Fijando Nuestra Mirada en Dios Solamente
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Introducción
Introducción
¡Vivimos tiempos difíciles!
Jamás nos hubiéramos imaginado que en el 2020 en Idaho tendríamos un terremoto, cerrarían las tiendas (no esenciales por casi un mes), y que estaríamos en medio de una pandemia usando cubrebocas en los lugares públicos.
Todos queremos que esto termine.
Todos queremos volver a la normalidad.
Por tanto, miramos a nuestro alrededor esperando encontrar una respuesta a las necesidades que estamos viviendo.
En la sociedad, unos ponen su esperanza en:
El Presidente
En la economía
En la ciencia medica
En la bondad de la humanidad
…y nos damos cuenta que sin excepción cada una de estas cosas / personas han fallado.
El Presidente ha fallado mucho en su deber de ser un unificador de la nación.
La economía ha sufrido grandes pérdidas y muchas negocios pequeños han tenido que cerrar sus puertas.
La ciencia medica no ha podido encontrar aun un tratamiento eficaz para combatir el COVID-19.
La humanidad en lugar de unirse y darse la mano ha comenzado a protestar por las calles destruyendo propiedad privada y los mismos negocios que sostienen la economía local.
El hombre busca soluciones y no las encuentra porque está buscando en el lugar equivocado. Esta es el punto principal que nos enseña la historia de la vida de Raquel, esposa del patriarca Jacob. Hoy estudiaremos:
Puesto los ojos en Jacob
Puesto los ojos en sus propias artimañas
Puesto los ojos en la superstición / hechicería
¡Puesto los ojos en Dios!
Puesto los ojos en Jacob
Puesto los ojos en Jacob
Raquel era la segunda esposa de Jacob.
La Biblia nos dice que Jacob se había enamorado profundamente de Raquel a tal punto que trabajo por ella 7 años.
Todavía estaba él hablando con ellos, cuando llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues ella era pastora.
Cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, y las ovejas de Labán, hermano de su madre, Jacob subió y quitó la piedra de la boca del pozo, y dio de beber al rebaño de Labán, hermano de su madre.
Entonces Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y lloró.
Fue amor a primera vista.
Sin embargo, Labán engaño a Jacob puesto que en lugar de darle a su hija Raquel, le dio a la mayor Lea.
Cuando fue de mañana, sucedió que era Lea. Y Jacob dijo a Labán: “¿Qué es esto que me has hecho? ¿No fue por Raquel que te serví? ¿Por qué, pues, me has engañado?”
Y Labán respondió: “No se acostumbra en nuestro lugar dar a la menor antes que a la mayor.
“Cumple la semana nupcial de ésta, y te daremos también la otra por el servicio que habrás de rendirme aún otros siete años.”
Así lo hizo Jacob, y cumplió la semana de ella. Y él le dio a su hija Raquel por mujer.
Cuando vemos este reclamo de parte de Jacob a Labán vemos su molestia, su enojo, porque se le ha dado una mujer que él no quería.
La Biblia nos dice que hubo una cualidad particular de Raquel que atrajo la atención de Jacob
Los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de bella figura y de hermoso parecer.
Raquel era hermosa.
Fue por eso que la eligió.
Fue por eso que estuvo dispuesto a trabajar siete años por ella.
Y ahora, se da cuenta de la traición de parte de su suegro.
Le han dado por esposa a la mujer que él no quería y quizá jamás la iba a querer.
Debemos entender que cuando Jacob está haciendo su reclamo, es muy posible que Lea estaba allí.
Lea escuchaba el reclamo de su esposo.
Aunque ni Jacob ni Lea habían tenido parte en este engaño, es importante entender que Lea ya se sentía rechazada.
Lea era la mujer no querida.
Lea era la mujer no muy atractiva.
Raquel había quizá crecido siendo la niña bonita del hogar, la guapa, la consentida, al fin y al cabo era la bonita / la agraciada.
Jacob hace su reclamo; pero a final de cuentas recibe a Raquel como esposa.
Era de esperarse que Jacob la iba a amar mucho más que a Raquel puesto que él nunca había pedido a Lea.
Jacob se llegó también a Raquel, y amó más a Raquel que a Lea; y sirvió a Labán durante otros siete años.
Pero nos damos cuenta de que Dios no había olvidado a Lea. Dios miraba las acciones de esta familia tan disfuncional e iba a enseñarles una lección.
Vio el Señor que Lea era aborrecida, y le concedió hijos. Pero Raquel era estéril.
El Dios del pacto, el Dios de Abraham e Isaac va a obrar en medio de este hogar porque son su pueblo y necesitan aprender lo que es seguir a Dios.
Dios permite que Lea pueda concebir mientras que ha cerrado la matriz de Raquel.
Desde ese día en adelante podemos ver como Lea es consolada mediante tres embarazos que Dios le concede.
Y concibió Lea y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén (Vean, un hijo), pues dijo: “Por cuanto el Señor ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará.”
Para cuando termina el capítulo 29, Lea ha tenido tres hijos: Rubén, Simeón, y Leví.
Lea la despreciada ha logrado tener tres hijos. Ciertamente su marido no la ama como ama a Raquel; pero ahora Dios le concede la gran bendición de ser madre mientras que ha cerrado la matriz de Raquel.
Raquel, que siempre ha estado acostumbrada a tener todo - ahora ve que Lea la despreciada, Lea le menos agraciada, Lea la que está en segundo lugar está rodeado de tres hijos.
¿Cómo irá a reaccionar Raquel?
Pero viendo Raquel que ella no daba hijos a Jacob, tuvo celos de su hermana, y dijo a Jacob: “Dame hijos, o si no, me muero.”
Raquel pone sus ojos en su marido.
Jacob es la solución.
Jacob es el que tiene el poder en sí mismo de hacerla concebir.
Raquel pone los ojos en él y espera que Jacob tenga la solución.
Raquel se muere de celos contra su hermana porque ella no puede tener hijos pero sabe que Jacob debe poder darle hijos.
Esto molesta bastante a Jacob porque han pasado por lo menos tres a cinco años (mínimo) y sabe que no han podido concebir hijos.
Entonces se encendió la ira de Jacob contra Raquel, y dijo: “¿Estoy yo en lugar de Dios, que te ha negado el fruto de tu vientre?”
Jacob sabe que el problema de infertilidad no está en él puesto que ha tenido hijos con Lea la despreciada.
Jacob quizá ha tenido esta misma discusión con Raquel en más de una ocasión.
Aquí lo vemos muy molesto dándole entender a Raquel que él no es Dios quién pueda abrir la matriz si es Dios el que la ha cerrado.
Jacob sabe que Dios está obrando y es quién ha determinado que por el momento la que va a concebir es Lea y no Raquel.
Puesto los ojos en sus propias artimañas
Puesto los ojos en sus propias artimañas
Sin embargo, Raquel no queda satisfecha.
Raquel tiene que encontrar la manera de tener hijos.
Raquel hace un plan que era muy común en el mundo antiguo.
En el mundo antiguo las mujeres en ocasiones daban a sus siervas a sus maridos para que tuvieran hijos con ellas; y los hijos serían como si fueran de ellas.
Y ella dijo: “Aquí está mi sierva Bilha. Llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas, para que por medio de ella yo también tenga hijos.”
Raquel le dio a su sierva Bilha por mujer, y Jacob se llegó a ella.
Bilha concibió y dio a luz un hijo a Jacob.
Entonces Raquel dijo: “Dios me ha vindicado. Ciertamente ha oído mi voz y me ha dado un hijo.” Por tanto le puso por nombre Dan (El juzgó).
Concibió otra vez Bilha, sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.
Y Raquel dijo: “Con grandes luchas he luchado con mi hermana, y ciertamente he prevalecido.” Y le puso por nombre Neftalí (Mi lucha).
El plan de Raquel ha dado resultado.
Por fin ha tenido dos hijos - Dan y Neftalí.
La que nunca había tenido un hijo en sus brazos - ahora tiene dos - aunque no sean hijos biológicos de ella.
Pero ahora por lo menos Lea no podrá ser más que ella.
Nuevamente Raquel es número uno.
Nuevamente Raquel está por encima de Lea.
Pero no olvidemos que Dios está queriendo enseñarle a Raquel una lección importante.
Lea tiene la misma idea que Lea y comienzan las guerras de bebés.
Lea también le da su sierva a Jacob para que pueda concebir hijos con ella.
Viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a su sierva Zilpa y la dio por mujer a Jacob.
Y Zilpa, sierva de Lea, dio a luz un hijo a Jacob.
Entonces Lea dijo: “¡Cuán afortunada!” Y le puso por nombre Gad (Fortuna).
Después Zilpa, sierva de Lea, dio a luz un segundo hijo a Jacob.
Y Lea dijo: “Dichosa de mí, porque las mujeres me llamarán bienaventurada.” Y le puso por nombre Aser (Dichoso).
Dios concede que Zilpa la sierva pueda darle a Lea y Jacob dos hijos más.
Así que Lea no pierde su lugar.
Lea ahora tiene cinco hijos.
Es cierto que Raquel ha tenido hijos mediante su sierva; pero solo tiene dos mientras que Lea la despreciada tiene cinco hijos.
Raquel no ha podido ganar.
Raquel puso sus ojos en Jacob y solo recibió un regaño / molestia de parte de Jacob.
Raquel puso sus ojos en sus propias artimañas. Pero ha podido más Lea que ella.
Puesto los ojos en la superstición / hechicería
Puesto los ojos en la superstición / hechicería
Finalmente Raquel recurre a algo que nos deja con la boca abierta.
En los días de la cosecha de trigo, Rubén fue y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a su madre Lea. Entonces Raquel dijo a Lea: “Dame, te ruego, de las mandrágoras de tu hijo.”
Rubén, el hijo mayor de Lea, se encuentra unas plantas llamadas “mandrágoras”.
En el mundo antiguo, estas plantas eran consideradas plantas mágicas que promovían la fertilidad en las mujeres.
Era un remedio que cualquier curandera daba a las mujeres que luchaban con la infertilidad o cuyo marido ya no les daba mucha importancia.
Raquel sabe que esta es su oportunidad.
Aunque esta familia confía el el Dios de Israel, ella aún así está dispuesta a recurrir a estas plantas mágicas con tal de tener un hijo propio.
Por tanto, le pide a Lea que le de las mandrágoras que ha encontrado Lea.
Lea sabe que su hermana le tiene envidia.
Lea sabe que su hermana se muerde de celos porque no tiene hijos propios.
Lea sabe que su hermana tiene el amor de su marido.
Lea sabe que Raquel siempre ha estado en primer lugar.
…pero ahora Lea tiene algo que Raquel quiere y es su oportunidad de sacar ventaja.
Pero ella le respondió: “¿Te parece poco haberme quitado el marido? ¿Me quitarás también las mandrágoras de mi hijo?” “Que él duerma, pues, contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de tu hijo,” le dijo Raquel.
Cuando Jacob vino del campo por la tarde, Lea salió a su encuentro y le dijo: “Debes llegarte a mí, porque ciertamente te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo.” Y él durmió con ella aquella noche.
Entre las dos toman el acuerdo de que Jacob dormirá en la tienda de Lea esa noche.
Raquel a cambio recibiría las mandrágoras. Quizá se iba a hacer un te para que en algunos días que durmiera Jacob en su tienda pudiera ella estar preparada mediante algún brebaje para poder por fin concebir un hijo.
…sin embargo, Dios quiere enseñarle una lección a Raquel.
Ahora, Raquel no está preocupada de que Jacob duerma en la tienda de Lea.
Hace ya tiempo que Lea no ha podido tener hijos.
Esa fue la razón por la cual Lea le dio a su sierva Zilpa a Jacob.
Viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a su sierva Zilpa y la dio por mujer a Jacob.
Así que pronto regresaría Jacob a la tienda de Raquel y por fin tendrían el hijo que tanto anhelaba.
Pero Dios va a dejarle muy marcada la lección que quiere darle a Raquel.
Escuchó Dios a Lea, y ella concibió y dio a luz el quinto hijo a Jacob.
Entonces Lea dijo: “Dios me ha dado mi recompensa porque di mi sierva a mi marido.” Y le puso por nombre Isacar (Recompensa).
Concibió Lea otra vez y dio a luz el sexto hijo a Jacob.
Y Lea dijo: “Dios me ha favorecido con una buena dote. Ahora mi marido vivirá conmigo, porque le he dado seis hijos.” Y le puso por nombre Zabulón (Exaltado).
Después dio a luz una hija, y le puso por nombre Dina.
Dios le da tres hijos consecutivos a Lea - Isacar, Zabulón, y hasta una hija llamada Dina.
La despreciada Lea esta llena de hijos mientras que Raquel con todo y mandrágoras no ha podido tener un hijo propio.
Tal vez Lea es la despreciada, la ignorada, la que siempre ha estado en segundo lugar - pero la que se siente que se muere, la que se siente vacía, la que ya no puede más, es Lea.
Ha puesto sus hijos en Jacob - y no fue la solución.
Puso sus ojos en sus propias artimañas y ni aun así pudo ganarle a Lea.
…y ahora que puso los ojos en la superstición / hechicería los planes le salieron de lo más terrible.
…Raquel está quebrantada. Raquel ya no puede más. En todo ha puesto su mirada y todo le ha fallado.
¡Puesto los ojos en Dios!
¡Puesto los ojos en Dios!
Hasta que un día Dios tuvo misericordia de Raquel.
Entonces Dios se acordó de Raquel. Y Dios la escuchó y le concedió hijos.
Dios quiso quebrantar a Raquel.
Dios quiso llevar a Raquel hasta el punto en que no había ningún otro recurso.
Dios quiso llevar a Raquel hasta el punto en que todo iba a fallar - Dios la llevó hasta ya no tenía más a quién ir - ¡sino solo Dios!
Por fin ha concebido Raquel y veamos lo que expresa.
Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Dios ha quitado mi afrenta.”
Raquel ve la misericordia que Dios ha tenido con ella y da la gloria a Dios.
Es Dios quien la ha dado un hijo, es Dios quien le ha quitado el dolor de la infertilidad, es Dios quien ha abierto su matriz.
…es Dios quien la ha traído hasta este momento en que por primera vez tiene un hijo propio en sus brazos.
…y tras este milagro bendito que Dios le ha concedido - vemos como cambia su perspectiva.
Y le puso por nombre José (El añade), diciendo: “Que el Señor me añada otro hijo.”
Dios la ha dado un hijo, y por fin sabe que si ha de concebir otro hijo - será por la bendita voluntad y bondad de Dios.
…por fin Raquel ha puesto sus ojos en Dios, ese gran Dios que jamás la dejará, ese Dios que es fiel aunque nosotros seamos infieles.
…en ese Dios queremos poner nuestros ojos.
…en el Dios que no cambia
…en el Dios que no envejece
…en el Dios que nos perdona
…en el Dios que nos bendice
…en el Dios-hombre que fue a la cruz del Calvario para darnos vida eterna