De esclavos a libres
Esclavos en la mentira
HIJO DEL HOMBRE Expresión que se usaba en el AT para enfatizar la debilidad del ser humano frente a la grandeza de Dios (“¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el h. del h., para que lo visites?” [Sal. 8:4]). Así llama Dios al profeta Ezequiel unas noventa y dos veces. Este título aparece en el libro de Daniel, que habla de “un h. de h.” que venía “con las nubes del cielo” al cual “le fue dado dominio, gloria y reino” (Dn. 7:13–14). Posteriormente, en el libro pseudoepigráfico de Enoc aparece un “H. del H.” que es presentado con muchos detalles como el Mesías (En. 46 al 48). En tiempos del Señor Jesús, por lo tanto, el título se entendía como perteneciente al Mesías. Con él se apunta hacia el hecho de que él personifica la nueva humanidad. Él es el “postrer Adán” (1 Co. 15:45).
El Señor Jesús se refirió a sí mismo como el H. del H. unas ochenta veces. En algunas ocasiones queriendo decir: “Yo”. En muchas otras utilizaba la expresión en relación con sus acciones (“El H. del H. no tiene dónde recostar su cabeza” [Mt. 8:20]; “Vino el H. del H., que come y bebe…” [Lc. 7:34]), así como para referirse a los sufrimientos que padecería (“el H. del H. será entregado en manos de hombres” [Lc. 9:44]), o para hablar sobre la gloria que tendría en su regreso a la tierra (“Entonces aparecerá la señal del H. del H. en el cielo … y verán al H. del H. viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” [Mt. 24:30]).