Los Pasos de una fe Inquebrantable
Notes
Transcript
El don mas grande de una madre.
El don mas grande de una madre.
El don más preciado que una madre puede tener o pedir a Dios es la fe. Esa fe en Cristo Jesús es indispensable para criar a los hijos, para guiarlos hacia Dios, para enfrentar un sin numero de obstáculos y dificultades: como las enfermedades de sus hijos, las limitaciones económicas, y en muchos casos inclusive hasta sufrir el abandono de un conyuge y enfrentar solas la crianza de los hijos.
1er paso: Buscar al Señyos madres a identificarse con la madre de esta historia cuyo don más grande pudo dar a su hija fue su fe. Quiero que usted vea los pasos de una fe inquebrantable....
1er paso: Buscar al Señor.
1er paso: Buscar al Señor.
“Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie los supiese: pero no pudo esconderse” Mr 7.24
Su fe le movió a buscar a Jesús. En el contexto de esta historia, antes de su viaje a la región de Tiro y Sidón, Jesús había enfrentado mucha oposición y conflictos en Galilea de parte de los judíos, especialmente de los escribas y fariseos. Por lo que el Señor decide alejarse de ellos retirándose a una región de gentiles y ocultando su presencia de todos para no ser molestado y tener un tiempo de oración a solas con el Padre.
Sin embargo una madre que no era Judía sino gentil o extrajera, había escuchado acerca de Jesús, de su poder, de los milagros, de su misión y que principalmente creía verdaderamente que Jesús es el Hijo de Dios. Está madre cuya hija se encontraba muy mal, no solo creyó lo que escuchaba sino que también su fe le movió a buscar con todas sus fuerzas a ese Hijo de Dios a Dios mismo.
Su fe fue recompensada al encontrarle. Fue la fe de esta madre que con valentía no descanso en su propósito de buscar a Jesús en una región muy extensa hasta encontrarle, donde encontramos en las escrituras que el mismo Señor se había ocultado para no ser molestado. Pero la fe de está madre fue recompensada en aquel momento al hallar al Señor Jesús y tener un encuentro con Él.
A todas la madres les motivo no importa los obstáculos o dificultades que enfrenten no deje de buscar a Jesús en todo momento.
Pero esta fe de esta madre no solo le impulsó a buscar al Señor, sino que esa misma fe la llevaría...
2do paso: Clamar con perseverancia.
2do paso: Clamar con perseverancia.
“Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mi! Mt 15.22
Su fe le llevó a clamar a gran voz. Pero esa misma fe que le llevó a esta madre a buscar a Jesús y a encontrarle, era necesario que esa fe se incrementara para llevarle a clamar a gran voz por misericordia por su hija y proclamar también a gran voz quien es Jesús, él es“El SEÑOR” el es EL MESÍAS, él es “ÉL SALVADOR”.
“Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercandose los discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela...” Mt 15.23
Su fe fue recompensada al ser escuchada. Que difícil es cuando se ora constantemente y se clama por misericordia y no hay respuesta o la respuesta del Señor es el “silencio”, y la actitud de muchos es; “para que orar o para que clamar a Dios, sino responde” inclusive para otras personas a tu alrededor, como en este caso los discípulos les es incomoda o les es molesto ver la fe de una persona que orar y clama al Señor insistentemente.
Pero ni el silencio de Jesús, ni el desprecio de los discípulos hacia ella hizo que la fe de esta madre disminuyera. Al contrario a pesar de no hallar respuesta a su clamor o el silencio del Señor Jesús quien con seguridad estaba probando su fe, él Señor le escuchaba con mucha atención. La fe de esta madre fue recompensada al ser escuchada.
Pero esta fe de esta madre no solo le impulsó a clamar al Señor y ser escuchada, sino que esa misma fe la llevaría...
3er paso: Adorar con humildad.
3er paso: Adorar con humildad.
“El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Mt 15.24-25
Su fe le llevo a postrarse y adorar. Jesús en este vr declara su misión; salvar al pueblo de Israel y aquella mujer era extranjera. Al escuchar la misión del Señor, esta madre no replico palabra alguna, sino que simplemente se postró para humillarse y adorar a los pies del maestro, ella reconoce quien es digno de adoración, que cuadro más impactante, esta mujer en ese momento reconoce su condición de pecadora, que no tiene ningún derecho en su humilde condición de pedir absolutamente nada, sin embargo ella apela a uno de los atributos más grande de nuestro Dios; su misericordia. Esa fe en Dios la llevó a exclamar; “Señor, socórreme”.
“Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Si, Señor: pero aun los perrillos comen de la migajas que caen de la mesa de sus amos.” Mt 15.26-27
Su fe fue recompensada al ser exaltada. Ante el clamor de aquella madre, el Señor lleva más allá la prueba de su fe, justificando con una metáfora la prioridad de su ministerio: Él es el pan de vida y ese pan debe ser para aquellos a quienes fue enviado y aún no había llegado el momento para los gentiles o extranjeros y que para los mismos Judíos eran llamados despectivamente “perros gentiles” por cierto que era un dicho muy común.
Sin embargo la fe de aquella madre sorprende al Señor con su respuesta considerando que a pesar de no ser digna de la misericordia de Dios, algo menos que una migaja de esa misericordia saciaría su necesidad. Al final la fe de esta madre demostrada por el acto de humillación y adoración fue recompensada con la sanidad de su hija y la exaltación de su fe.
CONCLUCIÓN: La recompensa de la fe.
CONCLUCIÓN: La recompensa de la fe.
Aquí encontramos el momento en que el amor de una madre llega a ser la medida de fe que exalta el Señor. Solo en dos ocasiones el Señor exaltó la fe de las personas: una de ella fue al centurión romano y la otra fue a esta madre extranjera. En muchas ocasiones más bien Jesús llamó la atención a sus discípulos por su poca fe y a los judíos por su incredulidad.