Clamando a un Dios Soberano (1)

Soberanía de Dios  •  Sermon  •  Submitted
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Clamando a un Dios Soberano

Romanos 8.28 LBLA
28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
¿Cuál propósito?
La misma incertidumbre y duda, hacen pensar que estamos delante de un Dios, que nos nos cuida, que pareces estar dormido, en mi barca que es la vida, todo se cae a pedazos, ¿cómo esto me esta ayudando para bien? si lo único que experimento es dolor y sufrimiento.
Por todas las cosas que estan pasando a nuestro alrededor, aunado a la pandemia, parece dar la idea que Dios, esta ocupado en otras cosas.
¿Podemos clamar a un Dios soberano?
¿Si Dios es soberano que sentido tiene orar?
¿Para que vamos a clamar si no es su voluntad?

Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Salmo 46.1–2 LBLA
1 Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;
Aquí el salmista comienza con una expresión general o sentimiento. Él comienza afirmando que Dios es lo suficientemente capaz de proteger a su propio pueblo, y que les da suficientes razones para creerlo.
Dios viene de manera oportuna en nuestra ayuda, y que nunca falta en el momento de la necesidad, tan a menudo como cualquier aflicción ejerce presión sobre su pueblo.
Este sentido de pertenencia es el detonante para entender, no estamos hablando de lago impersonal, algo desconocido, podemos conocer a Dios de diferentes maneras, Como un Dios Misericordioso, Amoroso, pero como refugio, solo en medio de una crisis, Cuando la Biblia describe a Dios como nuestro refugio, está diciendo que Dios es nuestro lugar seguro cuando necesitamos protección de algo.
Conocer a Dios como nuestro refugio nos permite confiar en Él con mayor libertad. No debemos temer a las situaciones o personas que amenazan nuestro bienestar, ya sea en un sentido físico o espiritual. No hay ninguna situación a la que nos enfrentemos que esté fuera del control de Dios, así que siempre el mejor lugar para estar es junto a Él.
Proverbios 18.10 LBLA
10 El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo.
Dios es nuestro refugio. Sin embargo, eso no significa que Él nunca nos llevará a situaciones difíciles o peligrosas.
Sin importar nuestras circunstancias, el lugar más seguro para estar es siempre en el centro de la voluntad de Dios. Él promete ser nuestro refugio:
Hebreos 13.5–6 LBLA
5 Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho: Nunca te dejare ni te desamparare, 6 de manera que decimos confiadamente: El Señor es el que me ayuda; no temere. ¿Que podra hacerme el hombre?
“Dios es” nuestro refugio y fortaleza
Sin embargo, es obvio que su propósito es exaltar el poder de Dios y su bondad hacia su pueblo, y mostrar cuán presto está Dios para brindarles ayuda, para que, en el momento de sus adversidades, no miren a su alrededor por todos lados, sino que descansen tranquilamente solo en su protección. 
Por lo tanto, él dice expresamente que Dios actúa de esa manera hacia ellos, para hacerle saber a la Iglesia que él ejerce un cuidado especial en preservarla y defenderla.
Nuestro
No puede haber ninguna duda de que con esta expresión quiere hacer una distinción entre el pueblo elegido de Dios y otras naciones paganas, y de esta manera elogiar el privilegio de la adopción que Dios en su bondad había otorgado a la descendencia de Abraham.
Auxilio en las tribulaciones
Luego concluye, a modo de deducción, que los fieles no tienen motivos para temer, ya que Dios está siempre dispuesto a liberarlos, más aún, está armado con un poder invencible. 
No temeremos
Él muestra así que la verdadera y apropiada prueba de nuestra esperanza consiste en esto: que cuando las cosas están tan confusas, que incluso los cielos parecen caer con gran violencia, la tierra parece ser conmovida y las montañas ser arrancadas de sus mismísimos cimientos, aun así, continuamos preservando y manteniendo la calma y la tranquilidad de corazón.
Es fácil aparentar una gran confianza, siempre y cuando no estemos en peligro inminente: pero si en medio de un estallido general del mundo entero nuestras mentes continúan sin perturbaciones y sin problemas, esto es una prueba evidente de que le atribuimos al poder de Dios el honor que le pertenece.
“No temeremos”, no se debe entender que significa que las mentes de los piadosos están exentas de toda ansiedad o temor, como si estuvieran desprovistos de sentimientos, porque hay una gran diferencia entre la insensibilidad y la confianza de la fe.
Aunque “la tierra se mueva”, y “las montañas caigan en medio del mar”, son modos hiperbólicos de expresión, sin embargo, denotan una conmoción, un volver patas arriba el mundo entero.
Salmo 46.3–5 LBLA
3 aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah) 4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.
Salmo 46.3–5 NTV
3 ¡Que rujan los océanos y hagan espuma! ¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas! Interludio 4 Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios, el hogar sagrado del Altísimo. 5 Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida; en cuanto despunte el día, Dios la protegerá.
El profeta se limitó a decir que las pequeñas corrientes de un río proporcionarían a la ciudad santa una abundante causa de regocijo, aunque todo el mundo fuese movido y destruido.
Debemos entender que nuestra fe solo se prueba de verdad cuando nos enfrentamos a conflictos muy graves, y cuando incluso el mismo infierno parece abierto para devorarnos.
No es que los hijos de Dios, cuando están en peligro, se entreguen a bromear o se diviertan con la muerte, sino que la ayuda que Dios les ha prometido supera con creces todos los males que les inspiran temor.
El profeta dice expresamente que la ciudad de Dios se alegrará, aunque no tenga un mar enfurecido, sino solo un arroyo que fluye suavemente, para defenderse de las olas que ha mencionado.
Además, el profeta, sin duda alguna, reprende aquí indirectamente la vana confianza de aquellos que, fortalecidos por la asistencia terrenal, imaginan que están bien protegidos y más allá del alcance de todo peligro.
Pero aquellos que se entregan a la protección de Dios descansan en seguridad, aunque el mundo considere que están expuestos a todo tipo de lesiones y no son lo suficientemente capaces de repeler los ataques que se les hacen.
En el verso 5 (Dios está en medio de ella, no será sacudida) el salmista ahora muestra que la gran seguridad de la Iglesia consiste en esto, que Dios habita en medio de ella.
La expresión, “al clarear la mañana”, denota que el cuidado de Dios es diariamente tan pronto como el sol se levanta sobre la tierra.
La suma del todo es esto:
si deseamos ser protegidos por la mano de Dios, debemos preocuparnos, por encima de cualquier otra cosa, de que él pueda morar entre nosotros; porque toda esperanza de seguridad depende de su sola presencia. Y él habita entre nosotros con el único propósito de preservarnos ilesos. Además, aunque Dios no siempre se apresure a ayudarnos de inmediato de acuerdo con la importunidad de nuestros deseos, sin embargo, siempre vendrá a nosotros de manera oportuna, para hacer aparente la verdad de lo que se dice en otra parte, “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel” (Sal. 121:4).
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