El Testimonio de Simeón y Ana

¿Quién es este Jesús? 5to Sermón  •  Sermon  •  Submitted
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Simeón un hombre piadoso y justo que esperaba la cosolación de Israel, fue consolado con la misma presencia del Príncipe de Paz ante sus ojos, y Ana una anciana viuda que estando cerca del templo todos los dias con una devoción singular, presenció con sus ojos al mismo Dios Fuerte llenando así su corazón de gracias al Señor, llevándola así a compartir esta noticia con todos los que esperaban la redención de Israel

Notes
Transcript

Bienvenida

Oración Inicial
1ra Lectura: Proverbios 11
Oración Principal
2da Lectura: Lucas 2:21-38
Inicio de Sermón: Mostrar el Título
Dar un breve repaso de los anteriores sermones

Contexto Inicial

Antes de meditar en nuestros pasajes del día de hoy, les pediría que revisemos los versículos que los anteceden, ya que en ellos encontraremos mucha riqueza teológica.
Lucas 2.21 RVR60
Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.
Los padres de Jesús cumplieron con el nombramiento del niño y con respecto al mandamiento dado al pueblo de Israel en Levítico 12, circuncidaron a Jesús como señal del pacto dada a Abraham en Génesis 17:12. el comentarista Hendriksen dice al respecto de la circuncisión de Jesús: En su disposición de someterse a la circuncisión vemos la obediencia pasiva del Salvador; en su insistencia en ser bautizado vemos su obediencia activa.
Jesús dijo: Mateo 5.17 (RVR60) No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Y con su circuncisión el inauguraba su cumplimiento a la ley dada por Dios en el AT.
Lucas 2.22–24 RVR60
Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
En estos 3 pasajes la escritura enseña que:
Los padres de Jesús fueron temerosos del Señor porque cumplieron todo los mandamientos ceremoniales en cuanto a ellos y en cuanto a su hijo Jesús.
Los padres de Jesús, en especial su madre María debía pasar un tiempo de purificación (impuesto en Levítico 12.2-8 y después de ese tiempo, 40 días para ser exactos, fueron a Jerusalén para presentar y dedicar a su hijo primogénito al Señor tal cual como el Señor lo ordena en Éxodo 13.2 y para presentar el sacrificio de purificación Levítico 12.8.
Es en ese contexto que nos encontramos con el primer personaje del cual hablaremos el día de hoy, Simeón.

El justo y piadoso Simeón

Para un mejor contexto de lo que expondremos, leamos por favor hermanos Lucas 2.25-32
Bien, La escritura registra a un hombre llamado Simeón que vivía en Jerusalén, del cual no se nos especifica el oficio que tenía pero sí lo que le caracterizaba “justo y piadoso”, el cual fue al templo y sostuvo en sus manos al mismo Dios encarnado y en esa escena se registra el 5to cántico para el Señor en el evangelio de Lucas, denominado: “Nunc Dimittis” que representan a las primeras palabras de la versión latina de las escrituras “Ahora dejas”. entonces, los cánticos son: El Canto de amor de Elisabet, el Canto de fe de María, el Canto de esperanza de Zacarías, el cántico de las huestes celestiales y el Canto de resignación de Simeón, esto es, de alegre rendición.
Pero para hablar de forma correcta de Simeón y de la “piedad y justicia” que lo caracterizaba, debemos hablar de la 3ra persona de la trinidad el Espíritu Santo que hizo que él sea habilitado para lo que registra la bendita palabra.
El Espíritu Santo, obró en él la regeneración para que sea justo y piadoso y esperara la “consolación de Israel” Lucas 2.25
El Espíritu Santo, le reveló que él no iba a pasar a la eternidad sin que antes, viese al príncipe de paz, al Cristo de Dios. Lucas 2.26
El Espíritu Santo, lo condujo al templo para que la promesa la revelación que le había hecho sea cumplida. Lucas 2.27
Notaron que: ¡La obra completa en la vida justa, piadosa, esperanzadora y eficaz de Simeón fue hecha de principio a fin por Dios mismo!

Toda la obra de Dios en nosotros, que toca nuestro corazón, personalidad y conducta, la realiza el Espíritu, aunque algunos aspectos de ella se les atribuyan algunas veces al Padre y al Hijo, cuyo ejecutivo es el Espíritu.

Aplicación y enseñanza

En la vida de cada persona escogida por la sola Gracia de Dios, es la obra del Espíritu Santo la que trabaja en todo el proceso de salvación. Relacionando el caso de Simeón con el del creyente, notamos que de la misma forma el ES trabaja en la regeneración y justificación. Revisemos 2 Pasajes:
Tito 3.5 RVR60
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
1 Corintios 6.11 RVR60
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Mis hermanos, las marcas iniciales del cristiano verdadero son:
La regeneración de corazón, habilita a ser justo y piadoso (Así como Simeón, el creyente cambia su manera de pensar en cuanto a Cristo y sus actitudes cambian de injusto e impío a justo y piadoso)
La revelación de la salvación en el evangelio (así como Simeón, el creyente por medio de la palabra revelada del Señor conoce el camino de salvación)
La fe que es depositada en Cristo como su única esperanza (Así como Simeón, el creyente tiene un encuentro con el Salvador, cae a sus pies (pies ensangrentados y como bronce bruñido) y bendice al Dios del Cielo)
Usar la ilustración del progreso del peregrino
Entonces, la obra de salvación pertenece al Señor que obra por medio de su Santo Espíritu.
Filipenses 2.13 RVR60
porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

El cántico de Simeón (Nunc Dimittis)

Leamos por favor:
Lucas 2.29–32 RVR60
Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación, La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.
Simeón lleno del ES con el Cristo de Dios en sus brazos, bendice al Dios del cielo y exclama: ¡Ahora Señor! la consolación había llegado y lo esta sosteniendo en sus brazos ¡Qué bendición más grande!
Simeón ahora puede morir en paz porque sus ojos habían visto la salvación.
La salvación, fue profetizada ya en el AT que sería para judíos y gentiles
Isaías 42.1 RVR60
He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
Este capítulo de Isaías nos redacta con suma precisión qué haría el siervo de Jehová cuando sus pies pisaran esta tierra.
Regresando a nuestro texto, es interesante notar que Simeón ya nos habla con un carácter profético sobre la unión de gentiles e israelitas para una única salvación.
Israel según la carne, tenía mucha familiaridad con la “gloria del Señor” que llenaba el tabernáculo y lo que esta representaba, la presencia misma de Dios.
Éxodo 40.34 RVR60
Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
Los gentiles por otro lado, hombres de pueblos paganos acostumbrados a dioses de fundición y sacrificios insulsos, no tenían ni idea del significado de “la gloria del Señor” es por ello que para los gentiles Jesús sería presentado como “la Luz que alumbra a todo hombre” porque estaban en tinieblas más profundas.
Juan 1.4 RVR60
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Pero por un momento la escritura registra el asombro de sus padres al escuchar tales palabras de Simeón. Pero de repente, Simeón fija la mirada en María y comparte con ella palabras que se harían realidad en el futuro del niño que sostenía en sus brazos.
Lucas 2.34–35 RVR60
Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
Cristo vendría a ser tropezadero para algunos y salvación para otros, primeramente dentro de su pueblo y posteriormente de las misma forma en los gentiles, leemos del apóstol Pablo:
1 Corintios 1.23–24 RVR60
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
Cristo vendría a ser contradecido por su enseñanza
Lucas 4.28 RVR60
Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;
María misma sufrió en la carne por un tiempo cuando su hijo fue colgado en una cruz y fue muerto, pero en esos momentos debió recordar estas palabras de Simeón que le serían de fortaleza, y ya al tercer día su salvador había resucitado y fue consolada.

Aplicación y enseñanza

Cada hijo de Dios repite en su corazón día tras día que sus ojos de la fe han visto la salvación y pueden ya partir en paz, Cristo es la luz de su vida el cual resplandecerá el día final cuando la esperanza del creyente se haga eterna en la glorificación.
La paz que el creyente tiene en Cristo es inentendible para el incrédulo, porque trasciende lo visto y palpado.
El evangelio es para muchos poder de Dios pero para otros es una simple locura a tal punto que contradicen al Maestro y desean deshacerse de sus palabras.
Al igual que María, en los tiempos de prueba para el creyente, cuando vemos los días oscuros y al igual que David (Salmos 13.1) sentimos que Dios no está ahí, debemos recordar que es un tiempo que a posterior traerá crecimiento y consolación.

La agradecida y evangelista Ana

Leamos por favor:
Lucas 2.36–38 RVR60
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Bien, en ese mismo momento en esa misma hora se presentó en el templo de Jerusalén una anciana de nombre Ana que tiene mucho que enseñarnos el día de hoy, vamos a conocerla a mas detalle:
Ana (gracia) Era profetisa (Hechos 21.9), Un verdadero profeta o profetisa es quien, habiendo recibido revelaciones del propósito y voluntad de Dios, declara a los demás lo que ha recibido de esa manera.
Hija de Fanuel de la tribu de Aser (feliz).
Tenía 84 años de los cuales 7 años vivió con su marido, y cuando este falleció, ella dedicó su vida entera al servicio del Señor.
Se dedicaba con mucha diligencia a la oración y ayuno.
Por su cercanía al templo, el Señor le permitió conocer al Redentor de Israel y su reacción fue de felicidad y agradecimiento, pero ella comprendió que esta noticia y vivencia no era sólo para ella, sino que fue a hablar a todo ese remanente que el Señor tenía dentro de su pueblo acerca del cumplimiento de la profecía del redentor.

Aplicación y enseñanza

La edad no es un impedimento para compartir el mensaje de salvación, tomemos el ejemplo de Ana que al recibir las buenas nuevas de gozo, inmediatamente fue y compartió con aquellos que necesitaban oír del Redentor.
La diligencia otorgada por el Señor en sus caminos es la que trae frutos para el Señor, primeramente de salvación y luego de santificación. De esa forma Ana buscó de manera diligente de noche y día del Señor. Eso no quiere decir que “vivamos” literalmente en la iglesia, sino que de noche y día en todas las horas de nuestro corto peregrinaje por esta tierra busquemos y descansemos en el Señor.
Proverbios 8.17 RVR60
Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.
Ya para ir finalizando nuestro Sermón, debemos concluir

¿Qué testimonio tenían de Jesús, Simeón y Ana?

Para Simeón, el niño que sostenía en sus brazos era la consolación del pueblo Israel que tanto estaban esperando, mas de 400 años habían pasado y entre un silencio divino, de repente nació el consolador y él fue hombre bendecido que lo tomó en sus brazos y reconoció la obra que haría hasta antes que él creciera, esa es la Fe.
Para Ana, la redención de Israel ya era una realidad, todas las oraciones y ayunos que hacía, la diligencia de servir al Señor obró para que sus ojos vieran al Redentor de Israel.
En una simple frase: Jesús es la Consolación y Redención de su pueblo.
CONSOLACIÓN: Isaías 49.13
REDENCIÓN. Redención es el acto de liberar o rescatar a una persona o una cosa de una situación gravosa a cambio del pago de un precio. Redentor es el que paga ese precio. Dios dijo a Israel: “Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto … y os redimiré con brazo extendido” (Éx. 6:6)
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