Efesios 4.1-6 (3)
Introducción
Contexto
Ahora el apóstol pasa de la sociedad nueva a los nuevos valores que se esperan de ella. Así que deja la exposición, para entrar en la exhortación; deja lo que Dios ha hecho (en el indicativo) para entrar en lo que nosotros debemos ser y hacer (en el imperativo); pasa de la doctrina a la tarea; de la teología que expande la mente a sus implicaciones terrenales y concretas en la vida de todos los días.
La unidad de la iglesia es un tema destacado a lo largo del libro de Efesios. El primer capítulo concluye con la imagen de Cristo como “cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo” (Ef. 1:22–23). En el siguiente capítulo el énfasis se pone en la unidad de judíos y gentiles: “Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas), para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades” (2:14–16). El capítulo termina con un pasaje que señalamos anteriormente: judíos y gentiles uniéndose para ser un templo santo en el Señor (vv. 20–22). En el capítulo 4 Pablo hace una lista de las bases sobre las cuales la iglesia debe considerarse una (4:4–6). Stig Hanson comenta sobre este pasaje: “Un cuerpo hace referencia a la iglesia como el cuerpo de Cristo, que es la opinión de la mayoría de los expositores. Este cuerpo debe ser uno porque Cristo es uno, y Cristo no puede ser dividido.” Más tarde en el capítulo (vv. 11–14), Pablo desarrolla la idea del ministerio, que tiene el propósito de edificar la iglesia en una única fe (v. 5). Esto garantiza la unidad iniciada por el único Cristo.
Proposición
1) Debes vivr conforme al evangelio
B ¿Qué quiere decir vivir conforme al evangelio?
Ser humildes era algo despreciable en el mundo antiguo. Los griegos nunca utilizaban la palabra humildad (tapeinotēs) en un contexto de aprobación, y mucho menos de admiración
‘Humildad’ y ‘amabilidad’ forman una pareja natural. Porque ‘el hombre manso piensa tan poco en sus derechos personales como el hombre humilde en sus méritos personales
El individuo manso es lento para insistir en sus derechos. Se da cuenta que ante la vista de Dios no tiene derechos por naturaleza. Todos sus derechos fueron recibidos por gracia. Y aunque frente a los hombres a veces debe exigir sus derechos (Hch. 16:35–40), no por eso se apresura a entrar en riña por causa de ellos. Prefiere “sufrir” más bien el agravio antes que infligirlo (1 Co. 6:7). Juntamente con Abraham deja que Lot elija para sí lo mejor (Gn. 13:7–18), ¡con gran recompensa … para Abraham! Ejerce la paciencia. En la iglesia primitiva era muy necesario enfatizar esta virtud, en tiempos en que los creyentes sufrían incomprensiones, aspereza y crueldad de parte de aquellos que no compartían su fe
La persona que soporta la ofensa trata de no darle importancia a ella. Se conserva firme, cabeza levantada—según lo implica la derivación de la palabra en el original—no se deja conmover, sino que se mantiene erguido y firme. También nosotros a veces usamos expresiones similares cuando decimos “debes aguantar, tolerar, su mal comportamiento”. No obstante, al decir esto nosotros no siempre le damos el significado que el apóstol tenía en mente. Nos podemos referir simplemente a sufrir una ofensa sin mostrar visible resentimiento, ¡aunque podríamos estar “hirviendo” en nuestro interior! Sin embargo, Pablo, muy equilibradamente combina la indulgencia de la cual habla con la disposición interna de amor. En todo lugar enfatiza esta virtud de afectividad, verdadero y tierno cariño hacia el hermano, el vecino, y aun hacia el enemigo, el noble esfuerzo en servirle y jamás perjudicarle en forma alguna.
‘Es casi imposible trasmitir exactamente la urgencia que contiene el verbo griego subyacente. No sólo refleja urgencia y pasión, sino el esfuerzo pleno del hombre, incluyendo su voluntad, sentimiento, razón, fuerza física y actitud total. El modo imperativo del participio que encontramos en el texto griego excluye la pasividad, el quietismo, la actitud del mero espectador o la actitud diligente pero deliberadamente lenta. Más bien expresa: ¡La iniciativa es suya! ¡Hágalo ahora! ¡Cumpla! ¡Usted debe hacerlo! ¡Lo digo de verdad! Tal es el tono del versículo 3.’
2) La razón para vivir así
A esta altura es necesario delimitar las cosas, no sólo entre la iglesia ‘invisible’ y la ‘visible’. Esa distinción es cierta, pero el concepto de la iglesia invisible (cuyos miembros sólo conoce Dios) ha sido mal utilizado por algunos como excusa para estar fuera de la membresía responsable de la iglesia visible. Así que la distinción necesita ser afinada.
Como todos los creyentes confiesan el mismo cuerpo, Espíritu, esperanza, Señor, fe, bautismo, Dios y Padre deben mostrar una unión del Espíritu. Cuando Pablo concluye su discurso, urge a sus lectores a crecer en Cristo: “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (v. 16). Cuando la iglesia se une en Cristo, teniéndole a él como cabeza, hay una experiencia cristiana que va madurando. No obstante por muy preocupado que esté Pablo por la unidad del Espíritu, no especifica realmente en qué consiste esta unidad. Ni deja claro si esta unidad va más allá de la iglesia local a la que está escribiendo. Es importante, sin embargo, que tengamos en mente que Efesios era probablemente una encíclica. No estaba restringida a una congregación de creyentes. Por tanto el llamamiento a la unidad de Pablo sin duda circulaba por una gran zona.
Por lo tanto, es muy importante mirar con ojos nuevos el texto de Efesios 4:1–16, ya que este es uno de los dos pasajes clásicos del Nuevo Testamento sobre el tema de la unidad cristiana (el otro es Juan 17). Debería brindarse tanto un estímulo fuerte para preocuparnos por la unidad cristiana, como un correctivo saludable para un número de nociones equivocadas acerca de ella.
El apóstol mismo reconoce esta combinación paradójica de unidad y desunión. Porque en este mismo pasaje, en el que se afirma tan enfáticamente la unidad indestructible de la iglesia, también se reconoce la posibilidad de desunión. Consideremos el versículo 3, que hemos omitido y en el que se nos dice: Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
La única respuesta posible a estas preguntas es que ‘mantener’ la unidad de la iglesia significa mantenerla visiblemente
¿Es acaso la fe en el sentido objetivo, cuerpo de doctrina, credo (Gá. 1:23; 6:10; Fil. 1:27 y frecuentemente en las Epístolas Pastorales) o es la fe en su sentido subjetivo, confianza en nuestro Señor Jesucristo y en sus promesas? Existe entre los comentaristas gran diversidad de opiniones con respecto a este problema. A mí me parece que el sentido que aquí se indica es el subjetivo. Es una fe—no es histórica, ni de milagros, ni temporal sino de confianza genuina—por medio de la cual nos entregamos al único Señor Jesucristo. Es verdad que no podemos separar lo subjetivo de lo objetivo: cuando alguien se rinde a Cristo como su Señor, está aceptando al mismo tiempo el cuerpo de doctrina en relación con él. Sin embargo, esto no es lo mismo que decir que el término fe se esté usando aquí con doble sentido. El hecho de que la fe se mencione inmediatamente después de Señor y que sea seguida inmediatamente por bautismo, todo en una muy breve oración, parecería indicar que la tríada es una unidad estrechamente entretejida (lo que es verdad también con respecto a la primera tríada, mencionada en el v. 4). En consecuencia, concuerdo con Scott, op. cit., p. 204, que declara, “Es mejor considerar toda la oración como expresión de un solo hecho fundamental: ‘un Señor en quien todos creemos y en cuyo nombre hemos sido bautizados’ ”
[NOTA: El «un bautismo» del Nuevo Testamento es sencillamente el bautismo cristiano ordenado en la Gran Comisión (Mt 28:18–20) y en otros lugares. Pablo no dijo «una forma de bautismo». El «un bautismo» del mensaje evangélico ha de contrastarse con las «diversas abluciones» (bautismo) del ritual levítico a que se refiere Hebreos 9:10.]
Cuando Pablo dice que en esta dispensación tenemos «un bautismo» (Ef 4:4), quiere decir sencillamente el bautismo cristiano de acuerdo con la Gran Comisión, en contraste con los «muchos bautismos» a que se refiere en Hebreos 9:10.
Tercero, hay una familia cristiana que nos reúne a todos nosotros (v. 6) porque hay un solo Dios y Padre … que está sobre todos y por medio de todos y en todos. Unos pocos manuscritos dicen ‘en todos ustedes’, aclarando que el ‘todos’ de quienes Dios es Padre significa ‘todos los cristianos’, ‘toda la gente’ sin discriminación, o ‘todas las cosas’ (el universo). Armitage Robinson llama a esta adición de la palabra ‘vosotros’, ‘un tímido pulido’. Quizás lo sea, y ciertamente la mayor parte de los manuscritos lo omite. Sin embargo, es un pulido correcto. Porque el ‘todos’ sobre quienes, por quienes y en quienes Dios es Padre, son su familia y sus hijos redimidos.
El Padre se menciona en forma separada, ya que las seis que ya han sido mencionadas tienen su origen en él, en el sentido de que todo lo que esté asociado con el Espíritu y con el Hijo debe, necesariamente, estar también asociado con el Padre, puesto que él “está sobre todos y por todos y en todos”. En consecuencia, lo que aquí tenemos es una séptuple descripción de una triple unidad, una declaración del carácter de la unidad cristiana y de su fuente trinitaria.
Como Padre está “sobre todos”, porque ejerce control sobre todos. Está, no obstante, también “por todos”, puesto que nos bendice a todos por medio de Cristo nuestro Mediador. Y está “en todos”, porque nos atrae hacia su corazón en el Espíritu.
El énfasis aquí, como en 1:3, 17; 2:18; 3:14, 15, está en la paternidad redentora
Pero el énfasis está puesto aquí en su paternidad con relación a la familia de los creyentes, lo cual es evidente no sólo por el hecho de que tal es el sentido predominante del uso del término Padre en Efesios sino también por el contexto inmediato.