Salmo 46

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Intro

Este fue uno de los salmos preferido de Martin Lutero,, este salmo le inspiro a escribir el himno Castillo Fuerte que acabamos de escuchar. Lutero vivió muchos períodos oscuros y peligrosos en su vida, y según su biografía el tubo muchas temporadas de desanimo y depresión, en estos momentos él recurría a su amigo Philipp Melanchthon y le decía: "Ven y cantamos el Salmo 46
Este es un salmo especial, porque nos enseña a recordarle a nuestra alma en momentos de peligro y oscuridad que podemos tener una fuerte confianza en el Señor.
Hay personas que buscan su fuente de seguridad en el dinero, hacen todo lo necesario para amontonarlo para sentirse seguros, el cuentas, acciones y activos, como la persona de la parábola en (Lucas 12:19), a quien Jesús llamó un necio, pues al final le llego la muerte, ahora debe estar ante el tribunal de Dios y lo que tiene de nada le sirve, el dinero no puede proteger a nadie del juicio eterno que vendrá, tampoco lo puede hacer de la angustia, el fracaso, el pecado, la enfermedad o las calamidades de este mundo.
Otras personas buscan seguridad en sus capacidades y talentos personales. Pero aun las personas mas educadas y calificadas sufren pruebas duras de manera repentina, de nada les sirvió sus dotes.
Aún otros esperan seguridad de sus familiares, amigos o contactos comerciales. Pero estos son todos solo apoyos humanos. Estas personas nunca estaran seguras, ya que todos los hombres fallan eventualmente.
Todas estas cosas son muy inestable. Solo Dios es confiable.
El Salmo 46 está dividido en tres estrofas, cada una termina con la palabra selah, lo que probablemente indica una pausa en la música o una pausa para la contemplación.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmo 46.1, RVR60) El salmista nos dice aqui que Dios es:
El amparo hacia el cual podemos huir cuando enfrentamos cosas que nos sacuden alrededor nuestro, cuando enfrentamos calamidades inimaginables, como las que describen los siguientes versículos: “Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah” (Salmo 46.2–3, RVR60)
Dios es también una fuente de fortaleza interna por medio de la cual podemos enfrentar calamidades. A él podemos venir cuando estamos afligidos pro el sufrimiento. Dios es nuestra ayuda, nuestra fortaleza.
Elisabeth Elliot sufrió la pérdida de dos maridos: Jim Elliot, fue asesinado por indios aucas en Ecuador mientras intentaba alcanzarlos con el evangelio. Addison Leitch, murió cáncer. Al relatar cómo fueron estas experiencias, se refirió a este salmo, diciendo que la muerte de su primer esposo fue como si la tierra se removiera y fue de gran consuelo saber que aunque todas las cosas parecen estar sacudidas, Dios no está sacudido. Ella dijo que lo más se necesita hacer en estos casos es lo que el salmista dice aqui: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46.10, RVR60) Dios es Dios, lo reconozcamos o no. Pero nos consuela e infunde fuerza en nuestros espíritus vacilantes para descansar en esa verdad. "Su reino es para siempre"
La segunda y tercera estrofas terminan con el estribillo: “ “Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah” (Salmo 46.7, RVR60) esta declaración enfatiza que solo Dios es nuestro refugio, incluso en las peores calamidades. “Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah” (Salmo 46.3, RVR60)
Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah” (Salmo 46.4–7, RVR60)
En esta estrofa el salmista enfatiza la defensa de la ciudad de Dios. Podemos pensar en dos referencias a esta ciudad:
La primera es la ciudad terrenal de Jerusalén. La ocasión de este salmo fue probablemente una gran intervención de Dios para destruir los ejércitos enemigos que marchaban contra Jerusalén. En medio de este asedio las personas que residían en Jerusalén estaban seguros, porque Dios estaba en medio de ellos. El rio citado en el versículo 4 es la corriente de Siloé, el único suministro natural de agua dulce en Jerusalén. El santuario es el monte del templo. El salmista esta describiendo la perfecta paz y seguridad que Jerusalén disfruta pese a las circunstancias.
Pero hay una ciudad más de la que la Jerusalén terrenal era tipo y sombra y es de echo un tema principal en la escritura “el pueblo de Dios”, que tendrá su lugar de reposo en la nueva Jerusalén espiritual, un símbolo del cielo, que ha sido preparado por Dios como la morada final de los santos.El “río” esta ciudad fluye del trono de Dios (Ezequiel 47: 1–12; Zac. 14: 8; Apocalipsis 22: 1–2) y el “santuario” es la morada de Dios en el cielo. Esta es la ciudad que buscó Abraham, no una mera Jerusalén terrenal (Heb. 11:10).
Hay dos posibles circunstancias que animaron al salmista escribir:
La destrucción de los ejércitos de Ammón, Moab y el Monte Seir durante el reinado de Josafat (2 Crón. 20: 1–30). Cuando a Josafat le dijeron que ejércitos enemigos venían contra él, pidió ayuda a Dios y Dios respondió, diciendo que liberaría a los habitantes de Jerusalén. Las personas no debían luchar contra los ejércitos invasores, sino que debían ubicarse en un punto alto para ver qué pasaría. Cuando lo hicieron, vieron a los soldados de Ammón y Moab volverse contra los soldados del monte Seir. Estos ejércitos lucharon entre sí y se destruyeron a sí mismos. El texto dice: “Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.” (2º Crónicas 20.24, RVR60)
La destrucción del ejército del rey asirio Senaquerib durante el reinado de Ezequías (2 Reyes 18–19). Este es el más conocido de los dos incidentes. En esta ocasión, el comandante de campo de Senaquerib se paró frente a los muros de Jerusalén y pidió al pueblo que se rindiera, jactándose de que ninguno de los dioses de las naciones había podido enfrentarse a los ejércitos asirios. Luego envió cartas a Ezequías, alardeando de lo mismo. Cuando Ezequías las recibió, fue al templo y las extendió ante el Señor, y Dios le respondió a través del gran profeta Isaías, quien dijo que Dios defendería la ciudad y que Senaquerib regresaría a Nínive y perecería allí. Esa noche Dios envió un ángel al campamento de los asirios que mato a 185,000 soldados. El relato dice: “Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó.” (2º Reyes 19.35–36, RVR60) La mayoría de los principales comentaristas creen que esta es la liberación detrás del Salmo 46. La mejor evidencia es la aparición de Isaías en la historia y la similitud entre sus profecías y las ideas principales del salmo, como el río que alegra la ciudad de Dios (Isa. 8: 6; 66:12), los montes temblando (Isa. 54:10), y Emanuel "Dios con nosotros" (Isa. 7:14; 8 : 8).
No importa la circunstancia, lo cierto es que solo Dios es nuestra amparo y fortaleza, nuestro auxilio, nuestra seguridad no descansa en ninguna ciudad terrenal , sino en la ciudad celestial preparada para nosotros por Dios.
Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah” (Salmo 46.8–11, RVR60)
Esta estrofa no está mirando hacia el pasado, sino hacia el futuro cuando Dios derrotará a todos los ejércitos y establecerá su reinado eterno.
Esta estrofa está escrita con el mismo tema del Salmo 2 donde Dios se burla de quienes toman las armas contra él y su ungido… “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás.” (Salmo 2.8–9, RVR60)
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego.” (Salmo 46.9, RVR60), Aqui el salmista no está presentando a Dios como un negociador de paz, sino como un vencedor. En otras palabras, esta paz no se puede comparar con los tratados de desarme negociados entre naciones mutuamente poderosas. Es más como el bombardeo un bombardeo a una nación enemiga que vence y establece la "paz" al imponerla a la parte conquistada.
En este contexto: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmo 46.10, RVR60) no es un consejo para llevar una vida contemplativa.
Lo que el salmista esta diciendo en verdad es: “Baja tus brazos. Ríndete y reconoce que soy el único Dios victorioso ". Por supuesto, el momento de hacer esto es ahora, mientras que una paz deseable puede ser tuya a través de la obra de Jesús en la cruz. Si no te rindes ahora, lo harás un día a pesar de ti mismo, aunque será para juzgar y no para recibir bendición. Esto se debe a que Dios es Dios, y al final será su poder y santidad los que serán exaltados. Nadie puede resistirse a Dios.
La conclusión y la aplicación adecuada a este salmo aparece en este estribillo: “Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah” (Salmo 46.11, RVR60) ¿Quién es él, este Dios que es el refugio de su pueblo? La respuesta se da en los dos nombres de Dios en este estribillo.
El es (Jehová Sabaoth) "el Señor de los ejércitos o Todopoderoso". Se refiere a los ejércitos de Israel, por un lado, y a los ejércitos angelicales de Dios, por el otro. Dios ya ha actuado en la historia de su pueblo liberándolo en innumerables ocaciones, y como pueblo de Dios esperamos una gran liberación final cuando Dios someta a las fuerzas hostiles de este mundo para siempre y ponga todos nuestros enemigos por estrado de nuestros pies.
Que bien nos hace saber lo Eliseo dijo a su sirviente cuando estaban rodeados de enemigos en kla ciudad de Dothan "Oh, mi señor, ¿qué haremos?" (2 Reyes 6:15). Eliseo oró para que Dios abriera los ojos de su siervo para ver las huestes celestiales que lo protegían, y cuando Dios lo hizo, el siervo vio que las colinas estaban llenas de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. Eliseo le recordó a su sirviente: (2 Reyes 6:16).
Heramanos: ¿Confiamos nosotros en nuestra propia fuerza?, sería perder.... Este es un llamado a confiar en Jehova Sabaot ¿quién puede ser? Cristo Jesús, es él, Señor Sabaoth su nombre, él ha ganado y ganará la batalla.
Dios es el Dios de Jacob. Era un engañador, como su nombre lo indica. Le llevó toda una vida aprender a confiar en Dios. Sin embargo, el Dios de Abraham fue su Dios.
Este es tu Dios también, si has venido a él por la fe en Jesucristo. Y si él es tu Dios, entonces está contigo en todo momento, que es lo que dice esta estrofa.
El día de su muerte, John Wesley ya casi había perdido la voz y solo podía entenderse con dificultad. Pero al final con toda la fuerza que pudo convocar, Wesley gritó de repente: "Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros". Luego, levantando un poco la mano y agitándola triunfante, exclamó nuevamente con un efecto emocionante: "Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros". ¿Está el Señor Todopoderoso contigo? ¿Es el Dios de Jacob tu refugio, como lo fue para Martin Luther y John Wesley? Asegúrate de que lo sea.
Las tormentas de la vida vendrán, y la tormenta más grande de todas será el juicio final. Haz de Cristo tu refugio ahora, mientras todavía hay tiempo.
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