Aceite Puro

Éxodo: La Ley del Reino   •  Sermon  •  Submitted
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20Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. 21En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.

Hemos meditado en el hecho de que el Tabernáculo era figura o sombra de lo que vendría a cumplirse en Cristo, y también hemos meditado en el hecho de que el Tabernáculo representaba el palacio donde el Rey de Israel moraba junto a Su pueblo, y no solo moraba sino que gobernaba también. Aunque el Tabernáculo era sombra de lo que vendría, era también una realidad para el pueblo y también para las demás naciones.
Es sorprendente la relevancia que tiene el tema del aceite para las lámparas en nuestros días; si bien tenía gran importancia el hecho de mantener ardiendo las lámparas continuamente, el tema del aceite está ligado fuertemente a la responsabilidad del hombre del pacto y del Reino de Dios.
Para empezar es interesante notar que el proveer el aceite es considerado en el pasaje un mandato, y si recordamos tanto los materiales como las ofrendas y la mano de obra debían ser provistos por el hombre, pero recordemos también que Dios es dueño de todo y realmente no necesita nada por parte nuestra pero aún así permitió que el hombre contribuyera con la obra de Dios.
Podemos ver que el hombre es responsable delante de Dios en toda obra que realice. Y en este caso la provisión del aceite no es la excepción, de hecho es más notable este aspecto de responsabilidad cuando notamos que el tipo de aceite que debe traer requiere un tratamiento especial, leemos que el aceite debe ser puro de olivas machacadas, en esto vemos el trabajo y la responsabilidad de traer un aceite puro.
Normalmente se usaban dos métodos para extraer aceite, uno de ellos se usaba para extraer aceite de aceitunas batidas, en el que se formaba una masa o pulpa, se depositaba en una canasta y luego se ponían piedras pesadas sobre la pulpa extrayendo el aceite.
El otro método para extraer aceite más puro era diferente, primero se machacaban las aceitunas y se depositaban en una canasta finamente tejida, de manera que el aceite escurría sin necesidad de presionarlas con ningún objeto, de tal manera que nada de la aceituna caía, así que el aceite destilado era muy puro y al quemarse no producía humo, este aceite era el utilizado para encender las lámparas.
Mencione que el mantener las lamparas encendidas era un mandato perpetuo, un mandato que debía ser obedecido por los sacerdotes, en este caso Aarón y sus hijos.
Cuando estudiamos el candelero de oro hablamos acerca de que el candelero tenía forma de un árbol de almendro, el cual debía traer a la memoria el árbol de la vida el cual estaba en el hurto de Edén, y que este candelero representaba la luz de Dios y la esperanza para el futuro, ya que este árbol de almendro es el primero que florece después del invierno.
Entonces la necesidad de mantener las lámparas encendidas representa la luz de Dios que no cesa.
Este mandato debía obedecerse perpetuamente y aunque para nosotros es difícil el asociar muchas de estas cosas con figuras o realidades de la Biblia, el sacerdote tenía claro entendimiento de que el mantener las lámparas encendidas y el entender su asociación con el arbol de la vida era un tema de Pacto asi como hemos ya visto que el Tabernáculo es un tema de Pacto también.
Aunque el pasaje no deja ver un castigo por no cumplir con este mandato, no debemos pensar que no habría consecuencias por desobedecer, la luz que no deja de arder simboliza la presencia de Dios con su Pueblo, su cuidado y la esperanza para el futuro, el desobedecer el mandato significaría rechazar o menospreciar estas realidades, sería un signo de juicio.
1º Samuel 3.1–4 RVR60
El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.
En este tiempo Israel como pueblo dependía de la instrucción y revelación directa de Dios por medio de los sacerdotes y jueces. Israel siendo un pequeño reino a la conquista dependía de estas revelaciones. El pasaje nos indica que estas mismas escaseaban, y debemos entender esta escasez como un juicio de Dios.
La misma oración de Ana, la madre de Samuel un capítulo antes, nos deja ver la condición pecaminosa de la nación, principalmente de los sacerdotes. Esto nos es claro al orar Ana por juicio en contra de los malvados.
Este pasaje nos habla de que Samuel estaba durmiendo dentro del templo donde estaba el arca de Dios y antes de que la lampara de Dios fuese apagada Jehová llamó a Samuel.
Debemos notar que el hecho de que menciona “antes de que la lámpara fuese apagada” habla de que ya casi iba a amanecer. cuando Dios llama a Samuel, pero también es un indicador de la pronta partida de Dios del Tabernáculo.
Josefo incluso menciona que en sus tiempos solo se encendían 3 lámparas por la noche, lo que nos habla del abandono al mandato de mantener las lámparas encendidas continuamente.
En el caso de Elí es el mismo caso al dejar de ejercer sus funciones como sacerdote al mantener continuamente las lámparas encendidas, lo cual como representante pactual traería ceguera y oscuridad a la nación a la cual representaba.
Esto en el tiempo se vería reflejado en la apostasía de la nación al pedir un rey como el de las demás naciones rechazando a Jehová.
Si nosotros contraponemos el propósito del Tabernáculo como el palacio del Rey y en especial el de las lámparas encendidas con el tema de 1 de Samuel vemos un pueblo que rechazo por completo a su Rey y sus bendiciones y abrazando la ceguera y la oscuridad.
En el nuevo testamento tenemos la parábola de las 10 vírgenes la cual nos enseña sobre la responsabilidad y sobre juicio.
Mateo 25.1–13 RVR60
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Esta parabola está ligada a Exodo 27 no solo por el aceite sino por la responsabilidad, la esperanza y el trabajo en el Reino de Dios.
Asi mismo como el sacerdote tenía que mantener las lámparas encendidas, el pueblo tenía la responsabilidad de proveer este aceite.
Era deber de todo el pueblo proporcionar no solo su luz y sustento, sino también por la obra del Reino. Dios deja en claro que si bien requiere sacrificios y ofrendas de nosotros, El no los necesita. Él puede hacer Su trabajo, Él puede lograr todo sin nosotros, pero de todos modos, Él hace que vastas áreas de nuestra vida en la historia dependan de lo que hacemos. Debemos proporcionar el aceite para la luz o enfrentar la oscuridad y el juicio.
Mencioné al principio que nos sorprendería cuanto tiene que ver este tema con nuestro contexto actual.
La escritura nos dice que Dios es luz y que no hay tinieblas en Él, y nosotros como sus embajadores reflejamos esta luz al mundo, se nos dice que somos la luz del mundo, pero esto requiere responsabilidad y trabajo de parte nuestra para seguir alumbrando.
En Apocalipsis la carta dirigida a la iglesia de Efeso apoya el hecho de que el hombre es responsable en relación a su posición como sacerdote.
Apocalipsis 2.1–7 RVR60
Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Es interesante el comentario de Chilton sobre este pasaje,
“Aquí Cristo se identifica como el creador quien anda en medio de los 7 candeleros de oro de la misma manera que anduvo paseándose en juicio en el huerto de Edén. El "ángel" de Efeso es felicitado por guardar adecuadamente a la iglesia de sus enemigos, como a Adán se le había ordenado guardar el jardín y a su esposa de su enemigo. Pero el ángel, como Adán, ha "caído", habiendo dejado su primer amor. Por lo tanto,Cristo amenaza con venir a él en juicio y quitar el candelero de su lugar, como había echado a Adán y a Eva del jardín . Sin embargo, la puerta de Edén está abierta para los que obtienen la victoria sobre el tentador: "Al que venciere, yo le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios"
Entonces parte del trabajo del hombre como sacerdote delante de Dios es el de mantener el candelero alumbrando continuamente proveyendo el aceite necesario para que así sea, es el de ser luz trabajando en pos del Reino de Dios trabajando para su avance, el ser negligentes traerá juicio sobre nosotros, de la misma manera que sucedió con Elí en 1 de Samuel y el pueblo de Israel quienes fueron cegados y dejados en oscuridad a merced de sus enemigos.
La situación de la Iglesia en la actualidad no dista de la condición de la de Efeso, la iglesia moderna distingue que la agenda progresista está mal, el aborto, la ideología de género, pero falla en la aplicación de la ley de Dios en toda la vida, falla en ser luz. Le podríamos comparar incluso con las 5 vírgenes quienes tenían sus lámparas pero sin aceite.
La consecuencia por ser necios será la ceguera y oscuridad individual y colectiva.
El llamado es a ser miembros activos del Reino de Dios trabajando y viviendo en conformidad con la Ley de Dios, Israel en el tiempo de Éxodo y de Samuel estaban en un tiempo de guerra y conquista, de la misma manera nosotros, estamos en miras de conquistar la tierra para Dios.
La luz del tabernáculo dependía del pueblo. Si no llevaban el aceite, la luz se atenuaba o se apagaba. Lo mismo ocurre con la iglesia. Cuando la gente falla en su responsabilidad de proveer para que la luz brille, la iglesia se vuelve débil e indefensa.
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