El modelo del amor del esposo por su esposa
El modelo del amor del esposo por su esposa | ||
• por John MacArthur |
Asi sin aviso, nuestros hogares e iglesias se han convertido en el laboratorio más moderno en los que se experimenta cuáles son los papeles de los sexos. John MacArthur en esta breve cita tomado de su libro Distinto por diseño nos habla acerca del modelo del amor de Cristo por su iglesia y cómo ese desarrolla el modelo del amor del esposo por su esposa, y cómo se manifiesta.
Cristo amó a la iglesia, dándose “a sí mismo por ella”. Romanos 5:7-8 nos habla de la profundidad del amor de Cristo por la iglesia: “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores (y también enemigos, v. 10), Cristo murió por nosotros”. Nadie merece la salvación, ni el perdón, ni un lugar en el reino de Dios, pero Cristo hizo el más grande sacrificio por las personas más indignas. El contraste es del todo increíble: Un Dios absolutamente Santo y Justo hizo el más grande y sublime sacrificio por las personas más viles. Esposos, no me habléis acerca de los problemas de vuestras esposas que hacen difícil amarlas, vosotros no estáis tan lejos de vuestras esposas como lo estaba Dios de los pecadores, aún así Él los amó. Tu esposa puede ser una pecadora, pero también lo eres tú. No pierdas esa perspectiva.
Los hombres que justifican sus dificultades matrimoniales afirmando que ya no aman a su esposa están desobedeciendo el mandamiento de Dios. Por otro lado, escuché de un hombre que temía que amaba demasiado a su esposa. Cuando se le preguntó si la amaba tanto como Cristo amó a la iglesia contestó: “no, no tanto como eso”. Su amigo le contestó: “entonces mejor es que la ames más”. El criterio divino del amor es infinitamente alto.
En contraste, el mundo ama con un amor orientado al objeto: Todo depende de la forma de un objeto o de su personalidad. Tiende a ser exclusivista y ultra selectivo, pecados que pueden influir aún en los cristianos (p. ej. Santiago 2:1-13).
Cuando tales personas desean un compañero o compañera, van en pos del atractivo físico, personalidad, humor, prestigio, o alguna otra característica positiva.
Pero ese amor es necesariamente voluble porque en el momento en el que la característica que lo motivó desaparezca o pierda su atractivo, el amor desaparece.
Muchos matrimonios se desbaratan simplemente porque la relación estaba basada en esa clase de amor. El amor de Dios es diferente. En primer lugar, “porque no hay acepción de personas para con Dios” (Ro. 2:11), y en segundo lugar, Él no espera que el objeto sea digno. Es su naturaleza amar aquello que ha creado. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Si Dios fuera a amar algo sobre la base de su belleza innata, no habría sido el mundo. El mundo odia a Dios, pero aún así Dios ama al mundo.
Porque Dios dio a sus hijos la capacidad de amar como Él ama, Él puede exigir su amor de ellos. Eso significa que el amor es una selección que hacemos, es un acto de nuestra voluntad como lo es de nuestro corazón. Maridos, las Escrituras no ordenan a que amen a su esposa porque ella lo merece, sino amarla aunque no lo merezca. El amor no es una cuestión de atracción. Es un mandamiento comprometedor de Dios. Cuando eliges amar a alguien que ya no es atractivo o atractiva para ti, él o ella pronto se volverá atractivo. Amar como Cristo ama no depende de lo que otros son en sí mismos, sino totalmente de lo que somos en Cristo.
Eso no significa que debemos ignorar la importancia que tiene la belleza, la bondad, la gentileza o cualquier otra cualidad positiva o virtud que la esposa tenga para generar la admiración de su esposo. Pero aunque esas cualidades traen gran bendición y disfrute, no son el vínculo del matrimonio. Si cada característica atractiva y virtud de la esposa llegaran a desaparecer, un esposo todavía está bajo la obligación de amarla. De hecho está bajo mayor obligación porque su necesidad del poder salvador y restaurador de su desinteresado amor es aún mayor. Esa es la clase de amor que Cristo tiene para su Iglesia y es, por lo tanto, la clase de amor que todo esposo cristiano debe tener por su esposa.
El amor, tal como Dios lo define, es mucho más una acción que una emoción (vea Jn. 13:3-34; 1 Co. 13:4-7). El mundo dice: “Cuando el sentimiento cesa, el amor termina”. Esa clase de “amor” crea una monogamia consecutiva. Eso no es el amor de la Biblia. El amor divino es un acto de sacrificio desinteresado. Cuando amas de esa manera, harás lo que es necesario sin contar el costo ni analizar el mérito de la necesidad. Y tu amor continuará llenando la necesidad sin importar si es recibido o rechazado, apreciado o resentido.
El esposo que ama a la esposa como Cristo ama a su Iglesia dará todo lo que tiene por su esposa, incluyendo su vida si es necesario. Aunque la mayoría de los esposos dan asentimiento verbal a eso (ya que esa posibilidad es tan remota para la mayoría de los esposos), especularía que es mucho más difícil hacer sacrificios menores, pero reales, por ella. Maridos, cuando ponen sus propios gustos, deseos, opiniones, preferencias y bienestar a un lado para agradar a su esposa y satisfacer sus necesidades, entonces verdaderamente están muriendo a su ego para vivir para su esposa. Y eso es lo que el amor de Cristo exige.
Este artículo ha sido tomado del libro:
Distintos por diseño
por John MacArthur
ISBN 0825415128
"Revista Enfoque - Unilit"