Intangibles milagrosos
Hechos911 • Sermon • Submitted
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Somos segundos
Somos segundos
Hemos aprendido lo importantes que podemos ser para una persona en crisis. Nuestro papel es fundamental en el rescate de un mundo que ha perdido la esperanza, la paz y el propósito de vivir.
Sin embargo, hoy aprenderemos que algunos de los instrumentos más efectivos a la hora de ayudar a los demás hacen su efecto cuando nos hacemos a un lado.
La medicina no somos nosotros, nuestro papel es suministrarla.
Tenemos que aprender a hacernos a un lado para que la sanidad tenga lugar, no forzarla ni acelerarla. Ese será un proceso que favorecemos, no que aceleramos.
Un ejemplo es la siembra de una semilla, la plantamos y favorecemos su crecimiento exponiéndola al sol, regándola y abonándola, pero el crecimiento ocurrirá de manera natural sin que podamos intervenir.
pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. —¿Por qué lloras, mujer?—le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto—les respondió. Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él. —María—le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro). —Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.” María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.
Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.
Jesús mismo, en su misión en la tierra, manifestó la importancia de hacerse a un lado para que el Espíritu Santo pudiera actuar en la tierra.
Los 7 poderes
Los 7 poderes
Pasa algo muy interesante en esta historia: María reconoce a Jesús cuando él la llama por su nombre. Esta es un sencillo pero poderoso puente para conectarnos con las personas.
Se produce una conexión con la otra persona, con la totalidad de ella, con su identidad. Nos gusta ser llamados por el nombre y, en situaciones de confianza, por el nombre de cariño con el que nos comunicamos.
Si en algún momento ayudamos a una persona que no conocemos, llamémosla por su nombre. Este es un “secreto” que han utilizado restaurantes de comida rápida para acercarse a sus clientes.
Jesús llama a María por su nombre y ella identifica que es él, antes, aunque lo vio y escuchó, no había logrado entender a quien tenía frente a ella.
María acaba de ver unos lienzos vacíos y busca algo: un cuerpo. Jesús le enseña, con tan solo preguntarle, que no debe buscar algo sino a alguien.
Es importante que seamos buenos lectores de la vida. Para hacer buenas preguntas tenemos que hacer una buena lectura de lo que pasa, de lo contrario, en lugar de ayudar a la persona a encontrar la salida, la perderemos más en su confusión.
No debemos hacer largos discursos acerca de cómo percibimos la vida sino ayudarles a ver la vida de otra manera. Las crisis muchas veces nos impiden ver el panorama completo y nuestra tarea es poner señales en el camino para que las sigan.
Estas herramientas se tratan de que nos hagamos a un lado para que las personas avancen, tan solo poniéndoles las señales.
La Biblia nos habla de aprender a leer los tiempos para llenarnos de sabiduría. Es importante que como socorristas seamos buenos intérpretes de la vida.
Otro aspecto fundamental que debemos aprender es el propósito de las crisis. Aquí hablamos de paradigmas.
Las crisis son inevitables y son formadoras ambientales del carácter.
Percibir la crisis como maldición nos hará vernos siempre como víctimas de las circunstancias, percibirlas como formadoras de carácter nos hace ver un propósito en ellas.
Cuando estés ayudando a las personas notarás que muchas de ellas se quejarán de las circunstancias porque se ven a sí mismas como víctimas. Sé un guía para empezar a ver las crisis de una manera distinta.
Los tiempos difíciles y las circunstancias adversas son inevitables, ya lo vimos, pero lo malo no es vivir una crisis, lo malo es vivir una crisis y no aprender de ella.
Ayuda a las personas a encontrar los principios y enseñanzas de la mala situación que viven de manera que se conviertan en recursos para enfrentar otras situaciones.
El ser humano suele tropezar con la misma piedra del mismo camino, esto pasa porque logramos avanzar más allá de la piedra pero no tomamos otro camino.
Como puedes notar, lo que hacemos es ponernos a un lado y dejar que la persona descubra por sí misma las cosas.
Permitirles a las personas hacer sus descubrimientos elevará su percepción de logro y autoafirmación. Dar todas las respuestas a veces transmite la idea de incompetencia e ineptitud.
Muchas veces esto lo conseguimos a través del silencio. Es importante que aprendamos a respetar el poder del silencio.
Los silencios suelen parecernos incómodos, sin embargo son espacios que permiten aclarar las cosas, entenderse a uno mismo y entrar en sintonía con el corazón.
Debemos evitar la incomodidad ante el silencio y más bien saber esperar. A veces la persona lo que necesita es escucharse a sí misma para poder decidir.
Además del poder del silencio, contamos con el poder del propósito, el cual fue utilizado por Jesús para ayudar a María.
Jesús le da a María una asignación imprescindible. Ella no entendía todo lo que estaba pasando o porqué Jesús no le permitió tocarlo, pero la misión la hizo ir más allá de sus inquietudes.
Cuando enfocamos a las personas con su propósito de vida les ayudamos a sanar.
Experimentamos alivio a nuestro dolor cuando nos acercamos al dolor de los demás. Tenemos que cuidarnos de no hacerle sentir que su dolor es insignificante; no se trata de eso. Sino de enfocar a la persona con un propósito que vaya más allá de su propia situación, por difícil que esta sea.
Finalmente, como cristianos, nunca podemos desestimar el poder de la oración en el proceso de sanidad del dolor.
Algunas situaciones nos permitirán orar por la persona en el momento, otras veces tan solo hacerle saber que estaremos orando y otras tan solo hacerlo sin comunicarlo.
La oración es un recurso que actúa cuando nosotros no podemos.
De hecho, si queremos ser buenos socorristas necesitamos orar.