Los imprescindibles
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· 25 viewsConsiderando lo que no debe faltar en nuestra vida al caminar con el Señor.
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Introducción
Introducción
¿Alguna vez te has preparado para un viaje? Seguramente lo has hecho. ¿Qué hay que considerar al viajar? No vamos a considerar todos los detalles, pero seguramente sabes que necesitas saber adónde vas, cómo llegar allí, dónde te vas a quedar al llegar. Además, es muy importante considerar qué cosas tienes que llevar, cuáles son imprescindibles (como medicamentos, agua para el camino, suficiente dinero, cargador para el celular, etc.).
La vida cristiana puede compararse con un viaje. Ya sabemos hacia dónde vamos (el cielo, la presencia del Señor) y cuál es el Camino (Jesús).
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.
Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
Ante ti, somos extranjeros y peregrinos, como lo fueron nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son sólo una sombra sin esperanza.
Pero, ¿qué tenemos que llevar para el camino? ¿Cuáles son las cosas que no nos pueden faltar?
Hoy quiero conversar contigo de tres cosas sin las que no llegaríamos al destino celestial eterno:
El amor.
El amor.
No hace mucho que hablamos del amor como una de las características que distinguen a los hijos de Dios. Debe existir alguna razón para que Dios nos insista con esta enseñanza.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
La Palabra nos enseña que el amor es uno de los valores que permanecen, a diferencia de todos esos por los que nos esforzamos pero luego de destruyen o pierden.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
El amor es uno de los contenidos que no pueden faltar en tu viaje hacia la vida eterna. ¿Cuánto amor llevas en tu maleta? Tal vez sea bueno recordar esto:
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es lo que nos da validez, lo que nos llena de vida.
No nos limitemos a expresar amor solamente a nuestros familiares. Especialmente nosotros, quienes hemos sido alcanzados por el amor de Dios, podemos amar a los demás. Esto nos hace especiales, siendo que vivimos en un mundo en que el amor escasea.
La fe.
La fe.
Por favor, toma nota de esto. La fe es imprescindible para tu viaje hacia la presencia de Dios. No la menosprecies, no la olvides. No te puede faltar.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.
A veces nos esforzamos por agradarle a las personas, pero en realidad podríamos olvidarnos del Único a quien en realidad tenemos que gustarle, que es Dios. Él es quien determina si entras o no en la vida eterna, así que será mejor que le agrades. Y sin fe, no se puede hacer.
Necesitamos evitar caer en el error de considerar nuestra fe como “uno más” de los diferentes contenidos que hay en nuestra vida. No, la fe es uno de los contenidos esenciales de nuestra vida.
¿Cómo se manifiesta la fe en tu vida? Puedes alegar que se puede observar tu fe al venir a la iglesia, y es cierto. Pero en realidad, nuestra fe se pone de manifiesto en nuestras decisiones y nuestra manera de actuar. Recordemos esta definición de fe.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
El capítulo 11 de Hebreos nos muestra el ejemplo de quienes vivieron por la fe y se convirtieron en modelos para nosotros. Considera, por ejemplo:
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe.
Noé fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, tal como tú y yo. Eso lo motivó a hacer algo al respecto. Construyó el arca, conforme a las instrucciones de Dios, conforme a lo que escuchó en su relación con Dios.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.
Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.
Abraham fue llamado por Dios. Tú también. Te llamó en Jesús, abrió tus ojos para que supieras que en Jesús hay salvación. ¿Qué hizo Abraham cuando fue llamado? Obedeció. ¿Estás obedeciendo? ¿Estás poniendo en práctica lo que Dios te enseña? ¿Estás escuchando su voz y tomando decisiones de acuerdo a su voluntad?
Podríamos seguir reflexionando en los diferentes personajes bíblicos en los que encontraremos la fe en acción. Tendríamos que aplicar esto a nuestras vidas preguntando cosas como:
¿Estoy viviendo conforme a tu voluntad, Señor?
¿Estoy trabajando donde quieres que trabaje? ¡Dirígeme!
¿Hay algo que quieres que haga para participar en tu obra?
La santidad.
La santidad.
Si vas a llegar al Huerto del Edén un día, tienes que vestirte de santidad.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Seamos sinceros: ninguno de nosotros se considera “un santo” conforme al concepto popular. Somos “normales”, con virtudes y defectos como todos los demás.
Sin embargo, estamos caminando por la vida tomados de la mano de Dios, y eso nos hace diferentes.
Sin santidad, nadie verá al Señor.
Si tomamos en serio esta palabra, vamos a prestar atención a nuestra manera de vivir.
Tenemos que aprender a vivir como quienes un día van a rendir cuentas.
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio,
No se trata de dejar contentos a los otros cristianos o a los líderes de la iglesia. Se trata de complacer a Dios, y que nuestro estilo de vida refleje nuestro compromiso con Él.
El concepto de la santidad implica apartarse de cualquier acción o relación que pueda constituir una amenaza a nuestra relación con Dios.
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.» Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo. Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.
Conclusión
Conclusión
Si vas a viajar, no olvides tu cepillo de dientes, el celular con GPS, ropa para cambiarte. Acuérdate del cargador de tus equipos electrónicos y de tu almohada favorita.
En tu viaje de regreso al huerto del Edén, a la gloriosa presencia de nuestro Señor, no te olvides del amor, la fe y la santidad. Son imprescindibles.