Beneficios de un Refugio
Una de las primeras ordenanzas después de que se dieron los diez mandamientos proveía el establecimiento de ciudades de refugio (Éx. 21:12–13), las cuales eran para dar refugio a quienes hubieran matado a alguien por accidente. En el caso de un asesinato, el pariente más cercano se convertía en el vengador de la sangre, y debía matar a la parte culpable. Pero si alguno mataba a otro por accidente, se le proporcionaba asilo en una de las seis ciudades de refugio. Según la tradición judía, los caminos que llevaban a esas ciudades se mantenían en excelentes condiciones y los cruces estaban bien marcados con señalamientos que decían: “¡Refugio! ¡Refugio!”. También se habían apostado guías a lo largo del camino para guiar a los fugitivos. Al llegar a la puerta de la ciudad de refugio, el homicida debía presentar sus razones a los ancianos de aquella ciudad. Ese beneficio para Israel de contar con un lugar seguro debe traer a la memoria de los creyentes los beneficios de tener a Dios como refugio.