Estudio de Filipenses - Un mismo sentir

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La importancia de tener el mismo sentir.

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Filipenses 2.1–2 RVR60
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

¿Se puede tener un mismo sentir?

El apóstol Pablo enumera una lista hermosa de ciertas características de la iglesia en Filipos, porque cuando dice, “si hay alguna consolación”, es porque lo había. Y menciona la consolación en Cristo, la consolación de amor, la comunión del Espíritu, el afecto profundo entre ellos, la misericordia…”
Si todo esto lo podían hacer, entonces también podían hacer otras cosas, igualmente importantes. Y que al hacerlo completarían el gozo del apóstol Pablo. Esas cosas eran:
(1) El mismo sentir.
(2) Que tengan el mismo amor.
(3) Que logren la unanimidad.
(4) Sientan una misma cosa.
(BJ) Literalmente en griego dice: “que lo mismo penséis; el mismo amor teniendo; de una misma alma y lo mismo teniendo la misma intención”.
Vale la pena señalar que lo que pensamos genera lo que sentimos, incluso el grado y la intensidad de amor que demostramos.
Filipenses 2.3–4 RVR60
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Evidentemente las características dignas de alabanza que menciona al principio estaban desbalanceadas por la profunda falta de tener, no solo un mismo sentir, sino también un mismo amor.
Y al no tener un mismo amor, sentir, se manifestaban la contienda, la vanagloria, el orgullo, cada uno miraba por lo suyo propio, etc.
Y no es cuestión de que estas cosas simplemente no estén, porque podemos tratar de esforzarnos y pelear contra estas cosas, y sería peor, en su lugar debemos esforzarnos por amar de una manera más profunda. Es como la oscuridad, en realidad no existe, al oscuridad en realidad es la falta de luz. Con el amor pasa lo mismo, cuando no hay amor, aparecen la contienda, la vanagloria, el orgullo, el egoísmo.
La respuesta de Pablo a este problema, se encuentran en los siguientes versículos.
Filipenses 2.5–11 RVR60
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

¿Qué nos puede unir en un mismo sentir?

Enseguida, Pablo da una respuesta y una salida a los problemas en las relaciones por la falta de amor. Y es, imitar el sentir o la actitud de Cristo que fue completamente diferente a la actitud de Lucifer el cual ambicionó un lugar mayor y quiso ser igual a Dios.
Ezequiel 28.2 RVR60
Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios;
Ezequiel 28.17 RVR60
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
En cambio Cristo siendo de la misma forma de Dios, o mejor dicho, de la misma naturaleza de Dios (morfh: morfé significa tanto “forma como naturaleza), siendo igual a Dios, se despojó a sí mismo y no quiso conservar esa condición, “no se aferró a su categoría de Dios” (NBE).
Por eso, los que se mueven con el espíritu satánico siempre están buscando igualar, desplazar a otros y superarlos, pero los que se mueven en el espíritu de Cristo, se despojan de sus prerrogativas, privilegios y posición para poder servir a sus semejantes. Este es el sentir o pensamiento de Cristo que debemos tener.
El sentir de Cristo es despojarse, humillarse, obedecer. Y la obediencia nos lleva a humillarnos, y despojarnos.
Mateo 23.11–12 RVR60
El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Romanos 12.3 RVR60
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Gálatas 6.3 RVR60
Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.
1 Corintios 1.28 RVR60
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,

Obediencia al 100%

Jesucristo enfocó su vida en la obediencia, la obediencia a todo costo. “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Adán por su desobediencia murió, pero Jesús murió por su obediencia. Uno trajo la muerte, y el otro la vida. Este sentir que hubo en Cristo debe caracterizar a todos sus seguidores. Cualquiera sea el costo, la obediencia a Dios debe ser nuestra máxima aspiración.
El resultado fue que:
(1) Dios lo elevó a lo máximo: lo exaltó hasta la sumo o “lo encumbró sobre todo”;
(2) Dios le dio un nombre de máxima jerarquía y autoridad: Le dio un nombre que es sobre todo nombre o “le concedió el título que sobrepasa todo título” (NBE)
(3) Dios hizo de Cristo el centro de la adoración del cielo, de la tierra y del abismo, es decir, debajo de la tierra. “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra”.
Aquí Pablo hace referencia a Isaías.
Isaías 45.22–23 RVR60
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
Vemos, por lo tanto que en Isaías es Dios quien habla: “Yo soy Dios y no hay más” y es Dios quien hace una promesa diciendo “a mí se doblará toda rodilla”, Y aquí el apóstol Pablo cambió el tiempo del verbo y dice, “se doble” toda rodilla. o sea se presenta la acción como alcanzada.
Por lo tanto, en Jesucristo se cumple la promesa de Isaías 46:23, “para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla”.
¿Las rodillas de quienes?
(a) De los que están en los cielos, o de “los seres celestiales” sean ángeles, arcángeles y todas las huestes celestiales
(b) De los que están en la tierra, es decir, de todos los seres humanos y
(c) De los que están bajo la tierra, de los que habitan en el abismo, los espíritus infernales.

CONCLUSIÓN

Igual que en la iglesia en Filipos también nosotros tenemos muchas cosas elogiables, que producen gozo y alegría. Podríamos hasta mencionar algunas de las virtudes que nos destacan como iglesia.
Pero también podemos mencionar lo que nos falta “para que nuestro gozo sea cumplido”.
Filipenses 2.5 RVR60
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
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