¡No desecho la gracia de Dios!

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¡No desecho la gracia de Dios!
-Gl 1.6–7. “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo” -Gl 2.21. “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” -Lutero decía que la epístola a los Gálatas era mi epístola. “¡Es como si estuviera unido en matrimonio con ella. Es mi Catalina!” -Diferentes teólogos afirman que esta carta responde a la pregunta más fundamental que pudiera levantar el corazón humano: “¿Cómo puedo yo obtener la paz, la tranquilidad y la libertad del temor? -Y la única manera de poder obtener la paz, la tranquilidad y la libertad del temor es teniendo seguridad. -El sentirse seguro trae sosiego, trae paz, trae tranquilidad, trae calma, firmeza, quietud, reposo, pero principalmente trae bienaventuranza. -En el diccionario dice así una de las acepciones de bienaventuranza: entre los cristianos la felicidad plena y verdadera del hombre que es fiel a la voluntad de Dios. -Pero precisamente esa felicidad, esa paz, tranquilidad y seguridad no se alcanza porque yo sea fiel a la voluntad de Dios. Porque nuestra fidelidad y voluntad es fluctuante. Decaemos y perdemos el ánimo con facilidad. -Somos bienaventurados no por nuestra fidelidad hacia Dios, sino porque nos sentimos seguros que la fidelidad de Dios hacia nosotros no deja de ser. Es absolutamente confiable, firmemente constante y no es dada a arbitrariedades o caprichos. -Es por esto que la Carta a las Iglesias en Galacia responde a la pregunta más fundamental que pudiera desear el corazón humano. Solamente en la fidelidad de Dios podremos hallar la paz, tranquilidad, calma y libertad del temor. -Dice Everett Harrison en su Diccionario de Teología que: El NT construye sobre el AT al afirmar que la fidelidad de Dios, no puede verse anulada por la infidelidad del hombre. -Como dice el apóstol Pablo a Timoteo en su segunda carta: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo” 2 Ti 2.13 -Y si Dios se mantiene fiel a pesar de que nosotros podamos ser infieles es porque su fidelidad no se está basada en lo que nosotros podamos hacer, ni tampoco en nuestros méritos. -Y aquello que recibimos de Dios, basado en su fidelidad, que nos da seguridad y nos libera del temor, la cual no está sujeta ni a nuestras faltas ni a nuestros méritos… se llama Gracia. -Gracia es el favor inmerecido de Dios, que no está sujeta ni a lo que hayamos hecho ni a lo que podamos hacer. -La gracia es un regalo inmerecido e incomprensible para el razonamiento humano que parte de Dios hacia nosotros. -Donde nosotros, como si de un contrato se tratase, firmamos en el lugar donde pone… beneficiados. -Beneficiados porque Dios nos ha salvado y nos llamó con un llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. Le refiere otra vez el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo. -Te gustaría firmar un contrato así donde el sello que garantiza su gracia inmerecida está impregnado con la tinta de su fidelidad que es absolutamente confiable, firmemente constante y no es dada a arbitrariedades o caprichos. -¿A quién le gustaría ser beneficiado de un contrato basado en estos términos? -Pues de esto es de lo que se maravilla Pablo al comienzo de esta carta, en la porción que hemos leído de las epístola a los Gálatas. -El apóstol está diciendo:  ¡No salgo de mi asombro! ¡Hay que ver con qué rapidez habéis aceptado un contrato diferente a este! -“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente” -Dicen los teólogos que la carta a los Gálatas se distingue del resto de las que escribe Pablo porque no elogia a sus lectores. -Y además su introducción y su saludo son rápidos porque su mensaje es urgente. -Si Dios os ha salvado solamente por gracia, no entiendo porque habéis cambiado la placentera hamaca por el pico y la pala. -Pablo está asombrado y maravillado porque no puede entender como pudieron llegar a distorsionar el mensaje de las salvación solo por gracia. -Si la cuenta del debe y el haber estaban balanceadas, cómo pudieron cargar en su contra cuando la cuenta ya estaba saldada. -Estoy plenamente convencido que tu vida y nuestra iglesia puede ser transformada como nunca antes lo haya sido si entendemos en toda su plenitud el evangelio de la gracia inmerecida de Dios. -Este evangelio que en el tiempo de Pablo y en nuestro tiempo quiere ser cambiado, acallado, desvirtuado, adulterado. -Solamente este evangelio te va a proteger de abusos de autoridad, de lobos disfrazados con pieles de ovejas, de palabras proféticas mentirosas, lo que es lo mismo… de falsos profetas. -Te va a proteger de falsos y prósperos evangelios interesados. -Va salvaguardar a la Iglesia de contención, de rencillas, de divisiones. -El evangelio de la gracia te va a liberar de la amargura, y podrás perdonar con libertad en el corazón porque te sientes perdonado por la gracia inmerecida de Dios. -El evangelio de la gracia trae verdadera sanidad espiritual, porque sentirse perdonado sana. -Y Pablo se maravillaba que las iglesias en Galacia, lo que ahora es Turquía, habiendo conocido la gracia de Dios se fuesen detrás de otro mensaje distinto. -Y es que somos enrevesados. Nuestra naturaleza es dada a complicar las cosas. -Tenemos inoculado el virus de la religiosidad y no nos damos cuenta. -Los judíos convertidos a Cristo, en los tiempos de Pablo, querían volver otra vez a las obras de la ley. -Pero lo que verdaderamente ocurría aquí es que era tanto el regalo que Dios da sin hacer nada, solo por gracia, que se sentían fuera de la escena principal. -Y habían judíos entre los convertidos a Cristo que querían arrastrar y sacar del evangelio del favor de Dios y volverlos a introducir en la religión de las obras. -Y el apóstol Pablo estás “pasmado” viendo cómo tan pronto, podían pasar de una cosa a la otra. -Y es que estaban saliendo de la seguridad de saber que Dios vino a llamarlos a la gracia de Cristo, por la incertidumbre y la inseguridad de una relación con Dios sustentada en sus propias obras de justicia. -Así que Pablo les exhorta a que no se dejen engañar. No os alejéis del evangelio de la gracia. -La religiosidad pervierte el evangelio del solo favor inmerecido de Dios a través del sacrificio de Cristo, por los méritos del hombre. -Y es que Pablo habla porque él salió de allí. Pablo dice que él aventajaba, a muchos de su nación. -Pablo era el más celoso de las tradiciones de sus padres. Pero que todo esto se deshizo, cuando entendió que le agradó a Dios llamarle por su gracia y revelar su Hijo Cristo Jesús en él. -Y Pablo no sale de su asombro, no entiende cómo alguien que haya experimentado el amor de Dios inmerecido, declarado y revelado en la obra de gracia de su Hijo Cristo puedan irse en pro de otra cosa diferente. -Como podéis haber quitado los ojos de la gracia de Jesús el único autor y consumador de vuestra fe que os ha llegado por oír el único evangelio verdadero. -Pablo les dirá: que si alguien enseña o predica la salvación del hombre y la mujer por otra cosa que no sea por este evangelio de la gracia… sea maldito. -Cualquiera que pretenda poner otra cosa que nos sea Cristo entre Dios y los hombres sea cosa maldita, es lo que significa anatema. -Así que Pablo después de ponerles delante cual era su pecado, les dice “Yo no desecho la gracia de Dios” -“Yo no desecho la gracia de Dios” Pablo les está hablando a judíos convertidos al cristianismo que han perdido la confianza de que puedan ser salvos por Dios solamente por la obra de Cristo en una cruz. -Porque Pablo acusa a los judíos de desechar la gracia de Dios por volverse a buscar su propia justicia por medio de la obras de la ley. -Y es que, no solamente los judíos, sino que toda las religiones están basadas en alcanzar la justicia, de no se qué dios, por medio de sus propias obras de justicia. -Podemos ver en estos días a los musulmanes en la Meca queriendo alcanzar el favor de Alá por medio de sus propias obras de justicia. -Porque en definitiva, todas las religiones tiene su propio evangelio. -Tienen su propio mensaje de “salvación” entre comillas. Tienen evangelios diferentes. -Aunque Pablo deja por sentado que solamente hay un evangelio, pero que hay quienes lo quieren pervertir, y han terminado pervirtiéndolo, contaminándolo y convirtiéndolo en otra cosa, que no es el evangelio de la gracia. -Pero después que Pablo explica toda la problemática que en este sentido se encuentra en las iglesias que estaban instaladas en toda Asia Menor, Pablo se manifiesta de una manera contundente. -“Yo no desecho la gracia de Dios” Pero cuando llegué a esta afirmación, que hace el apóstol, algo sobresalió del texto con vida propia. -¿Verdaderamente yo no desecho la gracia de Dios? -Pablo viene a decir que si cumpliendo toda la ley, cosa que es imposible, pudiésemos ganar la justicia de Dios, la obra de Cristo en la cruz sobraría. -Yo no necesitaría a Cristo si pudiese sorprender a Dios por mis buenas obras. -Pablo lo tiene claro, y es por esto que, Dios habiéndolo rescatado de la atadura y la esclavitud de la ley como fariseo, viéndose trasladado de las tinieblas de la religiosidad, a la luz del evangelio de la gracia, que es solamente en Cristo dice que yo no voy a desechar la gracia de Dios. -Y la pregunta que me surgía es que si yo verdaderamente no desecho la gracia de Dios. -Y es que si conocemos un poco el contexto de esta carta, nos viene a la mente que los judíos quería volver a los rudimientos antiguos, a la circuncisión, a los lavamientos, a la esclavitud de las obras muertas. -Y yo, ahora, en mi contexto evangélico que presume de tener la verdad del evangelio, ¿cómo yo puedo estar desechando la gracia de Dios? -Porque puedo llegar a acusar a otros de buscar a Dios a través de obras muertas de propia justicia, pero… ¿y yo? -¿Cómo yo puedo estar desechando la gracia de Dios sobre mi vida quien me llamó por la gracia de Cristo? -¿En qué se ha convertido el evangelio que recibí?, ¿acaso se ha convertido en obras muertas? -¿Dónde estaba antes y donde estoy ahora? ¿No estaré negando y desechando la gracia de Dios sobre mí? -Mis miedos y temores no están negando la gracia de Dios. -Mi inseguridad no contradice la gracia de Dios sobre mi vida. -Mi falta de paz, no desecha el evangelio del favor inmerecido de Dios al cual dije que yo me había convertido. -¿Cómo me relaciono con los que me rodean, no habla si he desechado o no la gracia de Dios? -Y mi actitud cuando traigo mis ofrendas a Dios, no me refiero a la cantidad, sino de la disposición, ¿no hablan o manifiestan si estoy desechando la gracia de Dios? -Y la manera que afronto esta pandemia que atañe al mundo entero… ¿no habla también de la posibilidad que, sin darme cuenta, pudiese estar desechando la gracia de Dios? -Porque hay quienes, teniendo una salud tan preciosa como la nuestra, están dándose a los demás, a sabiendas que también son factores de riesgo. -Porque si el evangelio de Dios, que él nos llamó por la gracia de Cristo, nos da seguridad, en la manera que estemos manejando este tiempo, también puede poner en evidencia si verdaderamente estamos seguros o no. -El apóstol Pablo se enfrentaba a una problemática diferente a la nuestra. Estamos separados por 2000 años de historia. -Separados por contextos diametralmente opuestos, pero la decisión que Pablo toma está vigente y no ha cambiado y que cada uno de nosotros tenemos que decidir. -Pablo dice que: “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” Gl 2.21. -Pero la decisión que toma Pablo no ha cambiado con el tiempo. -Sigue vigente y está sujeta a nuestra voluntad. -Pablo decidió “No desecho la gracia de Dios” y como diría el refrán “la pelota está en nuestro tejado” -Es nuestra decisión, tomar la determinación y reflexionar en la manera que podamos estar desechando la gracia de Dios en nuestras vidas.
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