de nuestro hermano Victor). Tenemos que proveerle de todo los nutrientes necesarios para que esta mata los utilice y así pueda crecer y pueda producir el fruto deseado.
Los nutrientes que necesita este tipo especial de mata son las promesas hechas por Dios en Su palabra.
Los nutrientes necesarios para que el Espíritu Santo produzca el fruto de la paciencia son las promesas de Dios en su Palabra.
Amado hermano y hermana, si en estos tiempos de coronavirus usted está siendo atacado o atacada por la impaciencia o, tal vez, si ha sido impaciente toda su vida, probablemente, es porque:
1. No está contento con Dios y a dónde Él le está llevando.
2. Su mata está muriendo de hambre por las promesas de la Palabra de Dios.
Le animo el día de hoy que : Alimente su mata para producir el fruto de la paciencia, alimente su mata para estar contento en los planes de Dios y lo tiene todo aquí.
3. Ilustración
3. Ilustración
Ejemplo Bíblico, el cuál nos muestra la necesidad de la paciencia y cómo conseguirla.
La vida de José (hijo de Jacob) Gen 37-50
Gen 37:5 - Los hermanos de José lo odian (tenía 17 años).
Gén 37:24 - Lo metieron en un pozo intentando matarlo.
Gén 37:28 - Los hermanos lo vendieron como esclavo, José va a Egipto.
Gén 39:17 - La mujer de Potifar lo acusa de abuso y miente acerca de Él.
Gén 39:20 - Potifar lo manda a prisión.
Gén 40:23 - El coopero de faraón se olvida de él durante 2 años.
Gén 41:40 - Es elevado como príncipe de Egipto, es el segundo después de faraón.
Gén 45:6 - Su hermanos llegan a Egipto por ayuda (a estas alturas José tiene 39 años).
Imagínate en su lugar: No lo entiendo Dios, esto no son los planes para mi vida.
A este punto de su vida, Habían pasado 22 años de inexplicables sufrimientos y dificultades.
Gén 45:7 “Dios me envió delante de ustedes para preservarles un remanente en la tierra, y para guardarlos con vida mediante una gran liberación.
8 “Ahora pues, no fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios. El me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto.
Dios estaba en control de todo lo que estaba pasando en la vida de José.
El hecho de Dios haya tenido control de todo no quita el hecho de los pecados y maldad que los hermanos de José le habían hecho.
Pero José concluye en que Dios estaba en control de toda la mala intención que ellos tenían.
“Dios me envió”, esto es lo que debemos de creer en estos 22 años de inexplicables pruebas.
Gén 50:20 Es un resumen de todo lo que ha acontecido: NTV.
20 Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas.
Ustedes tenían sus intenciones, de maldad. Pero Dios también tenía sus intenciones y eran de bondad. Él continúa, para poder salvar la vida de muchas personas. Nótese que la primera bondad que José reconoce no es la riqueza, posición y poder que tenía al ser segundo de faraón, sino que el bien era salvar la vida de otros, del pueblo de Dios
Las intenciones de ellos era hacerle el mal, pero Dios tenía la intención de hacerle bien a pesar de las acciones pecaminosas de sus hermanos.
La intención de Dios para José se cumple a través de la intención de sus hermanos.
Los hermanos de José tenían la intención de hacerle la maldad, pero Dios obró sobre sus intenciones, porque nuestro Dios es bueno para los que esperan en Él. Y esta es una promesa de Dios.
Pero tú me has dicho que esas promesas están en la Biblia ¿podrías decirme dónde están?
Por su puesto:
4 Desde la antigüedad no habían escuchado ni puesto atención, Ni el ojo había visto a un Dios fuera de Ti Que obrara a favor del que esperaba en El.
Debemos de confiar y esperar en Él, cuando lo hagamos, Dios obrará a favor de nosotros, el ama hacer el bien a Sus hijos.
25 Bueno es el Señor para los que en El esperan, Para el alma que Lo busca.
La paciencia es una parte fundamental de la vida cristiana. Se trata de esperar en Él, pero una espera activa: buscándolo. La paciencia se trata de buscar y confiar en el Señor. Él es bueno con aquellos que lo esperan.
Conclusión
Conclusión
Luchamos contra el pecado de la impaciencia creyendo las promesas de Dios, de que el propósito y los planes de Dios son más sabios y además mejores que los míos.
Luchamos contra el pecado de la impaciencia estando satisfechos con todo lo que Dios ha prometido ser para nosotros y hacer por nosotros, cuándo y cómo Él decida.
Ganamos la batalla de la impaciencia al estar contentos en Dios a través de Jesucristo.
Aplicaciones
Aplicaciones
¿Cómo este pasaje nos ha desafiado?
Mi impaciencia tiene una relación directamente proporcional a mi falta de confianza en las promesas de Dios. Soy más impaciente cuando confío en mis propias soluciones. Por lo contrario, mientras más conocimiento y confianza tengo en las promesas del dador del Espíritu Santo, más confiado y contento estaré en Dios a través de Cristo.
Así que querido hermano y hermana:
A Dios le place hacer el bien, pero Él mismo dice en su palabra, que hace el bien a los que esperan en Él buscándolo. Esto es el verdadero significado de la palabra paciencia: Esperar, buscando el rostro de Dios.
2. Para mis amigos que aún no reciben a Jesús como su Señor y Salvador.
Probablemente no le encuentres sentido a tu impaciencia, y has intentado, intentado de diversas maneras sin ningún éxito. Permíteme decirte que la paciencia no es algo que podrás encontrar por tu cuenta, sino solo es el Espíritu Santo quien podrá proporcionártelo.
Si el Espíritu Santo no está obrando en ti, no podrás ser paciente. Déjame darte un ejemplo de la vida real.
José fue paciente, pero no por ello sin pecado, recuerda que José también era pecador, si no, no hubiera muerto, ya que la paga del pecado es la muerte.
Pero hubo un hombre más paciente y bueno que José. Este hombre, también está sentado a la diestra del Rey y perdona a quienes lo traicionaron y dieron por muerto, tal como los hermanos hicieron con José.
Este hombre no abrió la boca cuando lo torturaban y mataban, no se aprovechó de todo su poder para cobrar venganza, sino que confiando en las promesas de Dios, se entregó a sí mismo para el bien de otros, tal como José al salvar al pueblo de la hambruna.
Este hombre es Jesús, y si vienes a Él en arrepentimiento y fe para el perdón de tus maldades, ansiedades e impaciencia, Él promete perdonarte de cada pecado o maldad que hayas hecho y además si vienes a Él, Él promete entregarte Su Espíritu Santo, con el cuál , a pesar de las peores circunstancias de esta pandemia, podrás mantenerte paciente, pues al igual que Jesús, confiarás en un Padre que busca lo mejor para ti y para tu prójimo a través de ti.
Ven a Jesús hoy, no mañana, en esto tienes que ser impaciente: de buscarlo mientras Él pueda ser hallado.
Dios nos ayude.