Este es el Mandamiento

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Los discípulos de Jesús deben creer en el Hijo, Jesucristo, y amar los unos a los otros.

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Introducción

Hola, muy buenos días, hermanos. Yo soy Pedro Henrique, vuestro seminarista y es un muy grande privilegio estar aquí con esta iglesia tan querida y amada. Os quiero mucho, hermanos, os quiero mucho.
Hoy vamos a hablar sobre 1 Juan 3:23.

1 Juan 3:23

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.

ORAR!

1) Un poco de 1a Juan

Nosotros hemos estado pensando y reflexionando sobre el discipulado estos últimos días y, cuando miramos la primera carta de Juan, nos damos cuenta de que es una carta de discipulado. El apóstol Juan escribe a una comunidad que ha pasado tiempos difíciles, incluso de división, pero les afirma en su fe, en lo que ellos han creído. Juan habla una y otra vez de quienes somos ahora en Cristo, y de hecho es el contexto de la carta, pero también se preocupar mucho por definiciones.
En toda la carta encontramos varias veces Juan diciendo: "Este es", "esta es". En 1 Juan 1.4: estas cosas, 1 Juan 1.5: este es el mensaje, en 1 Juan 2:1: Estas cosas os escribo, en esto vemos el amor, esta es la promesa y, por supuesto, Este es el Mandamiento, el pasaje que estamos viendo. Juan quiere dejar las cosas muy claras, decirlas tal y como son, y motivar a la comunidad de Discípulos de Jesús a que guarden los mandamientos.
De hecho, la palabra mandamiento, aparece 14 veces en esta cartita pequeña. En 1 Juan 2 sabemos que conocemos a Dios porque guardamos sus mandamientos. En 1 Juan 5, sabemos que somos sus hijos porque practicamos sus mandamientos, y sus mandamientos no son difíciles de guardar, 1 Juan 4:21, hay que amar a los hermanos, y luego encontramos 1 Juan 3. El versículo anterior, el 22 nos enseña que Dios contesta nuestras oraciones porque guardamos sus mandamientos. En 1 Juan 3:24 sabemos que el que guarda los mandamientos de Dios permanece en Dios, y Dios en él. El que practica los mandamientos de Dios tiene el Espíritu Santo. Ostras!!!
Y entonces preguntamos: "Juan, amigo mío, cuales son sus mandamientos?” Ah, muy buena pregunta, sus mandamiento son estos: “Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado”. Ah, ohh, que guay, chiquillo, muy interesante.

2) Qué tiene que ver este mandamiento con el Shemá?

Y qué es lo que eso tiene que ver con el Shemá??? Ok, pues muy bien. El Shemá es como se llama a una sección de versículos de Deuteronomio, que fue escrito por Moisés. En Deuteronomio 6:4-5:

4Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

Ese es el versículo más importante de la tradición judía y Jesús mismo dice, en Mateo 22:37 y Marcos 12:30, así que no debería ser este el mandamiento de Juan??? Pues hay que reflexionar un poco sobre Jesús entonces.
Hay un dicho conocido que es: “entre lo dicho y lo hecho hay mucho trecho”. Esto habla de cómo algunas personas hablan unas cosas, pero a la hora de actuar la historia cambia, es distinta, “entre lo dicho y lo hecho hay mucho trecho”, una verdad incluso para nosotros.
Ahora, cuando pensamos en Jesús la cosa cambia un poco. Jesús dijo que el más grande mandamiento era Amar a Dios con todo lo que eres y a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37), pero Él también lo vivió, lo llevó a la práctica. Jesús vivió entre nosotros amando al Padre con todo lo que él era y a su prójimo como a Él mismo. Entre lo dicho y lo hecho de Jesús no hay ningún trecho!
Jesús fue obediente y hasta en las peores condiciones posibles, cuando estaba siendo crucificado, él siguió amando a Su Padre, obedeciendo al Padre y amando a su prójimo como a él mismo. Ni siquiera todo aquél sufrimiento impidió que Él nos demostrara su amor, sino que él decía una y otra vez: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen. Padre perdónalos, no saben lo que hacen”. Mientras nosotros le escupíamos y azotábamos, atacábamos y torturábamos, Jesús siguió reinando sobre el Mal, sobre el sufrimiento, sobre todo. Cuando nosotros le maldecíamos diciendo: “Baja de ahí” Él estaba cambiando la maldición que estaba sobre nosotros en bendición, como está en Gálatas 3:13-14. La cruz es la más grande expresión de amor. “Si quieres saber lo que es el amor, no vayas a un diccionario, ve al Calvario, ve a la cruz”.
Y por causa de esto, por causa de su obediencia y triunfo en la cruz, Dios le resucitó a Jesús de Nazaret y le constituyó heredero sobre todas las cosas, Senor sobre todo el universo, el Juez de los vivos y de los muertos. Este Jesús no es un don nadie, es el Dios mismo hecho carne, el Creador del Universo. En el Antiguo Testamento Dios se reveló de muchas formas y habló de muchas maneras, como está en Éxodo 6:3, pero en los últimos días se ha revelado a nosotros por medio del nombre Jesús de Nazaret, quién es el Cristo, como está escrito en Hebreos 1:1-4:

1Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

Este Jesús es Dios mismo que vino a rescatarnos, que vino a morir por nuestros pecados y nuestras rebeliones y resucitó al tercer día para darnos justificación, que vino para que tuviéramos vida, y vida en abundancia. Así, cómo no voy yo a creer en este que es el Senor de todo y dueno del universo entero??? Amar a Dios y Creer en su Hijo no son cosas distintas. Cuando crees en el Hijo, estás amando al Padre. Como dice en Juan 6:29:

Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

3) Qué es creer? - Juan 20:8

ok, vale Pedrinho, guay. Debemos amar a Dios con todo lo que somos y cuando llega Jesús, que es Dios mismo, creer en él ES amar a Dios. Muy guay e interesante todo esto. Mi pregunta es esta: Cómo funciona esto de creer? Ok, vale. Pues vamos a la Biblia. Podemos ver la propia experiencia de Juan con la resurrección.
Repasemos el domingo de resurrección: Las mujeres habían ido a la tumba de Jesús, pero no encontraron el cuerpo y, según Mateo, los guardias de la tumba se fueron de miedo por el terremoto y el ángel. Había un ángel que les dijo: “Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Él resucitó!!” Entonces ellas fueron a donde estaban los apóstoles y les contaron lo que había ocurrido. María Magdalena no le creyó mucho al ángel, parecía que se habían robado el cuerpo de Jesús.
Lucas nos cuenta que Pedro salió corriendo a la tumba, y luego Juan nos dice: “sí, pero yo fui con Pedro. A ver, yo era más joven que Pedro, así que voy corriendo y paso adelante y llego antes al sepulcro, pero no entro, espero que Pedro llegue. Él entra primero y luego yo. Cuando entro, veo los lienzos que José de Arimatea y Nicodemus habían usado para envolver el cuerpo de Jesús. Eso no tiene ningún sentido, o sea, si alguien fuera a robar el cuerpo, para qué quitar tooodos los lienzos que estaban an vuelta del cuerpo. Además, los lienzos no están esparcidos por toda la tumba, sino que hay como un capullo, la forma del cuerpo, pero el capullo está vacío, no hay nadie adentro, es como si se hubiera levantado y pasado por los lienzos! Entonces no robaron el cuerpo!!! Y aquí al lado está el lienzo que se pone en el rostro, doblado y que debería estar adentro del capullo!! Ostras, es que Jesús resucitó!!! Ha vencido a la muerte!!!”
En Juan 20:8 nos dice: que el otro discípulo, o sea Juan, entró, vio y creyó.
Esto de creer es ver las evidencias y aceptarlas, reconocer que son para ti, que tú lo quieres para ti. Le dices a Dios: “reconozco que Tú eres el Senor de toda la creación y que me amas, que has dado a tu único Hijo por mí. Así que yo me rindo, ya no quiero ser yo el encargado de mi vida, mi vida está un lío y te necesito, más que el agua misma. Jesús, quiero que tú seas mi Senor y Salvador”. Cuando haces esto te conviertes en un discípulo de Jesús, listo para amar al prójimo y para seguir al maestro dondequiera que vayas.
En 1 Juan 3:23 el verbo creer está en aoristo, es un estado punctual en la línea del tiempo. Apunta a una decisión única que haces en tu vida y si aún no le has aceptado, hazlo, en serio. Es la mejor decisión que podrías tomar. Su gracia es mejor que la vida.
Sin embargo, para los que ya han tomado esta decisión, más abajo, en el versículo 24 (1 Juan 3:24) se nos explica que esto de creer no es solamente punctual. Sí, empieza en el día que aceptas a Jesús, pero también es un mandamiento para cada uno de nuestros días.

Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

El que guarda continuamente los mandamientos, todos los días, el que los practica, tiene comunión con Dios y Dios en Él. O sea, yo necesito todos los días poner mi confianza no en mis propias fuerzas, sino que en lo que Jesús ha hecho por mi y vivir para Él, para darle gloria, darle todo el crédito, vivo para agradarle. Ahora le seguimos con todo lo que somos, ahora somos sus discípulos!!! Y un discípulo filtra todo lo que hace con su fe, TODO lo que hace!!! Esto de ser discípulo es al despertar, al dormirse, cambia todo lo que hacemos, todas nuestras acciones y decisiones. Ya no vivimos sin propósito ni sin sentido, tenemos el Creador mismo que nos llama y nos orienta.
Así que no voy a menospreciar a nadie, porque no es algo que Jesús haría y yo soy su discípulo. Cuando alguien me pide ayuda, voy a dar mi mejor, no sólo ayudando esa persona, sino que amándola también. Con relación a la familia, porque soy discípulo de Jesús, voy a honrar a mis padres, voy a cuidar de mis hermanos, voy a estar presente para mis hijos, voy a pasar tiempo con mis abuelos. En mi trabajo, voy a ser el que mejor lo hace, el más dedicado, sin pisar a los demás, sino para honrar a Dios con lo que yo hago. en mis estudios, voy a ser el más esforzado, el que más busca aprender y el que reconoce que no sabe nada. el que ayuda a los companeros, respeta a los profes… Con mi novio o novia, mi marido o mujer entonces, Madre mía! Voy a dejar que mis relaciones sean amoldadas por Dios, que Él sea el centro de mi vida y yo su siervo. Esto es ser discípulo de Jesús.

4) Y lo de amar al prójimo?

Esto nos lleva a la segunda parte del mandamiento que tenemos en 1 Juan 3:23, amar a nuestro prójimo. El mandamiento es uno sólo, está en singular, pero tiene dos partes que se relacionan entre sí, dos lados de la misma moneda que el discípulo de Jesús siempre está buscando aplicar.
Cuando tenemos nuestra relación vertical bien, cuando tenemos paz con Dios, logramos amar a nuestros hermanos, la relación horizontal. He recibido el amor perfecto, así que no hay ningún motivo para ser egoísta con los demás, sino que les amamos tal y como son. Les honramos y damos dignidad y nos alegramos con sus logros, lloramos con sus derrotas, y seguimos ahí, a su lado. Estamos juntos en esto. Gálatas 5:6 nos recuerda:

porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

La fe y el amor van de la mano. Como yo creo en Jesús como el Senor y Rey, ahora voy a amar a mi prójimo porque Jesús también le ama. No voy a negarle la mano de ayuda, ni guardar rencor, sino que estaré dispuesto a ayudar y a perdonar. No le mentiré a mi vecino ni le voy a robar lo que es suyo, sino que lo voy a respetar. Mi fe termina en acción, resulta en amor.
Cuando le preguntaron a Jesús sobre el gran mandamiento, Jesús contestaba con: “Amar a Dios”, pero siempre anadía: y ama a tu prójimo como a ti mismo. Siempre. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
Pero ahora, vamos a ver, Jesús. Quién es mi prójimo?? Ahh, en Lucas 10 Jesús nos contesta y con una historia.
Había una persona que estaba de viaje y en medio del trayecto fue asaltado, robado y dejado para morir. Pasaron dos personas, pero que no quisieron ayudarlo, estaban demasiado ocupadas, pasaron directo. Sin embargo, un samaritano, la última persona que se esperaría llega, cuida de sus heridas, le pone en su caballo, lo lleva hasta hasta el alojamiento y paga por los días que se quedará allí.
“Quién fue el prójimo del hombre que había sido asaltado??”, dijo Jesús.
“El que tuvo compasión de él”, le constesta.
“Ahora ve tú y haz lo mismo”.
Esta historia Jesús nos contó para que pensáramos en las personas que no amamos. En los que nos caen mal, en los que no soportamos tener cerca, el jefe de tu trabajo que te hace sufrir todo lunes, el companero de clases que te tocó hacer un trabajo en grupo y, madre mía, que horrible es trabajar con él, ese es tu prójimo. Jesús nos contó esta historia para que recordemos que nuestro prójimo es nuestro vecino, es la persona que vive cerca, es nuestro enemigo, la persona a quién aún no hemos perdonado.
Y ahora, sigamos la lógica: puesto que Jesús es nuestro Senor, la persona más importante de nuestras vidas, como el tesoro más valioso que hemos encontrado, compartir de Jesús a los demás no es también demostrarles amor??? Te preocupas tanto por el hermano que está a tu lado que, por supuesto, le cuentas sobre la persona más importante de tu vida.

5) Conclusión

1) Hemos visto hoy el mandamiento de 1 Juan 3:23:

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.

Juan no escribió esto para que nosotros nos sintiéramos mal y que, por culpa, obedeciéramos. Juan es el apóstol del amor y escribió esta carta para que amemos aún más nuestro Dios y Salvador con todas nuestras fuerzas. Cuando pasamos tiempo con esta carta nos damos cuenta de esto. Este mandamiento nos ayuda y motiva a que amemos aún más a nuestro Dios y a nuestros hermanos. Esto no es por peso en la conciencia, Juan nos cuenta estas cosas y Dios hoy nos la recuerda.
2) Hemos visto que amar a Dios ES creer en Jesucristo, nuestro Senor y Salvador.
3) Creer es reconocer que Jesús es Senor, es entregarle nuestra vida y obedecerle. Es seguirle a dónde sea. Esto lo hacemos una vez, en un día específico, pero también es para todos y cada uno de nuestros días.
4) La segunda parte del mandamiento es: amarnos los unos a los otros, ama a tu prójimo como a ti mismo, esto se aplica a tu hermano de la iglesia como la persona más horrible que has conocido en tu vida. Ámalos.
Un discípulo de Jesús guarda sus mandamientos, como está escrito en Juan 15:14 y hacer discípulos es ensenarles a guardar estas cosas, como está escrito en Mateo 28:19-20. Y, honestamente, es un grandioso privilegio hacerlo. Vivir por una causa más grande que tu mismo. Vivir por Jesús y amando a los demás.

23Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.

Oramos.
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