Pacto de Redención

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Introducción

Ustedes ya vieron la introducción a la materia de los pactos, ya saben que es un pacto y la necesidad de ellos para nuestra relación con Dios.
Hoy se me ha pedido hablar del Pacto de Redención o del consejo de Paz como algunos lo han llamado. Este no es un termino que usa la escritura, es una doctrina deducida de la Biblia que surge de la pregunta 31 de nuestro Catecismo Mayor de Westminster “
¿Con quién se hizo el pacto de la gracia? El pacto de gracia fue hecho con Cristo como segundo Adán, y en Él con todos los elegidos como su simiente.
Berkof dice: Hay diferentes representaciones con respecto a las partes en el pacto de gracia. Algunos las consideran como el Dios trino y el ser humano, ya sea sin calificación o calificados en cierto modo, como «el pecador», «el elegido» o «hombre en Cristo»; otros, Dios el Padre, como representante de la Trinidad, y Cristo en representación de los elegidos;1 y aun otros, desde los días de Cocceius, distinguen dos pactos, a saber, el pacto de redención (pactum salutis) entre el Padre y el Hijo, y, en base a esto, el pacto de gracia entre el Dios trino y los elegidos, o el pecador elegido. La segunda de estas representaciones tiene cierta ventaja desde un punto de vista sistemático.
Westminster habla de manera especifica de dos pactos:
Obras: Las partes de este pacto fueron Dios y Adán. La promesa del pacto era la vida. La provisa (condición) era la obediencia perfecta de Adán, y la penalidad ante el fracaso era la muerte. Para salvar al hombre del castigo debido a su desobediencia, un segundo pacto hecho desde la eternidad, entró en efecto, llamado...
el pacto de gracia. A través del AT hubo sucesivas proclamaciones de este pacto. Encontramos una muestra de éste en el protoevangelium de Gn. 3:15. Algunas de sus disposiciones fueron reveladas a Noé más tarde (Gn. 9). Luego fue establecido con Abraham (Gn. 12) y con sus descendientes después de él, llegando de este modo a constituir un pacto nacional. Aunque en el NT se describe este pacto como nuevo, pasajes tales como Ro. 4 y Gá. 3 muestran que esencialmente es el mismo bajo el que vivieron los creyentes en el AT. La salvación era de gracia y no por méritos, porque los sacrificios del AT prefiguraban la muerte expiatoria de Cristo. Pero el mismo pacto, se describe como un mejor pacto bajo la dispensación del NT, porque ahora no es administrado por Moisés, un siervo, sino por Cristo el Hijo (Heb. 3:5, 6).
Para hacer mas fácil de comprender la doctrina del pacto de gracia se ha enseñado por los muchos reformados como un pacto con dos aspectos (Menos Hodge) -
Shedd: «Pese a que esta distinción (entre el pacto de redención y el pacto de gracia) sea favorecida por declaraciones de la Escritura, no se desprende que haya dos pactos separados e independientes antitéticos con el pacto de las obras. El pacto de gracia y redención son dos modos o fases de un pacto evangélico de misericordia»
Estos son los dos aspectos:
Primeramente, mirado desde el lado divino se habla del pacto de redención o consejo de paz. Las partes, bajo este aspecto, son Dios y Cristo; la condición es la perfecta obediencia del Hijo hasta el sufrimiento ante la pena impuesta al hombre por su desobediencia: la muerte; y la promesa es la salvación de todos los creyentes. En los estándares de Westminster este pacto esta sugerido en el capitulo 8 cuando habla del mediador del pacto de gracia..... Agradó a Dios en su eterno propósito escoger y ordenar al Señor Jesús, su unigénito Hijo, para ser el Mediador entre Dios y el hombre, el Profeta, Sacerdote y Rey,166 la Cabeza y Salvador de su Iglesia, el Heredero de todas las cosas168 y Juez del mundo: Quien, desde toda la eternidad, Dios le dio un pueblo para ser su simiente. y para que en el tiempo lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara.
En segundo lugar, existe el lado humano en el que las partes son Dios y el creyente; la promesa es la vida eterna; y la condición de fe en Jesucristo es la única «obra» requerida del creyente (Jn. 6:29).
Explica Gerardus Vos que el termino “consejo de paz” usado para la doctrina del pacto de redención proviene de Zacarías 6:13: “Él edificará el templo del Señor; y llevará la gloria, y se sentará y dominará en su trono; y Él será sacerdote sobre su trono; y el consejo de paz será entre esos dos”. Los antiguos teólogos interpretaron que las dos partes son Jehová y el hombre llamado Renuevo (v. 12); que la obligación del pacto de este Renuevo es la construcción del templo del Señor (= la iglesia de Dios); que la recompensa del pacto consistiría en llevar la gloria, así como sentarse y gobernar sobre un trono y ser un sacerdote en este trono; que la estabilidad que surge del acuerdo mutuo de las partes se encuentra en el hecho de que todas estas cosas ocurren aquí tal como ciertamente se producirán. Lo que tuvo lugar aquí con Josué hijo de Josadac fue indudablemente un tipo del Mesías. Pero al parecer la expresión “el consejo de paz será entre los dos” fue erróneamente aplicada por Cocceio y otros al acuerdo entre Jehová y Cristo, pues mas bien esto debía entenderse como la unión de los oficios sacerdotal y real en el Mesías, por el cual llegó a existir el consejo o pacto de paz.
Aunque el origen bíblico del término no tiene fundamento en la escritura, no es necesario negar la doctrina del Pacto de redención o Consejo de paz. Antes de rastrear esta doctrina en las escrituras vamos a aclarar algunos términos que usaremos en nuestra clase:
Trinidad: El Señor tu Dios es Uno. Un Dios en tres personas.
Eternidad: Tiempo sin Fin, un estado sin Tiempo.
Pacto de Redención: Acuerdo antes del principio de los tiempos entre las personas de la trinidad para redimir al hombre de sus pecados. Este es el fundamento eterno del Pacto de Gracia pero no es lo mismo.
Pacto de Gracia: La ejecución en la historia de aquello que fue acordado por Dios en la eternidad. Progresivamente revelado.
I- El Consejo de Redención: Explicado
Lo primero es que tenemos que entender que nuestro Dios, el Dios de la Biblia, es un Dios trino. Es un Dios que existe y obra en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y como un Dios en tres personas, en esta Deidad hay una unidad perfecta de mente, una unidad perfecta de voluntad y unidad perfecta en propósito. El diseño y el propósito de una de las personas son el reflejo del diseño y propósito de la Deidad completa. Las tres personas de la Trinidad no diseñan, no planifican ni obran con propósitos diferentes como si el Padre tuviera un propósito, el Hijo otro y el Espíritu Santo otro mas. El pensar algo así, es blasfemia y una negación de la doctrina de la Trinidad.
Es este mismo Dios Trino que en la eternidad se propuso crear, permitió el pecado y se propuso a redimir para si un pueblo dentro de la humanidad caída descendiente de Adán.
Nada de esto fue un pensamiento subsecuente en la mente de Dios trino, en otras palabras, Sea lo que sea que el pueblo de Dios recibe en el tiempo, fue concebido en la mente y en el propósito de Dios desde la eternidad. (2da Timoteo 1:9 ‘antes de los tiempos de los siglos’).
El apóstol Pablo dice que en relación con aquellos que son cristianos, algo ha sucedido en nuestras vidas, hemos sido llamados y hemos sido salvados. Es algo que ha sucedido a través de nuestra experiencia y vida y nuestra propia historia.
Pablo afirma que estas cosas que nos han sucedido en nuestras vidas, no se basan en nada que nosotros hicimos en el tiempo para atraer esas bendiciones ‘no conforme a nuestras obras’. Lo que hemos recibido en el tiempo es una transcripción de lo que Dios se propuso en Cristo Jesús antes de la fundación del mundo. Es decir, que todo lo que el pueblo de Dios recibe a través del tiempo, es el resultado de lo que ya fue concebido desde la eternidad en la mente y propósito del Dios trino. (Efesios 1:3-4 )
El concepto abarcado dentro del Consejo de Redención es que en este propósito eterno de Dios de elegir y salvar personas, Dios actuó en trinidad. Hubo una transacción interpersonal entre las personas de la Deidad, en relación al diseño y propósito de salvar a los elegidos. Según el concepto ‘Consejo de Redención’ cada persona de la Deidad asumió diferentes responsabilidades en el cumplimiento del propósito. (Economía de la redención)
Hubo un acuerdo eterno entre las distintas personas de la Deidad en el cual el Padre en representación de la Deidad ofendida, escogió un pueblo para otorgárselo al Hijo, es aquel quien es representado como el que envía al Hijo para redimir a aquellas personas que el Padre escogió. El Hijo por parte, acepta esta comisión, y al momento señalado viene al mundo para lograr la redención de aquellos que fueron escogidos por el Padre. El Espíritu Santo, asume la responsabilidad de aplicar todos los beneficios de esa redención lograda en el momento preciso a todos aquellos que el Hijo redimió. Los trae a través de la fe, los une a Cristo y le aplica todos los beneficios alcanzados por la muerte y sacrificio de Cristo. Esta es la esencia del concepto ‘Consejo Eterno de Redención’.
Definición: Es un acuerdo hecho en la eternidad pasada entre los miembros de la Deidad donde Dios el Padre acordó enviar al Hijo para proveer la salvación de un grupo de elegidos. Dios el Hijo acordó aceptar esta comisión y procurar y asegurar la salvación de ese grupo elegido. Dios el Espíritu Santo acordó aplicar los méritos de la obra redentora del Hijo en el momento adecuado señalado a ese mismo grupo de elegidos.
Hodge “debemos recibir las enseñanzas de las Escrituras con relación a esto sin tratar de penetrar el misterio que naturalmente le pertenece. Solo hay un Dios, un Ser divino a quien pertenecen todos los atributos de la Divinidad, pero en esta Deidad hay tres personas; los mismos en sustancia, gloria y poder. Esto reside en la naturaleza de la personalidad, que una persona es objeto de otra o puede comunicarse con la otra. Así que, si el Padre y el Hijo son personas diferentes, el otro puede ser objeto de las acciones del otro. Uno puede amar y comunicarse con el otro. El Padre puede enviar al Hijo y comisionarle una obra y prometerle una recompensa. Todo esto es incomprensible para nosotros, pero como está claramente enseñado en las Escrituras, debe ser parte de la fe cristiana.
II- La Realidad del Consejo de Redención: Demostrada
a. Pasajes que demuestran que Dios fue ordenado desde la eternidad para la obra que hizo.
-Apocalipsis 13:8, aquí se le llama a Cristo ‘el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo’. En la mente, en el propósito de Dios fue predeterminado desde la eternidad que Dios Hijo vendría a ser muerto en la cruz como un sacrificio por el pecado, y por lo tanto se le puede referir como el Cordero inmolado desde el principio del mundo.
-1Pedro 1:18-20 se nos dice que Dios Hijo había sido ‘destinado desde antes de la fundación del mundo’ Este pasaje habla de que Cristo fue destinado. De alguna manera y por alguien, Dios el Hijo fue destinado, señalado por alguien para hacer una obra en el tiempo.
Entonces, ¿Quién lo destinó? ¿Quien lo señalo desde la eternidad para que hiciese esta obra?
b. Pasajes en los cuales Cristo sobre la tierra habla de una previa comisión recibida del Padre y a la cual el estaba obligado
Juan 6:36 - Juan 10:11-17 v18c ‘Este mandamiento recibí de mi Padre’. Es como si el dijese que el actúa por una comisión previa que le fue dada. Juan 17:1-4 y 24 El amor entre cada uno de ellos es el fundamento del amor de Dios para nosotros, ese amor perfecto entre ellos motivo esta obra de salvación.
c. Pasajes que hablan de provisiones determinadas para y promesas hechas al Hijo antes de su encarnación.
La predeterminación del Padre para proveer una verdadera humanidad para el Hijo.
-Salmo 40:6-8 ¿Quién está diciendo esto? Cristo. David lo escribió, pero el escribió una profecía, en Hebreos 10 vemos que el escritor le atribuye estas palabras a Cristo. David hablaba como un tipo de Cristo; Cristo hablaba a través de David en el espíritu de una profecía. Aquí tenemos una de las imágenes más vivida de un acuerdo interpersonal entre el Padre y el Hijo. En el capitulo 10 de Hebreos, después de haber establecido que la ley Mosaica simplemente era como una sombra de la realidades que habrían de venir con Cristo. V.5 ‘entrando en el mundo dice’. El estaba conciente de su persona cunado entró a este mundo. El pasaje dice ‘me preparaste cuerpo’; aquí vemos al Hijo hablándole al Padre y le dice, “tu has preparado cuerpo para mi” y luego habla de la comisión que le ha sido dada (v 6-7) ¿A qué viene Cristo? ‘He aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad’ Y luego pasa a mostrar que esta voluntad del Padre tiene referencia a su ofrecimiento como sacrificio por los pecados, ofreciéndose en ese cuerpo que el Padre le había provisto (v.10)
La promesa del Padre de apoyar y dar soporte al Hijo en su obra
-Isaías 42:6 Aquí Dios habla a su siervo que está en sufrimiento, el Mesías, prometiéndole ayudarlo y darle soporte en su obra
-Isaías 49:8 Estas son promesas del Padre al Hijo en referencia a su obra y en su papel del Dios Hombre Redentor. Promesas que fueron hechas antes de la encarnación. Hay una promesa de que sería ayudado, apoyado y sostenido.
La promesa de recompensar su obediencia con gloria personal y éxito salvífico.
-Isaías 52:13 Aquí está el juramento de gloria personal al cual llegaría a través del valle de la humillación (14).
-Isaías 53:10-12 Aquí tenemos la promesa de una salvación exitosa y gloria personal que Dios promete darle al Hijo por completar su obra.
-Salmo 2 v7 ‘publicaré el decreto’. Nos lleva al principio, al acuerdo entre las personas de la Deidad. V7-9 aquí vemos de nuevo al Padre prometiéndole al Hijo una salvación exitosa y gloria personal.
-Filipenses 2:5-11 La exaltación de Cristo a la diestra del Padre es descrita como la recompensa de Jesucristo por su obediencia.
Ahora se puede ver claramente la razón de porque el escritor de Hebreos escribió ‘Por el gozo puesto delante de e sufrió la cruz’ Porque el Padre había hecho juramento solemne. El Padre había prometido al Hijo que por sus sufrimientos, todos aquellos que el Padre le había dado serian salvados. Había prometido que el Hijo al tener su naturaleza humana unida con su naturaleza divina, sería exaltado a la diestra de Dios el Padre en majestad hasta que todos sus enemigos fueran puestos por debajo de sus pies. Este fue el gozo que fue puesto delante de Cristo mientras cumplía paso a paso los términos del Consejo Eterno de Redención. Y todo culminando en su obediencia hasta la muerte y muerte de la cruz.
Aunque no se ha mencionado el Espíritu Santo en estos versículos, recordemos que fue el Espíritu quien descendió sobre el Hijo en su bautizo y se dio al Hijo, en relación a su naturaleza humana, sin medida. Fue el medio que Dios usó para sostener su naturaleza humana en la tarea que le fue dada. Como dice en Hebreos que a través del Espíritu es que se ofrece a sí mismo a Dios el Padre.
Todos estos pasajes forjan sobre nosotros el concepto de un Consejo Eterno de Redención. Un consejo de un acuerdo eterno entre las personas de la Deidad en referencia a la salvación de los elegidos. El Padre en amor eligiendo un pueblo para dárselo al Hijo, el Padre haciendo promesas al Hijo y lo mandándolo a redimir a esas personas. El hijo en amor aceptando esa comisión y en el tiempo señalado entra al mundo para cumplir esa obra, la redención de aquellos que el Padre le entregó.
En resumen ¿Cuál era la naturaleza y el alcance de este consejo de paz?
El requisito del Padre era:
a) Que el Hijo asumiera nuestra naturaleza, entrara en el tiempo con esa naturaleza, la asumiera en un estado humillado, y así se convirtiese en fiador para aquellas personas concretas a las que el Padre tenía en mente en su elección.
b) Que el Hijo, que como Persona divina estaba por encima de la ley, se colocara en su naturaleza asumida bajo la ley, es decir, no sólo bajo la relación natural en la que se encuentra el hombre con Dios, sino bajo la relación del pacto de obras, de manera que mediante la obediencia activa pudiera hacerse acreedor de la vida eterna. Considerada bajo este prisma, la obra de Cristo fue un cumplimiento de lo que Adán no cumplió, una realización de la exigencia del pacto de obras.
c) Que, al mismo tiempo, el Hijo en su naturaleza humana pagara la pena por la culpa que había recaído sobre los creyentes al transgredir la ley de Dios, proporcionando así una obediencia pasiva además de la obediencia activa.
d) Que el Hijo, después de haber obtenido la vida para los suyos, aplicara eficazmente sus méritos a ellos regenerándolos, llevándolos al arrepentimiento, produciendo fe en ellos, todo ello por la influencia efectiva del Espíritu Santo.
La promesa del Padre (equivalente a lo que se requería del Hijo) era:
a) Que se dispondría todo lo necesario para la asunción de la naturaleza humana; que se le prepararía un cuerpo.
b) Que para llevar a cabo sus funciones mesiánicas sería ungido con el Espíritu sin medida, como ocurrió especialmente en su bautismo.
c) Que en el cumplimiento de su tarea sería sostenido y consolado, y que Satanás sería aplastado bajo sus pies.
d) Que, habiendo entrado en las profundidades de la muerte, no permanecería allí, sino que se levantaría exaltado a la diestra del Padre y recibiría todo el poder en el cielo y en la tierra.
e) Que a través de su exaltación y en su ascensión, cuando trajo su sacrificio perfecto al santuario celestial, podría enviar al Espíritu Santo en nombre del Padre de una manera especial para la formación del cuerpo de su pueblo.
f) Que, por la obra de ese Espíritu, todos aquellos a quienes el Padre le había dado, también acudirían a Él y serían guardados por su poder, de modo que ya no pudieran volver a apartarse de su cuerpo.
g) Que, por medio de toda esta maravillosa disposición, en Él y por medio de Él tendría lugar la revelación más elevada de las virtudes más gloriosas del Dios trino.
¿Cómo se llama a Cristo como resultado de este consejo de paz? (vos)
“Fiador”. Cristo también lleva este nombre en relación con el pacto de gracia, que fluye del consejo de paz. Se convirtió en “garante” o “fiador” al asumir sobre sí en la eternidad las obligaciones que le eran propias. Pero también se le presenta en el tiempo como fianza para los creyentes, y aparece como tal donde el pacto de gracia entre Dios y ellos se concluye formalmente. Así, este fiador une al consejo de paz y el pacto de gracia entre sí.
Un fiador, es alguien que se hace personalmente responsable de cumplir las obligaciones de otro. En la mayoría de lugares del Nuevo Testamento, la designación “mediador”, μεσίτης, también tiene el sentido de “fiador”. en Hebreos 7:22, es el único lugar donde aparece la palabra “fiador” aplicada al Mediador.
¿Es este consejo de paz lo mismo que el decreto de la elección?
Algunos han identificado los dos, aunque erróneamente. La elección hace referencia a las personas a quienes está destinada la gracia y la gloria. El consejo de paz, por su parte, tiene en mente el camino por el cual, y el Mediador a través del cual, esta gracia y gloria se lograrán y llevarán a cabo. En la elección, Cristo sin duda estaba en mente y era tenido en cuenta, por lo cual se dice que los creyentes fueron elegidos en Él. Pero en este consejo de paz, Cristo es tratado como fiador. La elección precede al consejo de paz, es decir, en cuanto al orden, naturalmente, no en el tiempo, porque en la eternidad no hay tiempo. Esta debe ser la secuencia, porque la fianza de Cristo, al igual que su satisfacción, fue particular. Si la elección no hubiera sido antes, entonces no habría sido particular sino universal.
En este consejo de paz, ¿cómo se ha convertido el Hijo en fiador, condicional o incondicionalmente?
La ley romana reconocía dos tipos de fianza; a saber:
1. Fidejussor.
2. Expromissor.
Por fidejussio se entendía una fianza según la cual el deudor principal permanecía endeudado hasta que se producía el pago en sí. Por lo tanto, alguien aparece como fiador para pagar por otro, siempre que la persona misma no pueda, lo cual todavía tiene que determinarse. En consecuencia, la deuda recae provisionalmente en el deudor.
Por expromissio, por otro lado, se entendía una fianza completa e incondicional que liberaba al primer deudor de su obligación y la transfería de inmediato al fiador.
Cocceio y su escuela hicieron uso de esta distinción para mantener su postura de que, bajo el Antiguo Testamento, los creyentes no tenían el perdón completo de sus pecados. Basándose en Romanos 3:25 concluyeron que, para esos creyentes, hasta la satisfacción real de Cristo, sólo había un πάρεσις, un “pasar por alto” y no una ἄφεσις, “una remisión”. Y eso venía del hecho, según afirmaban, de que Cristo no apareció como expromissor sino como fidejussor. Por consiguiente, la culpa no era simplemente eliminada de los elegidos por su fianza.
Por el contrario, los restantes teólogos reformados sostuvieron que a través de su fianza eterna el Hijo prometió el pago o la satisfacción completa e incondicional, sin ninguna retención de beneficios (Mastricht, V, I, 34).
Los motivos de esta última opinión son:
a) Los creyentes del Antiguo Testamento recibieron una justificación plena. En cuanto a todos los dones de la gracia, la conciencia de esto era menos clara y sólida que bajo la nueva dispensación, pero no había una diferencia en principio (Sal 103:4, 5; 51:2, 3, 9, 10, 11; 32:5).
b) No tiene sentido decir que Cristo se convirtió en la garantía condicionalmente, como si todavía existiera la posibilidad de que el pecador pudiera pagar por sí mismo. En el consejo de Dios, el pecador aparecía absolutamente indefenso, y, por lo tanto, sólo una fianza absoluta podía servir para algo.
No se debe confundir este punto de vista de Cocceio con otra opinión verdadera, esto es, que, hasta su justificación, Dios trata o al menos se dirige al pecador como no justificado y, por tanto, como personalmente culpable. Una garantía eterna no es lo mismo que una justificación eterna. La distinción entre esta manera de tratar al pecador como culpable y la tesis de Cocceio se ve claramente en esto, en que la primera se mantiene tanto bajo el antiguo como bajo el nuevo pacto, mientras que los cocceianos sólo mantuvieron su πάρεσις para el Antiguo Testamento. Nosotros afirmamos que se debe considerar el tratamiento que Dios dispensa al pecador todavía sin justificar bajo dos puntos de vista:
a) En lo que se refiere a su relación legal consciente con Dios, es una persona culpable a quien Dios condena, que en su conciencia lleva dentro de sí la sentencia de condenación por su culpa, que se encuentra bajo la ira de Dios y no es liberado de sus deudas. Visto así, no es libre ante Dios a través de la fianza de Cristo, sino que todavía debe ser justificado.
b) Con respecto a su estado inconsciente, en él Dios ya puede tener previsto para él los beneficios del pacto de gracia antes de su justificación, sobre la base de la fianza de Cristo. De hecho, esto es lo que hace en la regeneración. Él lo trata, por tanto, como estando en Cristo, y al mismo tiempo como alguien personalmente culpable, que todavía debe ser justificado. La explicación debe buscarse en esto: con el permiso de una fianza, el acreedor es libre de determinar cuándo y con qué pasos se debe absolver al deudor inicial. Esto es así cuando uno tiene que ver con una deuda penal, a diferencia de una deuda monetaria. Ahora bien, en su libertad, Dios ha determinado que el pecador no recibiría el perdón consciente de la culpa sobre la base de la fianza y la satisfacción de Cristo hasta que crea y por la fe se una con Cristo. Pero eso no tiene nada que ver con la distinción entre las dispensaciones del Antiguo y el Nuevo Testamento. Eso fue así tanto para Pablo como para Abraham.
9. Después de que el Padre le hubiera presentado la tarea de convertirse en fiador, ¿podía el Hijo abandonarla o, una vez aceptada, volver a dejarla?
Plantear esto sería completamente indigno de Dios. En la Trinidad, la libertad completa y el acuerdo perfecto van de la mano. Y el Fiador era una persona divina y, por tanto, inmutable. Es por eso que la Escritura también alude a la inmutabilidad del consejo de Dios (Heb 6:18). Los remonstrantes enseñan lo opuesto.
¿Cómo describes este consejo de paz en pocas palabras?
Podemos decir que es el acuerdo entre la voluntad del Padre al dar al Hijo como cabeza y redentor de los elegidos y la voluntad del Hijo al presentarse a sí mismo por ellos como fiador.
Relación de este pacto con el pacto de gracia (Berkof)
Los siguientes puntos indican la relación en la que este pacto se erige con respecto al pacto de gracia.
a) El consejo de redención es el prototipo eterno del histórico pacto de gracia. Esto explica el hecho de que muchos combinen los dos en un solo pacto. El primero es eterno, esto es, desde la eternidad, y el segundo, temporal en el sentido de que se realiza en el tiempo. El primero es un pacto entre el Padre y el Hijo como Fiador y Cabeza de los elegidos, mientras que el segundo es un pacto entre el Dios trino y el pecador elegido en el Fiador.
b) El consejo de redención es el fundamento firme y eterno del pacto de gracia. Si no hubiera existido ningún consejo eterno de paz entre el Padre y el Hijo, no podría haber existido acuerdo entre el Dios trino y los seres humanos pecadores. El consejo de redención hace posible el pacto de gracia.
c) El consejo de redención en consecuencia también otorga eficacia al pacto de gracia, porque en este se proveen los medios para el establecimiento y la ejecución del segundo. Es solo mediante la fe que el pecador puede obtener las bendiciones del pacto y en el consejo de redención el camino de fe está abierto. El Espíritu Santo, que produce fe en el pecador, fue prometido a Cristo por el Padre, y la aceptación de la forma de vida por medio de la fe fue garantizada por Cristo.
El pacto de redención puede definirse como el acuerdo entre el Padre, ofreciendo al Hijo como Cabeza y Redentor de los elegidos, y el Hijo, voluntariamente asumiendo el lugar de aquellos que el Padre le ha concedido a Él.
III- La Aplicación de las Implicaciones del Consejo de la Redención
La implicación Teológica.
Esta verdad tiene una gran influencia sobre la pregunta ¿por quien murió Cristo? Si hemos de ver la obra de Cristo de una manera bíblica, nunca debemos separar esta obra del eterno acuerdo entre las personas de la Deidad.
El Hijo no vino al mundo con un propósito personal independiente, como si fuera un propósito que estuviera separado del eterno propósito del Padre, no vino con una idea de que el venia al mundo para que fuese posible la salvación de algunos sin estar seguro de que todos se iban a salvar. No, el vino con una comisión del Padre y vino con un propósito especifico de asegurar la salvación de todos los que el Padre le había Dado. (Juan 6:38-39) Es por esto que el Ángel pudo decir en el anuncio del nacimiento de Jesús ‘y llamarás su nombre Jesús porque el salvará a su pueblo de sus pecado’ ¿y quien es su pueblo? Los que el Padre les dio. En el Consejo de Redención.
Las implicaciones personales
Esta verdad nos manifiesta más de la grandeza y la Eternidad del Amor de Dios (Juan 4:10) El amor de Dios empieza en él (no con nosotros), y fluye hacia nosotros. Si no conocemos el amor de Dios seremos poco útiles para llevar el evangelio y menos comunión intima tendré con él. La iglesia no entenderá el Amor y no lo aplicara (esta doctrina nos diferencia de la religión musulmana, que concibe a un Dios frío y solo) Nunca debemos pensar en la obra del Hijo como separada al propósito del Padre. No podemos pensar en la obra de Cristo como una obra que de alguna manera muestra a un Dios airado que no quiere mostrar misericordia. Cuando pensamos en la Trinidad, nunca debemos concebir al Padre como un agente pasivo, que de alguna manera es forzado por el Hijo a salvar a los pecadores por la obra redentora del Hijo. No, las tres personas de la Deidad, tienen cada uno un papel único en la obra de la redención y todo empieza con el Padre. El Padre eligió ciertos individuos para salvación, el Hijo completa la redención, el Espíritu aplica la salvación a aquellos que Cristo redimió regenerándolos y trayéndolos a través de la fe y el arrepentimiento; y nunca debemos pensar en la Trinidad como que cada uno de sus miembros tiene propósitos diferentes.
Esta verdad debe fortalecer nuestra plena certeza de nuestra esperanza, de que pronto estaremos con Cristo. (Juan 17.4) ¿que nos falta para ganar la salvación? Nuestra vida depende de la obra de Cristo, esto nos dá animo para levantarnos.
Esta verdad poderosamente ilustra lo Teocéntrico que es Dios. (Juan 17:1-5)
Nosotros no fuimos los primeros que estábamos en su mente, él todo lo hizo por amor a si mismo.
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